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Gays

Educando a un pervertido singular. capitulo 9: JUGANDO AFUERA

Esta es una historia sobre como un niño de 10 años puede saber mas que alguien mayor. Esta historia no es mía, no he podido encontrarla en otro sitio así que vine a compartirla aunque este incompleta……….

Los limites de Mateo estaban por ser descubiertos aún. Mañana será otro día, habrá que ver lo que se puede lograr…

 

El siguiente día era sábado, la ultima semana de mis vacaciones se acercaba, el día había amanecido soleado pero fresco, unas hermosas nubes bombachonas pasaban dando sombras por ratos, Mateo llegó como a las nueve de la  mañana, ya me había aburrido de esperarlo en la cama así que me había levantado y hecho desayuno, de hecho estaba disfrutando de una tasa de café sentado en el sofá y viendo caricaturas japonesas en cable, cuando llegó probó la puerta y estaba sin llave así que entro y se sentó a la par mía a ver las caricaturas, como no saludó ni nada creí que algo andaba mal

 

– ¿Está bien?

 

– MMjjm – me volvió a ver con una sonrisa pero no era la de siempre, luego se acerco y me dio un beso de piquito en la boca, se acomodó y ahora estaba completamente recostado en mi hombro, levantando mi brazo lo deje apoyarse en mi pecho mientras ambos mirábamos las caricaturas, pasamos casi dos horas entre caricaturas de acción una de detectives y la ultima un drama muy interesante.

Cuando me levanté para ir por agua y algo que masticar lo encontré acostado en el sillón, con sus manitas formando una almohada, sus rodillas recogidas de lado y sus piecitos cruzados, viéndolo así nadie podría imaginar el lívido sexual de esta criatura, el grado de perversión que a mi tanto me excitaba de él y mucho menos que ya me lo he cogido y le ha gustado, puse las nueces en la mesa de centro y procedí a acostarme atrás de él, le eche el brazo por la cintura y seguimos viendo televisión un rato mas.

De la nada me saco conversación

 

– ¿Rigo?

– ¿dime?

– Hoy no vamos a hacer nada de cositas ¿está bien?

– Suena como a plan, ¿alguna razón en particular?

– ¿Tu querías hacer algo?

– No, lo que tu decidas está bien, solo pregunto si algo te molesta…

– ¿Estas seguro que no te enojas?

– Que no tontin, lo que Don mateo decida está perfecto para mí

– ¿Seguro? – esa ultima pregunta había sonado mas vacilante que todas las anteriores

 

– A ver date la vuelta y mírame, quiero que entiendas algo, te quiero mucho, cada vez que estas cerca siento cositas en la barriga y al mismo tiempo me siento como calientito aquí en el pecho, mas abajo también pero eso puedo esperar jajajajajaja, no quiero que pienses que cada vez que vienes aquí tenemos que hacer algo, si algún día como hoy vienes y no quieres hacer nada aun hay aquí mil cosas que podemos hacer y pasarla super bien y divertido, si algotro día vienes y quieres hacer de todo, pues estará bien también, recuerda, quieras lo que quieras no te juzgaré, disfruto de tu compañía y quiero estar allí para cuando quieras hacer cositas locas evitar que las cosas se tornen peligrosas. – se quedo callado unos segundos

 

– ¿No crees que estoy mal por que me guste quitarme la ropa en lugares que no se debe y meterme cosas en mi trasero?

– No!

– ¿Otros niños lo hacen? ¿Tu lo hacías?

 

– Mira, seguro mas de algotro chiquillo lo habrá pensado, pero no tienen el valor para hacerlo, ni a un amigo que los cuide para que no les pase nada cuando lo hagan, seguro he leído por allí de mucho otros que si lo han hecho, yo lo hice en su tiempo como te dije antes, lo importante es que tú te sientas bien, si luego ya no lo quieres hacer pues bien, no lo haces mas y listo.

