Dos por uno
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Simplemente nos quedamos acostados un ratito, momento en que Jorge me dijo:
– Sabes que me encanta tu cola y como sos en la cama
-Gracias, siempre me lo decís, me voy a creer que te estas enamorando de mí, jajaja.
-No seas gil, te lo digo porque te quiero hacer una propuesta.
-Dale decime.
-Tengo un amigo que es también muy activo y siempre tuvimos la idea de tener un pasivo para los dos ¿Te animás?
-Desde ya, me encantaría, pero en la casa de él, acá no,
-Dale, no va a tener drama, vive solo.
-Vos siempre me dijiste que eras solo activo ¿Asumo que tu amigo es versátil?
-No, lo conozco del chat y de tomar unos mates, nunca tuvimos sexo porque él también es activo
-Mmmm, que lindo, dos solo para mí.
-Sí y también le gusta el morbo de la ropa de mujer que te pones, la vamos a pasar muy bien los tres. Mientras se cambiaba charlamos un poco más, quedamos en día y hora para el encuentro tan especial y se retiró.
A los pocos días me llama y me confirma el lugar, día y hora, por lo que llegado el momento asistí a la cita puntualmente. El auto de Jorge ya estaba en la puerta de la casa, chalet antiguo, cuidado, pero que denotaba el paso del tiempo. Toqué timbre y un hombre de alrededor de unos 45 años, de 1,70 mt., de buen cuerpo, quizás hasta de gimnasio, entrecano, me atendió en bata y me hizo pasar. Me llevó derecho hasta la cocina donde estaba esperando con unos mates mi amigo, nos sentamos y hablamos dos o tres cosas como para decir algo, hasta que, quién se encargó de organizar el encuentro, me dijo:
-¿Y que trajiste puesto hoy?
-Lo que ves, no sé a que te referís. Contesté en tono de broma.
-Dale no te resistas que los dos queremos verte.
A esta altura ya me estaba desnudando y podía observar como el dueño de casa se tocaba por debajo de la bata. Cuando quedé tan solo con la vedetina que resaltaba aún más las curvas de mi cola nuestro anfitrión exclamó:
-Que excelente culo, vení mamame la pija ya. Y blandía el pene como trofeo que, lógico, yo deseaba.
Hacia allá fui, en segundos estaba arrodillado frente a un hombre que tenía un buen miembro (nada especial, pero bueno), duro, caliente, de un aroma suave y penetrante. Tragué con suavidad cada centímetro de su extensión y una vez a fondo pude saborearlo con mi lengua, cuando lo sacaba mi baba se derramaba por su pubis, besé su cabeza sin cesar y me la tragaba incesantemente. Jorge me miraba y se fue desnudando mientras me incorporaba tomándome de las caderas, se arrodilló también e inicio en mi ano un juego de lengua calentándome de tal forma que cada tanto mordía la pija en mi boca. Los dedos de mi amigo empezaron el juego de dilatación que siempre le gusta y luego de unos minutos se incorporó jugo con un miembro duro puerteandome y dijo:
-Vamos a la pieza que vamos a estar más cómodos.
-Ni loco me muevo de acá. Respondió el dueño de casa. Me lo quiero coger en la mesa. Aseguró
-Lo que vos desees. Pude llegar a decir en un momento que descansé mis labios.
Entonces se sentó sobre la mesada y yo, ya casi incorporado me apoyaba sobre ella mientras Jorge empezaba a meterme un pene que ya conocía bien y deseaba que hiciera el trabajo que me gustaba. Mis sensaciones estaban al máximo, una boca llena de una buena pija y otra que me penetraba suavemente como palpándome por dentro. Mi nuevo amigo no dejaba de exclamar cada vez que yo suavemente dejaba de chuparle ese falo empapado por mi saliva que no cesaba de chorrear de placer.
– Esperá. Dijo en un momento mientras me sacaba el pene y me guiaba hacia la mesa.
