Don Pedro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nastyjulio22.
Don Pedro
Esto ocurrió alrededor del año 1999.
En ese entonces yo había cumplido 11 años, era junio y acaba de terminar la primaria, por lo que ya estaba de vacaciones.
Vivíamos en un fraccionamiento a las orillas del pueblo; un pueblo de Jalisco de no mas 50 mil personas que por lo que sé, allá por los años 50 y 60? vivió su mejor época en lo que se refiere a comercio y empleo pues fueron 5 las empresas que se establecieron aquí y que desafortunadamente quebraron y sus instalaciones, ahora en ruinas, son nido de drogadictos y borrachos, todas estas quedaban cerca de donde vivía por lo que mi mamá no se cansaba de advertirme de tener cuidado y no acercarme a aquellos lugares.
Mi familia era pequeña, mi madre, mi papa y mi hermano mayor que ya no vivía con nosotros y que de vez en cuando nos visitaba.
Por aquellas épocas mi abuela materna enfermo y estaba hospitalizada en Guadalajara por lo que mi madre iba a cuidarla 4 días a la semana, mientras mi papá, como siempre, ocupado con su trabajo solo llega por las noches para cenar y dormir.
No obstante, me dejaban al cuidado de la vecina a quien le encargaban que me “echara un ojo de vez en cuando”… cosa que solo hacia cuando se acordaba.
Un buen día antes de irse mi mama a Guadalajara, mientras me servia el desayuno me dijo: -hijo, hoy va a venir don Pedro para llevarse los envases que están el patio, cuando venga se los entregas y le das la comida que deje en el refrigerador, yo le respondí que estaba bien, que no se preocupara.
Desayunamos, se despidió de mi y se fue.
Don Pedro era un vagabundo delgado, extremadamente moreno (mas bien tenia la piel quemada por el solo) de rostro desafiante y pelo alborotado, él vivía solo en una casita de cartón junto a una de las fabricas antes mencionadas.
No tenia buena fama en la colonia, pues la gente decía que era un viejo mañoso que continuamente le faltaba al respeto a las jovencitas y las señoras del lugar, sin embargo, con nosotros nunca mostró malas intenciones, e incluso se portaba muy amable conmigo, era habitual que me mimara cuando le entregaba los encargos de mi mama, incluso en su presencia: -a que lindo gordito, tan amable muchachito!… yo le tenia mucha confianza.
Y si, tal cual el me describía, yo era un niño gordito, y sin adornos diría que no solo eso, sino bastante gordo, sin embargo conservaba buenos rasgos como cualquier niño gordito a esa edad; soy de piel blanca, pelo castaño, cara redonda, brazos anchos, prominente panza (en ese entonces) y lo que mas destacaba de mi eran mis enormes jamones que tenia como piernas y unas nalgas generosas.
No exagero, y contrario a lo que he leído en este foro respecto a relatos de niños igual, donde los describen con buenas tetas, en mi caso no era así, si bien tenia mis “chichis” no eran nada comparadas con mi culo.
Volviendo al relato, como a eso de las tres de la tarde, don Pedró toco la verja de mi casa y fui a abrir;
Don Pedro: -Hola como estas rafita? (así me llamo) vine por los envases que me regaló tu mamá
Yo: -Ah, si, pásele ahorita se los doy.
Pase, pase.
Él se quedo en la cochera, la cual conectaba también al patio trasero esperado que yo le entregara las botellas.
Yo: -Don Pedro, se me olvida, mi mama le dejó un poco de comida, deje ir por ella
Don Pedro: -Gracias mijo, que Dios se los pague
Me metí a la casa por la comida y regresé
Yo: -Mire aquí tiene
Don Pedro: -Gracias, gordito, que lindo nene.
¿Dónde está tu mamá? Quisiera agradecerle personalmente.
Yo: – No está, fue a Guadalajara a cuidar a mi abuela, regresa hasta el domingo en la noche
Don Pedro: -¿Entonces estás solito?