 

– Pero es que a veces siento que solo pienso en eso, antes de venirme a vivir con mi abuela casi solo pensaba en eso…

– Bueno entonces que nos hayamos conocido, dos locos bien chifladitos – se sonrió y me abrazó

– Te quiero loco chifladito

– Yo igual Mateo, yo igual sino mas

 

Ese día fuimos a caminar al parque que esta a la par de la casa, caminamos casi todas las sendas, con botellas de agua en la mano, hablando de cada tontería que se nos cruzaba por la cabeza, caricaturas, su antigua escuela y de cómo no le gustaba, de lo que quería ser cuando fuera grande, de los lugares que le gustaría ver, llegado el momento y luego de casi dos horas de dar mas o menos dos vueltas al parque y recorrer casi todas las veredas nos sentamos en una zona de columpios, la grama aun estaba bien cuidada y se notaba la falta de uso por lo avanzado de las enredaderas en los barrotes, allí reímos como locos jugando «que preferirías»; Mateo jamás comprendería lo incitante e intoxicante que su risa honesta y clara es para mí, viéndolo allí reírse con su cabello al viento, medio humedecido con sudor era casi tan excitante como verle el rostro cuando hicimos el amor, es inexplicable, lo deseas, lo anhelas, lo buscas pero todo se detiene allí, por estarlo viendo, por verlo gozar, reír, decir cada locura y esperar ver tu reacción, hacer caras locas y tontas, poner la boca en diferentes posiciones e intentar sacar diferentes voces para tu deleite, imitar caricaturas y anuncios de la tele, en general la pasamos super rico.

 

Regresando a casa se quitó la camisa cuando pasábamos por una zona particularmente densa en arboles, luego me volvió a ver con malicia, y se bajo la pantaloneta a media nalga, fue cuando note que no llevaba ropa interior, pensando en que era para probarme solo avance para darle una nalgada en esas moles de carne

 

– Oh si papi! – había imitado una frase propia de una peli porno

– jajajajajajajajaja y eso ¿de dónde salió?

– Ya te dije que he visto películas cochinas – y con eso salió corriendo

– El ultimo que llegue es un aguacate podrido!

 

Esa noche cuando hube mandado a Mateo a su casa, me quede recapacitando en la cama, hacía un poco de calor y había abierto las ventanas, la maya no dejaría entrar mosquitos y la brisa pondría el cuarto fresco.

Recapitulé el día y sus emociones, su cabello en el sol mientras corría, su risa contagiosa, sus hermosos ojos verdes cuando habla con emoción, sus hombros cuando esta sin camisa, tan juntos, tan pequeños, todo el es una mezcla de rusticidad y fragilidad, sensualidad, inocencia y al mismo tiempo tanto morbo junto… Ojo Rigo, te estás enamorando y todo esto dura hasta que él decida luego no te quedes como novia de pueblo haciendo planes en un futuro demasiado incierto.

 

Dormir cansado es un sueño delicioso y habiendo estado junto a Mateo todo el día la delicia era mayor.

 

El día siguiente desperté sintiendo alguien entrar en mi cama, medio abrí los ojos y eran las 7:10, es raro que duerma de mas, usualmente duermo poco pero sintiendo ese pequeño cuerpo metiéndose entre mis sabanas y levantando mi brazo para acostarse de espaldas a mi, es como tirarte una sabana peludita en una tarde de frio con lluvia, podía sentirle desnudo pegado a mi en forma de cucharita y a pesar que el morbo me comía por un lado, también se sentía tan rico, tan intimo, tan natural, tan nuestro que dejarlo por comenzar algo para lo que habría mas tiempo después no paso por mi mente, solo me acerque mas a él, hundiendo mi cara entre la maraña de su pelo, olía a Mateo, un olor propio, difícil de explicar, era su humor lo que me embriagaba la nariz, a lo largo de los años he venido a descubrir que cada olor de mis jóvenes amantes es muy particular, unos muy fuertes otros muy suaves, el de Mateo era como termino medio, medio acido y al mismo tiempo tan delicioso, me hacía sentir como sabueso, capaz de encontrarlo en un cuarto oscuro solo por su olor. ¿Oh lo notaron? «…cada olor de mis jóvenes amantes…» jajajajaj pues si, lo siento, no era virgen antes de Mateo, a ver demándenme, a los 32 sería el colmo ¿no?.