-Subite boca arriba que ahora te quiero coger yo. Ordenó
-Si, excelente, quiero que me la chupe. Añadió Jorge
Haciendo lo que me pedían me recosté y quien deseaba dilatarme el ano nuevamente, puso mis piernas sobre su hombro y me penetró como saboreándome, Jorge se subió a la mesa y de espaldas al dueño de casa me puso en la boca su miembro que estaba muy caliente y duro después de cojerme. Jugaron conmigo arriba de la mesa cuanto quisieron, yo solo dejaba que hicieran, gozándolos a ambos.
Entre ellos iniciaron un diálogo que me excitaba aún más:
-Que buen puto me trajiste.
-Te dije que era bueno. Yo me lo cojo seguido
-Espero que repitamos el trío pronto y un día organizamos una fiestita.
-Sería muy bueno. ¿Te la bancas amor? Preguntó Jorge mientras me metía su miembro entre mis labios un poco más.
Apenas pude mirarlo y mover la cabeza afirmando que quería esa fiesta; mi amigo ignoraba que ya había estado en más de una. Fue cuando se dio vuelta en la mesa y me pidió que le chupara la cola, entre gemidos, por los bombeos que no cesaban del dueño de casa, abrí sus nalgas y mi lengua hacía estragos en ese delicioso agujero que ya había probado muchas veces. Cansado de la posición en que yo estaba, como me dejaron, me fui bajando y descansé un poco al quedar boca abajo aferrándome a los bordes de la mesa; ellos ya se alternaban entre cojerme por la boca y el culo todo el tiempo, en un momento pude saborear las dos pijas bajo mis labios e intercambié las mamadas entre uno y otro mientras los pajeaba sin parar. Ya llevábamos bastante tiempo, me di cuenta porque de a uno descansaban sobre una silla mientras miraban que me hacía el otro. Yo no había tenido tregua y estaba necesitando acostarme, por lo que pedí pasar al baño.
-Voy al baño, espérenme en la pieza. Dije
Fui derecho al bidet que me aliviaba levemente el calor generado por las envestidas de mis machos. Me miré en el espejo, sonreí y pensé “excelente”. Cuando salí ambos estaban en la cama pajeándose fui derecho con mi boca a uno de ellos y con mi mano pajeaba al otro los gemidos se profundizaban, entre ellos hablaban poniéndose de acuerdo donde acabaría cada uno; Jorge, que me conocía bastante, le indicaba a nuestro anfitrión donde sería mejor, aunque ambos tenían el morbo de pajearse hasta largar su leche caliente sobre mi cara yo no los dejé hacerlo, eso me gusta, pero hoy no tenía ganas y en el sexo con hombres siempre manejé donde explotarían de placer cada uno.
Fue así que mientras no dejaba de tragar una y otra vez la pija de quien nos invitó a que lo visitáramos, me puse en cuatro patas guiando la pija de mi amigo derecho a mi culo, me la metió de una y empezó a bombear fuertemente. Las expresiones como “Uhhh que bueno”, “dale putito”, “que buena cojida” y “quiero llenarte de leche” fueron algunas de las que llegué a escuchar antes de que los dos gritaran de placer y largaran esa leche espesa, tibia y dulce que tanto me gusta. Jorge luego de llenarme bien adentro salió y se acostó a mi lado sin dejar de acariciarme, su amigo que hasta ese momento me tomaba la cabeza bajó los brazos y se relajó mientras yo no dejaba de mamar ese pene que se achicaba suavemente luego de llenarme la boca, al cabo de unos segundos, dejé ese músculo ya flácido y succioné levemente el otro que descansaba a mi lado.
-Sos insaciable. Dijo uno
-No parás nunca, no puedo creer lo bueno que estás
-Pronto organizaremos algo más.
-Lo que ustedes quieran. Comenté mientras me bajaba de la cama e iba a buscar mi ropa que estaba en la cocina.
Ni recordaba cuando y donde me habían desnudado por completo, pero a medida que la encontraba las prendas me las fui poniendo y al terminar ambos machos ya estaban también cambiándose. Los despedí y me acompañaron hasta la puerta donde me despidieron con un “hasta pronto”. Algo que no duden se repitió en un lapso como de mes y medio, la fiesta nunca la organizaron, creo que prefirieron el egoísmo de tenerme para ellos, al menos cuando estábamos los tres juntos. Jajaja.
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