Diario de pasión, Capitulo X, (FINAL) "Damián, el poderoso Damián"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Diosdelagua.
-Madre ¿Tu aún quieres a mi papá?- Pregunté seriamente, estaba en el sillón de la sala recostado en el regazo de mi madre mientras ella pasaba sus dedos por mi cabello, es una de las cosas que me encanta que me hagan- Sabes Yair, cuando eres joven tienes sueños e ilusiones, quieres comerte el mundo, crees que nada es imposible y te sientes con deseos de derribar cualquier barrera que se te presente, pero lo cierto es, que nada en la vida resulta exactamente como lo planeas, no me mal entiendas, yo jamás me imagine casada y con hijos, quería recorrer todos los países y fotografiarlos, pero, cuando vi a ese hombre tan seguro de sí mismo, tan educado y elegante pues, nada más importó, renuncié a todo por el amor y me casé y años después llegaste tú a nuestras vidas, eso es el amor Yair, es darlo todo por la persona a quien se quiere, olvidar tus sueños y tus deseos porque hay algo mucho mejor así que de no amarlo, no seguiríamos aquí- Dijo mi madre y entonces me abrazó, yo simplemente sonreí porque ella siempre sabia como levantarme el animo
Era el mes de diciembre, faltaban solo algunos días para que terminara el año 2012, era un joven de dieciocho años con una mente nueva y una actitud positiva, apenas era mi primer año estudiando psicología y ya había identificado y curado ciertos aspectos de mi vida, solo me quedaban dos caminos, llorar y deprimirme de por vida o seguir adelante y sobrevivir, renuncié a la vida de fiestas y diversiones, además gracias a que ya no estaba en esa preparatoria ya había perdido la pista de todos mis compañeros fiesteros, me hice de un pequeño grupo de amigos que eran igual de locos que yo, por primera vez podía decir que nada me faltaba, tenía un techo, comida, a mis padres, salud y un futuro prometedor, no podía quejarme así que dejé de pensar en las cosas tristes desde hace mucho tiempo, digamos que aprendí a ser una persona normal, ya no me importaba el físico ni tampoco el ser arrogante y el deseo de todo hombre en la tierra, era yo mismo, solo por breves momentos de mi rutina diaria me permitía ponerme triste o tal vez llorar, un poco de depresión no le hace mal a nadie, adquirí una nueva imagen, al ser invierno me encantaba usar suéteres negros con bufandas del mismo color, usaba lentes para ocultar el color de mis ojos, era una persona nueva y el viejo Yair estaba muriendo lentamente y eso me daba gusto
– Entonces te veré en mi casa el domingo a las tres de la tarde para terminar nuestro proyecto- Dijo mi compañero Jorge, un chico atractivo y muy odioso, era hijo de un político de la ciudad así que prácticamente nadaba en dinero, Jorge se la pasaba haciendo chistes sobre las clases sociales y en especial de la clase obrera, en más de una ocasión lo puse en su lugar, pero a pesar de todo parecía que yo le agradaba porque siempre quería hablar conmigo, de cualquier cosa, Jorge me recordaba mucho a mi cuando tenía 17 años, pero a pesar de lo odioso que era, me agradaba, sus ojos eran color miel, al igual que su cabello, su piel clara con algunas pecas, de cierta formas sus ojos me recordaban a los de mi mejor amigo o de quien era mi mejor amigo, por lo que siempre que sus ojos se encontraban con los míos, le cambiaba el nombre, lo llame Roger más de una vez, Jorge y yo quedamos de terminar un proyecto de neurofisiología en su casa donde conocería a su papá, su madre había muerto cuando él era muy pequeño y no tenía madrastra por lo que la casa seria nuestra.
