Dos para mi
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por 0612.
Esteban es un amigo de infancia, de esos con los que compartes risas, secretos y juegos. De esos con los que te enfadas y discutes por tonterías pero lo olvidas rápido. Él es dos años menor que yo. Esto pasó hace unos años, cuando nuestras hormonas empezaban a volverse locas y tienes dudas sobre todo; cuando tus juegos dejan de ser los mismos y tus conversaciones tienen un tono más picante.
Podría decirse que nuestro grupo de amigos estaba divido en dos: los que nos creíamos grandes y los inocentes. Con alguno de mis amigos “los grandes” nos solíamos reunir para masturbarnos y/o ver películas pornográficas. Esteban aunque nunca se reunía con nosotros sabía muy bien lo que hacíamos.
Una noche tuvimos una discusión y estuvimos a punto de pelearnos. Días después coincidimos en casa de un amigo y me preguntó si seguía enojado con él y tan pronto le contesté que no, que eso ya había pasado me preguntó si podía quedarse en mi casa a dormir. Le contesté que no había problemas si se animaba a cumplir con una serie de retos sexuales (en realidad se lo dije por molestar, para que se diera cuenta que no estaba enojado). Me sorprendí mucho cuando me dijo: Hágale, espere pido permiso. Algo en mi cabeza me dijo que no podía dejar pasar esta oportunidad y llegar hasta donde Esteban me lo permitiera.
Un rato después, Esteban me dijo que ya tenía el permiso pero debía ir también con su hermano (dos años menor que él), pero que no me preocupara que su hermano no diría nada ya que también participaría.
Cuando llegamos a casa nos pusimos a jugar a la play station y eso de la 1 am le dije a Esteban que era el momento de llevar a cabo lo acordado. Le dijo algo a su hermano en el oído y yo me levanté a buscar papel y lápiz. Al volver, les dije que escribieran tres retos que fueran difíciles de cumplir. Decidimos irnos con la play station a mi habitación y cumplir el reto que saliera escrito en el papel que escogeríamos a la suerte. Fuimos llevando a cabo cado unas de las cosas que habíamos escrito entre risas y con temor que alguien se levantara y nos vieran. Los retos eran básicamente besar, enseñar el pene, tocar al otro y cortas mamadas.
Así estuvimos un rato jugando y justo antes de terminar me las ingenié para hacerle una mamada a los dos a la vez. Los tumbe sobre la cama, les bajé los pantalones y chupé durante unos minutos. Era muy tarde, empezábamos a dormirnos y Esteban decidió ir a preparar la habitación del lado y yo me quedé con su hermano y aproveché para seguir chupando ese delicioso pene, mucho más grande que el de su hermano mayor. Cuando Esteban regresó, nos vio en tan excitante situación pero solo le dijo a su hermano: me voy a dormir, allá te espero. Vimos eso como una buena señal y decidimos pasarnos a la cama y allí estuvimos unos 15 minutos más hasta que un repentino espasmo en el hermano de Esteban me hizo retirar de su pene.
Cuando desperté la mañana siguiente ya se habían marchado. En la tarde hablé con Esteban y me dijo que ya sabía lo que estaba haciendo con su hermano y que este le había contado que había eyaculado en mi boca. Yo sorprendido y un poco avergonzado empecé a reírme y le dije: no me di cuenta.
Los días siguientes seguimos tan amigos como siempre, riéndonos, jugando y haciendo travesuras con nuestro grupo de amigos. Dos semanas después de lo que había pasado aquella noche me quedé una tarde de domingo solo en casa y minutos después llegó Esteban diciéndome de jugar play. Fui tan estúpido que le dije que jugaríamos solo si me dejaba intentar hacerle sexo anal, cuando en realidad lo que pretendía era que me dijera que no, que eso no, que me si quería podía chuparle su pene pero nada más. Muchas veces las cosas no salen como queremos. Esteban se enfadó y me dijo que en la iglesia dijeron que era pecado desearse el culo entre hombres. Salió de mi casa como alma que lleva el diablo y no quiso volver a hablarme.
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