 

Volví a dormir pero mi sueño no era profundo, podía sentir que Mateo no dormía tampoco, sentí cuando se dio la vuelta y mi mentón quedo sobre su frente mientras el hacía intentos de besarme el cuello, sentí cuando su manita comenzó a jugar con mi erección encima de la calzoneta, sentí como su respiración se agitaba y comprendí que necesitaba amor en ese momento, que si el día anterior no habíamos hecho nada sexual a petición suya, hoy sería recompensado doble, el problema era que yo ahora no quería sexo, quería pasión, quería morbo y quería tomarme mi tiempo en conseguir lo que quería, hoy probaría los limites de su calentura, él estaba iniciando, pues bien, mi pequeñín, veamos de lo que estas hecho.

 

El reloj marcaba las 8:14, hice nota mental, Mateo vendría a tener gratificación en no menos de una hora, girándome sobre la cama quede sobre él sin apoyar mi peso completamente sino en mis codos a los lados de su cuerpo, sus brazos en mi cuello mientras nos besábamos, primero piquitos, luego beso mas largos, de labios, mordiendo y cogiendo los suyos con los míos, luego bajando por su mentón, subiendo por sus orejas, comprometido a sacarle cuantas risitas pudiera con mis dientes en los lóbulos de sus orejas, oliendo su cabello y luego bajando por su delgado cuello, mordiendo mi camino hacia abajo, sintiendo como su corazón late mas aceleradamente en el proceso, comenzaba a emitir gemidos, quejas de amor como me gusta llamarlos, el día pintaba a ser otro típico día de verano, caliente y húmedo, dos cuerpos sobre la cama, bajo las sábanas mas una mañana calurosa nos estaba haciendo sudar, pocas cosas me excitan tanto como el sabor salado en la piel de Mateo, esa sensación de piel con piel apegostrada de sudor sin que a ninguno importe sino incite, baje a sus pezones, estaban bien erectos, mientras acariciaba uno con la boca, con mis dedos jugaba con el otro el había movido sus brazos a los lados de su cabeza, en claro signo de rendición, mientras su respiración se aceleraba, le pasaba la lengua a sus pezones y de vez en cuando succionaba uno de ellos y luego los alternaba, podía sentir como Mateo juntaba sus piecitos y los movía constantemente, frotándolos uno con otro, claro signo de su excitación y las sensaciones que le producía, luego de un rato bajé por su pecho hasta su estómago, esto siempre le saca una risita, me dedico a besar cada parte de su estómago, desde su diafragma, alto y curvo hasta su ombligo al fondo de ese valle que se forma en su estómago cuando esta boca arriba, cuando respira los músculos de lo que si se esmera llegara a ser un hermoso «six pack» se tensan y puedo ver como se mueven rápidamente, delatando su emoción, su erección me roza la barbilla, pero he decidido que hoy no será el punto principal.

 

Abriéndole las piernas y echándome en medio de ellas me dedico a comer y lamer toda su ingle, le estiro las piernas a los costados de mis cabeza para que el músculo que une la ingle con la pierna salte, y comienzo mi festín, lamo, chupo y muerdo sintiendo los saltitos que le hago dar por estar en una zona de mucha sensación, me encargo de lamer y besar toda su ingle dejando a propósito  esa erección tan prominente sin tocar, y sus testículos sin probar, hoy Mateo, ha de sufrir un poco antes de obtener su recompensa, sufrir rico, sufrir sensual, pero sufrir al fin; luego doblando sus piernas junto sus talones con la parte baja de sus nalgas, dejándolo expuesto, ese canal en el cual he estado una vez ahora será el eje, el centro de la tortura que le tengo preparada y que se que le ha de encantar. Comienzo a lamer todo su «nies» y le extiendo las rodillas a los lados, dejándolo como pollo de supermercado fuera de la bolsa, mi ataque alcanza su agujero y le siento cambiar la respiración, con su mano derecha intenta masturbarse lo cual no es permitido, es mi momento, serán mis reglas, sé que le gustará, así que me despego un momento de entre sus piernas y rápidamente me dirijo al closet, de donde saco un contenedor grande, lo abro y tiro el contenido sobre la cama, buscando entre lo que esta tirado saco dos pares de esposas pequeñas, de esas con peluche alrededor(serían el orgullo de Ludovico jajajaja), las coloco en sus muñecas, una a cada mano, y luego de un beso profundo le veo a los ojos

 

– ¿Confías en mi? – se lo he susurrado, no me responde hablando, pero mueve su cabeza en claro signo que así es

– Ahora te hare sentir cosas ricas, pero tendrás que confiar ¿Esta bien? – Nuevamente asiente con la cabeza

– La única diferencia serán los juguetes, pero no haremos nada que no hayamos hecho antes, te gustará – una sonrisa fue su única respuesta y luego cerro los ojos sus enormes pestañas lo hacen ver tan angelical y al mismo tiempo tan tentador.

