Disfrutando mis vacaciones con un pequeño
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi llamo Matías, tengo 18 años y es mi primer relato, espero transmitir de la mejor manera lo que viví en aquellas vacaciones.
Cuando tenía 14 años, los amigos de mis padres nos invitaron a pasar en la casa que tenían en un pueblo del oriente de mi país, a lo que mis padres aceptaron con gusto y enseguida armamos maletas.
Después de largas horas de viaje, llegamos al lugar.
Pude observar a un niño (que lo llamaré Teo) jugando por los alrededores de la casa, era el nieto de tales amigos.
Era un niño de 8 años, muy blanco, pelo castaño y liso, lampiño, risueño e inquieto.
Como no había señal ni televisión en la casa, me vi forzado a jugar con él toda la mañana: fútbol, volley, atrapadas, escodidas, etc.
Al caer la noche los adultos se quedaron hablando en la sala y nosotros fuimos para arriba a jugar lanzarnos la pelota y atraparla.
Todo iba normal hasta que Teo me lanza la pelota y me da en son de broma en mis huevos que me dejo doliendo un poco y se empezó a reír, yo por vengarme, le tire suavemente en el mismo lugar pero se tapo.
Continuamos jugando del mismo modo, yo nunca le daba bien hasta que me cansé y vi el mejor momento para tocarle con la mano su pene, él solo rio.
En la noche siguiente, Teo me propuso jugar guerra de almohadas en el cuarto de sus abuelos porque había muchas de ellas.
Comenzó a pegarme con las almohadas y yo a él, estuvimos así al rededor de 10 minutos cuando Teo me toca mi pene y me dice "Te cogí".
Yo quede un poco en shock y seguí dandole golpes con las almohadas, pero el me lo vuelve a tocar.
Por seguirle el juego le toco a él y le digo "Te cogí", rápidamente él se lanza a mi para tocarme pero yo me la cubría para hacerlo más interesante y luego me dejaba topar, nos revolcabamos por toda la cama solo para poder agarrar nuestros penes.
Llegamos a un punto en el que ya no nos cubríamos y aproveche para masturbarle por encima de su pijama, no dijo nada solo miraba el movimiento de mi mano manoseando su pequeño pene, me remedaba y me hacía lo mismo con su manito.
Yo la tenía hecho roca por el morbo que sentía en ese momento.
Me deje llevar por la calentura y le dije si podía ver su pajarito a lo que él me responde que sí, le bajé su pantalón dejando a la vista su calzoncillo blanco con un dibujo de robot, le seguí masturbando un poquito pero ya no podía más, debía ver ese manjar que tenía entre las piernas, así que le bajo el calnzoncillo y veo ese diminuto pene que lo tenía bien erecto, era del tamaño de un meñique, sus testículos eran diminutos, si ningún pelo, los manoseaba con tanto gusto, eran tan suavecitos y se sentían tibios, a penas con tres dedos lo masturbaba, subía y bajaba lentamente su pellejo, su glande estaba entre rosado y rojo de tantas jaladas que le daba, pare y volvi a ponerle su pantalón, no me quería arriesgar a ser visto desnudos por un familiar suyo o mío, pero no quería dejarle con ganas al chiquillo así que le pregunté si quería ver ahora el mío, a lo que respondió con un poco de recelo "mmm bueno", me baje el pantalón, el boxer y le enseñe.
-Teo: Tienes muchos pelos.
-Yo: Es normal, te creceran en unos pocos años.
Vi que a Teo no le gusto mucho ver mi pene por lo que me la guarde y lo seguí manoseando.
Escuché que ya iban a subir los adultos, dejamos de hacer todo y fuimos a dormir.
En la tercera noche ya nos teníamos más confianza, me pidió que hagamos carreras para ponernos la pijama, yo acepte.
Me cambiamba muy lento para ver como se desvestía.
Comenzó a quitarse de manera apresurada los zapatos, la camiseta, el short y sorpresivamente el calzoncillo también se lo saca y se pone la pijama con la misma rapidez.
Al terminar me dice si hoy también podemos jugar guerra de almohadas, a lo que obviamente acepte con gusto.
Me dio a lo máximo dos o tres golpes con la almohada y volvimos a manosearnos.
Teo solo me masturbaba a ratos porque era lo único que sabía hacer.
Yo con una mano le sobaba la conexión del culo con el pene, y con la otra tocaba sus pezones, me excitaba tanto que se dejara manosear, se dejaba llevar por el placer, por su carita se veía que lo estaba disfrutando, abierta su boquita con los ojos perdidos, estiraba sus piecitos, se retorcía de un lado a otro, recogía sus piernas.
Le puse boca abajo admirando sus lindas nalguitas redondas que se le formaba por la pijama, con mis dos manos las apretaba, pasaba mis dedos por su raya, que se sentía un poco humeda por el sudor, frotaba mi bulto en su colita, cuando la paraba se me la ponía más dura, me daba unas ganas de quitarle toda la ropa y hacerle mío, pero me controlaba.
Quería que él me haga lo mismo, pero siempre que me detenía el cerraba los ojos y se quedaba quieto, como dormido, en señal de que le siga haciendo cosas.
Dije que se ponga como un perrito y seguí frotandole mi bulto en sus nalgas que las abría y cerraba con cada movimiento, paraba a ratos para masturbarle el pene que le colgaba, la tenía muy dura, abría toda mi mano para apretarle suavemente todo su paquete.
Le acosté boca arrriba y yo me acoste encima de él para rosar nuestros penes, movía mi pelvis con desesperación, cada rose era fantástico, ambos lanzabamos pequeños gemidos silenciosos.
Estuvimos así unos minutos porque mi peso le estaba empezando a ahogar y me quite.
Yo ya estaba cansado.
Teo se puso atrás mío y me empujo.
De pronto sentí como su pequeño pene me rosaba mis nalguitas, cada vez iba mas rápido.
Pasó un buen rato así, yo ya me quería levantar pero él me volvío a empujar y siguió dandome con fuerza.
Él se cansó y volví a pasar mi pene por sus nalguitas, pero apenas lo rose, me corrí.
Sentí que salió tanto semen que fui al baño para limpiarme, regresé al cuarto y me preguntó que había pasado, yo solo le dije que ya me hacía pipí y ya me iba a dormir.
Hicimos lo mismo durante 2 noches más pero ya nos teníamos que ir, casi me atrapan 2 veces pero eso sólo aumentaba mi excitación, como me hubiera gustado desvirgarle a Teo pero no lo pude hacer por el alto riesgo que corría, espero que algún día vuelva a ver Teo para hacerle gozar de verdad.
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