Días después con Nicolás, hermano de mi novia.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Antes que nada les agradezco por las lecturas y sus comentarios de mi relato anterior "Nicolás, el hermano de mi novia.
" Lo que ha sucedido desde esa vez y en adelante, lo cual contaré, es completamente cierto.
Espero que disfruten de esta segunda parte.
Como no me describí en el primer relato, lo haré un poco ahora.
Me llamo Manuel y tengo 21 años, mido 1.73mt.
Soy de contextura normal más tirando a delgado, cabello castaño, tez blanca y en general me considero atractivo, en mi vida me ha ido más que bien con las chicas y con unos pares de hombres ;), entre esos Nicolás, el hermano mayor de mi novia Jimena y el cual vuelvo a describir: 1.82 mt aproximadamente, de cuerpo trabajado por el ejercicio pero tampoco exagerado; tez un poco más oscura pero principalmente por el bronceo; espalda ancha al igual que su pecho, brazos y piernas; barba corta, labios carnosos, cejas pobladas y un arito en su oreja izquierda.
Un buen hombre como se imaginarán.
Los días después del viaje y la fiesta pasaron sin mayor cosa.
Como era normal me veía prácticamente todos los días con Jimena ya que estábamos los dos de vacaciones y en nuestra ciudad no había gran cosa por hacer, por lo que nos la pasábamos principalmente en mi casa viendo películas y follando lógicamente.
Por esos días yo no iba mucho a su casa más que para dejarla en la noche después de vernos, y se debía más que todo a que estaban en proceso de mudanza.
Vivían en una casa grande en un barrio algo costoso y buscaban reducir gastos, por lo que vendieron esa casa para irse a una más chica y en un barrio más modesto.
De todas maneras a todos, incluido yo, nos parecía más linda la nueva casa así fuera más pequeña, por los que todos estaban en cierto modo contentos por la mudanza.
Yo no había cruzado palabra para nada con Nicolás desde el viaje, pero igual estaba tranquilo porque sabía que era un secreto muy bien guardado por parte de los dos, y además así nos dábamos tiempo para pensar y dejar que las cosas fluyeran.
Una mañana Jimena me llamó para preguntarme si tenía planes, aunque ella ya sabía que no, y luego me pidió si esa tarde podría ayudarles a ella y sus hermanos a llevar cajas con cosas de la mudanza a la nueva casa, yo no tuve problema y accedí, llegué a la hora que me lo pidió y luego de saludarlos a todos (incluido Nicolás), nos dispusimos a subir las primeras cajas a la camioneta.
El lugar de la nueva casa no era realmente lejos, por lo que calculamos podríamos avanzar mucho ese día yendo y viniendo para llevar lo que más se pudiera.
Lo primero fueron las cosas de la habitación de sus padres: cama, armario, cortinas, mesas, ellos tenían muchas ganas de tener su nuevo lugar listo.
Lo siguiente fueron las cosas de Jimena, todo menos la cama, ya que para ella, Daniel y Nicolás, habían comprado nuevas camas que ya estaban en la nueva casa, así que fue mucho más sencillo.
Luego siguieron las cosas de Daniel y las de Nicolás serían las últimas.
Así la tarde fue pasando y cada vez estábamos más agotados, lógicamente.
Con Nicolás cruzábamos palabras nada más relacionadas a la mudanza y a veces algunas bromas entre todos.
Yo la verdad estaba muy concentrado en lo que hacíamos y se veía que él también, pero eso no evitaba que de vez en cuando yo recordara lo que había pasado en la finca de la prima y le echaba un par de vistazos disimulado.
Él tenía una camiseta blanca ajustada que ya se empezaba a mojar de sudor; se veía hermoso levantando cajas, secándose el sudor y respirando agitado.
Cuando el día empezaba a caer y se oscurecía, decidimos dejar ahí por el momento, las cosas de Nicolás se llevarían al día siguiente; todos estaban conformes y cansados por el esfuerzo.
Mi suegro nos invitó a comer y todos felices, pero antes se querían duchar para sacarse el sudor.
Mi suegra me dijo que no había problema en que me duchara también, y que los hermanos de Jimena me podrían prestar ropa limpia, así fuese una camiseta.
Yo acepté porque sí sentía que olía mal y no quería ser el único sucio entre todos.
