Dos chicos, nuevas experiencias.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por WriterD.
Desde hace algunos años había empezado a dudar acerca de mi orientación sexual, cuando era niño no le prestaba mucha atención a eso, pero a medida que fui creciendo sabía que me gustaban las chicas, más tarde en los últimos años de secundaría empecé a sentirme atraído de igual forma por chicos.
Sin embargo, no me sentía seguro de estar con uno, así que no le hice mucho caso.
Lamentándolo mucho, estos últimos meses he querido saber que es estar con un chico, y no solo en el ámbito sexual, también en lo que viene siendo una relación.
Haré un pequeño resumen de cómo empezó todo.
Juan es un chico de mi edad, 19 años.
Yo a él lo había visto años atrás en las redes sociales, sabía cómo se llamaba y de dónde era.
Él es de una ciudad algo lejos de dónde yo vivo, por lo tanto obviamente, era imposible que lo conociera en persona algún día, o eso pensé.
Había sido seleccionado en una universidad, en una ciudad lejos de dónde yo vivo y aún más de dónde es Juan.
El día de la inscripción, mientras hacía la fila para recibir la información de las materias que vería y los horarios, estaba algo absorto de todo y empecé a fijarme de quienes estaban en el lugar.
Estaban algunos compañeros de clase que también había quedado en la misma universidad, otros conocidos y en allá a lo lejos, casi al final de la fila, estaba él.
Mi cabeza hizo ¡clic!, me costó reconocerlo a primera vista.
Tuve que voltear varias veces, de forma disimulada a comprobar que era Juan, cosa que no funciono porque, estoy seguro, se percató que lo estaba observando, así que me quede quito e hice como si no pasará nada.
Bueno, ya era mi turno, recibí mis documentos y en seguida me fui al piso donde vivo.
Camino a él, solo pude pensar en aquel chico, que años atrás no era para nada como el que es ahora.
Alto, incluso un poco más alto que yo, con su cabello castaño largo que iba perfectamente con su vestimenta, haciendo un buen look.
Incluso, me sentí mal porque yo para nada me veía así de bien.
Ese día no me puede sacar de la cabeza aquellos instantes que lo vi.
Ni las semanas próximas, porque íbamos a estudiar la misma carrera, solo esperaba que el horario de algunas de nuestras clases fuese el mismo y que tampoco él se cambiara de esas clases por los profesores que nos tocarían (no tenía muy buena reputación).
Como sea, pasaron unas semanas hasta que empezamos la carrera, ese primer día nos reunirían a todos en el auditorio para la bienvenida y explicar ciertas cosas de la universidad.
Me coloque algo triste en el auditorio porque no lo vi, pero más tarde, en la primera clase de la tarde lo vi, sentado junto a quien vendría ser su mejor amiga.
Les cuento, pasaron bastantes días antes de que pudiese acercarme a él de forma sutil y sin tanto drama.
No fue sino hasta un día que nos toco elegir parejas para una práctica de laboratorio, sabía que él no se llevaba bien con la mayoría de esa clase y yo estaba cerca así que le ofrecí unirse conmigo, y acepto.
Luego de esto, resumiéndolo bastante para pasar a lo que les venía a contar, él y yo empezamos a pasar mucho tiempo juntos (de forma que no pareciera que fuésemos pareja), nos veíamos en las clases, fuera de la universidad con nuestro grupo de estudio, y especialmente, cuando alguno de los dos se quedaba solo en casa.
Desde un principio dijimos que nos tomaríamos todo con calma, así que el sexo no era algo que al principio fuese importante, si que habían roces, más de una ocasión nos vimos desnudos e incluso una vez nos bañamos juntos pero no paso más nada.
Cuando estábamos solos disfrutábamos al máximo de esa compañía, ya fuese viendo películas mientras estábamos de cucharita en el sofá.
Preparando alguno plato especial, o pasando la noche juntos en la terraza del edificio, tomando algo y charlando.
En fin, pasamos de ser desconocidos a tener una relación seria, secretamente y que ambos queríamos que fuese así, en tan solo unos 10 meses, sé que es mucho tiempo, pero esto era algo nuevo para nosotros y lo disfrutamos los más relajadamente posible.
En conclusión éramos felices.
Ahora sí, pasando a lo interesante.
Se acercaba una semana repleta de exámenes, teníamos semanas atrás estudiando para todos esos exámenes, y como es de costumbre al final de esas semanas, con nuestros amigos, nos íbamos a algún lugar fuera de la ciudad a pasar el fin de semana celebrando y paseando.
