Dulces 08: Arcades y Lascivia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por shotaboy.
La psicología que me habían metido (por no hablar de las vergas) había roto algo en mí, conforme los días transcurrían, yo me ensimismaba recordando el dolor agudo que aquellas vergas producían al forzar mi entrada anal, el dolor se sentía real (y aún hoy); pero al mismo tiempo había una pequeña parte de mi (la cual crecería con el tiempo) cuyo pulso y respiración se aceleraban al recordar que las fuertes embestidas pélvicas iban acompañadas de dulces caricias, cosquillas internas en mi pipi, y de una sobre estimulación de sensaciones tan placenteras como culposas, había una batalla interna dentro de mí, resultado de que cuando sacias tu hambre sexual irracional y vuelves a un entorno habitual lo único que queda es un remordimiento de consciencia.
Hacía 6 meses que mi mamá me había inscrito en natación, no era algo que me apasionaba pero no me caía mal tampoco, al regresar de mi experiencia sobre corporal todo había cambiado para mí, no podía dejar de notar los cuerpecitos de mis compañeros contemporáneos en edad, a los adolescentes y sus jugueteos de tocarse el trasero y declarar que fulano se iba a coger a zutano, a los jóvenes mayores de edad que ya tenían en su repertorio decenas de medallas y trofeos por su mérito y que hablar de sus cuerpos trabajados y a tono con su minúscula prenda de ropa de piscina; al llegar a las clases de natación el cambio producto de mi mentalidad no se hizo esperar, entré a los cambiadores que no era más que un cuarto con duchas y urinales sin ninguna división de pared e hice con fingido control que no me afectaba; pero la verdad me dejó perplejo, no podía controlar mis reacciones fisiológicas, estaba dentro de una habitación llena de varones de diversas edades que se cambiaban y se bañaban juntos muchas veces tocándose y rozándose por la falta de espacio, entonces uno de mis compañeritos al notar que no hacía nada tomó por derecho el uso de la tradición de la escuela de natación instaurada décadas atrás "el que siente pena de desvestirse será víctima de una bajada de pantalones", y acto seguido me bajó los shorts siendo tan tosco que me quitó también el traje de baño que llevaba debajo, de la impresión me caí y con un tirón extra mi compañero me arrancó las prendas y se las pasó a otro.
Un chalequeo se formó ahí y todos se arrojaban mi ropa mientras yo desnudo de la cintura para abajo luchaba para interceptar el bulto de ropa de las manos de mis compañeros mientras estos gritaban entre risas "Mira esas nalgas blanquitas!" o "eso es Willy, salta!", Mi ropa cayó en manos de un joven de piel morena, delgado y marcado de rostro amable, sonrisa pícara y cabello rapado llamado Franklin (desnudo en ese momento), de 18 años, él la sostenía en lo más arriba tentándome a que saltara así que yo di un salto y me colgué de su cuello para trepar y alcanzar mi ropa, entre el forcejeo y los movimientos siento su pene palpitar y endurecerse, por lo que él decide terminar con el juego y devolverme mi short y traje de baño.
Practicamos normal ese día, y el siguiente, habiendo notado yo la constante y mal disimulada vigilancia de Franklin sobre mí seguí sin hacerle mucho caso, incluso ignoré que me tocaba el trasero en ocasiones; oh! olvidaba mencionar, en aquella época me retraje socialmente aislándome de muchas personas, lo que tomando en cuenta que ya de por si era un niño tímido y callado además de poco participativo en conjunto con mi lucha interna sexual me hizo desarrollar algo así como un amigo imaginario para compensar mi soledad; aunque estaría mal llamarlo así ya que solo era yo hablando conmigo mismo, un niño igual a mí, solo que representaba la parte que quería volver a tener una verga dentro suyo, a quien yo me negaba a reconocer, él no tenía nombre pero yo me refería a él como "el otro niño".
cierta ocasión fuimos en un viaje en autobús a competir en otro municipio, más urbano y grande, con unas instalaciones por demás superiores, una piscina de 25 metros y una olímpica de 50 metros, con tribunas, reflectores y sus propios cambiadores los cuales no tengo que recalcar que eran enormes.