Como todo adolescente normal, tenía algunos conflictos con mis padres, sobre todo porque soy muy persistente en todo, quería una motocicleta, estaba harto de caminar y de tomar taxis y autobuses, además todos mis amigos tenían una y yo no quería quedar excluido, pero como cualquier padres con sentido común, la respuesta fue un rotundo “No” Como no soy una persona conformista ni que se rinde ante el primer intento, comencé a trabajar por ella, aun no tenía experiencia laboral como para trabajar en clínicas o psiquiátricos y no quería “Vender la caricia” Como decimos en México, así que trabajé en lo primero que se me ocurrió, fui mesero en un restaurante muy famoso en la ciudad, solo tuve que pedir el trabajo y me lo dieron a la primera, no sé, tal vez querían jóvenes con mi apariencia para darle imagen al lugar. No tenía problema con ser mesero, solo el soportar a los niños cuando no sabían que comida ordenar o cuando me pedían una cita, eso sí era incomodo, sobre todo cuando la invitación venia de ancianos pervertidos o mujeres alcohólicas, el lugar recibía a toda clase de personas, sobre todo personas de la política y personas ricas y allí lo encontré, había salido de la escuela a las 2:00 pm y mi turno empezaba a las 3:00 pm para salir a las 9:00 pm
– Oye Yair, ese señor quiere que lo atiendas- Dijo una compañera del trabajo- Pensé que ibas a hacerlo tú- Respondí algo confundido- Pues así lo hice pero me dijo que quiere que tú lo atiendas, creo que te conoce- Dijo Samanta- Está bien, allá voy- Tomé mi libreta donde anotaba las ordenes y caminé hasta la mesa número seis, cuando estuve frente a él no pude ver su rostro porque lo estaba ocultando tras el menú- Buenas tardes, mi nombre es Yair y voy a ser su mesero ¿Qué le gustaría ordenar?- Dije de forma educada y seria- ¿Qué hace un joven tan guapo como tú en un trabajo tan horroroso- Bueno, gracias por las flores… ¿Qué le gustaría ordenar?- Reí un poco al responderle- Primero respóndeme ¿Qué hace un chico tan guapo como tú, en un trabajo tan horroroso?- Volvió a preguntar el hombre, su cabello era lacio y castaño, lo llevaba peinado hacia el lado izquierdo, su piel era color arena, identifiqué que estaba bronceado, su mirada era penetrante y sería pero al mismo tiempo muy seductora pero sus ojos, eran hermosos, unos ojos azules muy hipnotizantes pero nada fuera de lo común para mí- Pues, si finalmente me dice que va a ordenar y me deja seguir trabajando, le diré porque estoy aquí- Dije otra vez con una ligera risa- Está bien, tráeme… Lo que tú quieras- Dijo el hombre cuyo nombre desconocía, su voz era tan grave que me parecía tan atractiva “Basta Yair, no, solo es una persona más” Me decía en mi mente para dejar de pensar en esas cosas- Muy bien, le traeré las sobras de las demás mesas, usted dijo que trajera lo que yo quisiera- Volví a reír y él se quitó sus lentes- ¿Qué es lo más dulce del menú?- Preguntó el sexy hombre de ojos azules- No lo sé, creo que… Yo- Dije para romper el hielo, no podía creerlo, mi lado obscuro estaba saliendo a flote nuevamente, como si fuera una parte obscura que solo se hacía presente cuando aparecía un posible amante- Entonces quiero doble poste- Rió el también mirándome a los ojos, en un momento el sonido de su celular nos interrumpió, contestó y se preparó para irse- Ya tengo que irme- Dijo poniéndose de pie, yo le pedí que me disculpara por hacerle perder el tiempo, entonces él dijo “La verdad es que solo vine para hablar contigo, he comido aquí antes pero nunca había tenido la suerte de hablar contigo, tengo que irme, pero espero verte otra vez”
Después de decirme eso, me guiñó un ojo y se fue, prácticamente tuve que tomar aire para recuperarme de mis sensaciones, después de eso, el día transcurrió no tan normal porque su voz no dejaba de sonar en mi cabeza, era tan masculina y sus ojos, ojos que parecían estar hecho de fragmentos del mar, mis favoritos son los castaños y los negros pero no estaban de mal ver los suyos, era un hombre muy guapo y usaba un traje donde se marcaba la forma de su cuerpo, tenía un bigote que en vez de hacerlo ver mayor, iba a la par con su voz, era un hombre de verdad