Yo: -Sí, hasta la noche que llegue mi papá
Don Pedro: -Probrecito, te has de aburrir mucho de estar encerrado todo el día en la casa
Yo:- Pues si, pero debes en cuando salgo por las tardes con mis amigos y me distraigo un rato
Don Pedro: -Te digo, pobrecito
Yo:- Pero pásele, allá atrás tengo los envases para que se las lleve
Era un día típico de Junio, había llovido en la madrugada y el bochorno estaba al máximo, por lo que andaba con una camisa blanca y un short verde con franjas verticales muy pequeñas de color amarillo, (ya no me quedaba muy bien, a pesar de que era talla extra, me apretaba mucho) y unas sandalias.
Me adelante y el detrás mio, los frascos estaba debajo del lavadero dentro de un costal.
Yo:- Mire, allí están, tómelos
Don Pedro: -Hay hijo, pasámelos tú, yo no puedo agacharme, me duele la espalda
Con lo que viene a continuación, supe que solo fue una artimaña para mirarme el culo
Yo: -Está bien
Me agache, y por mi complexión y el short que me apretaba, me resultaba difícil sacarlos de aquel lugar, fue entonces que lo sentí encima mio con su tronco pegado a mi, haciendo movimiento pélvicos contra mi exuberante culo
Don Pedro:- ¿Quieres que te coja? Nadie se va a dar cuenta, te va a gustar
Yo:- Don Pedro, por favor, quítese, me da vergüenza
Don Pedro: Andale, di que si y te suelto
Yo:- Quítese de encima, me está lastimando
Don Pedro: Di que sí, y te suelto, ademas ¿para qué quieres ese cuerpo si no lo aprovechas? ¿No quieres sentir lo que tu mamá siente cuando tu papá se la cogé?
Yo: -Pero yo soy hombre, no tengo pucha (nombre vulgar que refiere a vagina)
Don Pedro: Pero tienes culo, y que culo! Andale, no quieres mi pito dentro de ti.
Di que si y se suelto.
Yo:- Si, esta bien.
Se aparto de mi, y yo me levante, cuando me gire ya tenia la verga fuera del pantalón y erecta, no era enorme, pero si gruesa.
Yo:- ¿Se la chupo o me la a meter?
Don Pedro: -No, primero dame una mamada
Me incline como pude, y empece a lamer los jugos que expelía su miembro, que para ser sincero, me gustaban, poco a poco me la fui metiendo en la boca torpemente
Don Pedro:- Cuidado!… cuidado sin morder, solo chúpala como una paleta
Yo:- ¿Así?
Don Pedro: Andale así, que bonito nene tan obediente
Me decía esto mientras me estrujaba los cachetes; de un momento a otro yo estaba con su pito metido hasta mi garganta, y yo como loco en un frenezzi le pedía mas y mas.
Don Pedro: -Date la vuelta,
Me dijo mientras de un tirón me bajo el short y el calzón dejando al aire libre mi frondoso, rosado y virginal culo a su merced.
Se puso detrás de mi y me lleno el hoyo con su saliva
Don Pedro: -¿Quieres pito?
Yo:- Si, Don Pedro, quiero que me haga su mujer
Recién lo había puesto en la entrada cuando la vecina llamo al cancel
Vecina:- Rafita, vine a ver si no se te ofrece algo, ábreme
Con la sorpresa él se incorporó rápidamente aun con verga parada y chorreado liquido preseminal mientras yo luchaba por ponerme en pie y subirme la ropa, estaba en el éxtasis, había pasado de negarme a desear con todo mi ser de tener a Don Pedro dentro de mi.
Yo: Ya voy! Le grite mientras le decía a Don Pedro que se escondiera detrás del lavadero
Don Pedro: Mejor, me voy, pero puedes ir a mi casa al rato, cerca esta la bodega abandonada, allí detrás de los montones de tierra hay un lugar donde nadie nos puede ver y te puedo coger como Dios manda
Yo:- Está bien
Salimos los dos, le abrí a la vecina y despedí a Don Pedro
Yo: -Que le vaya bien, cuando tengamos mas envases le avisamos
Don Pedro: -Gracias mijo
Yo: De nada, que le vaya bien
Vecina: -Hay Rafita ya le he dicho a tu mama que no le tengan tanta confianza al viejo ese, es un degenerado.
Yo:- Solo vino por unas cosas que le regalamos
Vecina: -De todos modos, no es de fiar, bueno, nada mas vine a ver si no ocupabas nada
Yo: -No, estoy bien, gracias, de hecho al rato voy a ir a jugar con una amigo.
