e) Pensé que no volvería a verle
Sus juegos hacían que me excitara y metía hasta el fondo de la garganta el pene de Roberto, que me acariciaba la nuca y tiraba suavemente de mis orejas en una caricia sutil y delicada.
Continuación de: Davy, el castaño de ojos rasgados
Juan Carlos, me escuchaba atentamente, sin interrumpirme hasta que terminé.
-¿Y Guillermo está conforme? -dudé ante la pregunta ya que aceptaba pero con condiciones.
-De momento me ha pedido que escriba nuestras ideas y lo estudiará, también que si acepta lo que sugerimos para invertir su dinero, tendré que grabar uno de esos videos que le reportan más ganancias. -bebió la mitad de su vaso y esperó a que le diera detalles.
-Quiere que ruede una doble penetración, le objeté, ya sabes que no me gustan esas escenas tan salvaje, argumenta que no habrá problemas con Santi a nuestro lado y no es ese el motivo de que no me gusten.
-¿Le has dado tu acuerdo? -no sabía interpretar su sonrisa de lobo.
-He aceptado y no será contigo. -no era cierto, solo quería enfadarle y lo conseguí, hizo como si se ofendiera elevando el dedo corazón.
-Que le jodan, ¿ya no le gusta como follo? y el dinero que le ha dado mi verga.
-No es por eso, tu polla está bien cotizada, no corres peligro. En principio quiere que participen tíos toscos, ordinarios, groseros, que el espectador saque sus primitivos instintos al ver la escena. -a Guillermo no se ocurriría, de momento, prescindir de los servicios de Juan Carlos que era muy bueno en lo suyo, follar culos de apariencia jovencitos y puros.
-Hace un año que empecé a trabajar con ellos, no creo que esté quemado tan pronto. -lo teníamos hablado y fue él quien me lo advirtió, a pesar de tener buenos ingresos, con la productora y otros trabajos por su cuenta, J.C. se lo gastaba todo.
Nuestra vida artística, si se pudiera llamar así, era corta. En unos años cambiaríamos, se incorporarían chicos jóvenes y frescos. El público quería, necesitaba, nuevas caras, el ciclo resultaba muy corto y rápidamente comenzaba el declive.
Mi ambición consistía en poder trabajar cuatro años, los que tardaría en cursar mis estudios, me gustaba lo que hacía, más que nada por que me permitía cumplir con mi sueño de estudiar y ayudar a los míos; pero era consciente de que terminaría por hacer papeles residuales no tardando mucho. De todas formas era mi trabajo y quería hacerlo bien y a gusto.
Me puse a trabajar robando tiempo al estudio, al principio pensaba que iba a ser fácil, y que mi cabeza sería capaz de concebir ideas revolucionarias; me equivocaba.
Mi idea y la de J.C. era conseguir que las películas tuvieran algo más que sexo, recordaba lo que me dijo Davy, que “hablaba poco” y no se me escuchaba. Por cierto, había pasado más de un mes y no volvió a pedir mis servicios, estaba claro que deseaba conocerme en persona y hacerme ver el desprecio que sentía por mi y lo que hacía aunque para ello tuviera que pagar un buen precio, pero él podía hacerlo.
Comenzaba a materializarse una idea en mi cabeza, donde mi personaje pudiera exhibirse, que vieran mi cuerpo y disfrutaran de él antes de llegar al sexo, moverme y hablar al menos un poco, también pensaba en llevar escenas cotidianas de la vida ordinaria que tuvieran verosimilitud.
Por ejemplo relatar en imágenes cuando la madre de J.C. nos sorprendió mientras su hijo me follaba, nunca he podido mirarla a la cara sin sonrojarme desde entonces, no me encontró en una postura muy digna si no con toda la verga de su hijo en el culo, pero lo recordaba con morbo. Lo cierto era que J.C. y yo podíamos reunir bastantes experiencias.
A veces recordaba, y no se el motivo, a mi cliente impedido en su silla de ruedas y busque información sobre él, no me resultó muy fácil pero lo conseguí en una exhaustiva y profunda búsqueda de muchas horas.
Saber que aquella mansión pertenecía a los Bronté, oriundos de Norfolk, Horacio Bronté padre de Davy, me permitió indagar sobre el pasado de su familia, tuvo un famoso y lejano antepasado, vicealmirante de la armada inglesa al que concedieron varios títulos nobiliarios. Los acontecimientos más recientes resultaban más interesantes.