El domingo por la tarde fui puntual a la cita con mi compañero Jorge, a las tres de la tarde toqué la puerta de su casa para poder comenzar con nuestro proyecto que debíamos entregar antes de salir de vacaciones- Pasa Yair, ven- Dijo Jorge invitándome a pasar a su casa y llevándome hasta la sala, dejé mi maletín en uno de los sillones cuando de pronto Jorge dijo- Papá, quiero presentarte a mi amigo Yair, está en la universidad conmigo- Yo estaba sacando unos libros pero me di la vuelta para saludar al padre de Jorge- Mucho gusto señor, mi nombre es Yair…- Logré decir pero entonces me quedé frio, allí estaba ese atractivo hombre de los ojos azules y voz seductora, tragué saliva al tenerlo frente a mi mientras sonreía y me extendía su mano, cuando mi piel tocó la suya fue una sensación indescriptible, era tan fuerte y a la vez sensible, ahora ya no estaba vestido de esa forma elegante como cuando lo conocí, traía ropa casual, en la línea en forma de V de su playera se veían algunos bellos de su pecho y sus brazos trabajados y musculosos, debía tener más de 40 años pero se veía como de 30, la clase de hombre que es como el vino, con los años se ponía más bueno- Mucho gusto Yair, yo soy Damián, el padre de Jorge- Dijo mientras soltaba mi mano y sonreía como si hubiera conocido a una especie de héroe- Yair es muy inteligente papá y muy centrado y esas cosas- Dijo Jorge alabándome frente a su padre, algo me decía que por su actitud Jorge no tenía muchos amigos, por eso me presentó con gran interés ante su padre- Bueno jovencito, espero que le enseñes muchas cosas a mi hijo que necesitas buenos modales y costumbres- Dijo Damián como si se estuviera burlando- Gracias Jorge, de hecho todo fue gracias a mis padres y a que supieron educarme bien- Dije en respuesta al comentario de Damián, insinuando que era un mal padre por haber criado a un hijo que sentía que debía pasar sobre quien sea y presumir su dinero
– Yair ¿No tienes inconveniente en quedarte sólo un rato con mi papá? Es que tengo que ir a comprar lo que necesitamos para la exposición, no tuve tiempo de ir en la mañana- Dijo Jorge para justificar su falta de responsabilidad- No hay problema, si quieres puedo ir y regresar en un rato o como tú quieras- Yo no tenía miedo de quedarme sólo con Damián, al contrario, me daba lo mismo, ahora que sabía que era el padre de mi “Amigo” Se había ido esa magia que existía el día que lo conocí
Jorge se fue después de un rato y yo me quedé sentado en su enorme sala, de pronto su padre llegó y se sentó en cerca de mí- Hola Yair ¿Me recuerdas?- Dijo Damián usando su voz seductora, creo que todos somos conscientes de lo que nos hace atractivos y lo explotamos al máximo, en Damián eran muchas cosas pero la que sobresalía era su voz- Sí, eres el padre de mi amigo que gusta de ir a restaurantes a ligar con los meseros- Contesté y el rió otra vez- Bueno soy viudo, creo que puedo buscar cariño con otras personas- Dijo Damián para recordarme que su esposa había muerto hace muchos años- Lastima que yo no estoy interesado ¿O creíste que sí?- Respondí mientras me cruzaba de brazos- Estoy seguro de que sí, yo no puedo resistirme a los jovencitos guapos y algo me dice que el sueño de todo chico de tu edad es un hombre como yo, pero te confieso que nunca me había encontrado con alguien como tú- Dijo Damián acercándose más a mí- ¿Tienes idea de cuantas veces he escuchado eso antes? ¿Esa es tu mejor táctica?- Pregunté mientras me reía- No, pero deben ser muchas, nunca había conocido a alguien con tu mirada, con tu cabello, tus facciones, tu personalidad ¿Por qué ocultas esos ojos tras esos lentes?- Dijo Damián en referencia a mis lentes que usaba para leer- Hay mucho que contar, solo que no tengo el tiempo ni las ganas, tal vez algún día te hable al respecto- Agregué para que dejara de hacerme preguntas, odio que hagan eso- Solo espero que vengas más seguido, así puedo verte y acercarme más a ti- Está bien, podemos ser amigos Damián, solo que tengo que decirte que como padre eres un fracaso y algo me dice que como político también- Dije en sentido de broma y de sinceridad- Lo que acabas de decir debió molestarme pero el solo ver tus labios me calienta ¿Qué tal unos besos?- Sugirió Damián poniendo su mano sobre mi pierna- Ok pero hoy no puedo ¿Qué tal si lo dejamos para un sábado entre semana?- Pregunte mientras sonreía- Oye pero no existen los sábados entre semana- Dijo Damián confundido- Exacto…- Dije mientras me ponía de pie, le guiñaba el ojo y me iba a mi casa