Tuve que esperar a que Daniel se duchara, luego pasó Nicolás y se tardó cerca de 20 minutos, mientras tanto yo estaba con Jimena en un sofá fuera de la vista de todos, donde aprovechamos para besarnos y la manoseé por debajo de la falda que tenía; agarré sus piernas y luego le metí los dedos en su vagina que estaba húmeda.
No tardamos mucho en eso porque nos daba miedo que vinieran sus padres o alguien más, pero ese poco tiempo fue suficiente para excitarme y ponerme la verga dura como una roca.
Nicolás salió del bañó y gritó que ya estaba libre, así que Jimena fue a ducharse en el baño de sus padres y yo en el que recién había dejado libre.
Con la calentura que acababa de despertarme y sabiendo que Nicolás había estado hace pocos minutos en el mismo baño, iba decidido a pegarme una buena paja mientras me duchaba.
Así que entré al baño, me quité la ropa y me metí a la ducha.
Mi sorpresa fue muy grande y grata cuando vi colgando del pomo de la ducha los bóxer de Nicolás, los mismos que tenía la noche de la finca cuando me cogió.
Esto lógicamente multiplicó la calentura que ya traía, los agarré y me los pegué a la cara como si mi vida dependiera de eso.
Los olía con mucha fuerza mientras me pajeaba; saber que fueron los bóxer con los que estuvo él todo el día sudando me ponía a mil y que estaba seguro, los había dejado para mí ahí.
Olían a hombre, a macho, mi macho.
Acabé dejando salir 3 chorros grandes de semen y terminé de ducharme.
Salí y me puse el mismo pantalón que ya tenía y una camiseta limpia que me prestó Daniel.
Cuando todos estuvimos listos, salimos en la camioneta a un restaurante de pizza muy famoso en el centro.
Como siempre, su familia era de hablar demasiado y hacer muchas bromas así que pasamos un rato ameno.
Terminamos de comer, fuimos a dar una vuelta más en el auto y volvimos a su casa cerca de las 10 pm.
Como era de esperarse, todos estábamos muy cansados por el trabajo hecho ese día, además ellos tenían ganas de pasar la noche en su nueva casa, pues como dije, ya tenían las camas allá, menos Nicolás, que dejamos todo para el día siguiente, así que él se tendría que quedar solo esa noche en la vieja casa.
Sus padres lo "amenazaron" en broma por si iba a hacer alguna fiesta y también que se iba a abrurrir solo.
Pero a mí en mi mente no me sonó tan mal eso, saber que iba a estar solo esa noche, yo recordando lo que habíamos hecho días antes en la finca, y luego de esa paja inspirada totalmente por él en la ducha, volvió a despertarme la calentura y ya quería estar nuevamente en la cama con él.
Mis suegros, Jimena y Daniel me llevaron a mi casa y me agradecieron por la ayuda.
Yo no me quería ir pero ya no tenía ninguna excusa para estar en su casa con Nicolás, así que estaba un poco decepcionado.
No le dí muchas vueltas y me relajé, pensé que igual el momento sería cuando tuviera que ser, así que me puse cómodo, hablé con mis padres que luego se fueron a dormir y yo quedé solo en la sala de la casa viendo una película.
Empecé a tocarme la verga por encima del pantalón mientras veía la peli y recordaba a Nicolás encima mío, detrás mío, debajo mío, y nos imaginaba en todas las posiciones posibles: cabalgándolo, besándonos, tocándonos.
Todo esto me llevó a calentarme otra vez y pensé en atreverme a escribirle algo por WhatsApp pero no estaba seguro.
Abrí el chat y vi que estaba en línea, pero no escribía nada aún, no sabía con qué excusa hablarle, pero mi sorpresa fue grande cuando vi que él me estaba escribiendo antes que yo.
Los nervios me empezaron a correr por el cuerpo y cerré el WhatsApp antes de que terminara de escribir para que no se diera cuenta que estaba como esperándolo.
Puse el teléfono a mi lado y solo esperé, estaba temblando de las ansias.
Cuando sonó el teléfono, esperé unos segundos antes de ver su mensaje y responder.
Tan solo me había escrito un "Hey", me reí y dije para mí mismo por qué se había tardado tanto escribiendo solo para ese mensaje.
Pero lo bueno es que eso lo hacía parecer nervioso conmigo y que había pensado mucho en qué escribirme.
Le respondí con un "Todo bien nico?", me respondió que sí y luego empezó a decirme que estaba cansado por el trabajo de ese día y así empezamos la conversación que fue fluyendo normal.