Llegamos abrumados por la magna imponencia que el complejo deportivo inspiraba, al menos a los nuevos que estábamos allí para competir por primera vez.
Uno tras otro mis compañeros comenzaron a desvestirse sin tapujos y yo con todo el autocontrol que me era posible trataba de No tener una erección.
-Se ven ricos, verdad? – me preguntó mi amigo imaginario.
-No sé de qué hablas.
– fingí no saber.
-Me vas a decir que no crees que Jhona en ese trajecito azul marino no se ve lindo? o que las nalgas de Asdrúbal se ven más grandes cuando está desnudo? – preguntó en tono desafiante.
-Me da igual- dije.
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Eres marico William!
-No es cierto! -aseveré.
-Entonces porque te tocas el pipí cada vez que te acuerdas de Raúl cogiéndote por la boca?, o porque has soñado últimamente con Gabriel chupándote el culo como esa vez antes de clavarte? -inquirió de forma seca.
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-Crees que no sé que deseas volver a estar bien empalado por la boca y el culo mientras dos hombres te tratan de puta!? De gritarte mil groserías hasta echarte bien la leche! tomó aliento y continuó- Te acuerdas lo buena que estaban las hamburguesas que se comieron con la plata de las cogidas que te dieron sus amigos? Ja! acéptalo literalmente te cogieron por plata, eres un rolitranco e puta!
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-A mí no me puedes mentir Willy! -dijo más calmado- Pero está bien, vamos a hacer una cosa- dijo mientras todos terminaban de cambiarse y salir, hacía unos minutos que me había encerrado en una cabina a "cagar" mientras discutía con el otro niño, noté que un silencio casi total reinaba dentro de los cambiadores, a excepción de la puerta de afuera abriéndose suavemente, luego la puerta de la cabina de junto, me subí al wáter y encontré infraganti a Franmarys (una chica de 16 de la escuela de natación) haciéndole una mamada a Franklin, era la primera vez que la veía totalmente erecta, instintivamente la comparé a la de Raúl (mi primo mayor) notando que era más pequeña pero no por eso despreciable, tenía unos 17 cms y un grosor normal, su cabeza era casi morada y el falo de un moreno más oscuro que el resto de su piel.
-Así! – gemía Franklin mientras la chica se daba gusto.
-Debo irme! -dijo Franmarys al escuchar que su nombre era requerido para participar en la competencia de 200 mts libre.
-Que!? Nooo! – Expresó Franklin – Como me vas a dejar así mi amor!?
Pero no había nada que hacer, Franmarys ya había salido de los vestidores dejando a un moreno semental a medio acabar (quien no detesta que le pase eso) entonces fue cuando el otro niño me dijo:
-Metete a la cabina con él.
-Qué? -pregunté
-No digas que no quieres, además.
-continuó- si te dice que si seguro que te pone a mamar de lo lindo, tal vez incluso te esborre bien duro.
-No quiero, debo irme! -negué no tan seguro.
-hazlo, y si no te gusta, si no lo sientes tan rico como antes, entonces sabrás con toda certeza que no eres marico.
-(sonaba razonable en ese momento, tonto de mi) Y si me gusta? -pregunté sabiendo la respuesta.
-Si resulta que te gusta y realmente si resultaste ser una puta, entonces vamos a putear por todo lo lindo.
-Está bien.
-asentí luego de casi un momento de pensarlo.
Por consejo del otro niño actué como mis primos me habían contado para hacer que se den situaciones morbosas, Al ver a Franklin masturbándose para acabar, hice un ruido deliberado con la puerta de mi cabina, a lo que él temiendo que alguien supiera de su juego con Franmarys se asomó, me hice el sorprendido e "intentando" huir me sujetó por el brazo metiéndome junto a él en la cabina.