Me disculpé con mi nuevo amigo, Jorge, diciéndole que tenía cosas que hacer por lo que no pude esperarlo más tiempo, no quería quedarme ahí charlando con su padre, entendí que Jorge actuaba de esa manera porque no tenía amigos, era un chico solitario lleno de lujos lo cual lo hizo crecer como un malcriado, pero aún tenía a Damián en mi mente, era la clase de hombre que me encantan, el poder es un gran afrodisiaco y Damián era una persona muy poderosa, inteligente, varonil y astuto, era justo lo que siempre necesité- Buenas tardes, mi nombre es Yair y voy a ser su mesero ¿Ya sabe que va a ordenar?- Pregunté acercándome a una mesa- ¿No deberías estar en casa como todo niño bueno, haciendo tus tareas?- Preguntó Damián bajando el menú para mostrarme su rostro, yo reí un poco al darme cuenta de que era él- ¿No deberías estar en tu oficina robándole al país?- Sugerí con una sonrisa pícara, él actuó como indignado y después me pido que me sentara a comer con él- Eso es imposible, estoy en horas de trabajo- Dije para justificarme- ¿Por qué trabajas aquí? Estudias con mi hijo, debes tener una buena posición económica o ¿Eres becado?- Me interrogó Damián solo que ahora si estaba de humor para responderle- Pues, quiero una motocicleta, mis padres no quieren comprármela y por eso estoy trabajando, no tengo problema en trabajar aquí y ganármela por mi cuenta, solo que no sabía que me encontraría con señores tan chismosos y seductores como tú- Respondí otra vez sonriendo
Los encuentros con Damián fueron cada vez más frecuentes, comía todos los días en el restaurante y me daba exageradas propinas siempre que lo atendía porque eso pedía el, que yo lo atendiera siempre, con la excusa que era amigo de su hijo, Damián se había ganado mi amistad, pero solo eso, lo veía como un amigo con el que podía hacer bromas sobre sexo y jugar a las miradas seductoras, me gustaba las frases que usaba y a él le encantaba la manera en que yo las respondía, Damián y yo éramos buenos amigos con el paso del tiempo, lo veía como un amigo adulto, yo ya era un adulto joven, pero él tenía más experiencia, lo que más me gustaba de Damián, era que no se acercó a mí con romanticismos, con frases vanas y huecas, iba a lo que iba, era directo y sin miedo a la reacción de los demás, eso teníamos en común, por lo que pronto se ganó mi confianza
Una tarde cualquiera un chico tocó a mi puerta, traía unas hojas que debía firmar, le pregunté para que era y me dijo que era un paquete, firmé sin ningún problema, cuando de pronto salí a la calle y ahí estaba, era la motocicleta más moderna, la más cara, la más hermosa que jamás había visto, puse mi mano en mi cara y de inmediato até cabos y dije “Damián, tenías que ser tu” Por la tarde fui a verlo a su casa, Jorge no estaba así que podía hablar con él con toda libertad- Yair ¡Qué sorpresa! Vienes a verme a mí- Dijo Damián entre risas invitándome a pasar, yo estaba en una guerra de sentimientos y uno de ellos era el coraje- Damián ¿Por qué me compraste esa motocicleta?- Pregunte algo serio- ¿Cómo supiste que fui yo?- Preguntó confundido- Pues es que no creo que las empresas inmobiliarias regalen motocicletas así de caras a extraños y las formas que firme tenían tu nombre como comprador- Dije con un tono de gracias- No tenías que comprarme algo así, tu y yo solo somos amigos, no necesito ese tipo de regalos que se pueden mal entender, yo no soy ningún amante al que tienes que comprarle ese tipo de cosas para mantenerlo contento- Reclamé enojado- Yair, nunca fue mi intención insinuarte nada, te lo mereces, me has demostrado que eres un buen estudiante, sensato, maduro, trabajador, tómalo como un regalo por tu esfuerzo, en verdad creo que a Jorge le convienen amigos como tu, por favor acéptala- Dijo Damián acercándose a mí- No, eso sería comprometerme contigo y yo no quiero que te sientas con derechos sobre mí- Dije para terminar con la contienda- Mira, para que estés más tranquilo puedes, pagármela, con lo de tu trabajo, tómalo como si la hubieras comprado a largo plazo, en serio, por mí no hay problema, solo que… Ahora me gustas más, me encanta cuando alguien me rechaza- Dijo Damián poniéndome erecto y sonrojado