Nota de prensa fechada en Agosto del 2014, en primera página:
Un lamentable accidente acaba con la vida de los duques de Bronté y su chófer, su hijo logra salvarse aunque su estado es considerado como muy grave. La música pierde una promesa que comenzaba a revelarse. -más información en páginas interiores-
Fotografía de un coche de color plateado, incrustado entre la maleza de un bosque.
Estado en el que quedó el vehículo donde fallecieron los duques de Bronté. La policía de tráfico contempla la hipótesis del exceso de velocidad, agravado por una repentina tormenta de verano. Según otros conductores que circulaban en aquel momento, la carretera se cubrió de granizo en un instante y vieron salir el coche volando y precipitarse al vacío.
Quedan sin explicar algunas incógnitas, por ejemplo el que su automóvil fuera conducido por el joven David en lugar de por el chófer. Se espera que el joven pueda aportar nuevos datos, ahora esperan a que le vuelvan del coma inducido al que está sometido. El Jefe de Gobierno ha hecho llegar sus sentidas condolencias al Embajador del Reino Unido.
Busque en fechas posteriores y no aparecía nada, hasta que me cansé y di por zanjado el asunto, tenía cosas más importes en las que ocuparme, los estudios me obligaban a pasar muchas horas en la cocina de mi casa, en la amplia mesa que ocupaba como escritorio.
Nuestra casa, como todas las del barrio, resultaba muy pequeña, esto se complicaba al ser tantas personas las que vivíamos entre sus paredes, nuestros dormitorios resultaban minúsculos, contener una cama no muy grande, un armario para ropa y un par de sillas era suficiente para que fuera difícil moverse, el baño, en comparación, resultaba lo más grande.
El mismo espacio en la planta baja contenía la cocina, la sala y un aseo con lavabo e inodoro, el conjunto se completaba con la alargada huerta trasera que llegaba hasta el río. A pesar de todo, fuimos y somos felices salvo algunas temporadas, lo que peor llevábamos eran los meses de invierno y verano. En el piso superior, los meses de invierno era horroroso el frío que pasábamos y en el verano lo contrario.
Terminé mi trabajo y se lo remití por mail a Guillermo, no esperé a entregárselo a la tarde que tenía que ir al estudio para rodar. Después de comer con mi padre, me preparé para ir al estudio lavándome bien y marché pensando más en la respuesta que obtendría de Guillermo que en lo que teníamos que rodar.
En esta ocasión sería mucho el tiempo que emplearíamos, el tema iba de una recopilación de escenas protagonizadas por distintos actores, participaríamos todo el grupo de unos veinte chicos, todos jóvenes y guapos y lo haríamos en escenas con dos o tres participantes, por motivos de tiempo estas escenas se rodarían con varias cámaras en el mismo momento, yo no tenía prisa, Guillermo no me atendería hasta que todo hubiera terminado.
Cuando llegué la mayor parte de mis compañeros estaban esperando, el resto no tardó en llegar, nos montaron en dos furgonetas para llevarnos a un chalet alquilado con piscina interior, los técnicos estaban ya en el lugar de rodaje preparándolo todo.
A pesar de que entre nosotros había chicos hetero el ambiente resultaba distendido y agradable, unos y otros éramos trabajadores que hacíamos lo mismo.
Nos conocíamos y las bromas salían naturales e inevitablemente referidas a veces al aspecto sexual. Precisamente ese grupo de chicos hetero prefería trabajar con los que eran como yo, pasivos y fácilmente dirigibles y no entre ellos.
Si no lo exigía el guión preferían ser activos y eran unos buenos folladores, total, que a Guillermo, siempre que saliera todo bien y no hubiera protestas y quejas, nos dejaba cierta libertad. Me pareció extraño que J.C. no estuviera entre nosotros, pero no siempre coincidíamos
Llegamos y en una sala aparte nos desnudamos todos, Santi hizo su labor con sus polvos y mirando algún pito que otro, y nos trasladamos al lugar donde trabajaríamos.
Roberto, uno de los compañeros me agarró del brazo.
-Zacarias, tú y yo, ¿de acuerdo? -ya tenía compañeros para esa escena, él nos había escogido y no me parecía mal, me gustaba con su pelo rubio muy corto, buen cuerpo, pectorales de impacto, verga no muy grande pero si activa.
-Él es activo como tú y hetero. -se río en mi reja y me acarició el culo.
