Dominada por Adrián
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sumisa2301.
Conocí a Adrián González en una entrevista de trabajo. Si; era y es mi jefe. Empezaba a ejercer mi carrera, en administración de empresas. Lo primero que me impresiono de él, fue su sexualidad y lo segundo su manera de lucir los trajes de chaquetas y las corbatas. También lo que más me gusto fueron las fotografías que lucía en su despacho. Pero aun no comprendía el motivo por el cual los tenía puestos en su despacho.
Aquella mañana de mi tercer mes en su empresa, fui a llevarle unos informes.
Tenía unas gafas que le hacían muy atractivo.
-Aquí tiene señor –le dije.
-Gracias.
Me voy para la salida de su despacho.
-Señorita Gómez, le gustaría comer un café en mi casa –me dijo.
-Claro que sí, señor.
-Le pasaré a buscar a las siete. Si a usted le parece bien.
-Sí –le responde.
-Le pasaré a buscar a esa hora. Puede irse.
Tal y como dijo, a las siete paso a recogerme. Fue caballeroso conmigo durante el café en su casa. Hablamos de nosotros y de nuestros justos.
-Me gustaría enseñarte algo, pero prométeme que no saldrás corriendo.
-Estoy aquí no. Porque he de irme cuando es agradable estar al lado de una persona con la que simpatizas en el trabajo.
-Ven –me coge del brazo y me arrastra.
La casa era enorme. Aunque no tenía mi mismo gusto. Llegamos a una gran puerta de color rojo pasión y se para.
-Espero que después de esto me permitas explicártelo.
-Abre la puerta de una vez Adrián.
La abre. Y lo primero que huelo es a piel quemada. Después veo cruces y juguetes especiales. Me pongo pálida y me coge.
-Entra por favor.
Así lo hice. Entre en esa habitación y cierra la puerta con llave.
-¡Eres un sádico!
-No lo soy. Soy un dominante. Prometo no utilizar esta habitación contigo al menos que tu lo desees.
-¿Cómo lo conociste este mundo?
-Quizás porque me gusta desde mucho antes de mi adolescencia.
-Aun no entiendo nada.
-Lo sé.
-¡Quiero que me lo enseñes! Solo así comprenderé.
-Quieres ver como es el mundo del dominante.
-Sí.
-Vale. Solo para principiantes. ¿Podrás aguantar el dolor?
Asiento.
Nunca antes había estado en esta situación. Lo cual me dejo llevar por él.
Me pidió que me sentase en la silla, me amarra las manos al respaldo y me desabrocha muy despacio los botones de la blusa, dejando mis pechos duros y desafiantes a su merced. Reconozco que estoy completamente asustada, ante la situación que Adrián me estaba sometiendo. Nunca había conocido esa faceta de amo de su parte; o al menos Adrián nunca ha hablado de como realmente es y ahora lo está haciendo delante de una nueva trabajadora.
Adrián me baja la falda hasta los tobillos. Se acerca a su mesita y saca una fusta y un antifaz; seguido de la mordaza. Pero luego lo vuelve a meter en el cajón.
Me pone el antifaz.
De pronto siento como unos golpes golpean mis pechos duros y excitados.
-No te asustes vale. Voy a enseñarte otros métodos antes de lo habitual en una pareja vainilla.
Asiento.
Siento su erección de pronto sobre mi cara.
-Voy a follarte la boca.
Atada y sin luz en los ojos, asiento.
Me introduce poco a poco su polla en la boca y empieza a follarme la boca. De pronto una embestida me roza los dientes con fuerza y algo de dolor. Reconozco que esto es la primera vez que lo hago.
Después de eso, me desata dejándome aun sin luz en la vista.
-Confías en mí –dice.
-Sí.
-Voy a echarte un polvo vainilla. Para acabar.
Asiento.
-Quiero que me digas que has sentido –dice de pronto.
Vuelvo a asentir.
Me lleva a la cama y vuelve a atarme las manos en la cama.
Ahí me folla seguidamente sin parar, hasta que ambos llegamos al éxtasis. Un éxtasis que nunca pensé tener.
Me desata las manos, me quita el antifaz y me arropa. Después se tumba a mi lado y dice:
-¿Qué has sentido?
-Al principio me asuste. Pero debes de saber que has sido el primero con el que he hecho esto.
-¿Eres Virgen?
-Lo era.
-¿Por qué no me lo has dicho? Hubiéramos empezado por algo sencillo, como arrebatarte la virginidad.
-No voy contando mi vida privada por ahí Adrián. Soy tu trabajadora y tú eres mi jefe y no voy a contarte una vida privada. La mía.
-Lo sé. Pero quería que me lo dijeses para haber empezado por algo más básico.
-Vale.
-¿Quiero hacerte una propuesta?
-¡Cual!
-¿Quieres mantener una relación 24/7 conmigo?
-No creo que sea buena idea.
-Vale. Pero permíteme que te diga que me gustaría ser tu dominante. Aunque no tengamos una relación 24/7.
-Vale. Lo probare.
Hay me abraza.
Han pasado semanas de eso.
Ahora me ha citado en un restaurante caro. Lleva su mejor corbata y yo mi mejor vestido. Pero no soy de mucho utilizar vestidos.
Ha pedido champaña para brindar y un plato francés. Una cena a solas es para volver a decirme lo de la relación 24/7. Pero mi respuesta seguirá siendo la misma.
-¿Por qué estamos aquí? Me siento realmente incomoda.
-Quería preguntarte una cosa.
-¡Cual!
Saca una caja de su bolsillo y la abre. Me pongo un poco mas incomoda aun.
-Marian prometo serte fiel, el lo bueno y en lo malo, en cada momento. ¿Quieres ser mi esposa y a la vez mi sumisa?
Esto no lo esperaba.
-Si –le respondo.
Ambos nos abrazamos mutuamente.
-Voy a poseerte y hacerte mía esta noche –me susurra.
-Hazlo ya.
Y ambos nos fuimos a casa para que el me dominara como hasta ahora…
El amor duele, quema y apasiona.
La pasión embruja el alma y consuela al corazón destrozado.
El dominante domina su vida y la de su sumisa.
La sumisa sirve a su amo hasta que un contrato valido acaba.
El amor es la sumisión y la dominación del alma y eso quema tanto que duele. El amor es la sumisión y la dominación del corazón y la vida.
El amor es servir y amar a la persona con la que debes de compartir toda tu vida.
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