Era una ley casi, pero Juan y yo, habíamos planificado no ir, para pasar ese fin de semana totalmente juntos, en donde vivía.
El único problema era que tendríamos que inventar una buena excusa para cada uno, de forma que nuestros amigos no nos dijeran algo y tampoco se dieran cuenta.
Yo dije que iría a mi ciudad a visitar a mi familia ya que tenía tiempo sin ir, y Juan dijo que sus padres vendrían a visitarlo, y que estaría todo el fin de semana con ellos.
No eran muy creíbles, esas excusas pero funcionaron de maravilla.
Llego el viernes de esa semana, todos nos despedimos e hicimos como si no nos fuésemos a ver hasta el lunes.
Pero más tarde, a eso de las 5:00pm, fui a casa de Juan.
Camino a su casa, solo pensaba en lo que habíamos discutido desde días atrás, ambos llegamos a la conclusión de que ya era tiempo de que experimentáramos relaciones sexuales, a pesar de que ambos éramos unos críos en eso.
Continuando, llegue a su casa, minutos antes le envía un texto para que me esperara afuera, así que él ya me esperaba en su pórtico.
Nos saludamos como dos personas normal, nada más al entrar, cerró la puerta y ahí si nos abrazamos y me dio un beso, al principio de la relación, entre la pena y la falta de experiencia éramos malos besando pero poco a poco fue mejorando.
Ese beso que me dio no basto para borrar de mi cabeza ese pensamiento sucio de tener sexo con él, cosa que pasaría más tarde.
Acortando un poco ese primer día, o bueno tarde.
Charlamos un rato después de llegar, jugamos un rato en la consola, pedimos pizza para cenar, luego vimos una peli en el sofá cama del salón, recostados en cucharita (me encanta cuando hacemos eso, es tan cómodo y agradable poder estar así con alguien), empezó todo a calentarse un poco.
Pasamos de estar abrazados a besarnos lentamente y por un buen rato, mientras nuestras manos acariciaban parte del cuerpo del otro.
Uno que otro gemido suave cuando le besaba su cuellos suavemente, a la vez que acariciaba su pecho.
Sentados uno frente al otro, abrazados y besándonos podía sentir su temperatura corporal, podía percibir su olor corporal, sentir su piel y como latía su corazón.
Y sin más, empecé a quitarle su camiseta, lentamente desde abajo, dejando al descubierto todo su abdomen y pecho.
Él es flaco, no hace mucho ejercicio pero aún así, tenía un excitante cuerpo, ligeramente marcado, el tono de piel, no my blanco ni muy moreno, hacía una perfecta combinación con su cuerpo.
He de decir que no es la persona más bella del mundo, pero era al primero que había visto desnudo y no era para nada mal.
Mis manos recorrieron su desnudo torso, tocando suavemente sus pezones, y masajeando un poco la parte baja del cuello mientras intercambiábamos besos.
Pasado unos minutos así, yo me quite mi camiseta.
Lo hice de la forma más sexy que puede, lentamente justamente cuando iba a mitad de camino él me ayudo, cosa que m excito mucho, no sé porque pero lo hizo.
Ahora era él quien me tocaba a mí, me acariciaba de una forma increíble.
Mi cuerpo no era tan distinto de él, era muy parecido, a excepción de que mi piel era un poco más clara.
Empezó a besarme desde el cuello, y fue bajando lentamente hasta mi pecho.
Pasado un rato, nos separamos y él dijo:
-¿Estás listo?-dijo con algo de duda, seguidamente me beso.
-Sí, lo estoy.
¿Lo estás tú?-.
Sé que no fue la mejor respuesta pero fue lo que se me ocurrió-.
Es mejor llevar todo con calma, así que si no quieres, lo entiendo.
-Calla tonto-.
Se levanto y empezó a bajarse el short que vestía.
Ese short estaba bastante ceñido a su cuerpo, desde que llegue lo noté, nunca se lo había visto.
Le marcaba su trasero, nada especial pero que me llamaba la atención.
Y ahora que estaba excitado, se le marcaba el pene.
Sé que fue rápido cuando se quito el short y su bóxer, pero para mi paso como en cámara lenta.
A medida que bajaba su short e iba dejando al descubierto su bóxer, de color azul tan pegado al cuerpo como una extensión más de su piel, su pene erecto se marcaba perfectamente hacía el lado derecho, dejando al descubierto una pequeña aparte del prepucio.
