Días de descontrol en la finca
Es la historia de como me vi en medio de un frenesí sexual con la familia de mi esposo, algo que nunca llegué a imaginarme..
Hola amigos. Me llamo Hector y les quiero contar cómo me vi en medio de una situación cachondísima con una familia bastante peculiar.
Esta serie de relatos contiene sexo gay, incesto, y sexo con adolescentes y niños. Si no les agrada, los invito a dejar de leer.
También de antemano les digo que este relato no tiene mucha acción, ya que es como un prólogo que explica todo el contexto de lo que pasó en esa finca, pero eventualmente llegaremos a la parte jugosa (y bien jugosa) de esta historia real (Obviamente he cambiado nombres, localidades y descripciones para proteger la identidad de los participantes).
Debo iniciar describiendome. Tengo 31 años, mido 175 y peso 76 kg. Tengo barba, soy un poco gordito tipo oso, bien velludo en pecho, barriga, espalda y piernas. Curiosamente mi culo no es velludo. Tengo una verga normal, de 15 cm, un poco gruesa. Soy 100% homosexual, me encantan los hombres y unicamente los hombres. Siempre he fantaseado con incesto, y si tuve unas experiencias con mi sobrino, pero esa no es la historia que contaré hoy.
Estoy casado hace 3 años, tengo un esposo que se llama Diego, quien tiene 35 años, es delgado, un poco más bajo que yo, con un cuerpo bien marcado y lampiño que me encanta. Diego es un hombre maravilloso, con quien tenemos una relación abierta desde hace un par de años, y hemos vivido una sexualidad bastante plena y satisfactoria. Ambos somor versátiles pero por lo general yo soy más activo que el.
Me llevo bastante bien con la familia de Diego, especialmente sus padres.
Hace aproximadamente un año, por chismes de la familia me enteré que a Camilo, el sobrino de mi esposo (en ese entonces tenía 15 años) le habían encontrado Grindr instalado en el celular, y al parecer se había puesto cita con varios hombres mayores que el. Quise averiguar más datos sobre qué había pasado exactamente (en la familia se armó un escándalo y un drama terrible ) pero no fue posible saber nada más sobre esto. Para aumentar la cosa, Camilo era bastante callado y tímido, y parece que nadie le logró sacar mayor información.
Adelantando unos cuantos meses, mi esposo me contó que para las vacaciones había alquilado una finca lejos de la ciudad, en la cual estaríamos unos días, y que planeaba invitar a toda su familia (sus padres, hermanos, sobrinos y cuñados). Yo accedí de buena manera, ya que tenía varios meses sin salir de la ciudad y me agradaba la idea de cambiar la rutina y pasear un poco.
Viajamos en caravana, en un auto mi esposo y yo, y en el otro sus papás con los dos sobrinos. Su hermana y cuñado quedaron pendientes de venir después de un par de días. Después de un par de horas llegamos a la finca, bastante linda, con muchos jardines y flores, una gran piscina, y a unos cientos de metros de distancia de la siguiente finca. Noté que la señal de celular era prácticamente nula, entonces aproveché para olvidarme del celular y enfocarme realmente en relajarme y descansar. Llegamos por la tarde, organizamos nuestra ropa, y nos dispusimos a relajarnos.
La finca tenía tres cuartos, uno grande para los papás de Diego, y dos medianos: uno con una cama doble que sería para Diego y yo, y uno con un sofá cama, una cama doble y una cama de dos pisos (camarote le dicen) para la hermana de Diego y su esposo, con los dos chicos. Ya he mencionado que la hermana y el cuñado de Diego llegarían después de unos días, por lo que al parecer los niños iban a dormir solos en el camarote mientras tanto.
Los niños querían meterse a la piscina, y mi esposo y yo aprovechamos y nos vestimos para entrar con ellos y bañarnos un rato. Cuando salí del cuarto después de haberme puesto el bañador, noté que Camilo se quedó mirandome de arriba a abajo, y me di cuenta que era la primera vez que me veía con tan poca ropa (Y yo a el!). Nunca habíamos compartido con él más allá de la ocasional reunión familiar, cumpleaños o navidad, por lo que se imaginarán mi sorpresa al verlo a él, vestido solo con una pantaloneta larga. Camilo cumplió recientemente los 16 años, es alto para su edad, delgado pero con el abdomen bien marcado (como me gusta). Tiene cabello negro liso, ni tan largo ni tan corto, y ojos cafes claros. Noté que le empezaba a salir vello en el ombligo y alrededor de los pezones, y tiene las piernas bien peludas, algo que tienen todos los hombres de la familia. Para mis adentros pensé que seguramente sería velludo cuando sea mayor. Desde ese momento no pude dejar de mirarlo, anteriormente me parecia un chico normal, pero después de verlo en traje de baño lo empecé a ver mas guapo, la verdad me atrayó mucho. Y por supuesto como dije antes, noté que se quedó mirandome un largo rato, supuse que por lo que soy muy velludo y nadie de su familia lo es, le causó curiosidad.