-Sabremos arreglarnos, ya verás. -Zacarías no era tan llamativo como él, morenazo con el cuerpo depilado, excepto la base de la polla que se arreglaba rebajando el pelo cuando le crecía y los sobacos que estaban llenos de pelo como si fueran un fetiche para él.
Los conocía muy bien, había trabajado dos veces con cada uno, eran considerados y hasta tiernos, follaban como diablos, besaban de locura y a Zacarías le encanta comerme el culo. Ideales.
Roberto nos llevó al otro lado de la piscina, no hacía mucho calor para evitar que las lentes se empañaran, nos sentamos los tres, yo tumbado entre las piernas de Roberto y Zacarias a mis pies, otros se sentaban en el suelo o en los bordes de la piscina con las piernas en el agua y sus compañeros dentro de ella.
Ahora venía el calentamiento, para los gay no resultaba complicado y nuestras vergas pronto se encontraban erectas, para Roberto y Zacarías no resultaba tan fácil y tenía que ayudarlos masajeándoles las pollas, le pedí a Zacarías que se acercara y poder llegar con mi mano a su verga.
Alguno necesitaba la ayuda de las pastillas que Santi repartía, eran los mensos, yo y mis compañeros pasivos conocíamos muy bien como elevarles la libido y ponerlos cachondos para que sus pollas estuvieran en forma para entrarnos, eso era parte de nuestro trabajo también, tenerlos calientes y que sus erecciones no se perdieran.
Guillermo nos miraba desde un extremo, de pie para ver bien el gran plató natural hasta que pensó que todo estaba como quería e hizo un gesto al cámara acuático para que se sumergiera, debía recoger escenas bajo el agua, también miró que los otros dos operarios de las cámaras fijas y la móvil estaban preparados.
-Empezamos chicos, a lo vuestro.
Roberto comenzó tirando de mis sobacos y me giró dejando su polla al alcance de mi boca, estaba decidido, de alguna manera sabíamos que sería él quien mandara durante el tiempo que durara el rodaje.
Miré su verga con deseo y Zacarías la sujetó azotándome con ella en los labios, incitándome a que sacara la lengua, le retiré la mano para hacerme cargo de ella y la masturbé varias veces hasta que comenzó a humedecerse y la lamí goloso pasando la lengua por su dura y roja cabecita.
Ya he dicho que el pene de Roberto no es algo del otro mundo en tamaño, y que suple con su dureza y la curvatura hacia su ombligo, de todas formas me encanta más dentro del culo que en la boca aunque sepa deliciosa.
Mi otro compañero había empezado a besarme la espalda pasando la punta de los dedos por ella, logrando que me estremeciera y dejara salir un hondo lamento, llegó a mis nalgas para apartarlas abriéndome las piernas y colocó la punta del pene sobre mi culo haciendo que sintiera el calor y su dureza, me golpeó la entrada haciendo notar a mi ano lo que recibiría cuando el quisiera.
Sus juegos hacían que me excitara y metía hasta el fondo de la garganta el pene de Roberto, que me acariciaba la nuca y tiraba suavemente de mis orejas en una caricia sutil y delicada, para que supiera que debía moverme y darle placer a la verga.
El primer contacto de la lengua de Zacarías en mi ano me hizo agitar las caderas ansioso de más; ni cuenta me daba de que teníamos una cámara encima de nosotros grabando el detalle de mi mamada.
Teníamos que parar o nos correríamos antes de tiempo, yo al menos estaba a punto sintiéndome follado por la lengua que me hurgaba el ano. Miré a Roberto para advertirle y dejé de chuparle. Se levantaron los dos y me sujetaron por los hombros y los pies para llevarme al borde de la piscina, balancearme y tirarme en el agua entre risas de todos.
Los tres en el agua jugamos a subirnos unos sobre los otros, sabiendo que la cámara recogía nuestros juegos nos tocábamos los penes y uno y otro me la metían entre las piernas haciendo movimientos altamente eróticos.
Fuimos al borde y Zacarías se sentó abriendo las piernas, me coloqué entre ellas y engullí su polla que sabía a cloro, era más gruesa y larga que que la del otro y pronto noté el sabor del precum y eso si que me gustaba, la metía profundo para generar baba con la que le cubría el glande cuando noté que Roberto me abría el culo y me iba penetrando dentro del agua.