Y cuando me di cuenta, empezó a quedar al descubierto aquel pedazo de carne.
Se marcaba una ligera línea, como si se hubiese bronceado entre su abdomen y su parte baja, haciendo que resaltara más su pene y sus bolas.
No tardo mucho en quitarse el bóxer y ver que yo estaba fijamente viéndolo, se acerco un poco y como un reflejo, cogí su pene con mi mano derecha y con la izquierda acariciaba los alrededores.
Era la primera vez que hacía eso, que agarraba un pene ajeno, era tan excitante.
Estaba bastante tieso, a una temperatura cálida y su piel era suave.
Juegue un rato con él, subía y bajaba mi mano lentamente, como si lo masturbara pero sin ánimos de hacerle acabar.
Su expresión facial era el placer y la excitación en su estado más puro, sumado con los ligeros gemidos que se soltaba, me excitaba tanto que estaba a punto de reventar mi pene.
Ya había pasado un rato desde que empecé a tocarlo, y sin más, lo acerque un poco más a mí, cogiendo sus nalgas una con cada mano, de forma que pudiese tocarlas, sentir como eran.
Algo firmes, pero para ser las primeras que tocaba al desnudo, eran lo máximo, lo acerque a unos centímetros de mi cara.
Justamente, al estar sentado, mi rostro quedaba a la altura de su pene.
Y sin más, me aventuré a hacer la primera mamada de mi vida.
El olor que despedía, no puedo decir que era asqueroso pero tampoco era muy a gusto, en cierta forma me hacía querer hacer aún más eso, cuando mis labios tocaron por primera vez la piel de su pene, fue un placer único, sumado con lo que sentía y saboreaba con la lengua, hacía del momento algo muy especial.
Eran unos 16 cm que debía intentar meter a mi boca, al no haberlo hecho nunca obviamente no puede con todo, pero a medida que metía y sacaba de mi boca aquel pedazo de placer, me fui acostumbrando.
El sabor, la sensación y todo era extremadamente placentero.
En un momento, mientras seguida en lo mío y acariciaba sus bolas y su ingle con mi otra mano, observe como tenía pequeños espasmos en su cuerpo, de esos que se generan de la excitación.
Sus ojos cerrados, con la cabeza ligeramente levantada y el cómo se mordía lo labios, solo me decían que estaba haciendo un buen trabajo.
Luego de un rato, él me coge la cabeza con una mano y me detiene, para él seguir masturbándose con la otra mientras vendría a ser su acabada.
Unos cuantos chorros de semen, tibio salieron de su pene, disparados en varias direcciones, incluso uno cayo por mi pecho, podía ver como él lo disfrutaba al máximo.
Mientras le pasaba un poco el momento, me levanten del sofá y empecé a desnudarme.
Ahora era él quien me miraba fijamente, su mirada no se iba de mi parte baja.
Me quite el pantalón poco a poco, haciendo de una forma sexy, podía observar que a él le gustaba.
Luego fui dejando al descubierto mi pene, mientras bajaba mi bóxer negro, al igual que el de él, ceñido a mi cuerpo.
Poco a poco iba saliendo a la luz, mi erecto pene, un poco más oscuro que el de Juan.
Del mismo tamaño me atrevo a decir, me encorve un poco para sacar el bóxer de mis piernas.
Me sentía libre, sin ningún tapujo frente a él.
Ahora era él quien me tocaba, sus manos estaban algo frías pero se sentía muy bien, con una cogió mis bolas y con la otra masturbaba suavemente mi pene mientras intercambiábamos unos besos.
Paso un buen rato así, pero ya era hora de lo siguiente.
Me separé de él y fui a mi morral.
Saqué unos condones y un botecito de lubricante.
Cuando volví el ya me esperaba acostado en el sofá.
Verle ahí, recostado esperando a que fuera a por él, era como un sueño para mí.
No podía creer que estuviese pasando y más con Él.
Una persona tan especial, que a pesar de que no era un relación de mucho tiempo, todo se había desenvuelto con normalidad y que tal vez si todos supiesen de nosotros no sería así.
Me puse encima de él, rozábamos nuestro cuerpos, lo más excitante era cuando se pene se encontraba con el mío.
Antes de empezar a follar, me acerque su cuello y empecé a besarlo nuevamente, con aquella suavidad.
