Don Roberto y sus inquilinos II.I
Susana describe quién es su captor .
Para Don Roberto esto es algo totalmente nuevo y extraordinario, la inmadura vagina de 2 años de la hija de Susana no lubrica, la niña no reacciona, se queda quieta, primero porque no puede moverse debido a las ataduras, unas correas de cuero que la presionan de sus muñecas y tobillos lo suficiente para que no puede liberar las extremidades, segundo porque su madre así la enseñó.
La niña no sabe que esto está mal, al inició lloró por los gritos de su madre, verla atada, luchando por liberarse, gritando debajo de esa capucha, además de sus propias ataduras, pero el hombre hace lo mismo que su madre, pero la vieja y gruesa lengua le hace cosquillas.
Susana debajo de la capucha escucha la risa de su hija, se imagina lo que está pasando, su captor le está dando sexo oral, la asustada mujer recuerda a su ex esposo y enfurece, lo responsabiliza ¿Qué culpa tiene ella?.
- ¿Te gusta putita?
- Uhu
- ¿Ya te lo habían hecho antes verdad?
- Uhu
- ¿Quién?
Con su dedito la infante señala a su madre quién siente miedo, su hija la delató ¿Qué le harán a ella ahora?. La mujer trató de reconocer la ronca y fingida voz pero le fue imposible, su hija de 2 años está riendo de nuevo con cada lenguetazo en su almejita.
- ¿Qué más te ha hecho?
- Me metido cosa e poto
- ¿Este poto?
- Uhu
La verga de Don Roberto está erecta, a la nena le han metido objetos en su culito y le han chupado se almejita y lo ve normal «cómo me voy a divertir» pensó Don Roberto que juega su dedo meñique en el culito de la nena.
«Estoy acabada, mi hija habló demás, seguro me violan, no quiero acabar como esas mujeres que encuentran descuartizadas en bolsas negras».
Susana llora en silencio, se siente arrepentida, se imagina a su hija siendo tocada por este extraño, siente enojo, desea protegerla, pero es un sentimiento efímero, falso. Su vagina la traiciona, se humedece pensando en la lengua de este extraño sobre la puchita de 2 años empapada en saliva del abusador.
Sobre la mesa la niña de años recibe la atención de un meñique sobre su ano rosa y una lengua sobre su blanca vagina imberbe.
Con paciencia y saliva Don Roberto hace presión en el culito que para su sorpresa se abre poco a poco ante el intruso, sin dejar de lamer mira el rostro de la niña que suspira con los ojos cerrados.
- ¿Te duele?
- No
El perverso hombre empuja su dedo en el anito que se abre hasta que la mitad está adentro. La infante hace muecas y suspira, pero eso es todo. Está acostumbrada a esto, dejó entrar el dedo como lo ha hecho con otros objetos, está vez es más grueso causando un ligero malestar, pero nada que la abusada niña no pueda soportar.
Don Roberto disfruta la presión en su meñique, el perverso hombre calcula las posibilidades y condiciones necesarias para que una niña de esta edad acepte su verga sin usar drogas.
Sin sacar el dedo Ron Roberto observa a Susana, la mujer tiembla, asume que tiene miedo, pero la perversa madre está excitada.
- Las has entrenado bien, tiene mi meñique metido en el «poto», es una buena niña.
La pequeña de 2 años sonríe a Don Roberto que la observa con ojos de deseo, la niña ha visto esa mirada en su madre, por eso la confunde y piensa que la ve con amor.
Susana no logra identificar la voz, pero ya no le importa, su hija tiene un meñique metido en su anito, ella nunca se animó a nada como eso, la imagen del culito cerrado con fuerza alrededor del dedo del extraño fue el detonante de su orgasmo.
Debajo de la capucha la mujer gime en un orgasmo incontrolable traicionada por su propia lujuria. Don Roberto se dió cuenta de eso, Susana está fuera de su liga pero su panza de embarazada lo excita.
- ¿Te corriste verdad?
La avergonzada mujer asiente con su cabeza, no tiene caso ocultarlo, no tiene caso negarlo, su suerte está echada, si para sobrevivir debe entregar a su hija y coger con algún sádico que la violará, así lo hará.
Don Roberto deja el culito de la niña que respira con alivio, se pone un pasamontañas, se quita el pantalón sacando su verga en medio de los bóxers, amordaza a la niña, no quiere que hable y diga quién es, aunque no sabe si la niña conoce su nombre.
El hombre remueve la capucha de la mujer, había olvidado que tenía un antifaz negro, decide conservarlo.
El orgasmo de Susana ya pasó, se siente nerviosa y preocupada, ya no tiene la capucha pero aún no logra ver nada. Siente las manos del hombre remover la mordaza, respira por la boca agitada.
Sin aviso un pene toca su rostro, ella gira huyendo, pero sabe que no puede ir a ningún lado, aprieta fuerte los ojos, abre su boca y el pene entra en su interior.
Es un pene pequeño en comparación con los otros que ha tenido, tal ves 16 centímetros, no muy grueso, se siente cómoda sabiendo que no podrá hacerle daño si la violan.
Cómo puede ser dedica a chupar al invasor, su luenga se apodera del glande concentrando toda su habilidad en esa zona.
Dor Roberto está complacido, solo ha habido un chico que le daba unas buenas mamadas, un jovencito que aprendió a mamar verga con Don Roberto a los 8 años.
El niño se volvió un experto, era el vivo ejemplo de si no naces, te hacen. Entregó su culito llorando y se despidió de Don Roberto gimiendo de placer. Le pesó entregarlo, pero el chico captó la atención de alguien con mucho poder y lo sacrificó a este hombre por algunos favores.
- Lo haces bien Susana, tu mamada es tan buena como tus vídeos, se venderá tanto como tus escenas lésbicas madre e hija.
Susana se detuvo, reconoció la voz que ya lo finge, aterrada sacó el pene de su boca, este hombre sabe de sus videos, no solo los ha visto, sabe que se venden, este hombre la conoce más de lo que ella cree, este hombre es Don Roberto.
- Por favor, no nos haga daño, dígame qué quiere, se lo doy y nos vamos para nunca volver.
- ¿Irse? No mujer, así no funciona esto, no se irán a ningún lado, se van a quedar aquí y nos vamos a divertir mucho juntos.
- Nooo, por favor, no nos haga daño, ¡No me hagas daño! Te entrego a mi hija, te la dejo, pero, por favor, ¡Déjame ir!
La naturaleza de Susana afloro, ella no es una buena persona, nunca lo ha sido, solo le interesa tener una vida tranquila, no le interesa su hija, tiene otra en camino, puede sacrificarla si con eso sale de esto, pero Susana está equivocada, ella no irá a ningún lado, tampoco su hija, Almendra, ambas se quedarán aquí y serán las putas privadas de Don Roberto, Susana no lo sabe, pero lo necesita, necesita de este hombre, de su influencia, de sus amigos, de su protección…
Continuará.
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