Educando a un pervertido singular. capitulo 6: CONFESIONES (M/b exibicionismo, )
Esta es una historia vieja sobre como un niño de 10 años puede saber mas que alguien mayor. Esta historia no es mía, no he podido encontrarla en otro sitio así que vine a compartirla aunque este incompleta…….
Nos quedamos así, abrazados, escuchando nuestros corazones palpitar mientras regresaban a la normalidad y con la lluvia que disminuía intensidad así como nuestros cuerpos lo hacían, ambos comenzamos a cavilar, mi ultima mirada fue su rostro medio cubierto por ese cabello largo, sus ojos cerrados y una sonrisa en esos labios gruesos, cerré los míos y pensé, si muriera en este preciso instante, moriría como el ser mas feliz del mundo…
Desperté unos minutos más tarde y fue solo porque Mateo se había acomodado en el sillón de forma que yo quedaba en la orilla y el se encogía hacia adentro, con su cabeza en mi hombro sus brazos alrededor de su pecho y sus piernas cruzadas, lo noté temblar, tenía frio, y de hecho, la casa estaba un poco mas fresca por la lluvia que ahora no era mas que unas cuantas gotas aquí y allá; despacio me levante cuidando de poner su cabeza en uno de los cojines, y fui a la habitación, saque una frazada del armario y me regresé a la sala, Mateo se había cambiado de lado dejando a la vista ese culote hermoso que mostraba los ratros de mi semen ya seco, solo verlo me dió un morbo increíble, haciendo que mi otra cabeza, la que normalmente piensa más por mi se pusiera en posición de firme, me acosté atrás de él, abrándolo y posicionando mi erección entre esos dos melones de carne, puse la frazada encima y disfrute la posición, con mis brazos debajo de los suyos, su cabello bajo mi barbilla, una mano sobándole la mano mas cercana a su pecho y con la otra sobándole entre el ombligo y la base de su pene.
Era muy sensual pero mas que todo, era super cómodo, como un estuche hecho especialmente para mi cuerpo, con mi rodilla derecha abrí levemente sus piernas para poner la mía al centro, el echo su pierna derecha un poco para atrás y colocó su pie atrás de mi tobillo; con sus deditos de los pies comenzó a jugar con mis bellos en la pantorrilla, supe que no estaba dormido, y sentí como en un par de ocasiones se acomodaba empujando hacia atrás con sus nalgas, mi mano en la parte baja de su tórax comenzó a sentir su erección desde flácido pene hasta duro miembro listo para acción.
– Creí que estabas dormido – le dije casi en un susurro
– Me despertaste cuando fuiste por la frazada – su voz era ronca, casi áspera aunque aun infantil, como cuando te levantas por la mañana
– Es que te ví con frio, lo siento
– No improta, solo no te muevas
– ¿Te gusta cómo estamos? – le pregunté esperanzado
– Si te mueves mucho te meo el sillón – dijo riendo casi entre dientes, hablando de frases mata pasiones!
– Creí que te asustaría hacer todo esto – le dije refieriéndome a la experiencia sexual de unos minutos antes
– Ya sabía más o menos lo que querías hacer – me dijo, esta vez levante la cabeza a mirarle la cara pero solo podía verle medio rostro y media sonrisa con los ojos cerrados
– ¿Cómo sabías lo que yo quería hacer?
– Te dije que ya había mirado los canales «para grandes» – ese para grandes sonó casi a burla
– ¿A si?
– Mmm-mm
– ¿Qué me falto por hacer? – esta vez mi pregunta llevaba voz de picardía porque quería ver exactamente hasta dónde su conocimiento sexual estaba completo
– Varias cosas, algunas no sé si me van a gustar pero hasta ahorita me ha gustado todo – su voz seguía como susurro, como quien quiere seguir durmiendo y no realmente despertar
– Ok señor Mateo tenemos que platicar – mi voz tratando de sonar mas seria, inmediatamente sentí tensión en su cuerpo y comenzó a moverse de su posición
– Ahora si ya no aguanto, ¿Puedo usar el baño? – pero su personalidad estaba de nuevo diferente, como esquivo, como avergonzado
– Al fondo a la derecha – Yo sé, clásico, pero desde la sala, sí estaba al fondo a la derecha entre mi habitación y la cocina. Pasando por encima de mí, rozándome toda su masculinidad en el proceso casi salió corriendo hacia el baño, con su erección punteando el camino, saltando como de emoción a cada paso de su trote.