 

Le confiné ambas manos en el respaldo de la cama a decente espacio una de la otra para que estuvieran separadas pero sin ser incómodas, luego cogí una máscara para dormir para evitar que por curiosidad abriera sus ojitos y al mismo tiempo darme mayor realce a los otros sentidos privándole de uno, se dejo hacer, luego le coloqué justo como lo tenía unos segundos antes, abrí una botella de lubricante de sabor (vamos que me gusta el coco y ya tengo la lengua seca de tanto lamer) le echo un poco entre las piernas, para que corra hacia abajo y me dedico a seguir lamiendo todo esa hermosura, al final le pego unas lengüetadas a sus testículos que me quedan prácticamente en la nariz cuando estoy en su agujerito, pero le doy mayor atención abajo. En unos minutos mi nuca comienza a reclamar por la posición en la que estoy así que decido cambiar de plan, subo a besos por su cuerpo de nuevo hasta terminar besándole los labios y mordisqueándole la boca a mi antojo, al mismo tiempo le suelto las esposas, la parte de ellas que se ha ajustado al respaldo de la cama, con una sola le amarro ambas manos, siempre arriba de su cabeza, luego le giro hasta que esta boca a bajo, estos 15 minutos mas o menos le han dejado marcados los pliegues de la ropa de cama en su espalda

 

– Ponte de rodillas, con ese culito levantado – sigo hablando como susurro, se oye mas vulgar, mas intimo a la vez, una vez de rodillas, le empuje su torso hacia abajo, dejando que sus hombros descansaran en la cama, subí sus brazos sobre su cabeza, dejándolos tan cerca del respaldo como posible, una vez mas, la intención era limitar movimiento no hacerlo super incómodo; luego me alejé un poco para disfrutar de esa vista, tiene unas piernas hermosas y colocado de esta forma en la cumbre de sus piernas puedes ver sus hermosas nalgas como bolas de helado, me acerco a la mesita de noche para tomar y celular y comienzo a tomar fotos de todos los ángulos posibles, luego tirando el celular a un lado abro de nuevo el bote de lubricante de sabor y dejo caer una buena gota entre sus hermosas mazas de carne, y me dedico a seguir mi tarea de lamer y probar con mi lengua ese hermoso anito rosado, comienza a gemir, con la misma intensidad con la que trabajo en su agujero, tomo una nalga en cada mano, las masajeo, las aprieto y las aparto para dejarme profundizar en su ano, es hilarante tener esos pedazos de carne en cada mano mientras siento como Mateo comienza a empujar su cuerpo hacia atrás, tratando de aprovechar al máximo mi lengua.

 

Todo esto dura unos diez minutos, ya he echado unas gotas adicionales para que ayuden porque saliva me queda ya poca, revuelvo entre los juguetes que tengo en la cama y aparto un vibrador de huevo, lo lubrico completamente y luego comienzo a jugar con el vibrador en la orilla del ano del niño, sin encenderlo aún, supongo que por lo quieto que se quedó en ese momento estaba tratando de adivinar lo que era, antes de que pudiera hacerlo introduje el vibrador dentro de su anito, empujando despacio pero firme, con todo el trabajo que mi lengua había hecho y la cantidad de lubricante, no fue nada difícil, una vez adentro rápidamente lubriqué un segundo y procedí a insertarlo también, esta vez si hubo un poco de resistencia, pues había ya algo dentro, pero de parte de Mateo no hubo mucho mas que uno o dos gemidos, entonces tomando los controles los encendí.

