Dos Agentes del Orden Público Cachondos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Sucede que Alejandro y yo desde que él tenía 9 años y yo 10 habíamos decubierto el juego del placer sexual, un día jugando al esconder. Nos escondimos juntitos, y no, nos encontraban, en eso él se me pegó mucho y su verguita quedó entre mis nalguitas y se sintió rico, aun vestidos.
El comenzó a rosarme de atrás para alante y yo le movía las caderas, nos fascinó ese jueguito y desde entonces, procurabamos estar solos y jugar solos, para dar rienda suelta a nuestro descubrimiento. Pasaron los años, crecimos y a los 13 ya su pene era enorme, pero mi anito estaba ya acostumbrado solo a él. A los 14 años ya Alejandro estaba bien desarrollado y yo igual, eramos amigos con privilegios, él me celaba y yo a él tambien. El fue mi primer hombre y yo su primer culo, pues él me lo rompió, bien roto a los 13 años, anteriormente solo eran roces y sin ropa pero por encima sin penetración. Eso sí nos comíamos a besos de lengua y por todo nuestros cuerpos.
Un día como eramos inseparables, nos fuimos a visitar a un amigo que se había mudado de nuestro barrio, a pie, caminando un largo trecho. Nos cogió la noche al regresar y cuando ibamos a mitad del camino, nos dió por orinar y entramos a unas malezas, en un caminito, dónde había como un hueco, ahí nos pusimos a hacer.. piz, y como comprenderan, con unas hormonas en plena adolescencia, Alejandro comenzó a tocarme el culo y yo a agarrarle la verga. Me arrodillé y como estaba ya de noche no nos preocupamos y se la comenzé a mamar; tanto que me gustaba mamar esa verga tan grande y rica, que era solo mía! Luego nos quitamos los pantalones, los pusimos en el césped y yo me acosté boca abajo y mi amigo me la metió. Yo loco de placer fui subiendo las nalgas de manera tal que mi culito quedó, con la verga de Alejandro hasta la bolas, que rico era eso!
Cuando más estabamos gozando, dos agentes del orden público (policías) nos atraparon.
-Policía- Y que carajo, hacen ustedes metiendo aquí? No son muy jovencitos para eso? Mientras el otro policía nos alumbraba con una linterna de baterías.
-Yo- Disculpen, no es lo que ustedes creen…y nerviosísimos, nos poníamos los pantalones.
-Policía- Que no qué? Me dijo a mi mirándome, si tu amiguito te tenía ese culo hasta el fondo! Noté entonces, ya en la penumbra que a ellos, se las paró sus respectivas vergas y se las masajeaban con una mano, aquellos prominentes bultos, no podían pasar por desapercibidos por sus ajustados, pantalones de uniforme azul obscuro; entendí que se pusieron cachondos, con lo que vieron, pues mi culo, modestia aparte es blanquito, lampiño, y bien paraditas nalgas.
-Yo- Déjenos ir por favor y perdonen (y temblaba como una hoja en el viento)
-Policía- Mira chamaquito, mira que calientes nos pusieron, no les vamos a hacer nada, pero nos tienen, que bajar esto, que se puso así de duro por su culpa (agarrándose los fuertes paquetes). Yo en mi nerviosidad no dejaba de contemplar aquellas grandes vergas, que se notaban en aquellos pantalones.
-Alejandro- Yo no soy maricón, solo se lo hago a él ( y lloraba muy quedo)
-Yo- Me estoy muriendo de miedo, pero dejénlo ir a él, el maricón soy yo, por favor ( no se como me armé de valor ) Entonces uno de ellos, se fue y trajo el auto con el biombo (luz) apagado y lo entró al obscuro camino, cerca del hueco en que estabamos.
-Policía- Tranquílizate chamaquito y tu no llores mas (refiriéndose a Alejandro) Acaso tu no eres el macho, el marido de tu amigo? No les vamos a hacer daño, ni sus padres lo van a saber, pero tambien queremos participar, aunque sea una mamadita a cada uno. Entonces yo caí en cuenta, que si yo se los mamaba, dejaban a mi Alejandro en paz y nos dejaban ir.
-Yo- Está bien yo se las mamo a los dos. Ni cortos ni peresosos, ambos se bajaron los pantalones, recostados del auto o patrulla policiáca. Quedé, boquiabierto al ver las vergas que aquellos machos tenían, y eso que para mi la verga de mi Alejandro era grándisima. Me arrodillé y comenzé mi tárea, aquellos penes casi no cabían en mi boca, mamaba un rato uno, y seguía un rato con el otro. Ellos gemían y me decían palabras soeces, dále maricón, asi, así…mira como nos lo mama tu hembra, le decían a Alejandro. Y yo me detube y me puse de pié, indignado.
-Yo- Ya está bueno no me insulten más, no les hemos echo daño ni robado nada. Me imagino, que uno de ellos pensó, que a las malas, no conseguirían lo que querían y me pidieron excusas, pero que siguiera, dándosle gusto. Volví a mamarselas (deveras que pasado el miedo, me encantaban aquellas vergas, que no sabía que existían así). Le pidieron a Alejandro que me lo volviera a meter, y como mi amigo estaba ya empalmado con aquello, que me veía hacer, se sacó de nuevo su verga, y yo doblado mamándosela a los policías, me baje los pantalones a los tobillos., a mi amigo me la metió. Solo se oian jadeos, gemidos, y un sonido
de chaz, chaz, chaz…eran mis labios chupando y el pene de Alejandro entrando y saliendo de mi culo…no lo puedo negar, estaba en la gloria, y hoy de adulto, pienso que esa, es una fantasía que cualquier gay soñaría tener.
Cuando todos ardíamos de placer y gusto, ellos me pidieron penetrarme y lo hicieron en fila india, como dicen en mi país, primero uno y luego el otro. En cuatro patas yo adentro de la patrulla, me lo metieron, haciendome gritar de gusto y placer, se me olvidó que Alejandro estaba allí, pero en esos instantes de placer, yo me convertí de repente en una puta, y pedía mas y más. Los policías me decían que que caliente y cachondo yo era, que mi culo era mejor, que el de una mujer…, que que apretadito lo tenía, y me gritaban en su arrechura, aprietámelo, apriétamelo, y se me vinieron adentro ambos, mientras, yo me tragaba toda la leche de Alejandro, quien sentado en el asiento trasero, dónde me cogieron los policías, me atragantaba con su verga. Yo me pajié al final y me di una de las mas exitantes venidas de mi adolescencia.
Luego nos limpiamos y ellos muy amables nos llevaron cerca de nuestras casas. Hicimos juramento de no decir nada. Mi culo iba abierto como un túnel, adolorido y me ardía, pero gozoso. Lo que siempre le oculté a mi amigo o mi novio adolescente, es que a sus encondidas, muchas veces volví a tener sexo con aquellos policías. A veces ya vestidos de civil (fuera de horas laborables), me iban a buscar, cerca de mi barrio o a mi escuela, jamás me negué. En su patrulla me dieron por el culo muchas veces, mientras uno me clavaba, yo se la mamaba al otro. A veces me los tiraba a los dos y otra iba, uno solo a buscarme. Desde esa experienca, me vuelven loco los hombres en uniforme y más si se les marca un buen paquete.
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