Cuando regresó, no se acostó conmigo en el sillón grande, sino se sento estilo indio en el sillón individual, me gustó mucho que no hiciera el intento de vestirse, me senté para ver que sucedía, el me miraba con ojitos como queriendo decir o preguntar algo.
– ¿Estás enojado conmigo? – su voz era suave pero clara y su mirada preocupada
– ¿Enojado? loquito, ¿Porqué habría de estar enojado? ¿Te miaste afuera del inodoro? – se rio un poco pero algo seguía incomodándole
– Es que te dije que ya sabía lo que ibas a hacer
– Y eso ¿Qué tiene que ver para que yo me enoje
contigo?
– No sé, porque a veces soy muy cochino – al decir esto su mirada y sus manos comenzaron a jugar con los dedos de sus pies, como evitando verme a los ojos. Un poco preocupado de su reacción y mas después de lo que había sucedido hace solo unos minutos me senté mejor en el sillón y le palmié el lugar a donde quería que se sentara, frente a mí en el mismo sofá, Mateo se movió, antes de sentarse tomo la frazada y se cubrió la ingle, luego se sentó nuevamente estilo indio con sus piecitos casi hacia arriba, seguía sin darme la cara
– Ok, mira Mateo, espero que no te estés arrepintiendo de lo que hicimos, puede ser sólo un juego – una mueca de frustración le paso por el rostro
– No, si me gusto mucho, es solo que… me da miedo que te vayas a enojar conmigo si ves lo cochino que soy – ahora yo estaba un poco perdido, no sabía exactamente a lo que se refería
– A ver muñeco, mas despacio porque no te estoy entendiendo – le dije en tono un poco mas preocupado
– Cuando veía películas de grandes, a veces hacía las cosas que salían en la película para ver lo que se sentía – me dijo sin levantar aun el rostro
– Bueno Mateo eso es normal, todos experimentamos un poco de vez en cuando
– ¿También lo hacías tu cuando estabas pequeño?
– Me reí un poco entre dientes pues fuí un poco perverso de chiquillo y ya grande pues los riesgos eran mayores pero no por eso dejaba de tener fantasías al respecto. – Bueno si, a veces, hacía lo que hicimos en el parque acuatico, tratar de estar desnudo sin que me descubrieran, y otras cositas más que pues no se pueden contar asi por así
– ¿Qué otras cositas? – Ahora si rostro cambiaba, la picardía asomaba de nuevo y una sonrisa se dibujaba de medio lado en su rostro
– Bien, mira hagamos un trato, yo te cuento que hacía y luego me cuentas tu, ¿esta bien?
Su sonrisa aumentó de tamaño e incluso se posicionó mejor como para oír la historia mas interesante de algún libro de cuentos.