La verdad me encantaba que con él nada parecía incómodo, nos entendíamos muy bien y a pesar de la tensión de esa conversación, sabíamos remarla muy bien.
Minutos después de iniciar la conversación le pregunté en modo de broma si no le daba miedo quedarse solo ahí en la casa y nos reímos.
Me dijo que sí un poco, pero más por lo extraño de sentirse solo en la casa que siempre había habitado con su familia.
Le dije que invitara a alguna chica y aprovechara y me respondió que era muy tarde ya para llamar a alguien, lo cual era cierto.
Estuvimos un tiempo sin escribir nada hasta que él mismo me dijo que tenía un par de cervezas y si quería ir a tomarlas con él, a lo cual accedí lógicamente, yo feliz, y así quedamos.
Antes me advirtió que no le contara a Jimena porque tal vez lo aventaba con sus padres, pero yo no era tan tonto como para decirle a ella que me iba a ver solo con su hermano, entre más secreto fuera, mucho mejor.
Así meduché y arreglé rápido nuevamente, salí en silencio para no despertar a mis padres y tomé un taxi hacia su casa.
Todo el trayecto iba con el corazón a mil.
Me sentía muy ansioso y feliz, excitado, caliente de estar a solas y nuestras anchas con él.
Cuando llegué, él estaba con unas pantalonetas cortos y una camiseta blanca similar a la que tenía ese día y descalzo, pura ropa de casa.
Entré y nos dirigimos a la cocina donde tenía un parlante con música a volumen medio y un sixpack de cerveza, del cual me pasó una y nos sentamos a hablar en el mesón.
Estuvimos un rato largo ahí, hablando de todo: fútbol, política, etc.
Cuando cada uno terminaba su tercera cerveza, me dijo que iba al baño a mear así que lo esperé ahí mismo.
Luego volvió y a mí me entraron ganas también de ir al baño, por lo que fui.
Oriné, y luego de lavarme las manos, me quedé viendo frente al espejo y pensando cuál sería el siguiente paso para irnos a la cama.
Él tomó la iniciativa de invitarme a su casa y tal vez esperaba que yo diera el siguiente paso, el paso importante como la noche de la finca.
Salí del baño y me dirigí de nuevo a la cocina, me senté, hablamos un poco más para luego decirle que hacía algo de frío ahí abajo donde estábamos, además de lamentarme porque se había acabado la cerveza.
Él se rió, se levantó y sacó de un cajón de la cocina media botella de whiskey.
Me dijo vamos arriba que tengo la computadora para poner la música ahí y de paso no aguantamos frío.
Yo no tuve que decir nada, simplemente me levanté feliz y nos dirigimos a su habitación.
Era un cuarto muy lindo la verdad, pocas veces había entrado ahí; una cama semi doble con el espaldar hacia la ventana, escritorio grande con libros y su computadora, ropa en la silla y algunas prendas en el suelo.
Se sentó en la silla del escritorio mientras ponía una canción, y yo servía dos tragos de whiskey: uno para cada uno.
Agarré mi vaso y me senté en el borde de la cama mientras hablábamos.
Así poco a poco nos fuimos bajando el trago de la botella, que se sumaba ya a las cervezas que habíamos tomado antes y empezábamos a prendernos.
Esto me gustaba porque sé que en ese estado las personas suelen ser más abiertas y directas, también calientes, fue algo que confirmé la primera noche que estuvimos juntos.
Y así fue, el tema nuevamente volvió a ser el sexo, no tardé mucho en atreverme a mencionar lo que había pasado antes, tenía que arriesgarme y ser directo.
Él parecía que no se esperara que lo dijera en ese momento pero igual lo tomó con calma.
Desde la silla donde estaba me dijo que fue cosa de los dos y que a ambos nos había gustado.
Yo no pude evitar ver su bulto que estaba creciendo en sus pantalonetas.
Le dije que cuando a uno le gustan las cosas las repite, él no dijo nada pero sí se rió.
Se levantó de la silla y fue a ajustar la puerta del cuarto, yo me levanté y fui tras de él, cuando la cerró y se dio vuelta me vio ahí de frente a él, le toqué el pecho y sentí su corazón acelerado, puse mis manos en sus hombros y remojé mis labios viéndolo.
Él se animó a agarrarme de la cintura para pegarnos, crucé mis brazos por detrás de su cuello, alcé la cabeza y nos besamos.