 

El salto de sorpresa y el largo gemido de placer no podían ser otra cosa que música a mis oídos, primero había saltado un poco luego abriendo un poco mas las piernas había bajado un poco sus caderas mientras el zumbido de los dos pequeños artefactos llenaba la habitación junto a los gemidos de Mateo, dejando los dos vibradores activados comencé a masajearle las nalgas, juntándoselas y separándoselas, apretándolas hasta dejarle marcados mis dedos en su blanca piel, metiendo mi mano entre sus piernas pude sentir su erección tan dura que seguramente podría clavar un clavo con ella, pero yo no era Pablito, busque entre las cosas de la cama y encontré lo que buscaba, era una cinta del mismo material de collar de perros pero muchísimo mas corta y con velcro, rápidamente la coloqué alrededor de su erección atrapando sus testículos en el proceso, esto retardaría mucho su orgasmo o al menos era la idea, me pare de la cama y me acerque de lado de forma que podía estar cerca de su cabeza, acerqué mi humilde erección a sus labios y se prendió de ella como becerrito hambriento, su espalda brillaba del sudor y sus glúteos parecían tener vida propia con ciertos ticks nerviosos ya que se movían en la parte superior.

 

No queriendo que todo acabara tan pronto me senté de nuevo atrás de él, apagué los vibradores y despacio los fui halando por el cordón hasta que uno a uno salió de ese hermoso agujero donde en unos minutos estaría alojado yo, o al menos la parte de mi que gozaría. Una vez afuera me puse de rodillas entre sus piernas y comencé a jugar con mi erección a lo largo del canal entre sus nalgas, de arriba hacia abajo sin detenerme mucho en su ano, luego comencé una espiral alrededor de su ano, podía sentir como Mateo trataba de acomodarse para que lo penetrara pero aún no era el momento, quería que esta vez me lo pidiera él, que textualmente me lo dijera.

 

Miré el reloj, habían pasado 35 minutos, pero yo no creía tener la voluntad de hacerlo esperarse una hora, yo no podría hacerlo, la erección casi me comenzaba a doler, de no ser por lo erótico del momento seguramente ya se me habría encogido, me acerque despacio y le restregaba mi verga en todo el culote, dejándola parqueada entre sus nalgas, el se movía tratando de sentirla, tratando de que hiciera lo inevitable pero aun no me decía nada, despacio puse mis manos sobre sus caderas y las fui bajando haciendo presión sobre su espalda, el sudor ahora le caía a gotas gordas de la espalda a la nuca, una vez a media espalda metí mis manos bajo su pecho y comencé a jugar con sus tetillas sin despegar mi verga de su trasero, me acerque despacio a oreja

– ¿Estás listo? – no hubo respuesta sino un suspiro y un movimiento afirmativo de cabeza

– ¿Si quieres? –

– Si – fue solo un susurro pero claro

– ¿Si que?

– Si quiero

– ¿Qué quieres?

– Lo que tu quieras – Moví mi verga entre sus nalgas mas

– ¿La quieres adentro?

– Si

– ¿Si qué?

– Si la quiero

– ¿Qué quieres? – Dejó ir un suspiro de exasperación, no quería mencionar lo que estaba pasando, mientras yo me divertía con esta tortura

– Si la quiero… adentro

 

– Dime exactamente que quieres, adónde lo quieres y cómo lo quieres y te lo daré – esta vez se quedo callado unos segundos, para animarlo comencé a pasar mi glande por su ano incitándolo, dejo ir otro gemido, no sé si por frustración o por deseo

 

– Quiero que me metas tu pene en el culo… despacio… todo

 

¿Quién soy yo para negarme, para reprimir el básico instinto carnal de un crio de diez años usando terminología tan vulgar y fuera de su edad?

 

– Así me gusta, ahora va tu premio

 

Comencé a azotarle el ano con mi erección, mientras con una mano le sujetaba la cadera con la otra llevaba mi erección a la entrada del paraíso carnal que se ofrecía ante mi, una vez posicionada, comencé a ejercer la respectiva presión, suave pero firme hasta que mi glande desapareció, Mateo soltó un gemido, lo dejé unos segundos acostumbrarse y comencé a empujar de forma gradual sin detenerme pero muy despacio, la respiración de Mateo se aceleraba y emitía un gemido de vez en cuando, hasta que no pude empujar más y volví la vista hacia esos melones de carne blanquitos separados por el carne mas oscura de mi miembro, tenía mis 18.5 cms de carne hasta el fondo, los bellos cortos de mi pubis estaban pegados a la piel de las nalgas de este chiquillo, su respiración se normalizaba

– Estas bien

– Mmmju

– Ahora comienza lo bueno, disfrútalo!