– Damián tu no cambias, está bien, pero no quiero una motocicleta tan ostentosa, que sea una menos “De tu estilo de vida”- Dije mientras estrechaba su mano en sentido de agradecimiento, en un segundo sentí como me jalaba hacia él y me besaba, nos hundíamos en un beso apasionado, delicioso, su bigote me raspaba en los labios y eso me puso al límite, sus manos tenían mis manos apretadas pero las soltó para poder recorrer su espalda, las suyas se acercaron a mi cintura para poder sentirla, su lengua buscaba la mía para demostrarnos quien sabía besar mejor, algunas mordidas en los labios se hicieron presentes y cuando finalmente nos separamos nos sonreímos mutuamente, de pronto me acerqué a él y le di un golpe en su ingle con mi rodilla causándole mucho dolor- Eres un aprovechado, adiós- Dije mientras me iba y le guiñaba un ojo, el cayó en el mueble mientras gemía del dolor, ¿Qué puedo decir? Me molestó que fuera tan atrevido conmigo
Los días siguieron pasando y yo ya tenía motocicleta nueva, menos ostentosa y cumplía con mi promesa de pagarle a Damián casa semana por mi regalo, Damián cada día se hacía más atractivo para mí, desde ese beso ya no nos vimos de la misma manera, pasamos de los juegos y las insinuaciones a los pensamientos reales, me excitaba verlo con sus camisas de botones desabrochados, me gustaba escuchar su voz y cuando me tomaba por sorpresa y pasaba sus manos por mi piel, Damián me encantaba, tanto como para tener sexo con él, para reunir 10 amantes en total
Era el 31 de diciembre, solo faltaban unas horas para que terminara el año, yo sabía perfectamente que Jorge no estaba en su casa, pasaría el día con sus amigos, Damián estaba sólo en su casa así que era el momento, caminé hasta su casa y con mucha seguridad toqué la puerta, en cuanto el abrió, la cerré y me eché sobre él, con ganas, lo besé, le dije que estaba muerto en deseo por estar con él, que estaba quemándome porque me lo hiciera, Damián traía una camisa color rojo que solo lo hacía ver más excitante, más varonil, quería comérmelo a besos, morderlo hasta hacerlo venir una y otra vez, estaba poseído por mis demonios, por los recuerdos, por mi yo que es un dios del sexo, ese espíritu volvía a poseerme una vez más, llevé a Damián hasta la sala donde le desabroche poco a poco su camisa para encontrarme con su cuerpo, era tan sexy, sus pectorales cubiertos por un delgado vello color castaño, su abdomen plano con músculos trabajados, sus hombros tan varoniles, sus brazos musculosos, su rostro, era como materializar mis experiencias pasadas y desahogarlas con Damián, sus labios se comían los míos, sus manos prácticamente me arrancaron la ropa para saborear mi cuerpo, yo me retorcía de un lugar a otro cuando sus manos tocaban mi cuerpo, como me hablaba, su tono de voz, su virilidad, ahí estábamos los dos, besándonos y tocándonos en la sala de su casa, no pude resistirme más, lo besé en los labios un largo rato hasta que fui bajando por su cuello, sus pectorales, su abdomen, hasta encontrarme con el cierre de su pantalón, lo desabroché poco a poco hasta encontrarme con su ropa interior, con ese bulto tan grande y que había manchado su bóxer, lo acaricié, lo mordí, lo besé, Damián tenia las mano en su rostro, el placer lo estaba matando, baje su ropa interior y me encontré con su pene, circuncidado, enorme, limpio, lo metí en mi boca y lo succioné con ganas, una y otra vez, como loco, de arriba abajo, Damián temblaba mientras recostaba su cuerpo en los cojines, estaba gimiendo, gruñendo, haciendo justo lo que me gusta sin que yo tuviera que pedírselo, me encantaba el sabor de su miembro, su textura, su tamaño, Damián me volvía loco
– Ven aquí- Dijo en cuanto se echó sobre mí, empezó por lamer mi pecho, mis pezones recibían cosquillas por culpa de su bigote, gemí como si estuvieran matándome, él introdujo sus dedos en mi boca para callarme, entrelazaba sus piernas con las mías y me tallaba su paquete en mi orificio, era una desesperación por estar uno dentro del otro que nos estaba consumiendo, me masturbaba, me metía sus dedos, me decía cosas mientras me mordía el cuello, nuestro calor estaba creciendo y eso que aún no venían las penetraciones, me llevó cargado hasta su habitación, nos tumbamos en su cama aun acariciándonos, se echó encima de mi mientras nuestros penes se rozaban, me lamio los hombros, me mordió los labios, no queríamos venirnos aun cuando estábamos a punto de explotar, mi pene alcanzó un tamaño desconocido para mí y el suyo, solo tenía en mente como regresar a casa sin poder caminar, sus pectorales fueron devoramos por mi boca, sus brazos, su bigote era tan exquisito al rozar mi piel y erizarme, me arrancó mi ropa interior e introdujo su lengua en mi hoyito para hacerme gemir, morder las sabanas, se deleitaba dilatándome con su lengua, por ratos introducía sus dedos hasta que la presión fue menos, me daba nalgadas, me mordía los glúteos- Damián ¿Quién diría que eras tan travieso?