Podía sentir su respiración agitada, sabíamos que ambos estábamos súper nerviosos.
Otra vez, me levante, me puse de rodillas y levante sus piernas, una en cada hombre.
El colocó un cojín bajo su parte baja de la espalda levantado así un poco más el cuerpo.
Quedo a plena vista, con sus piernas separadas, aquel agujero rosa, aquel ano que en unos instantes sería penetrado por primera vez, y sería yo quien tuviese ese honor.
Destape el condón, me lo coloque suave, porque estaba algo nervioso y apenas podía controlar el temblor de mis manos y mi cuerpo sumado con el de Juan… Una vez hecho, cogí el lubricando y vertí un poco en la punta de mi pene, lo esparcí por todo el condón y luego me unte otro poco en la mano.
Y la lleve hasta tu ano.
Era una sensación única, estaba cálido y se sentía suavecito.
Empecé a rozar mis dedos poco a poco por toda esa parte, cubriendo bien la zona empecé a dilatar un poco con el dedo medio, haciendo pequeños círculos en la parte externa, y poco a poco iba introduciendo hasta tener al menos casi todo el dedo dentro.
Eran sensaciones que nunca había tenido, y por cómo estaba Juan, tampoco las había sentido.
Empecé a hacer un pequeño masaje anal, con movimientos circulares y lentos, intente incluso acércame lo que llaman el punto “p” (próstata) para darle más placer a Juan, pero creo no masajeé mucho esa zona para evitar que el acabará rápido, dejaría esto hasta el final.
Una vez que logre dilatar aquello, me acerque con una respiración muy agitada y poco a poco fui introduciendo mi pene en él.
El ahogo un grito de dolor, pero que parecía gustarle.
Sentía como su esfínter apretaba mi trozo de carne, era tan espectacular esa sensación que si hubiese sido precoz, hubiese acabado justo ahí.
Una vez que yo estaba dentro de él, me agache y le bese, esta vez lo más apasionadamente que puede, y él me lo devolvió de igual forma.
Ahora era mi turno, empecé lentamente, sacaba y metía mi pene en él, con un movimiento lento de cadera.
El soltaba gemidos, incluso yo también.
A medida que iba pasando el momento, fui acelerando, hasta llegar a una velocidad moderada.
Estaba muy excitado, demasiado.
No me había percatado de lo maravillosamente que es él, de lo bien que estamos los dos juntos.
No me había dado cuanto de lo bonito que era el salón, ni que ya estaba oscuro.
Con una de mis manos empecé a acariciar su abdomen y baje a su pene, empecé a mastúrbalo un poco.
Yo estaba sudando de la emoción, sentía que mí corazón se iba a salir de mi pecho.
Juan volvía a sentir esos mini espasmos de placer, todo estaba pasando en ese momento, la vida era maravillosa, todo era feliz…
Unas cuantas sensaciones empezaron a subir y bajar por mi cuerpo, cerré mis ojos, mordí mis labios empecé a hacer movimiento más duros, escuchaba a Juan gemir más fuerte… no sé cómo describir todo lo que sentí en ese momento.
Era como si estuviese volando, sin ningún peso y una calidez por todo mi cuerpo.
Me olvide de la universidad, de mis problemas, de mi familia de TODO.
Un líquido caliente recorría mi pene, eran chorros de semen caliente acumulado en el condón.
Sentía que mis bolas ya no estaban pesadas, solo sentía placer…
Pero ahí no acabo todo, ya sé que Juan había acabado antes en la mamada, pero ahora quería ser yo quien lo hiciera acabar.
Saque mi pene de usa ano, y estabas vez introduje de una mi dedo, haciendo otra vez los movimientos circulares con más fuerza y con mi otra mano empecé a masturbarlo rápido.
Estaba tan concentrado que apenas me di cuenta que Juan debía estar sintiendo lo mismo que sentí momentos atrás.
Y sin esperar tanto, esta vez menos, chorros de semen se escurrían por su pecho, su agitada respiración y su cara me gritaban lo bueno que fue eso.
Nos separamos, el se limpio, yo me quite el condón y también me limpie.
Nos volvimos a recostar de cucharita y pasamos un rato ahí hablando de todo lo que paso, besándonos y pensando en todo lo que pasará ese fin de semana…
Sí les ha gustado el está primera parte del relato, comenten por favor si quieren el resto de lo que paso ese fin de semana.
Me disculpo por los errores ortográficos.
Saludos.
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