Detrás de él salió el pequeño Sergio, quien tiene ocho añitos, es también flaquito y blanco como su hermano, bajito, con ojos más claros, casi verdes, cabello castaño claro corto, y unos pezones rosaditos muy lindos.
Por insistencia de Sergio, nos fuimos los cuatro (los dos hermanos, Diego y yo) a la piscina, aprovechando los últimos momentos de sol del día. Mientras tanto, los papás de Diego se fueron a su cuarto a organizarse, y descansar un poco del viaje (fue algo largo, y ellos son ya de avanzada edad).
Estuvimos nadando un rato, jugando los típicos juegos de quién aguanta más la respiración, lanzando un balón, haciendo carreras al otro lado de la piscina, etc. Noté que Sergio sabía nadar en teoría, pero se sentía muy nervioso en el agua y le daba miedo sumergirse y nadar bien. Aproveché esto para tratar de enseñarle un poco cómo mejorar, pero el pequeño se agarraba a mi como pudiera para evitar hundir la cara, lo cual hizo que nos rozáramos los cuerpos muy a menudo. Yo siendo el morboso que soy, no pude aguantarme las ganas de aprovechar la situación para tocarle su pecho, acariciar sus pezones, tocar sus nalguitas y hasta manosearle el pequeño pene por encima del traje de baño. El chico ni se inmutó, por lo que lo tomé como que le estaba gustando, y seguimos jugando, mientras yo trataba de ser muy disimulado para que nadie se diera cuenta que en realidad lo estaba tocando más de lo necesario. Mientras esto sucedía, Camilo estaba en otro extermo de la piscina, pues, como ya dije, es un poco tímido y reservado. Sin embargo noté que me miraba a veces de una manera extraña, como coqueta, lo cual hizo que aumentara mi morbo y mis ganas de hacer algo con él. Mi esposo entraba y salía de la piscina, ya que iba frecuentemente a ver cómo estaban sus papás y a supervisar la cena.
En un momento, cuando Diego volvió de una de sus salidas, yo tenía al pequeño Sergio colgado sobre mi espalda con sus brazos cruzados sobre mi cuello, y al ver a su tío gritó que quería subirse en mis hombros, y que Camilo se subiera a los hombros de Diego para jugar a las luchas y tratar de hacer caer a los otros dos. Así lo hicimos, y pues fue una pelea bastante equilibrada, ya que la diferencia de tamaño de los niños la compensabamos con la diferencia de tamaño entre Diego y yo. En un momento, Diego agarro mi pie con el suyo, halandome hacia el frente para hacernos caer, lo cual funcionó. Perdimos el primer round.
– Ah, entonces vamos a jugar con trampas? – Dije yo.
Volvimos en posición para el segundo round, y yo en vista del juego sucio de los otros dos, empecé a hacerle cosquillas a los dos mientras el pobre Sergio con su poca fuerza los empujaba y trataba de hacerlos caer, pero no fue suficiente. En ese momento le cogí la entrepierna a Diego por debajo del agua, lo que lo hizo perder la concentración y al fin logramos que cayeran.
– Cambiemos, yo me monto en mi tío y Camilo se monta sobre Héctor – Dijo Sergio.
Cruzamos miradas con Camilo, como en un entendimiento mutuo, y me agaché para que se subiera encima mío, sin evitar rozar su verga por encima del traje de baño antes de esto. Volví a perder, cayendo al agua y dejando que Camilo cayera también, pero en cada caída no desaproveché oportunidad para rozarle su verga, sus nalgas, cogerle su pecho, tocarle su abdomen marcado… Mejor dicho, le toqué lo que más pude teniendo en cuenta que no podía ser obvio ya que temía crear un escándalo y que me echaran de la familia (o a la policía) por toquetear a los chicos.