- Dije mordiéndome los labios, no me respondió, solo metió su pene hasta el fondo y lo sacó rápidamente, me dio un choque eléctrico, me estaba preparando para saber hasta dónde podía llegar en mis entrañas
En un momento sentí como ponía sus rodillas en la parte trasera de las mías, me tenía en posición, me penetró fuertemente y se pegó más a mí, sujetó mi cintura con sus manos y me pegó más a él, quería que la penetración fuera lo suficientemente profunda, me retorcí en la cama como una bestia, quería que se saliera porque me dolía pero me gustaba, se puso un anillo vibrador, yo jamás había usado uno pero me estaba matando, me estaba haciendo desmayar, gemí una y otra vez apretando las sabanas pero Damián no se salía, solo me deje caer en la cama casi muerto del placer mientras el comenzaba a envestirme, era tan delicioso y placentero como vibraba su pene dentro de mí, como sus manos lujuriosas recorrían mis manos, me levantaba por ratos para pellizcarme los pezones y besarme- Soy una bestia que tienes que domar a envestidas- Le dije causando su éxtasis, me tumbó nuevamente, me penetro con ganas, me envestía, mi pene sentía cosquillas, dolor, calor, hasta que de pronto se salió de mí, me hizo cabalgarlo para asegurarse de que disfrutara la experiencia y vaya que lo estaba haciendo, me movía como un experto, retorciendo su pene dentro de mí,
Damián restregaba sus manos en su cara mientras yo me acercaba a su pecho para lamer sus pezones, sus pectorales, para morder su abdomen, me contraía más y más para hacerlo caer en la locura como él lo hacía conmigo. En un momento me tomó en sus brazos y me cargó para después caer en la cama encima de mí, sobre mí, grite por el golpe de la penetración y le entendí los brazos para que me abrazara, que me estrujara en sus brazos tan ricos, sus ojos me infringían deseo y los míos en los suyo miedo, porque sabía que yo no era ningún primerizo, me llevaba a las paredes y allí me daba duro, en el suelo, en el espaldar de la cama
De pronto sentí como su pene crecía dentro de mi orificio, creció tanto que de pronto escupió su semen dentro de mí, le jale en cabello cuando se vino llenándome con su semen caliente, pero ahí no termino todo, yo quería más y más, placer, electricidad, venidas, pasé horas haciendo venir a Damián, sexo oral, cabalgadas, envestidas, caricias, hasta que quedamos cansados, sudados, agotados y dormidos en su cama…
– Fue fantástico- Decía Damián mientras me besaba otra vez, estábamos cubiertos por una sabana tratando de recuperarnos de nuestro placentero acto- Si verdad, estuvo bien para mi despedida- Dije sonriendo- ¿Despedida, a que te refieres?- Preguntó Damián confundido- Bueno es que, he hecho esto durante mucho tiempo, contigo ya son 10 hombres y, ya no quiero volver a hacerlo, tú fuiste el último hombre en mi vida, mi decimo amante- Dije tomando su mano y hablando son seriedad- Pero ¿Por qué? Yo aún tengo tanto que enseñarte, que abrazarte y quererte, Yair, no digas que esta fue la última vez en tu vida- Dijo Damián algo desilusionado- Damián, tu eres un hombre, deberías buscar otra mujer y casarte, algo me dice que tu hijo necesita atención de tu parte y una figura materna, no es que quiera meterme en tu vida, no me lo tomes a mal, pero lo que menos necesitas es una aventura con chico de 18 años, tú lo dijiste, crees que soy una persona sensata y madura y por eso debo hacer esto, ya no habrá más hombre es mi vida, eso ya me ha traído problemas y para que no te lo preguntes soy bisexual, también me gustan las mujeres y creo que tú también lo eres- Respondí con una sonrisa, me encantaba encontrarme con otros bisexuales- Piénsalo mejor, Yo podría dártelo todo Yair, viajes, lujos, todo, estudiarías en las mejores escuelas, tendrías la mejor ropa, los mejores autos, por favor Yair, piénsalo muy bien, te daría el mundo entero si te quedas conmigo- Dijo Damián mientras me besaba- Damián, tu no me quieres a mí, solo quieres que sea tu mujerzuela privada y eso yo no lo seré, no hay nadie que pueda comprarme o poseerme, yo no le pertenezco a nadie, lo siento, pero esta fue la primera y la última vez que estuvimos juntos, entiéndeme por favor- Dije para tratar de convencerlo, él después de reflexionar algunos minutos acepto lo que le propuse, no hablaríamos de esto con nadie pero, ya no lo haríamos más