Y así comenzó mi relato:
Fui hijo único, lo que significa que no tengo mas familia desde la muerte de mis padres hace ya varios años, mis padres fueron siempre muy católicos y conservadores, todo el tiempo frente a las personas de la iglesia pretendiendo ser los ejemplos de la comunidad, pero adentro de la casa la cosa era diferente, mi papá solía andar en ropa interior todo el tiempo, e incluso mi mamá lo hacía, así que andar en calzones una sábado en la mañana no era nada del otro mundo para mi, pero aún así, la desnudez completa seguía siendo una obsesión incluso desde que tenía como siete u ocho años, procuraba ver a mis papas desnudos en algún descuido pero sobre todo me gustaba mucho mi propia desnudez, crecí con paquines y revistas en los cuales los héroes y las chicas en peligro mostraban mas piel que ropa, incluso tuve una que otra vez un paquin casi pornográfico siempre parte de la colección de mi papá, las cosas que pasaban en los paquines, los lugares y las personas amarradas, me hacían como dices tú, cosquillitas con miedo en el estómago, nunca fui muy tremendo por lo cual mi mamá no se preocupaba en dejarme solo de vez en cuando
cuando iba a la tienda, o a platicar con las vecinas y echarse un café de vez en cuando, esos eran mis momentos mas felices, cuando mi mamá se iba, yo salía a la ventana a ver que realmente se iba y luego corría a mi cuarto a quitarme la ropa, usualmente algún short y mis calzoncillos, mi emoción era andar por toda la casa completamente desnudo, me acostaba en la mesa del comedor, en los sillones, en el cuarto de mis papas, incluso en la cocina, todo el tiempo era una emoción increíble, mi verga parada a todo lo que la piel pudiera dar y luego corría al cuarto a cambiarme cuando escuchaba a mi mamá abriendo el patio, cada vez que visitábamos algún familiar solía pedir el baño prestado, una vez adentro me quitaba toda la ropa y la emoción me embargaba de estar haciendo algo que no se
debía. A los diez años mas o menos comencé a usar las cintas de mis zapatillas para amarrarla a la base de mi pene, luego la otra para pretender que estaba atrapado o secuestrado en mi cama. Como a los doce ya me dejaban salir solo a la calle, buscaba un predio baldío cerca de mi casa para quitarme la ropa, descubrí lo que era jalarmela y ahora desnudo me la halaba en cuanto lugar pudiera, varias veces estuve a punto de que me descubrieran pero el riesgo de eso me daba mas gasolina para intentarlo una y otra vez. travesié un par de veces con amigos y en general fuí muy adicto al sexo cuando ya tuve oportunidad.
Mateo me miraba con una sonrisa y sus ojos clásicos de picardía
– ¿Cuándo estabas desnudo, se te paraba todo el tiempo?
– Si, no había ni siquiera quitado los calzoncillos y ya lo tenía parado – esto le sacó unas risitas
– A ver ahora te toca a ti – Se quedó callado un momento
– Solo prométeme que no te vas a reír o que no te vas a enojar – su cara era de ansiedad nuevamente
– Dale, te juro que nada de lo que me digas me va a hacer enojar a menos que me insultes con odio y desprecio, pero aún así, nada que unas nalgadas bien puestas no arreglen
Sonrió un poco nuevamente.
Su historia era mas o menos asi:
Cuando mi mamá conoció a Damian todo parecía bien, me caía bien y todo, pero Damian fumaba mucha mariguana, a mi mamá al principio no le gustaba mucho eso, pero luego, ella comenzó a fumarla y fumaba más que Damian cada día, salían a veces por la noche y me dejaban solo en casa, tenía nueve años, así que abría la computadora de mi mamá y comenzaba a ver videos de esos chistosos, luego después de muchos videos salía alguno que otro que eran de gente desnuda, al principio no los veía porque creía que mi mamá se iba a dar cuenta, pero ellos llegaban tarde a veces muy borrachos. comencé a ver los videos, siempre se me paraba cuando los veía, a veces eran hombre y mujer, a veces eran dos hombres y una mujer, a veces eran solo dos hombres, se las metían por todos lados y a veces me daba risa pero a veces quería saber qué se sentía porque todo el tiempo gemían y se quejaban pero no paraban de hacerlo, luego vi unos de gente haciéndolo en bosques o en carros y en otros, a las mujeres las amarraban, les tapaban los ojos y hacían que otros las vieran así, eso si me daba grandes cosquillas, porque pensaba que vergüenza que otros te vieran así, amarrado y te hicieran lo que quisieran porque no podías hacer nada para que te dejaran. Así fue como comencé a quitarme la ropa en algunos lugares, sin que nadie me viera, al principio como tú, solo en la casa, pero luego cuando me dejaban solo mucho tiempo podía salir al parque, no me ponía mas que una calzoneta de futbol, zapatos y camisa y cuando llegaba me quitaba la camisa por el calor, cuando hallaba algún lugar solo me quitaba los zapatos para jugar en las barras con los pies en la arena, no se porqué, estar sin zapatos me hacía
sentir mas desnudo, sino había nadie cerca buscaba un lugar para mear y en un descuido me bajaba todo la calzoneta hasta los tobillos hasta que terminaba, era como un juego de retos, cada vez el reto era mas fuerte y mas fuerte, mas
arriesgado, al principio era solo cuando iba a mear, luego, iba al centro comercial que había en mi barrio y entraba a los baños, donde me quitaba toda la ropa y el reto era, salir lavarme las manos con jabón y entrar de nuevo sin que me vieran, como pasaba mucho tiempo solo era casi todos los días, en días de escuela, así que no había mucha gente comprando, pero varias veces casi me agarran secándome las manos, otras veces, salía del baño y me tiraba al piso baca abajo y contaba hasta 10, a veces hasta 20 y una vez llegue a 50 y luego corría a cambiarme, me la jalaba antes de ponerme toda la ropa hasta que sentía las cosquillas. Cuando la policía agarró a mi mamá la primera vez.