Jugamos muchas veces más, y ya con más confianza Camilo también me empezó a rozar con disimulo, con sus piernas, con su culo, mientras yo seguí tocando con cuidado a los dos nenes cada oportunidad que tenía, y obvio, sin olvidar a mi esposo, a quien ya tocaba de forma más descarada porque con él no había problema que se dieran cuenta. Toda esta situación me tenía ya con la verga a mil, por lo que cuando nos llamaron los papás a cenar, tuve que quedarme un momento más en la piscina, para que no se me notara el bulto.
Nos cambiamos, cenamos, los adultos tomamos cerveza y hablabamos de todo un poco. Todo transcurrió de manera normal durante la cena. Se acercaba la hora de dormir, y Diego les anunció a sus sobrinos que había traido una consola de videojuegos, y que si querían podíamos jugar hasta un poco tarde en la noche. Por esta razón, nos fuimos los cuatro al cuarto de los niños, que tenia un sofá, la cama doble y el camarote.Los papás de Diego se fueron a dormir porque aún estaban cansados.
Jugamos peleas, y otras cosas por un buen rato, hasta que nos dimos cuenta que Sergio se había quedado dormido en el sofá mientras los tres grandes jugabamos. Esa fue la señal de que ya estában cansados, y para que nos fueramos a dormir, por lo que Camilo se acostó en la cama de arriba del camarote, que quedaba justo detrás del sofá. Diego y yo aún no teníamos mucho sueño, por lo que seguimos jugando y tomando cerveza, con Sergio dormido en el mismo sofá donde estabamos sentados.
Después de un rato, pusimos una película mientras nos acabamos la cerveza, y empecé a tocar a Diego por debajo de la camiseta. Nos miramos de manera cómplice, verificamos que los niños estaban bien dormidos, y nos empezamos a besar apasionadamente sentados en el sofá. Pensé que no iba a pasar de ahí, pero Diego empezó a masajearme la verga por encima de la ropa, por lo que lo miré como diciéndole ¿Estás seguro?, a lo que respondió que sí.
Desabrochó mi pantalón y sacó mi verga, y me la empezó a mamar ahí mismo. Yo no podía creer que mi esposo me estaba mamando la verga en el mismo cuarto donde dormían sus sobrinos, uno de ellos a unos pocos centímentros de distancia. El morbo me ganó, tenía la verga durísima por el morbo de la situación, y empezé a follarle la boca como le encanta a él que haga, pero estabamos en una posición incómoda, por lo que me paré quedando frente a él, él sentado en el sofá con el pequeño, y yo de espaldas al televisor, poniendole la verga en bandeja de plata para que me la mamara con más libertad.
Le follé la boca por un rato, miré al pequeño Sergio quien dormía profundamente, y miré a Camilo, quien a sorpresa mía tenía los ojos totalmente abiertos quién sabe hace cuanto. La luz del televisor se reflejaba en sus ojos, no había equivocación, el chico estaba viendo en primera fila como su tío me chupaba la verga hasta el fondo. Tal vez mi cara me delató los nervios, ya que se puso su índice frente a los labios en un hizo un gesto de silencio. Diego me estaba haciendo una mamada monumental, se metía mi verga hasta el fondo de su garganta, y yo sentía que me iba a arrancar la verga con su garganta. Camilo y yo nos mirabamos detenidamente, por lo que empecé a imaginarme que era él quien me mamaba la verga. Debo decir que mi hombre es un experto en volverme loco con su boca, y esto, sumado al contacto visual con el adolescente, y el hecho de tener a un pequeño de 8 años a escasos centímetros de mi verga me llevó al climax, por lo que me vine a chorros en la boca, o mejor, en la garganta de Diego, mientras Camilo me taladraba con su mirada.
Me vine como nunca, fue uno de los mejores orgasmos que he tenido en mi vida. Diego se tomó hasta la última gota, y se levantó del sofá para darme un beso con la boca llena de semen, cosa que nos encantay me dijo que ya nos fueramos a dormir. Cuando miré de nuevo a Camilo, se estaba haciendo el dormido ya, por lo que finalmente nos fuimos a nuestro cuarto. Me estaba volviendo loco con lo que acababa de pasar, y ni por equivocación me imaginaba todo lo que iba a pasar esos días en esa finca.
Hasta aquí la primera parte. Por favor comenten cómo les parece, a ver si me animo a seguir contando el resto de la historia.
promete bastante
Uffff que morbo, ya deseo la continuacion!
No te hagas tanto de rogar y continúa el relato, mamón de vergas.
como continua
Me encanta tu forma de irlo relatando, así que espero que efectivamente pronto nos cuentes cómo siguió la situación.