Dulces recuerdos con Chuyito, mi sobrino de 5
Algunos episodios no contados.
En esta ocasión, relato una serie de episodios que a lo largo de 8 años viví con sobrinito muy complaciente:
Verano del 86 cuando yo tenía 22 años y el 5 jugando luchitas con mi sobrino inició todo:
Me había ido a visitar a la casa paterna una tarde, estando yo de vacaciones.
Ellos vivían a espaldas de la casa de mi madre.Él era huérfano de madre, con madrastra que lo maltrataba y padre que por su trabajo no le daba atención y cuidados necesarios.
Yo leía en mi cama cuando se recostó a mi lado y luego de un rato me propuso jugar «luchitas» y luego de insistirme acepté.
El era güerito, delgadito, de pelo rubio y ojitos verdes y yo moreno de pelo rizado, con pene de 16 cm.
Hasta esa tarde el, ni ningún otro niño me atraía sexualmentepero algo cambió. Luego de jugar un rato, donde yo a veces me dejaba ganar, él comenzó a tocarse su penecito, erecto por el deseo de orinar y yo le acompañé al baño.
Ver ese penecito erecto me transtornó y al volver a jugar le pedí enseñármelo y él sin malicia lo hizo. Lo toqué un poco y de nuevo se puso durito. Cerré con seguro la puerta de mi cuarto y le propuse volver a jugar luchitas pero en puras trucitas él y yo en bóxer, como lo hacen los luchadores profesionales, le dije, y él aceptó.
Le dije que el ganador de cada round le pediría hacer algo al perdedor e iniciamos. Le gané y le pedí bajarse su trucita y enseñarme su pitito y huevitos y él, riendo, lo hizo.
En el segundo round le gané de nuevo y ahora le pedí me dejara besar sus genitales y él, aunque extrañado un poco, aceptó. Le besé, lamí y chupé sus partecitas hasta que me pidió jugar de nuevo.
En el siguiente asalto me dejé ganar y él se bajó su trucita bien lindo yle pregunté:
–¿Quieres que te lo chupe de nuevo? Y él asintió. Y lo hice otro buen rato.
Dejé de nuevo que me ganara a las luchitas y al preguntarle qué debía hacer me pidió le enseñara mi pito.
Lo hice y él se asustó un poco al ver su tamaño, grosor y vellos que tenía. Llevé sus manitas a mi pene y lo hice masturbarme un poco.
Para esto yo me sentía excitadísimo y al ganar el siguiente round, le pedí me diera besitos y pasara su lengua por mi pene. Creí que no lo haría pero… ¡¡¡cerró sus ojitos y lo hizo!!!
–Chuyito, ¿Si te doy para unas frituras y un refresco me matarías el pito? Le pregunté
–¿Cómo, tío?
–Como yo lo hice con tu pitito, abre la boca y lo metes en ella hasta donde puedas, sacas tu boca y de nuevo la deslizas hacía abajo. Como lo hiciste con tus manos, pero con tu boquita…
–Pero está muy grande, tío, no me va a caber…
–Lo que te quepa…¿Siii?
Y asintió, abrió su boquita lo más que pudo, cerró sus ojitos al acercarse a mi glande y se metió mi glande y poco más. Subió y bajó unas tres veces y luego se retiró, escupió y tosió un poco mientras se limpiaba su boquita y labios con el dorso de su mano…
–Ya tío…
–No, debes hacerlo muchas veces más.
–Es que no me gustó. Sabe saladita y tiene mucha babita.
— ¿No quieres tu premio, entonces?
–Sí, pero…
–Entonces sigue, anda, abre tu boquita y baja y sube por mi pito. Tienes que sacarme la lechita, si no, no cuenta…
–¿La lechita? ¿Cuál lechita, tío?
–Una lechita sabrosa que nos sale a los hombres por nuestro pito, es muy nutritiva. Te va a gustar…
–¿En serio? ¿Le va a salir lechita pir aquí? (Señalando el meato urinario)
–Así es, anda, sigue…
Y convencido o por curiosidad lo hizo hasta que después de un buen rato en el que alternó lamidas, chupadas y masturbarme, me corrí de manera abundante en su boquita.
Como pudo, se tragón a duras penas mi semen. Y le pedí limpiarme muy bien el pene, lo que hizo gustoso.
–¿Te gustó lo que hicimos?
–Mmmh…sí, tío. ¿Por qué?
–¿Lo harías de nuevo?
–¿Ahorita?
–Si tú quieres, sí…pero debemos esperar un poco a que mis huevos se carguen de rica leche.
En esos momentos su madrastra le llamó para un mandado.
–Sí, tío, está bien. Mientras, voy a la casa y regreso…
¡Y volvió! Y pues de nuevo lo puse a mamar y le llené su boquita con mi semen.
Al retirarse a casa, le propuse pidiera permiso para dormir conmigo y aceptó. Le pedí también qué no debía contar a nadie lo que habíamos hecho y él me prometió guardar silencio.
Él se fue contento con su premio y yo quedé muy complacido y planeando nuevos juegos para la noche…
C O N T I N U A R Á…
Qué delicia. Yo hubiera querido un tío así.
Gracias! Ya están listas las dos siguientes partes…Espérenlas!