(Lo dije con ironía, porque ya quería que se largara para poder ir con mi “nuevo amigo”
Vecina: -Está bien, comes y te vas cuidado.
Yo: -Si, gracias por todo
Dio media vuelta y se fue.
De inmediato subí a mi cuarto a ponerme unos tenis; sabia que el lugar donde me vería con él era sinuoso y con la lluvia de esa noche el camino estaría atiborrado de lodo pues como dije en un principio, muy poca gente se aventuraba por esos lugares.
Tome un vaso con agua y me dirigí al lugar de destino.
Tarde alrededor de diez minuto en llegar a pie, entre los obstáculos y el ir vigilando no encontrarme con alguien conocido que pudiera advertir a mis padres de que anduve por ahí, afortunadamente no fue así, y llegue prácticamente sin topar con nadie, una vez allí divise su casa hecha de laminas de cartón a un lado de la fabrica abandonada; mientras me acercaba por un momento vino a mi mente el pensamiento de que lo que hacia no era lo correcto, pero inmediatamente volvió la sensación de placer que me producía ser poseído por un hombre y afirme mi paso.
Yo: -Don Pedro, soy yo Rafita
Don Pedro: -Adelanté gordito, te estoy esperando
Abrí la puesta de lamina tras de la cual había un trapo echo jirones a manera de cortina la cual también hice a un lado, dentro estaba Don Pedro postrado desnudo sobre un viejo colchón sobre una base de ladrillos, me sorprendió verlo de esa manera pues se estaba masturbando con su verga erecta.
El lugar era feo y olía mal, las “paredes” estaban cubiertas de carteles de mujeres desnudas cogiendo, había aberturas por donde se divisaba el exterior.
Don Pedro: -Si viniste, ya ves que si quieres verga gordito
Yo: -Si, la verdad es que si quiero verga
Don Pedro: -No te preocupes, solo me la estaba jalando mientras te esperaba, estoy hasta la madre de mecos, y todos son para ti.
Pero primero ven y mámela
Me recosté a su pies y él abrió las piernas para dejarme el camino libre.
Metí su verga a mi boca y con la experiencia previa ahora le empece a dar la mamada de su vida
Don Pedro: Así! Que rico, chúpalo, chúpalo, cómetela entera… ¿Quieres que te haga mi mujer?
Yo: -Si, papí, hazme tu mujer
Estuve chupando alrededor de 10, hasta que afuera de la casa un sujeto le grito a Don Pedro
Sujeto: ¿Pedro vas a ir al arroyo a juntar piedra?
Fue el peor susto de su mi vida, por un momento creí que entraría a la casa y nos vería teniendo sexo
Don Pedro se levanto de inmediato y se subió el pantalón y me dijo despacio: quedate aquí, no hagas ruido.
Yo me quede con la camisa a medias y la boca llena de baba.
Él salio
Don Pedro: -¿Qué tal cabrón? Fijate que hoy no puedo, estoy enfermo, me duele la espalda (su mejor excusa) mejor otro día
Sujeto: -Bueno, tu te lo pierdes, hay la vemos
El hombre se fue y Don Pedro: entró
Yo: -Ya no quiero coger, aquí nos van a ver
Don Pedro: -Pero ¿Cómo? Tú dijiste que querías que te la metiera, ahora me cumples
Yo: -Si, pero aquí no, nos van a ver
Don Pedro: Esta bien, vamos a la bodega, yo puedo abrir las puertas y cerrar por dentro, allí nadie nos va descubrir
Yo: -¿Pero en que me vas a coger? ¿en el piso?
Don Pedro: -Allí adentro tengo una colchoneta donde ya me he cogido a varias viejas
Yo: -Entonces no, me vas a coger como a ellas y después vas a traer mas
Don Pedro: -Andale gordito, no te hagas del rogar
Me decía esto mientras me empezó a hacer cosquillas en la panza
Don Pedro: -Andale, te va gustar si ¿Si?
Entre risa y risa asentí, salimos de la casa.