Damián me llevó a mi casa después de nuestra larga conversación, su lujoso auto llego hasta la acera y después mientras me bajaba me dijo “Si cambias de opinión o algún día necesitas algo solo llámame, sabes que cuentas conmigo para lo que sea” Dijo y después me dio una nalgada mientras me guiñaba el ojos, yo solo me reí y caminé hasta mi casa, eran las 5:50 PM, la celebración por el año nuevo, pronto iba a comenzar
Me vestí muy bien, con ropa nueva pero abrigadora porque después de todo al ser invierno hacia frio, en la calle, los vecinos había preparado una fiesta donde participaban todo, incluso mis padres, había música, comida, diversión, cohetes, que no eran mi parte favorita, la gente estaba lista para recibir el 2013 con nuevos propósitos, nuevas metas, con ganas de ser mejores, de renunciar a su pasado y mirar adelante, uno de ellos era yo, finalmente había cerrado el ciclo de mis pasiones, ya no habría más hombres en mi vida, no en muchos años, no porque pensara que estaba mal o que me diera miedo o desconfianza, sino porque ya había tenido suficiente, sí, me divertí mucho, me la pase genial pero, eso no era lo que quería, solo sexo y palabras bonitas, los hombres somos muy traicioneros por naturaleza, ahora el pensar en dos hombres como pareja, era una bomba de tiempo en cualquier corazón, no digo que todos son así pero, yo ya estaba harto de andar buscando por ahí, Mis padres estaban ahí conmigo, me amaban, tenía un futuro por delante, sueños e ilusiones que alcanzar, no todo estaba perdido, inhalé un poco de ese aire frio que tiene el invierno, con su aroma a pinos por los árboles de navidad que aún estaban en las salas de las casas, mi corazón experimento una especie de cosquilleo mientras me sentía en paz, sano, bien, no todo estaba mal, en un segundo, sentí como si alguien estuviera detrás de mi
Era Roger, me miraba de una forma que no podía interpretar, me puse algo nostálgico al verlo allí parado frente a mí, le extendí la mano y con la mirada le pedía que me perdonara por todo lo que habíamos pasado- ¿Amigos?- Dije mirándolo a los ojos, hacía mucho tiempo que no lo veía, tal vez mis padres lo invitaron porque ellos son amigos de los padres de Roger- No- Respondió Roger causándome una punzada en el corazón, de pronto su expresión fría se suavizo mientras abría sus brazos y me rodeaba mientras decía- Hermanos- Lo abracé fuertemente, extrañaba tanto a mi mejor amigo, nos estábamos reconciliándonos, podríamos volver a ser los mejores amigos de todo el mundo, lo estruje hasta casi lastimarlo pero no quería dejarlo ir, lo quería tanto, era mi hermano, mi mejor amigo, mi amigo de aventuras, ahora mi vida estaba mucho mejor, le sonreí a mi amigo y a mi madre, ella se había dado cuenta de que nos habíamos reconciliado, todo había mejorado con el paso de tiempo, solo que, aun tenía algo que hacer
Entré a la casa sin que nadie se diera cuenta, eran las 11:43 pm, la sala estaba en la oscuridad, solo la luz de la puerta principal estaba encendida, como todos estaban en la calle, las casas estaban apagadas, tomé el teléfono y lo escondí en la bolsa de mi pantalón, no sé por qué pero lo hice, como si no quisiera que nadie supiera lo que iba a hacer, subí por las escaleras con un nudo en la garganta y con mucho miedo, entré a mi cuarto con mucho cuidado, cerré la puerta con seguro para que nadie me interrumpiera, apagué la luz para que nadie se diera cuenta de que estaba allí, busqué en una libreta un número de teléfono, arranqué la hoja y me senté en la cama mientras reunía el valor suficiente para marcar ese número, cuando estuve listo y supe que decir, lo hice, cada tecla era más difícil de marcar que la otra, estaba muy nervioso para hacerlo pero ya no había marcha atrás, comenzó a sonar para indicarme que la llamada se estaba realizando, cada uno de esos sonidos era un golpe más de miedo en mi corazón, hasta que escuche “Estás llamando al celular de Eduardo, por el momento no puedo responderte pero si me dejas un mensaje te devolveré la llamada lo antes posible…” La contestadora, para colmo Eduardo no contestó, seguramente estaba de fiesta y no atendía el celular, un sonido me indicó que dejara el mensaje y entonces