-déjame ir!- le supliqué.
-Cálmate Will! -me decía temiendo que yo fuera a regarle el secreto, pero debido a las dimensiones de la cabina su cuerpo estaba muy pegado al mío, y por nuestra diferencia de tamaños me sentía dominado por él.
-Suéltame, por favor.
-Está bien! mira, solo prométeme que no dirás nada! – me insistió.
-De que!? – fingí.
-No te hagas, de la mamada que me dio Franmarys, tuviste que haberlo escuchado, estabas justo al lado.
-dijo, luego de mirar mi pipí duro debajo de mi traje de baño me lo manoseó y me dijo al oído- parece que no solo escuchaste, si lo prometes yo tampoco diré nada y te prometo llevarte a las recreativas a jugar Árcades luego de la competencia.
-Oh! – suspiré al sentir su mano enorme y caliente rozar la tela de mi slip.
-Te gustó esto? dijo mientras repetía la acción con suma delicadeza.
-No!
-ah no? -dijo mientras metía sus dedos dentro de mi bañador desencadenando una oleada de sensaciones que electrificó mi cuerpo desde el botón del culo hasta el último pelito de mi cabeza- Si no te gusta pararé.
-.
(Respirando con dificultad dije) ¡Tortugas ninja 4 toda la tarde!
-Está bien, Quieres que pare? -me dijo dulcemente
-.
No.
Al decir esto Franklin manoseó mi pubis de una forma sutil, tomando mi penecito con sumo cuidado, sus dedos acariciaban mi piel y me hacía dar suspiros de niña enamorada cuando rosaba su pulgar en mi glande, hundió luego de medio minuto su mano más profundamente tocando mi anito e iniciando un proceso de caricias y hurgado que inundó mi cerebro de Oxitocina haciéndome abrir la boca para gemir, sin poder controlarlo coloqué mi manito en su verga, me sorprendió no solo lo tiesa que estaba sino también lo caliente, aún a través de su bañador podía sentir ese calor emanando de su piel, impaciente por lo que estaba viviendo bajé hasta su pene atrapado y aún bajo la tela lo lamí, estaba más caliente de lo que pensaba.
Franklin nunca dejó de dedearme, aunque ciertamente no se esperaba lo rápido de mi reacción puesto que liberé su verga de aquella prisión de tela deportiva color negro y esta rebotó sobre mi nariz, rígida y al vapor; la tomé con mi mano derecha y masturbé el falo lo más delicadamente posible, Ahora era Franklin quien suspiraba sin dejar de estimular mi ano, cuando toqué su pre semen con la punta de mi lengua la sensación de electricidad dio un segundo paseo por mi sistema nervioso, lo que me llevó sin pensar a lanzarme a su pene, estaba caliente de verdad, rígido pero blando al tacto, chupé la cabeza con fuerza cuidándola de no rosar mis dientes, su sabor era magro puesto que estaba recién duchado, luego sin dejar de masturbar inicié un movimiento muy veloz con mi lengua justo debajo de la cabeza presionando sin tregua con mi paladar, esto inició el abrupto aumento de su respiración y unos casi silentes bufidos encima mío, el calor que su cuerpo y verga producían me estaba haciendo sudar, como un vaho que se estanca haciendo permanecer una especie de neblina invisible de humedad y libido.
-Sigue Willy, sigue! -expresó en un tono casi suplicante.
El otro niño vio todo lo que pasaba sin hacer ninguna expresión, solo se quedó atento a mis reacciones, yo tomé la verga de Franklin y la sacudí con mis dos manos en una danza frenética, habíamos estado allí por cinco minutos y pronto alguno de los dos seríamos requeridos a competir, entonces Franklin con su mano libre me tomó dulcemente de la nuca y me hundió la pija lo más adentro que pudo sacándola casi al instante para luego repetir al ritmo de nuestros latidos, coloqué mis manos detrás de mi espalda (como esposado) para dejarle hacer libremente lo que quisiera sin ningún obstáculo, sus envites pélvicos en mi boca eran eufóricos pero constantes, logré luego de algo de coordinación sincronizar mi respiración con sus embestidas permitiéndole violarme la boca tanto como quiso.