Estuvimos así varios minutos, cada vez usando más la lenguay pegándonos el uno al otro; nuestros bultos estaban durísimos pero aún no lo tocaba.
Luego nos soltamos y él se dirigió a la mesa para tomar otro soro de whiskey, yo lo agarré de la mano por los dedos y lo guié tras de mí hacia el borde de la cama, nos besamos más de pie y luego me senté quedando a la altura de su abdomen, le dije que lo quería probar y el asintió con la cabeza.
Levanté su camiseta y empecé a besar su abdomen, bajé un poco más la cabeza y besé su bulto sobre la pantaloneta, Nicolás solo me acariciaba la cabeza mientras yo lo besaba, luego se quitó por completo la camiseta y yo le bajé la pantaloneta, no tenía bóxer por lo que su verga saltó sobre mi cara.
Como ya la había descrito en el relato anterior, no era para nada pequeña y esta vez podía detallarla con mucho más detenimiento: cerca de 18 cm de largo por 6 de ancho (según mis cálculos) se levantaban sobre mí; tenía los huevos grandes pero sin exagerar, y en general estaba depilado de hacía días, solo unos pocos pelos cortos se veían.
La tomé con mis manos y empecé a pajearlo mientras le daba besos en la cabeza, no tardé mucho para pasarle la lengua y metérmela en la boca.
Estaba caliente y durísima, lo sentía contraerse y con eso, a mí me iba brotando cada vez más la calentura y la putería.
Me sentía una perra chupando a su hombre, dejándome llenar cada centímetro de la boca con su verga, saboreando su precum, su sabor a macho.
Estuvimos así un par de minutos hasta que él me detuvo y me hizo ponerme de nuevo de pie para besarnos, parece que le gustaba sentir su propio sabor y eso me encantaba, todo el morbo que había.
Sin dejar de besarme me empezó a desvestir, primero safó mi pantalón y luego me quito la camiseta; nuestros cuerpos se pegaban piel a piel y yo lo recorría en lo posible con mis manos, todo su cuerpo: su cuello, brazos, espalda.
Únicamente en mis bóxer me acosté boca arriba sobre su cama, él se me puso encima para seguir besándonos; bajó besándome el cuerpo y lamiendo mis tetillas, luego me quitó el bóxer y me dio una mamada a mí; me encantó, pero no tardó mucho en eso, él iba para otra parte y yo no me iba a negar.
Levantó mis piernas me abrió las nalgas, mi culo estaba de frente a él, como ofreciéndoselo.
Me besó las piernas y no tardó en pasarme la lengua por el ano, esto me tenía en éxtasis.
Le pasaba los dedos por el cabello mientras me comía el culo con su boca; ese culo era suyo y de nadie más.
Luego se levantó y sin bajarme las piernas, posicionó su verga en la entrada de mi culo ya lubricado por su saliva.
Así fue metiendo de a poco la cabeza y luego el tronco; todo esto muy despacio.
A mí me dolía pero el morbo y excitación eran más; estaba feliz siendo penetrado nuevamente por él.
Cuando estuvo totalmente adentro nos quedamos quietos unos segundos, él se dejó caer un poco más sobre mí y empezó a cogerme.
Lo sentía entrar y salir mientras nos mirábamos de frente, nos besábamos y yo lo pegaba a mí abrazándolo; me besaba las orejas el cuello e iba aumentando la velocidad de la cogida.
Yo por mi parte me mordía los labios y gemía sacando mi voz más femenina posible, toda una perrita cogida.
Eso parecía que le encantaba a él porque cada vez era más fuerte, yo lo agarraba y me pegaba a su oreja para que me escuchara gemir; ya era suya nuevamente: su chica en la cama y él mi hombre.
Se levantó pero sin sacarme la verga, se acomodó de rodillas y a mí me levantó la cadera, puso una almohada debajo mí para quedar a esa altura y yo lo rodeé con mis piernas, así siguió cogiéndome varios minutos más.
A mí me fascinaba el sonido de nuestros cuerpos sonando con cada cogida y llegué a tal punto de excitación que no pude aguantar y acabé todo sobre mi vientre, él me vio y siguió un rato más hasta que sentí como se contraía y palpitaba su verga dentro de mí, ya conocía esa sensación: estaba acabando y lo hizo todo dentro de mí, lo cual me encantaba; fue una acabada larga, luego me sacó la verga y se dejó caer sobre mí, los dos totalmente agitados.