Me empezó a seguir para hacerme cosquillas mientras me manoseaba el culo y me nalgeaba e inútilmente yo me protegía (la verdad es que me gustaba que lo hiciera)
Don Pedro: -Que rico manjar me voy a comer, que culote tienes Rafita
Por fin llegamos, con una pinzas que llevaba, quito los alambres que estaba en el portón a modo de seguro, entramos y por dentro cerro de la misma forma.
Me tomo de la mano y me encamino al susodicho rincón.
Como él solo llevaba su pantalón, se lo quito al recostarse en la colchoneta
Don Pedro: No te he visto encuerado Rafita, y quiero que sea una sorpresa, ve detrás de aquel montón de arena, te encueras y regresas, aquí te espero.
Yo obedecí, me quite la ropa y quede desnudo con mi cuerpo que brillaba ante la tenue luz del lugar por el sudor que había producido por el esfuerzo de la caminata, regrese a donde él mientras mis carnes revoloteaban a cada paso, por fin me mostré ante él, y me miro con ojos de lujuria
Don Pedro: Hay chiquito, para quiero viejas si te tengo a ti.
Entre risas me recosté junto a él para seguir chupandole el pito.
Nuestros cuerpos contrastaban, mientras su cuerpo era áspero, tosco y moreno, el mio era suave, terso, redondo y blanco.
Estuvimos otros 5 minutos así.
Yo: -Cogame Don Pedro!
Don Pedro: -Ya lo quieres dentro
Yo: -Si, por favor
Don Pedro: -Muy bien
Me puso boca arriba y me abrió las piernas las cuales puso sobre sus hombros
Don Pedro: -Te voy a coger como se cogen a las mujeres, al principio te va a doler, pero después me mas a pedir mas
Yo, -Si, lo que usted quiera
Me lleno el culo de saliva y puso su pito en mi entrada, con calma fue entrando centímetros a centímetro mientras yo pujaba: Hay!, hay! Me duele.
Luego de la lucha, entro completamente, nos quedamos un minuto quietos para que mi esfinter se acoplara a su pito; él acariciaba mis pezones y los mordía en el acto, luego dio inicio el placer y el vaivén del sexo de su pelvis chocando contra mi, con un sonido que inundaba la soledad del lugar en un eco que era testigo de mi entrega.
Plaf! Plaf! Se oía, yo estaba en el cielo, en mi cabeza pasaban muchos pensamientos, como el que estaba ocupando el lugar de las mujeres que él se había follado ahí y eso me hacia sentir una mujer de verdad.
Fueron 10 minutos en esa posición, luego me puso de perrito con mi enorme culo a su disposición, volvió a entrar, esta vez sin problemas, Me estrujaba la barriga, las piernas, las tetas, era un león el celo con el ímpetu de reproducirse.
Yo ahí, con Don Pedro que vivía de las sobras de mi casa, estaba en ese momento comiéndose al gordito que devoraba las comidas de la familia que lo alimentaba, mientras bufaba como un toro.
Don Pedro: -¿Quieres que te haga un hijo? ¿Quieres que te embarace?
Yo: -Si, si quiero, quiero ser tu mujer
Don Pedro: -Muy bien Rafita, vas a ser mi mujer y me vas a dar este culo cuando te lo pida
Yo: -Si, soy todo suyo
Luego de interminables embestidas, sentí su cuerpo convulsionar mientras gritaba, sus mecos comenzaron a incrustarse en mis entrañas en cantidades industriales, mentiría si dijera que fueron menos de 15 explosiones dentro mi, cuando termino se tumbo sobre mi y dejo su pene dentro.
Don Pedro: -Me voy a quedar así, hasta que mi semilla se acople a tu carne.
Yo solo, suspire por el cansancio y nos quedamos dormidos desnudos.
Tarde era cuando despertamos, aunque aun se veía ya era prácticamente de noche, salimos a prisa, pues debía regresar a mi casa antes de que mi papá llegara.
Me vestí y salimos de la bodega, nos besamos y me despidió con semejante nalgada que resonó por el lugar
Don Pedro: -¿Cuando vas a volver a venir Rafita?
Yo: – Mañana
Esa no fue la última vez que nos vimos, pues fui su mujer hasta los 15 años, y repetimos la escena incluso en mi casa y en mi cama.
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