Dos chicos, nuevas experiencias (Parte II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por WriterD.
He de empezar contando que desde aquella vez, mucho a cambiado.
Han pasado unos meses, y aunque no hemos tenido sexo otra vez, la relación va muy bien.
Hay uno que otro encuentro por ahí bastante lujurioso pero sin llegar tan lejos.
No he de molestarme, ni Juan tampoco.
Como dicen por ahí, "todo a su tiempo".
Creo que una de las cosas más resaltantes que han sucedido últimamente fue el hecho de que nuestra "relación a escondidas" no lo fue más.
Llegó un momento en que se hizo muy evidente para nuestros amigos.
Ya era casi imposible ocultar el hecho de que yo me la pasaba mucho con Juan, a veces eramos muy cariñosos cuando nos reuníamos con nuestros amigos o se nos salía algún comentario que nos dejara en evidencia.
No les voy a mentir, no ha sido fácil.
Al principio, fue un poco molesto.
A pesar de que nuestras amistades se lo tomaban muy bien, nunca faltó el comentario "gracioso" o "cómico" acerca de nuestra relación.
Por suerte, no era nada en serio ni por lo que debiéramos protestar.
Además, cuando no estábamos con nuestros más allegados, tampoco demostrábamos que estuviésemos juntos.
Lo difícil ha sido con nuestras familias.
Supongo que no es fácil aceptar el hecho de que tienes una percepción o imagen acerca de alguien.
De alguien que desde pequeño (o desde que lo conociste hace mucho) creías que era de cierta forma, y de un pronto a otro, cambia.
Bueno, creo que comentar este tema no tiene mucho sentido, todos saben como es, así que da igual.
Desde que los padres de Juan discutió con los roommates que vivía en una casa, decidimos irnos a vivir juntos a un pequeño departamento que alquilamos para los dos.
Aprovechando así para que yo no viviera más en al residencia en la que estaba y tuviese más espacio para mis cosas y él.
Una de las mejores cosas que amo de vivir con él es cuando pasamos toda la tarde tirados en el sofá arropados con la manta viendo alguna serie o película y con alguna que otra erección incomoda.
Llámenme tonto, pero no sé porque nos daba un poco de pudor hacerlo otra vez.
Prácticamente, nos la pasábamos en calzoncillos y sin camiseta en el departamento.
Nos veíamos desnudos a diario.
Incluso, había mañanas en las que nos bañábamos juntos.
Nos poníamos creativos y terminábamos besándonos un buen rato bajo el agua, mientras nuestros miembros se rosaban con aquella erecciones.
Otra veces, incluso, terminábamos durmiendo desnudos.
Como sea, creo que en una relación no todo es sexo, pero eso ya es tema para otra ocasión.
En fin, un día, reunimos a nuestro grupo de estudios a celebrar el hecho de que habíamos entregado por fin un proyecto en el que llevábamos meses trabajando y habíamos salido con excelentes notas.
Ese sábado, fue un desastre.
Lo que la principio era una reunión con mucha pizza, cerveza y risas termino un poco "alta".
Cuando se acabaron las cervezas, un amigo sacó un poco de weed.
Ahí nos perdimos todos.
Era la primera vez que la probaba, cosa que odie y espero no hacerlo nunca más otra vez.
Resumiendo un poco, no sé en que momento se fueron todos, Juan y yo estábamos en el balcón sentados en el suelo viendo el cielo como tontos.
-¿De verdad estamos locos al estar juntos?-.
Recuerdo que le pregunté eso.
-No lo sé, Dani.
Pero estamos bien, ¿Cierto?
-Por supuesto idiota-.
Me acerqué a su rostro y lo mire de frente.
– Lo estamos, y esperemos que sea por mucho tiempo.
Me contestó un largo beso.
Podía sentir su lengua jugando con la mía.
Escuchaba el ruido que hacíamos al besarnos.
Notaba como se aceleraba un poco mis latidos.
La fría brisa del aire nocturno y el calor de estar juntos, sumado al hecho de estar un poco "high" se sentía increíble.
Le cogí suave por el cuello con ambas manos para poder besarle mejor; podía sentir como me tocaba por el pecho con una mano y acariciaba el cuello con la otra.
Nos dejamos de besar y nos abrazamos un rato.
Sin hablar ni nada, pasamos al menos un cuarto de hora abrazados.
Me separé de él y me levanté.
Lo ayudé a levantarse y agarrados de la mano, lo conduje al cuarto.
Me quité la sudadera, los zapatos y los calcetines.
Me recosté en la cama.
Mientras tanto, Juan fue al baño a orinar.
Todo el rato lo observé.
Aquel muchacho bastante alto, con sus cabello largo y ojos café, me gustaba mucho.
No podía dejar de fijarme en él.
En lo atractivo que era su cuerpo.
Para no hacer mucho ejercicio y solo trotar, era flaco pero mantenía cierta contextura atlética.
