El amigo del nene
De cómo por el amigarche de su hijo hijo, se descubre gay.
Lucas se había considerado siempre heterosexual. Casado desde los 22, dos hijos, un tipo «normalísimo». Tan «normalísimo» que cada vez que podía voltearse alguna pendeja, de la oficina, del club, hasta de las amigas de la esposa, lo hacía. No le gustaba comer siempre lo mismo. Como el 99,99% de los heteros tenía el fetiche de los travas, pero era sólo eso, un fetiche que le aparecía cuando estaba más de una semana sin coger a la mujer o a alguna de sus amigas de trampa, y que se curaba con una buena paja. ¿Aventuras gay?, naaaa, no era lo de él. De mente amplia, no tenía nada en contra, pero no le interesaban sexualmente. En realidad, los jóvenes afeminados le llamaban la atención, pero no generaban ese mínimo de excitación necesario para animarse a «probar».
Matías, su hijo menor, que andaba por los 21, aún vivía en casa. Delgado, alto callado, tranquilo, reservado, celu adicto, hacía la vida típica de un adolescente tardío: laburo light, joda con los amigos de jueves a domingo. A veces se quedaba a dormir el fin de semana en casa de algún amigo. A veces algún amigo se quedaba a dormir en casa. Normal. ¿Novia?, no, ¿minita?, Lucas suponía que sí, pero con lo reservado que era Mati, no se podía estar seguro.
El amigo que más frecuentaba la casa era Damián, también alto, no tan delgado, buen pibe por donde lo vieras, pero lo más lindo de verle, era el culazo tremendo que tenía. Usaba siempre ropa deportiva que, a pesar de lo holgado, dejaban en evidencia unas nalgas increíbles. Sonrisa amable, mirada dulce, gestos delicados, cruce de piernas, mmmm, Lucas en el fondo pensaba «este no es macho del todo», pero todo bien, los pibes ahora eran diferentes, los roles y las etiquetas se iban diluyendo, tal ves Damy se volteaba más minas que su hijo que parecía tan varonil.
Ese fin de semana había estado bastante movido. Damián había venido a buscar a Matías en su auto el viernes a eso de las 10, habían vuelto como a las 7 de la mañana, se habían levantado a las 3 de la tarde, habían comido algo y se habían vuelto a encerrar en la pieza de Maty. A las 9 la mujer de Lucas los llamó para la cena pero no bajaron. Cerca de las 12 salieron los dos sonrientes y volvieron a irse en el Auto de Damy, no sin avisar antes que se quedaban a dormir en la casa de él. Normal.
El domingo era día de cambio de sábanas. Como su mujer se había ido a la casa de su querida suegrita, se encargó Lucas. Llevó las suyas al lavarropas y luego fue a la pieza de Matías, sacó los cobertores y comenzó a sentir olor a garcha, bueno podía ser que los chicos se hubieran hecho una paja, raro porque Mati siempre se la tiraba en el baño, pero podía ser. El morbo lo comenzó suavemente a invadir. Se puso en Sherlock. Sacó la sábana de arriba y la revisó, se notaban varios manchones secos de semen. Paja, seguro.
Luego revisó la sábana de abajo. Ahhh, había sido más que paja!! Lucas vio las típicas manchas marrones claritas. Mmmm, Matías le estaba comiendo el culito a Damián o…. Bueno, era de mente amplia, no le molestaba en lo más mínimo tener un hijo gay. Pensó en Damián, su pija comenzó a cabecear suavecito, la verdad, más de una vez se había quedado mirándole el culo, era increíble, ¡claro!, después su hetero interior le decía – ¿qué hacés?- y avergonzado le sacaba los ojos del ojete. Si su hijo se cogía semejante culo, ¡bien por él!
La siguiente sorpresa vino cuando sacó la funda de la almohada, junto con la almohada salió un culotte rosado, todo de encaje, mejor de los que usaba su mujer. Sherlock siguió analizando, lo estiró entre sus manos. No, era demasiado grande para que fuera de Maty, con lo delgado que era su hijo, eso se le caía, era de Damián. Lo olió por delante y sintió ese olor, que conocía por sus propios calzones, y que nunca le había llamado la atención ¿Y ahora por qué estaba oliendo?, ¿y por qué a medida que olía se le iba poniendo dura la pija?, -paremos-, se dijo. Llevó las sábanas al lavarropas y lo puso en marcha. La bombacha estaba en el bolsillo trasero de su jean ¿Qué hacía con eso?, ¿la ponía en el mismo lugar donde la encontró? Miró para todos lados, al pedo, él sabia muy bien que estaba solo, cerró los ojos y se llevó de nuevo la bombacha a la nariz, mil imágenes pasaron por su mente, pero la más fuerte fue imaginar a Damián desnudo, con la bombacha puesta, arrodillado entre sus piernas mamándole la pija mientras él le acariciaba la cabeza de ensortijados rulos. No pudo contenerlo, corrió a su dormitorio, se arrancó la ropa y empezó a pajearse ferozmente, sin dejar de oler la bombacha, mientras caminaba a lo loco alrededor de su cama matrimonial. La leche vino con todo y el culotte rosa la contuvo. Lucas jadeando fue volviendo en sí ¿Qué había hecho? – ¿qué hiciste?, ¡nada boludo!, una paja -, le dijo el pequeño demonio gay que comenzaba a nacer en él. Miró el trapo rosa con semen, los goterones en el piso, sus 19 cm de verga aún enhiestos, le agarró el terror, miró la hora, todo bien. Fue al baño, buscó papel higiénico y limpió el enchastre. Puso litros de desodorante y abrió de par en par las ventanas, no sea que la mujer sintiera el olor. Luego lavó el culotte con jabón de tocador y lo secó todo lo que pudo con dos toallas. Pero, ¿qué hacía?, ¿guardarlo para otra paja?, ¿por qué no? Quedó bien escondido.
(continuará)
Ok
Hola, muy buen relato.
Yo algo parecido, soy maduro de Buenos Aires y si bien soy heterosexualidad, tuve mis amiguitos y tengo un par de amiguitos gay a los que les doy leche.
Y ahora hace un tiempo, descubrí que mi hijastro mayor es gay, y ya me estoy pajeando con medias o calzoncillos de el. Le deja ropa a lavar a la madre y yo me estoy cda tanto pajeando con medias o calzoncillos.
Me imagino preñandolo y haciéndolo mi puta, tiene 35 años.
Edo me llevo a experimentar más.
Bueno gracias ahora voy por una paja, tengo una media de él
Gracias por tus comentarios. Mi relato es puramente ficticio, pero alguna ve olí algún boxer de algún amigo gay, jeje. Soy un activo maduro de GBA sur