Después de jugar un rato de esa manera, descansando y volviendo a empezar salimos del agua, Zacarías trajo una colchoneta y me tumbaron sobre ella, rápidamente Roberto volvía a metérmela de golpe, Zacarías me besaba en la boca y me entregaba la polla alternando, Empezaron un juego de turnarse follándome uno después del otro.
Cerré los ojos dejándome llevar por las placenteras sensaciones que entre los dos me ofrecían por el culo y la boca, también por sus caricias y besos hasta que sentí que no eran solo sus manos las que me acariciaban, abrí los ojos y otros dos compañeros se habían incorporado al grupo, sabía que habrían recibido la orden de hacerlo y que Guillermos y algún cámara estaban pendientes de nuestro grupo.
Uno de los nuevos se me colocó entre las piernas y Roberto, ayudado por Zacarías, me abrían tirando de mis tobillos, dejándome totalmente expuesto a la verga que empezaba a entrar en mi culo, era de un chico ya mayor y su pene era largo llenando todo mi recto, me follaba sin cesar sudando copiosamente.
El otro recién llegado estaba de pié masturbándose el pene detrás del que me la metía, comenzaba a sentir que el macho se iba a correr al endurecérsele la polla, y antes de que le llegará el orgasmo me la sacó de repente y se puso de pie, llegó pajeándose y la colocó sobre mis labios, pronto soltaba el cálido semen sobre ellos y mi nariz, lo sentía resbalando por la barbilla, y luego abrí la boca para que llevara con la verga sus fluidos y me los metía, yo le chupaba el glande sin tragar su corrida.
Su compañero había ocupado su lugar y también me follaba el culo, sabía que después vendrían Roberto y Zacarías, y así sucedió, una repetición de lo que pasó con el primero. El último fue Roberto, el de la polla más chica pero como la movía, golpeaba la próstata con su polla tan dura, haciendo que delirase y gimiera desbordando fluidos por el pene.
Y los otros dos me masturbaban y comían la verga a la vez que yo chupaba la polla de Zacarías, untada en la leche de los tres machos que me la habían tirado en la cara, y con la boca llena dejando que escurriera hasta el cuello.
Eyaculé con violencia en la boca de uno de ellos, no se en cual fue, y a la vez Roberto se vaciaba dentro de mi culo, sin dejar de batir la polla violentamente sobre ese divino punto del placer que ya sentía lastimado y dolorido.
Nosotros habíamos acabado, otros aún continuaban, recibía las caricias de los cuatro esparciendo por mi pecho y abdomen la leche que me corría de la boca hasta que escuchamos la orden de Guillermo, anunciando que todo había finalizado.
-Se acabo, a ducharse y vestirse. -sabía por el tono empleado que estaba contento del resultado, y desnudo, chorreando semen, llegue donde él.
-Tenemos que hablar. -me miró detenidamente esbozando una sonrisa, debía verme como un payaso.
-Luego, en el estudio, ahora quítate toda esa crema. -logró que me riera con su broma y la mueca de asco que puso al mirarme.
Esperé hasta que abrió su ordenador y el documento que le había hecho llegar con mis ideas, se entretuvo en lo que parecía una rápida lectura.
-No está mal aunque necesita ser pulido. -le miré haciendo una mueca, no entendía hasta donde quería llegar.
-No me mires así, en principio está muy bien, pero algo sabré sobre esto y el dinero que tengo que invertir es mío. -no tenía otra opción que dejarle que hiciera los cambios que quería para sacar adelante el proyecto.
-De acuerdo, tu mandas, es tu negocio.
-Te lo devolveré por correo con las correcciones y recuerda que tienes que hacer un trabajo de mi gusto que irá primero a cambio, luego trabajaremos en vuestras ideas.
-Si no hay más que hablar, me marcho, tengo un montón de trabajos que hacer de la universidad y estudiar. -iba llegando a la puerta cuando su voz me detuvo.
-Quiere volver a verte. -me giré para encararlo y sentí palpitaciones y mi corazón latir alocado, sabía de quien hablaba sin necesidad de que lo nombrara aunque lo hizo a su manera.
-Vuelve a pedir al chico de los ojos de cielo. -regresé a la mesa y me senté de nuevo.
-¿Le has dado tu acuerdo?
-¿Sin consultarte?, no podía, el favor quedó saldado.
-No se que decir Guillermo, es un personaje raro, desequilibrado, tiene algo anormal en la cabeza. -me miraba como si el lunático fuera yo.