Lo abracé muy fuerte, me encantaba sentir todo su peso sobre mí; ese macho que tenía encima me acababa de coger entera.
Sudábamos y nos besábamos.
Luego se tumbó a mi lado y con su brazo me llevó hacia él, así nos besamos más; yo le acariciaba el pecho y le daba picos, qué buena cogida me acababa de dar mi hombre, no quería dejar de besarlo, de tocarlo todo.
Estuvimos un par de minutos así, la calentura se nos subió nuevamente parece que al tiempo y me subí sobre él.
Empecé a hacer movimientos sobre él mientras me agarraba de la cintura y nalgas; agarré su verga que estaba dura nuevamente, le fui buscando espacio en mi culo ya abierto y me la metí casi toda.
Ambos dimos un gemido de placer y proseguí metiéndomela, cuando estuvo completamente adentro empecé a moverme de arriba a abajo, esa posición me encantaba y sentía que le estaba dando a él un placer enorme y a mí al sentirme deslizándome sobre su verga.
Puse mis manos sobre su pecho sin parar con la cabalgada que cada vez era más rápida, él ya se había sumado a moverse también; cuando me la metía no había un solo centímetro que se quedara por fuera.
Porno me dejé caer sobre él quien me rodeó con sus brazos y lo dejé que siguiera el trabajo, se movía delicioso y nuevamente el sonido de nuestros cuerpos retumbaba en todo el cuarto y seguramente en la casa.
Yo gemía como perra, le besaba la oreja y los labios hasta que acabé nuevamente, esta vez con más fuerza que la anterior y él también; me agarraba durísimo las nalgas casi que me dolía y lo veía como gemía y se contraía de placer.
Descargó toda su leche en mi culo pero seguía dura su verga, así que nos seguimos moviendo lento hasta que finalmente la sacó.
Yo lo le besaba el cuello y los hombros mientras descansábamos y él me abrazaba recorriendo mi espalda y nalgas.
Luego me bajé, pero me quedé junto él de medio lado, él se puso en la misma posición y los dos quedamos de medio lado viéndonos.
Pasó su brazo debajo de mi cabeza y me abrazó pegándome a él.
Nos entrepiernamos y así nos besamos demasiado.
Pasado un rato en esa posición me preguntó si me había gustado, a lo cual le respondí que lógicamente, mucho.
Nos seguíamos besando muy cariñosos, parecíamos novios realmente y eso me encantaba.
Luego me dijo algo que me puso a mil, dijo que lo ponía muy caliente cogerse al novio de su hermanita y sentía una culpa placentera; yo sonreí y le dije que no se estaba cogiendo al novio de su hermanita, pues en esos momentos no era yo, sino que se estaba cogiendo, si así lo quería, a su nueva novia secreta.
Le dije así "novia", aclaraba totalmente como me sentía y lo que me gustaba, además que era obvio porque nos tratábamos como novios en la cama: él el macho y yo la hembra.
Nicolás accedió gustoso a eso, nos besamos y tocamos un rato más hasta quedar profundos.
Al día siguiente nos despertamos temprano porque sus padres no demoraban en llegar a la casa para seguir con la mudanza y obviamente no me podían encontrar ahí.
Así que me duché, me vestí y nos despedimos de beso en la boca.
Llegué a mi casa y mis padres ni habían notado que me había ido la noche anterior, igual no me ponen muchos problemas la verdad, total ya tengo 21 años.
Jimena me llamó al rato para pedirme el mismo favor del día anterior, pero yo con lo agotado que estaba de cargar tantas cajas, además de la cogida que me había dado su hermano hacía unas horas, estaba demolido, así que le dije que me sentía enfermo y que me disculpara, le prometí ayudarla a ordenar sus cosas en la nueva casa cuando terminaran la mudanza y ella aceptó y no me puso problemas; entendió mi "agotamiento".
Felizmente agotado me acosté en mi cama para quedar profundo recordando la cogida que me dio mi novio la noche anterior y que por supuesto, no estaba ni cerca de ser la última.
Espero que les haya gustado este nuevo relato, el cual nuevamente lo digo y aseguro, es real en todos sus hechos.
Es lo que estoy viviendo en este momento de mi vida con Nicolás en secreto, y es algo que me tiene más que feliz.
Por favor no se olviden de comentar para así seguir contándoles, ya que sus comentarios son los que me animan a continuar.
Saludos.
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