Dulces recuerdos Parte 7 y final
«Recordar es volver a vivir».
En esta ocasión, traigo una serie de relatos cortos con Alberto, mi sobrino, al cual inicié de 7 añitos. Espero sean de su agrado…
EL INICIO Y LA TREMENDA. DESLECHADA
A Alberto inicié tocándolo dormido algunas noches que lo dejaron dormir conmigo. Era, igual que su hermanito Jesús, delgadito, güerito, de ojitos verdes y un culito antojable, aunque era más tímido y menos complaciente que su hermano menor.
Aún así, le encantaba que frotara mi pene entre sus nalguitas hasta venirme y llenarlo de semen. Recuerdo que cuando estábamos con otros miembros de la familia en la casa paterna, con sacar un poco la lengua y pasarla por el labio superior, sabíamos que el otro deseaba «jugar» Y nos dirigíamos entonces a su casa, comunicada por el patio con la de mis padres, a tallar mi pene en su culito, sin penetrarlo. Tanto nos encantaba este juego que hubo un día que lo hicimos… ¡7 veces!
Y hubieran sido más, él así lo pidió pero mis testículos me dolían y estaban secos y agotados de producir tanto semen en tan poco tiempo.
NOS SORPRENDEN «LIMPIÁNDOLO»
En otra ocasión, camino al arroyo a bañarnos y «jugar» se me antojó hacérselo en una obra en construcción usada como baño público y basurero. Así que lo conduje al rincón más apartado de la misma, libres de miradas indiscretas y cuando lo tenía recargado de manos en la pared, con su shorcito y trucitas en las rodillas, recibiendo tallones y punteadas en su anillito infantil…¡Entró un hombre a orinar y nos vió!
–Perdón, amigo, no sabía que había alguien– nos dijo– ¿Qué hacen?
Yo le pedí a Betito no moverse ni voltear hacia el intruso.
–Estoy limpiando a mi sobrino, amigo…le contesté
–Ah, muy bien…orinó en.otra esquina y se retiró diciendo que podíamos seguir…
Alberto se asustó y trató de subirse su ropita pero lo convencí de seguirse dejando frotar alegando que ya me faltaba poco para terminar y él, aunque con temor a ser descubierto, accedió.
Luego que me desleché en su culito lo limpié–ahora sí– y nos dirigimos al arroyo. De regreso lo hicimos una vez más en el monte.
JUEGOS DE NIÑOS Y PRIMERA VEZ
Cuando tenía 8 años le pedí dejarse coger y aceptó pero no logré penetrarlo por mi experiencia y porque su anito estaba muy cerradito.
En una ocasión entré a bañarme, y escuché pasado unos momentos las voces de él y de otro vecinito de su edad, me asomé con discreción y ví cómo mi sobrino le bajaba su ropita al vecino para chuparle su penecito y después ponerse a gatas y pedirle que lo comiera.
Así lo hizo el otro niño pero como su penecito no se puso lo suficientemente duro, no logró penetrarlo y solamente se movían ambos como si lo estuvieran haciendo. Yo los dejé jugar y cuando él niño se retiró llamé a Alberto.
Él se asustó pues creía que no había nadie. Lo regañé por lo que había visto y le pregunté porqué lo había hecho y me dijo que como yo no había podido meterle mi pito, él deseaba saber qué se sentía y que había pensado que un niño sí se lo iba a poder meter y así sería más fácil para mí metérselo después.
Le dije que estaba bien, pero que tuviera cuidado y que no se le anduviera ofreciendo a otros hombres o muchachos ya grandes y él me pidió perdón.
Yo solamente traía una toalla alrededor de mi cintura y por lo que había visto y platicado, una erección tremenda.
Él nunca había aceptado mamarme el pene porque le daba asco y arqueaba así que le dije:
–Betito, me gustaría que me la mamaras como a tu amiguito, poquito aunque sea…
–Tío, es que él lo tiene chiquito, y usted muy grande, ya ve que hasta me he querido vomitar cuando me mete su cabeza (glande)
— Lo sé, pero quiero que por lo menos me des besitos, me pases tu lengua por todo mi tronco, los huevos y la cabeza de mi pito, aunque no te lo metas a la boca…y mientras lo haces, me la puedes jalar para que me saques la leche…anda…
Y dejé caer mi toalla y dirigí mi verga a su boquita. Él hizo cuanto le dije hasta que me desleché.