-Según lo que me dijiste, no resultó tan malo la vez pasada, no le importa el día, puedes decidirlo tu, será a la misma hora y mil quinientos euros con gastos por dos horas de tu tiempo. -ese dinero me vendría de perlas para el verano que habría menos trabajo.
-De acuerdo, el viernes que solo tengo clases a la mañana y a las cinco como la otra vez. ¿Tienes algo más que decirme? -se encogió de hombros y ahora si, abrí la puerta con intención de salir.
-Hoy has hecho un buen trabajo Alonso, me gusta que no crees problemas con tus compañeros. -salí dándole las gracias pero sin volver la cabeza, estaba cogiendo fama en el estudio de ser sumiso hasta el extremo, y en todos los aspectos, era colaborador y nunca ponía pegas salvo por los horarios de mis clases y eso tampoco resultaba normal.
En el viaje de vuelta pensaba en mi cliente, Davy me desconcertaba, había dado por supuesto que nunca más volvería a solicitar mis servicios, en realidad no me necesitaba ni pensaba hacer uso de mi, me sentía turbado al salirse de lo que yo pensaba que resultaba normal y lógico.
Muy en el fondo de mi, sabía que de alguna manera sentía interés por él, había algo que me atraía, como la polilla ante la llama de la vela que la quemaría al tocarla y convertiría en pavesas.
Podría ser el misterio que le envolvía, o su trato cruel cuando me hablaba, o ese carisma que le emanaba de una voluntad fuerte y recia, o lo agraciado de su fisonomía, por que tenía que admitir que resultaba gallardo, apuesto e imponente hasta en la silla de ruedas.
Y sabía que esos sentimientos no me los podía permitir de manera alguna, Davy no me deseaba ni como posible puto objeto sexual, presentía que acabaría sufriendo.
Y no obstante, cuando llegue a casa me puse a investigar en lugar de hacer los trabajos que me esperaban, necesitaba saber si había surgido alguna noticia sobre él en este mes largo que transcurrió.
Ahora resultaba más fácil buscarle si es que surgían novedades sobre él. Tenía que ser en la prensa, no pertenecía a ninguna de las redes sociales conocidas, como si no existiera o no deseara ser visto.
Tuve suerte en el primer momento.
Davy Bronté vuelve de Estados Unidos satisfecho. El resultado de las intervenciones quirúrgicas que le han practicado son altamente satisfactorias para los cirujanos de la clínica Mayo en Rochester, aunque deberá volver a someterse a otras operaciones menores.
Por otro lado, fuentes cercanas aseguran su disposición para impartir clases de piano a los alumnos del Conservatorio en la ciudad, e involucrarse activamente en apoyar a los alumnos escasos de recursos.
Parece que la promesa musical que pudo llegar a ser, cambia el rumbo para conseguir que otros lleguen donde el no pudo.
Descubría al fin lo que lo había tenido alejado tanto tiempo, y lo que decía la noticia me confundía más aún. Resultaba que para los demás era una buena persona, seguramente sería cierto cuando así lo consideraban, había sufrido con la perdida de sus padres y en su capacidad para la interpretación y se recuperaba de todo ello con un gran tesón y voluntad de acero.
Por otro lado recordaba haberle oido tocar el piano cuando estaba aproximándome a aquel salón donde me recibió, yo no entendía de música y lo que interpretaba no sería tan perfecto como a mi me parecía.
Tenía que alejarme de él, olvidarme, y esta sería la última cita por mucho que me tentara y necesitara su dinero, comenzaba a sentir admiración por ese hombre al que hasta ahora consideraba pérfido e indigno.
Me quedaban dos horas antes de que papá comenzara a hacer la cena y dejé la cabeza libre para pensar en mis otros problemas.
Después de cenar tenía que compartir la mesa con Óliver, los pequeños trabajarían en la sala, también para ellos llegaba el momento de rendir cuentas del curso y demostrar lo que se habían esforzado.
Terminaron y subieron a la cama, fui con ellos para estirar las piernas y lavarme la boca, y volví a la planta baja, me quedaban aún dos horas de faena.
Estaba enroscado en posición fetal en el centro de la cama.
-¡Óliver! -le acuné moviéndolo por el hombro.
-Hazme sitio. -se retiró sin despertar y se me abrazó como hacía desde pequeño, pegado totalmente a mi espalda, así dormía casi todos los días.
-Cuanto tardas en llegar… -y sin más cayó de nuevo en el sueño.
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