– Hola Eduardo soy yo… Yair, debe ser una sorpresa para ti que te llame, después de mucho tiempo sin saber de mí, mi mamá a veces me cuenta cosas sobre ti, he crecido mucho este tiempo, ya no soy un niño y han pasado muchas cosas sabes- Me aclaré la voz porque estaba quebrándose más a casa segundo- Bueno la verdad no sé porque te llamé, supongo que para mí es raro aun el no verte aquí con nosotros celebrando el año nuevo y yo quería decirte que… que… ¿Por qué tenías que irte así? ¿Por qué nunca regresaste? ¿Por qué te olvidaste de mí y me rompiste el corazón de esa manera, acaso no te importo, ya no soy nadie en tu vida? No tenías por qué arrumbarme así ¡Yo te amaba! ¡Te necesitaba! Mi vida te la llevaste tú, he pasado todos estos años esperándote, esperando que me digas que aún me quieres, que eres mi mejor amigo, mi primo, que todo seguirá igual que antes, pero al parecer ya no es así, al parecer no ocupo lugar en tu vida ¿Qué soy dime? ¿El primo a quien le hiciste el amor tanto tiempo y después lo botaste? ¿Por qué debías destruir mi corazón de esa manera? Pisotearme, matarme, no sabes las cosas que he pasado y cuanto te he necesitado, a veces cuando me despierto aun espero verte durmiendo ahí, junto a mí, que todos estos años solo han sido una pesadillas, que no soy infeliz ni miserable, que mi vida está llena de luz gracias a ti, que me cuidas y proteges, que aún me quieres, que me necesitas, esa promesa tuya esta tatuada en mi alma, esperando tu regreso, y cada día mi corazón se debilita más y más, porque no estás tú, sabes algo ¡Te amo, te amo, aunque no te guste escucharlo, te amo! Pero también te odio, te odio con todas mis fuerzas por haberme convertido en esto, por hacerme vivir los peores años de mi vida, sin siquiera una disculpa de tu parte, sin un punto final en todo esto, te odio porque te amo y me odio a mí por marte, por extrañarte, pero sabes, ya no te necesito, quédate allá donde estas, con tu vida de diversiones, de mujeres, de placer, yo estaré bien, voy a sobrevivir y a salir adelante y espero no volverte a ver nunca más, te voy a arrancar de mi corazón no importa cuando doloroso sea, te voy a olvidar y solo serás un trago amargo en mi vida Eduardo…- Respire hondo porque las lágrimas ya estaban invadiendo mi rostro- ¿A quién quiero engañar? Siempre voy a estar esperando por ti.- Dije mientras colgaba el teléfono y dejaba el mensaje
De pronto solté el teléfono dejándome caer al suelo, abrasé mis rodillas mientras lloraba, me decía otra vez “Todo va a estar bien” Mientras secaba mis lágrimas, de pronto escuche como la gente comenzaba a gritar y a cantar, muchos cohetes sonaban en el cielo y la música subió de volumen, el año nuevo había llegado ya, era momento de empezar otra vez, una vez más, más fuerte que nunca y más sabio que siempre, esperé unos segundos para tranquilizarme allí, en la oscuridad de mi cuarto, pensando en todo lo que había pasado en esos años, como esas personas pasaron en mi vida y se fueron, algunas pude volverlas a ver, otras no sé más de ellas, mi vida había sido ¿Buena o mala? No lo sabía, pero era mi vida, mis experiencias, mis sonrisas, mis lágrimas, mis recuerdos, eso era la vida, escribir una historia para cuando la vieras en retrospectiva en muchos años más, sonrieras y tal vez poder decir “Valió la pena” Eso era mi vida, pero lo mejor del asunto es que apenas estaba comenzando, recién empezaba a vivir. Quien sabe que cosas de paraba el destino, tal vez más lagrimas o ahora más sonrisas, todo dependía de mí. Me lavé la cara para deshacerme de mis lágrimas, me sequé la cara y respire hondo nuevamente, me deshice de la tristeza estirando mi cuello y diciéndome “Aquí vamos otra vez Yair” Finalmente me deshice de todo mal pensamiento, de toda amargura, abrí la puerta lentamente y bajé para recibir el año nuevo con mis padres…
Fin
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