–¿Ya me puedo ir a mi casa, tío? Preguntó cuando acabé…
–Aún no…espera un.poco que mis huevos se carguen. Veo que estás ansioso porque te cojan, así que hoy será ese día…
–Pero, tío, no me va a caber…¡la tiene muy grande y gruesa!
–Aunque sea la cabecita, anda, vamos a la cama aprovechando que estamos solos.
Él se dejó conducir, cerré todas las puertas con seguro para no ser sorprendidos, lo desnudé por entero y lo puse en posición de perrito para lamer y meter mi lengua en su anito, le metí, llenó de Vaselina, uno de mis dedos y lo sacaba y metía frotando sus paredes anales, luego, fueron dos y hasta tres los dedos que metí en su hoyito y aunque él se quejó un poco, se dejó hacer.
Finalmente, llené la mitad de mi pene con mucha Vaselina y lo dirigí a su orificio anal para frotarlo y puntearlo un poco. Apunté a su culito y traté de empujarlo para meterlo, pero se resbalaba hacia arriba o abajo.
En una de esas, sin embargo, pude sentir mi glande ser apretado por sus esfínteres al deslizarse hacia su interior hasta desaparecer entre sus nalguitas.
Mi sobrinito gritó, se quejó y lloró un.poco ante la penetracion parcial qué su anito experimentada y me pidió sacárselo. Yo lo sostuve de la cintura y no lo hice. Lo tranquilice y después de un rato, cuando su llanto y quejidos cesaron, empecé un mete y saca con suavidad y cuidado, solamente había recibido mi glande y cuando quise avanzar se quejó mucho.
Entonces le dije que estaba bien, que sólo le iba a meter y sacar la cabecita de mi pito y así lo hice hasta llenar su culito con mi semen.
Lo saqué y limpié muy bien. Lo llevé al baño para que descargará toda evidencia de lo que habíamos hecho.
Ke puse un.poquito de pomada para disminuir irritación y dolor y le pregunté si aún le dolía y me dijo que muy poquito ya.
Vimos un rato TV y antes de que se fuera a su casa lo revisé de nuevo, para asegurarme que había cerrado de nuevo su anito, lo abracé, besé y felicité por haberme dejado ser el primero en cogerlo.
MI SOBRINO, MI CÓMPLICE
Había dos vecinitos amigos de mis sobrinos, hermanitos ellos, uno de ka edad de Alberto, de piel blanca y otro de 5 añitos o 6 que era morenito y me volvía loco su lindo cuerpecito.
Como vivíamos en la costa, el hermanito menor andaba casi siempre en trusa tipo bikini y su hermano en bermudas o short.
Convencí en cierta ocasión a Alberto de invitarlos a jugar y él aceptó. Le propuse qué cuando estuviéramos los cuatro a solas en su casa él se llevara al mayorcito al patio y lo entretuviera y que me dejara con el menor en la sala para ver qué se dejaba hacer.
Así lo hicimos y al quedar a solas con el morenito lo jalé hacia mí y lo abracé mientras lo acariciaba y besaba un poco.
Llevé una de mis manos a su trucita y comencé a frotar su penecito hasta lograr se erectara. Le pedí bajarse un.poco la trucita para que me dejara ver su pitito y lo hizo. Yo lo toqué y acaricié a placer y después lo recosté en el sillón para dirigir hacia sus genitales mis labios boca y lengua para deleitarme largo rato con ellos, mientras él se dejaba hacer y sonreía bien lindo.
Luego me puse de pie y bajé mi pantalón un poco para mostrarle mi erecto pene. Él se sorprendió y asustó un.poco pero antes de que reaccionará, tomé una de sus manos y la llevé a mi pene para que lo acariciara y le mostré cómo masturbarnos un poco con sus dos manitas.
Le ofrecí un poco de dinero a cambio de que me lo chupara y aceptó pero en ese momento tocaron a la puerta mi sobrino y su hermano.
No pude hacer ya nada con él y un ratito después los llamó su mamá a comer.
E. L. F. I. N
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