Damian se quedó conmigo, iba a trabajar y todo pero luego se quedaba sin trabajo por días, fumaba mariguana en la casa y estaba todo el tiempo en calzoncillos, decía que mi mamá saldría rápido si le hablaban a mi abuela, pero ella dijo que no, que solo serían unos días, fueron 2 meses, Damian traía comida de afuera y me dejaba para cuando llegara de la escuela, pero me decía que no le dijera a nadie lo de mi mamá, a veces yo lloraba pero no mucho. Un fin de semana, Damian llego super borracho a la casa, y se quedo dormido en la sala solo en calzoncillos, eran unos tipo short y se le salía el pico por la pierna, esa vez lo tocaba pero no se despertaba, fué el primer pico que toqué que no fuera mio. Un vecino del mismo edificio que era dos años mas grande que yo era mi unico amigo, porque no había otros niños, le gustaba golpearme de vez en cuando e incluso de broma, a veces ibamos a la tienda y me bajaba la calzoneta cuando yo estaba distraido, hacía como que me enojaba, pero me gustaba mucho el que nos puedieran descrubir, asi que comencé a dejar de usar calzoncillo cuando iba a su casa, asi cuando me jalaba la calzoneta quedaba desnudo, luego ya no me enojaba, hacía como si no me importaba, asi que cuando me bajaba la calzoneta la dejaba abajo, el se reía y de vez en cuando me daba nalgadas, no muy duro pero suficiente para dejar la mano marcada en mis nalgas. Un primo suyo llego a vivir unos días con él y quedar con la calzoneta abajo frente a alguien casi desconocido me daba mas cosquillitas. Una vez su primo dijo que como no me importaba que me vieran el culo pelado que mejor me quitara toda la ropa, hice como que no me importaba y me quite la camisa, los zapatos y saque los pies de la calzoneta que ya estaba abajo, le dijo a mi amigo que fuera y escondiera la ropa en algún lugar, me asuste pero me dio mucha más emoción, ahora si estaba completamente desnudo y sin mi ropa cerca, el tipo se me acercó y me tiró a la cama, fue cuando me dió miedo, porque se tiro encima de mi, puso su brazo en mi garganta y me decía que ahora iba a ser su esclavo si quería mi ropa de regreso, yo no le decía nada solo lograba mover mi cabeza, ese día, cuando me dieron mi ropa, les había chupado el pico a mi amigo y su primo y habían acabado en mi boca. Hasta que mi mamá salió de la rehabilitación, tenía que ir a donde ellos, todos los días, estar sin ropa en la casa y hacer todo lo que me dijeran, incluso una vez el primo de mi amigo me quiso meter el pico atrás pero mucho dolía así que mejor acabó en mis nalgas.
Cuando mi mamá salió nos movimos a otro apartamento, bastante lejos y otra escuela así que
no volvía a verlos, pero ahora además de tratar de andar desnudo, usaba cosas para ponérmelas atrás, lapiceros, marcadores, incluso la punta del palo de la escoba, jalármela con algo adentro era lo mejor, a veces salía con mi mamá y llevaba algo como una zanahoria o a veces un marcador atrás, nadie sabía pero lo sentía cuando caminaba, me subía al bus o me bajaba, al principio mi mamá me regañaba que muy despacio caminaba pero luego me acostumbré a ir mas rápido.