No lo sé, como dije antes, será el primero con el que estoy, pero de verdad estaba muy enamorado de él.
Juan volvió a la cama y se quito su camiseta, y los zapatos.
Se echó a un lado mío y empezó a besarme.
Poco a poco me acariciaba por varias partes mientras me besaba lentamente.
Quería tocarlo también, pero sencillamente estaba abstraído en sus besos y caricias.
Juan se levanto y me ayudó a quitar el short y los calzoncillos.
Seguido, él se quito sus pantalones y su boxer.
Ahí estábamos otra vez, ambos desnudos.
Bastante excitados y con tremendas erecciones en nuestros penes.
Él se puso encima mió, su pene rozaba con el mio como dos espadas.
Esa sensación era muy rica.
Me besó bajo a hacía mi pene.
Al principió lo cogió con cierta pena, como si dudaba de lo que hacía.
Pero luego empezó a masturbarme un poco, su mano subía y bajaba con mi pene en ella, el calor que sentía en mi miembro gracias a su mano era muy excitante.
Luego, sin pensarlo, se agachó y me empezó a hacer un oral.
Su boca con mi pene adentro me ponía a mil.
Sentía como su lengua lamía mi glande y su saliva escurría por los lados.
Su cabeza subía y bajaba mientras con una mano me acariciaba por el pecho y el cuello.
Parecía que estuviese con un helado, no sé como describirlo bien.
Solo puedo decirles que cuando te hacen una mamada es lo mejor de este mundo.
No solo tenía mis ojos cerrados y la cabeza recostada en la almohada, mis manos cogían el edredón como si trataran de aferrarse a algo para no moverse de ahí.
Ya había pasado un rato, supongo que se canso.
Volvió a mi boca, a besarme.
Luego, me cogió de la cintura para voltearme.
Ayudándolo un poco, me moví y me volteé dejando mi espada a su frente.
Admito que estaba muy nervoso, pero demasiado.
Iba a ser la primera vez que me penetraban.
Juan se levantó rápido al baño, fue a por un preservativo y lubricante.
Cuando volvió, de una vez me echó un poco de lubricante en el ano.
Abriendo mis nalgas, soltó unas gotas y con sus dedos empezó a jugar.
Primero por fuera, movía circularmente sus yemas en mi ano.
Poco a poco iba introduciendo el dedo indice.
Lo sacaba y metía un poco más cada vez, hasta que por fin puedo meterlo bastante.
Ahora hacía movimientos circulares adentro, una y otra vez.
Se sentía increíble, en serio.
Era única esa sensación, luego saco su dedo y sé colocó el condón.
Agrego más lubricante y se ayudó un poco con sus manos.
Separó otra vez mis nalgas y fue penetrándome poco a poco.
Al principio no sentía mucho, pero una vez su pene de unos 17 cm de adentraba más mi corazón empezaba a latir más rápido.
Me empezaba a excitar más y sentir un poco de dolor.
Liberé una queja al principio, luego tan solo unos gemidos.
Juan empezó a meter y a sacar lentamente su miembro de mi ano.
Se sentía muy pero muy excitante.
Luego empezó a acelerar, sentía un poco más de dolor y placer a la vez, escuchaba como él empezaba a agitarse y yo gemía un poco más, sin gritar ni hacer mucho ruido.
Mientras, el también rozaba mi espalda con sus manos, seguía y seguía penetrándome como si intentará meterse él adentro.
Por momentos, se agachaba y mordía y besaba mi cuello, incluso a veces giraba mi rostro un poco para besarle.
Sentía cómo nos excitábamos cada vez, y de un pronto a otro, hizo un movimiento brusco como si inyectara en algo en mí.
Soltó un gemido y luego sentía algo caliento en mi ano, era su semen en el condón.
Siguió unos segundos más y luego sacó su pene de mi.
Yo estaba bastante agitado.
me volteé otra vez y volvió a coger mi pené para masturbado.
Rápido y con más fuerza, sin ninguna vergüenza, tuve un pequeño espasmo y acabé en un chorro de semen que me salpico el abdomen y sus manos.
Luego me besó.
Me besó en la boca, en mi cuello y en mi pecho.
Acto seguido, se echo a mi lado y me cogió de una mano, y me miró.
Nos quedamos un rato viéndonos y sonriéndonos como tontos.
Se le vía bastante feliz, yo también lo estaba.
Era genial poder compartir momentos así con alguien, y más, con alguien a quién quería y añorabas mucho.
Al rato nos levantamos, sentía un pequeño malestar en el ano, pero no le hice mucho caso.
Fuimos al baño, nos limpiamos, orinamos y de una vez nos alistamos para dormir.
Sin embargo me fui a la cocina a dejar ordenado un poco.
Al volver a la cama él ya estaba medio dormido.
Me metí bajo las sabanas, loa abrace y me dormí también.
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