 

Comencé a salir de su cavidad despacio y volvía a meterme, la vista era grandiosa, la piel alrededor de su ano abrazaba mi verga y cuando salida era como si unos labios me succionaran, luego cuando entraba esos labios desparecían pero el placer me producía hasta escalofríos, me seguía moviendo procurando en todo momento que el mayor placer fuera para él, sabía que habría muchas mas veces en las que podría yo concentrarme en mi placer, ahora era su turno, quería que lo disfrutara tanto como lo estaba haciendo yo. Comencé un movimiento circular a lo que Mateo comenzó a gemir mas y mas seguido, luego con toda mi erección adentro comencé a sobar alrededor de mi verga como queriendo meter los dedos en un espacio ya ocupado, él gemía mas e incluso comenzó a mover su cabeza a los lados, lo que hacía que su cabello largo se viera como una maraña de pelos y lo sentí, tuve que detenerme para disfrutarlo y al mismo tiempo no eyacular allí, Mateo estaba teniendo su orgasmo, metiendo mi mano abajo puse sentir las ultimas pulsadas de su erección, un orgasmo seco como los anteriores pero un orgasmo al fin, su rostro reflejaba las sensaciones de su cuerpo, podía ver su nariz arrugada y su boca entreabierta en una mueca de saturación sensorial, pude sentir como su recto se estreñía apretándome la verga con cada estremecimiento, su ano parecía querer amputar mi erección, cuando hubo terminado, mateo parecía tan cansado como luego de haber corrido una maratón, pero aún faltaba mas.

 

Continué entrando y saliendo de Mateo despacio para evitar que luego de su orgasmo se desanimara, el haberlo hecho conseguir su orgasmo seco sin siquiera estarse tocando su erección era ya un triunfo, pero faltaba mas. así que una vez dentro comencé a meter mis dedos entre su ano y mi pene, no entraban, pero seguro estaba tocando los botones adecuado ya que su respiración se aceleraba y volvían los gemidos, una vez estaba de nuevo en el modo de excitación, logre meter mi dedo medio junto a mi pene en su ano y parando de mover mi pene me dedique a mover mi mano para que mi dedo se deslizara en su canal ya invadido con mi verga, esto lo llevó al borde de nuevo y en menos de diez minutos volvía a convulsionar en los espasmos propios de su seco orgasmo, el segundo de la mañana, solo que esta vez no pude mas y en menos de un minuto después llenaba su recto con mi eyaculación, no se si fue mucha pero si la sentí super potente, cuatro espasmos que sin sacar mi pene me llevaron a ver estrellitas de lo fuerte que apreté los ojos una vez terminé me acosté de lado sin salir de Mateo quien ahora estaba de espaldas a mi como en cucharita con sus brazos aun esposados al respaldo de la cama.

 

Ni él ni yo dijimos nada, solo le bese su sudado cuello y le abracé por el pecho, nos dormimos, incluso en la incomoda posición que mateo estaba y con los juguetes que se me clavaban en las piernas porque no los aparté. Apenas eran las 9:02 am, ¿Qué depararía este día?

 

Continuará…

 

Hola querido PD, este es el ultimo capitulo de esta historia, solo queda agradecerles por llegar hasta aquí, al igual que darles una disculpa en caso de que se hallan quedado con ganas de leer mas acerca de mateo, tal como se los estuve mencionando esta no esta completa, pero esta buena jeje, les dejo mi telegram por si quieren hablar del tema o almenos para saber que tal les pareció la historia  @Arcana1298

PD: Cualquier persona que quiera continuar la historia puede hacerlo, almenos para darle un final no tan abierto, pueden pasarlo por mi telegrama y yo la publicare aquí para que no se pierda el hilo de las demás partes, igual con su agradecimiento y todo, no importa cuanto tiempo halla pasado desde esta publicación 🙂

38 Lecturas/24 junio, 2025/0 Comentarios/por Arcan1298
Etiquetas: abuela, cogiendo, culito, culo, mayor, orgasmo, sexo, vacaciones
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