DON GUILLERMO MI PATRON DE JUVENTUD
COMO ME ENTREGUE A DON GUILLERMO, EL DUEÑO DE UNA TIENDA EN LA QUE TRABAJABA A MIS 16 AÑOS.
Tenía yo 16 años en aquel entonces, era menudo de físico, apenas 1,55 delgado, con un buen trasero, muy blanco de piel y pelo castaño claro.
Trabajaba en una tienda, una paquetería, vendía todo tipo de cosas, botones, cierres, elásticos, hilos, ropa pequeña como camisetas, en fin, muchas cosas de pequeño tamaño. La tienda era pequeña y detrás de los mesones nos movíamos don Guillermo y yo, la esposa de don Guillermo trabajaba en la caja y si ella no estaba lo hacía alguna de sus hijas, tres hijas bastante arribistas y desagradables al igual que su madre.
Un sábado, en que abríamos solo medio día, la esposa de don Guillermo y sus hijas salieron fuera de la ciudad por el día, así es que solo don Guillermo y yo estábamos en la paquetería, todo comenzó cuando ese día puntualmente comenzó a detenerse detrás de mí cada vez que debía pasar a otro sector del mesón, cuando me tocaba cruzarme a mí lo hacía con bastante distancia, era delgado y mas ágil, hubo momentos en que no había clientes y el igual pasaba de un extremo a otro pasando detrás de mi a ordenar los estantes que estaban detrás del mesón, de a poco comenzó a detenerse por mas tiempo y tomaba mis caderas, al principio no le puse mucha atención, pero fue cada vez mas repetitivo y comenzó a excitarme.
Yo ya había tenido sexo con hombres mayores, no me lo había imaginado con don Guillermo, pero me empezó a calentar la idea y empecé a colaborar con él en provocar que el hecho ocurriera.
Don Guillermo era un hombre macizo pero no gordo, manos grandes, 1,75 de estatura, algo moreno de ojos verdes penetrantes.
En cada pasada comencé a sentir la verga de él, para ayudar en vez de facilitar su paso tiraba mi trasero hacia atrás, así podía sentir su verga y el disfrutar mi trasero, al final era lo que él quería y yo estaba dispuesto a darle en el gusto.
Llegó la hora del cierre, mientras el revisaba cuentas yo cerré el local, quedó poca luz adentro, de afuera nada se veía, el escenario estaba perfecto.
Yo: ¿como nos fue don Guillermo?
Don Guille: bastante bien, fue una buena jornada me dijo, ahora a descansar y aburrirse el resto del día, ya sabes que estoy solo en casa.
Yo: está claro, si quiere lo acompaño un rato más, puedo llegar más tarde a casa
Don Guille: te agradezco, ¿me puedes revisar esas cajas que están debajo de ese mueble?,
Me señaló un mueble bajo que para revisarlo debía agacharme un poco
Así lo hice, me agaché, él se acercó y se puso detrás de mí, apretó su verga a mi trasero, me tomó de la cintura mientras me hablaba.
Don Guille: Lo siento, no sé que pasa por mi mente pero siento muchas ganas de tenerte, hace tiempo esperaba este momento, no me niegues tu culito, lo deseo y te compensaré por ello.
Yo: No le negaré nada don Guille, yo me dejaré hacer lo que desee
Me acarició el pene por sobre la ropa, frotaba su pene en mi trasero, gemía y sus manos me recorrían entero. De pronto me bajó mis ropas dejando mi culo a su disposición, yo termine la faena sacándome toda la ropa, sentí su verga desnuda en mi rajita, me volví loco de excitación con eso, me volteé y tuve a mi disposición semejante miembro, lo metí en mi boca y comencé a mamar con maestría y mucho deseo, él sólo gemía, me levantó, me hizo darme vuelta, me apoyé sobre el mueble de la caja, abrí mis piernas, él puso la cabeza de su pene en mi agujero, comenzó a empujar, no era fácil de que entrara ese miembro en mi culito, metió su lengua en mi ano, lo que me hizo gemir y retorcerme de placer, lo hizo durante un buen rato haciéndome gozar mucho, ya teniendo dilatado mi ano, volvió a empujar con su pene, algo de dolor sentí pero no lo manifesté, sólo quería tener esa verga adentro, de a poco comenzó a entrar, mientras me culeaba acariciaba mi pene y me besaba el cuello, no decía nada, solo gemía, comenzó a variar posiciones, me subió al mesón quedando mi culo a su disposición, penetró con fuerza, luego se detuvo, era una penetración lenta, me metía todo su pene y lo sacaba casi entero, lentamente, hizo eso por un rato, de pronto comenzó a agitar su respiración y comenzó un mete y saca mas fuerte, yo estaba en el cielo, tenía tomada mis piernas de los tobillos, me levantaba y me lo metía sin piedad ya, era fuerte ahora, podía sentir el golpe de sus bolas con mis nalgas, era una grata sensación todo, él tenía su vista fija en mi culo y en la penetración, cada vez mas rápida, de pronto comenzó a exclamar, me voy, me voy, que ricoooooo, whooooo, clavándome con fuerza, haciéndome sentir cada expulsión de semen en mi ano, me hizo acabar, eyaculé mucho también, hasta que se detuvo, me bajó con cuidado, me ayudo a bajar del mesón, ya abajo con él aún jadeando y tratando de respirar normal me agaché y mamé ese pedazo de carne, lo dejé limpio, lo hice con suavidad hasta que su tamaño se redujo al mínimo. Nos limpiamos, nos vestimos y sólo me dijo que lo había gozado mucho, que quería seguir haciéndolo conmigo, no me preguntó nada, sólo me dio doble salario y a partir de ese día buscaba excusas para quedarse solo conmigo y sin mediar palabra alguna culearme a su antojo.
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