Una vez veníamos en el autobús y venía repleto de gente, mi mamá venía sentada y casi dormida y yo venía parado a la par del asiento, alguien me comenzó a tocar las nalgas, yo no me movía, me gustaba, pero me daba mucho miedo porque mi mamá se podía dar cuenta, cuando la mano llego entre mis nalgas paso los dedos por mi culo y sintió la punta del marcador que había usado ese día, al principio lo toco para estar seguro que no era otra cosa luego agarrando la punta, comenzó a sacarlo poco a poco, cuando estuvo mas o menos a la mitad lo metía de nuevo, eso me paró el pico pero me hacía temblar que mi mamá o alguien mas se diera cuenta, la gente pasaba y subían más así que se ponía mas apretado, pero la mano seguía metiendo y sacando el marcador de mi culo, hasta que no pude mas y me dieron las coquillas, sino hubiera ido agarrado del asiento me hubiera caído porque hasta lucitas vi, luego cuando reaccioné la mano no estaba pero tampoco el marcador, seguro se cayó cuando me dieron las cosquillitas, fue lo mas emocionante que me paso jamás.
A mi mamá la metieron presa por tratar de hacer negocios para pagar una deuda que tenia con quien le daba la mariguana, y es así como vine a para adonde mi abuela y te encontré a ti.
Terminó su relato y yo tenía la verga a mil, goteando de morbo y deseo, además de la realización de que no estaba ante un virgen o inocente palomito como originalmente había creído, sino un pequeño pervertido en potencia, sentimientos encontrados me abatieron de pronto, por un lado la realización que no había sido su primero y ese pequeño celo de quien lo fuera, y por otro lado, la emoción y morbo de las similitudes entre nuestras vidas, todas las cosas que ya de adulto me molestaban, todos esos «y si hubiera hecho esto» o «si hubiera seguido caminando» o «si hubiera estado desnudo frente a..» todos esos «que hubiera pasado si» me daban un morbo macabro, podría hacerlos realidad con Mateo, podría comprar las cosas que a su edad ni hubiera podido soñar y establecer situaciones para que él disfrutara y para hacerlo yo obviamente, con la posibilidad de un adulto supervisando y guiando, todo me daba mil y un ideas y me excitaba aún más.
Me percaté que Mateo me veía tratando de adivinar mis pensamientos, me había quedado callado mucho tiempo supongo
-¿Soy muy cochino no? – me preguntó
– Somos mi querido colega, somos muy cochinos y ¿sabes qué?
– ¿Qué? – ahora portaba una hermosa sonrisa mientras me miraba el rostro y la verga salivando de emoción por su historia
– Vamos a tener que hacer mucha travesuras juntos, como la de ahora hace un rato, como la de Wallmart, como otras que tu hiciste antes, ¿Qué dices? ¿te animas?
Su cara se ilumino con una risita picara y mientras presionaba la frazada con sus manos en dónde su erección tendría que estar
– siiii!!! – Otra risita pícara
Mi celular vibró en la mesita de centro, era María preguntando por su nieto, que era la hora de la cena, estaba invitado por supuesto, luego de cenar y hablar un rato, me fui de nuevo a mi casa. En mi cama, recapitulé todo lo que había sucedido hasta ahora, aun tenía una semana más de vacaciones y las oportunidades parecían muy prometedoras, las oportunidades, los recursos, las opciones y las situaciones parecían infinitas mientras mi mente divagaba entre su relato y lo que había sucedido desde que lo conocí, supe que lo amaba, lo deseaba pero también me daba un morbo ese grado de perversidad en nuestra situación. Me masturbé una vez más, pensando sólo en las oportunidades, luego caí en el sueño cansado de los exprimidos sexuales, mañana sería otro día
Este es el capitulo seis de la historia que poco a poco ya esta llegando a su final, puede que no este completa pero se me hacia un desperdicio no compartirla, estaré publicando el resto hasta donde queda de la historia, por si quieren hablar y contar experiencias telegram: @Arcana1298
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!