Sin poder soportar un segundo más, su velocidad de follar se incrementó junto a su respiración, hacía dos minutos que había dejado de jugar con mi agujerito para sujetarse a mi nuca con ambas manos y mayor fuerza para desatar así su furia, un espasmo en su pene tras otro lentamente me fueron llenando la boca y en ocasiones la tráquea de una leche más bien liquida pero a una temperatura tal que inocentemente creí que solo le haría falta café y galletas para ser merienda, unos instantes después su pene entraba y salía de mi boca a un ritmo más relajado, lo que me daba tiempo de limpiarlo con todo gusto hasta que su impetuosa rigidez hubo casi desaparecido y su temperatura bajó hasta su punto regular.
– Ufff! – fue todo lo que pudo decir.
Yo solo me quedé estático asimilando y procesando todo lo que había ocurrido, el morbo, la situación, el peligro latente de ser descubiertos, su cuerpo quemándose, su dedo jugando con mi ano, su voz gimiendo, su verga atravesándome la garganta y la leche de final feliz, Franklin tomó un poco de sentido común post-orgasmo y comenzó a sentir el peso del arrepentimiento y la culpa; pero debido a que lo llamaron a competencia solo se fue.
-Tortugas ninja!- recuérdalo.
Dije con una expresión seria.
Él asintió antes de retirarse, yo me quedé allí sentado en el excusado sin hacer ningún ruido, el otro niño bajó de su asiento de primera fila a acompañarme y me preguntó:
-Y bien?
– .
.
.
Tú que crees? pregunté
-Creo que es un empate! -dijo él.
-Es un empate – dije- no voy a decirte que no lo disfruté, es solo que.
-No fue tan excitante como lo de tus primos.
-terminó de decir él.
-No lo fue.
-Y que sigue ahora? -preguntó.
-Creo que ya lo tengo enganchado, así que cuando él me enganche a mi sabremos cómo termina esto -dije antes de salir del baño.
-O como empieza.
– dijo el otro niño.
Si les interesa saber cómo terminó ese día, le cuento que Franklin quedó en 8vo lugar, lo cual fue una decaída en su record ya que solo eran 8 competidores, a mí tampoco me fue de lo mejor ya que era mi primera vez compitiendo y realmente odio la atención de las masas sobre mí, luego de la competencia un grupo de jóvenes fueron hasta las recreativas, Franklin me llevó según lo acordado y pasamos la tarde allí, antes de abordar el autobús que nos traería a casa, él se sentó a mi lado en los últimos asientos, eran ya las 7:00 pm, en esa época del año el sol se ocultaba temprano así que ya estaba oscuro, puse mi mano dentro de su pantalón y allí secretamente en medio de todos lo masturbé con toda la paciencia del mundo.
-Hmmm Will -me susurró.
-Qué? -pregunté en voz baja.
-Si quieres, puedes venir a mi casa, tengo un supernintendo y varios juegos, digo.
Si quieres pasar las tardes conmigo.
-Está bien! – le dije.
Llegamos al pueblo y dejé a Franklin con la verga dura, las bolas llenas de leche y una paja a medio hacer, allí me esperaba mi mamá, por lo que bajamos del autobús y llegué a casa a dormir, había sido un día muy agotador y estresante, antes de caer ante los pies de Morfeo vi al otro niño mirándome, creía que serían cosas mías pero él se estaba riendo.
"Que tal gente de SST, espero que les haya gustado este relato, es parte de mí, si no les gustó son libres de hacérmelo saber para tomar algo bueno de esto y mejorar, y si el comentario o mensaje viene con mala intención sois tan libres de iros a la mierda como vuestro corazón desee.
Besos!!!"
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