Divirtiendose con el cuñado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por morochouruguayo.
Decidí conocer a mi cuñado, de quien tanta propaganda su hermana me ha hecho.
Un día donde no había quedado con Nora (mi novia de ese entonces) realice una llamada a Eduardo mi cuñado. Acordamos encontrarnos por el centro ya que él no conocía mucho la ciudad por no vivir desde pequeño en ella.
Yo no lo había visto nunca, pero era gemelo de mi pareja. En el quiosco en la plaza principal (Independencia) fue donde quedamos de vernos. Al llegar estaba relajado pero apenas tuve frente a mí al pelirrojo me quede boquiabierto. Eduardo tiene los ojos azules y unos labios rojos y gruesos que dejan atrás a cualquier modelo. Su cara angulosa combina perfectamente con su cabello enrulado y alborotado de color rojizo, parecía un gato al que tenias que mimar, y como no con ese cuerpo delgado y delicado, demasiado estético, incluso marcado. Pude notar que él también se quedo muy inquieto conmigo, no me quitaba la mirada de encima y sonrió casi cínico cuando lo conduje a mi auto para ir al bar.
Habíamos quedado de ver a mis amigos ahí para presentarlo ya que como les dije era nuevo en la ciudad prácticamente. Los demás chicos fueron llegando de a poco y nosotros entramos en calor bebiendo unas cervezas. Yo quizás más rápido que él. Le conté que era policía y casi me fui de boca cuando me confirmo mis sospechas y me dijo que era modelo. Los muchachos llegaron pronto y nos sentamos en una mesa todos, el parloteo, las palabrotas y por supuesto la botella de whisky del bueno llegaron a la mesa, al calor de las copas mi cuñadito comenzó a ponerse mas y mas cogible a mis ojos y le hice una disimulada caricia en la entrepierna. Pude notar que abrió los ojos grandes por la sorpresa pero la sonrisa que me regalo fue más que invitadora, estaba muy caliente y pronto se comenzó a notar en su verga y en la mía, por lo que lo deje en paz y me pare para ir al baño. Los demás estaban tan ebrios que ni lo notaron y cuando estaba meando una mano tomó mi verga para “ayudarla” así note que detrás mío tenia a mi cuñadito.
Sus ojos gatunos estaban posados en mi miembro, en la punta donde expulsaba ese chorro amarillento que salía abundantemente mientras yo soltaba un suspiro audible por todo el baño de tan rica meada. Estaba liberando tensiones hasta que me di cuenta de que no estaba solo.
-¿Te han dicho que eres un chico pervertido?- dije porque le llevaba fácil unos 15 años, como a su hermanita. Eduardo solo me sonrió y espero a que yo acabara de tirar esa lluvia dorada, tras lo cual mi verga parecía dispuesta a volver a dormir pero él no estaba por la labor de que aquello sucediera y en menos de nada lo tuve hincado comiéndome la verga.
Alrededor no había nadie, los excusados no eran precisamente lo más limpio del mundo y las paredes estaban rayadas al fondo y los boxes entreabiertos, nos metimos en uno de ellos o más bien intentamos porque nos quedamos en el marco, con todo tan abierto como mi bragueta. Ya mi verga estaba afuera aunque intentaba dormir, Eduardo estaba más que desesperado por despertarla otra vez. Lo susurraba, deseaba verla bien crecida, comerse mi erección y no dejar ni un poco en pie.
-Es el mejor remedio que conozco para bajarte la borrachera- me dijo cínicamente antes de comenzar a chupar mis bolas, a lamerlas y a dejar saliva por toda mi verga con sus lamidas desde la base hasta la punta. Le estaba encantando mi sabor, no se si por el morbo de lo que acaba de hacer con ella o porque era de buen tamaño, gruesa y cabezona. Se la comió lo más rápido que pudo ahuecando su garganta.
-Bien…así…traga…traga- le ordene mientras me empujaba para penetrarle la boca a mi caliente cuñadito, casi tanto como quería metérsela por ese pequeño y levantado culo que le había visto durante todo el rato que llevábamos juntos.
Sus quejidos se ahogaban en mi carne y se atragantaba de verga, los ojos se le veían llorosos pero el muy caliente se desquitaba masajeándome las bolas pegajosas por su propia saliva. Su lengua sentía cada una de mis venas y como me iba hinchando en aquel lugar jadeando como perro en celo por tan buena mamada que hacía su boca. Y es que era increíble ver a un tipo tan lindo como aquel tan sumiso ante una buena verga, adueñándose de ella con sus labios rojos expertos en mamadas al parecer porque tenía pintas de pasivo. Estaba caliente mirándolo y penetrando su cavidad pretendiendo tocar hasta su campanilla con mi verga que ya rezumbaba líquido pre seminal y que le obligue a tragar cuando quiso escapar lo tome del cabello. No fue muy brusco y además al él pareció prenderlo más porque comenzó a succionar mi leche peor que una aspiradora y cuando me acabe medio avisándole se la bebió golosamente aunque en su gesto pude ver una ligera mueca.
-Bien gato, te has tragado tu leche pero no es el único sitio donde quiero ponerla…-me subí la bragueta y lo saque del lugar con prisas, ya no importaba nada mas, iba a tener ese culo, porque me lo había ofrecido y yo lo iba a tomar.
En el estacionamiento del auto no me importo seguí con los manoseos y los besos mordelones, no me importo quien me viera, el muchacho estaba como para comérselo a mordidas y mis manos agarraban sus nalgas morbosamente una y otra vez sin parar de ahogarlo con mi lengua dentro de su boca.
Por un momento considere la posibilidad de cogerlo ahí mismo, contra el cofre de mi auto, pero no, yo quería a ese modelito en mi cama, sin nada de ropa, con su agujerito listo para ser roto por mi verga, seguramente no sería la primera que se comiera pero lo iba a hacer gozar como ninguna otra y se lo hacía notar pegándosela mientras él se frotaba insinuante, ardiente y por un momento el mismo comenzó a bajarse los pantalones pero eso solo basto para que le cortara el rollo, lo metiera en el asiento del acompañante y me dispusiera a manejar a mi casa…
Quieren saber como sigue?
Si les gusto, dejen comentarios y así continuare
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