El amor de mi vida 2 (hasta los 11 años)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manolitis.
Despues que cumplí mis 11 años viví, quizas el mejor año de mi vida. Mi madre había delegado mi educación en Marcos. Le venía bien, ya que los resultados eran óptimos, en la escuela mis calificaciones sobresalían y se me veía saludable y contento.
Mi día se resumía en la escuela a la mañana, algo de amigos y mis tareas en la siesta y esperar a mi amante a las 16 para disfrutar toda la tarde con él.
Fue una de esas tardes de otoño en que me sorprendió. Llegó como siempre y yo me colgué de su cuello, y nos dimos un prolongado beso húmedo, con nuestras lenguas jugando en nuestras bocas. A propósito me acorde de un juego que habíamos inventado. Se trataba de que uno de nosotros se colocaba una uva en la boca y el otro solo con su lengua tenía que lograr capturarla y comerla. No era fácil y generalmente la uva terminaba aplastada y chorreando su jugo entre nuestras bocas. No importaba quien ganaba, lo importante es que servía para divertimos y para sentir esa cercanía de nuestras bocas, terminabamos muy excitados.
Volviendo a esa tarde, noté que traía un paquete.. Le pregunté que contenía y me dijo que era una sorpresa. Mas tarde,
luego de nuestro habitual baño en la habitación me mostró el contenido. Era unas correas de cuero que se ajustaban a la cintura como si fuera el cinturón de un pantalón que remataba en un gran pene.
– Y eso? le dije yo
– Es para jugar- me contestó Quiero que te lo pongas para sentir como mi machito me penetra. Y así fue, primero, como siempre hubo una preparación con una buena mamada de mi penecito y luego penetré ese culo lampiño pero solo por un instante ya que estaba impaciente por usar el nuevo aparato. Me ayudó a colocarlo y le habíamos hecho un nuevo agujero en la correa porque aún la medida menor me quedaba grande. Cuando me vi con eso puesto me dio mucha risa sin embargo me concentré en mi tarea y con su ayuda y algo de paciencia se perdio todo el aparato adentro de Marcos. Me indicaba como moverme y si bien no había estímulo para mí, igual me encontraba muy caliente.
No fue la unica vez que agregó algun juguete a nuestros encuentros. Otra vez trajo una serie de bolitas unidas por un cordel. Esa tarde me entretuve introduciendo cada una de las bolas por su orificio y cuando ya no quedaba ninguna afuera jalaba del cordel y las retiraba a veces lentamente y otras veces de un tirón. Marcos gemía como loco y fue la primera vez que lo vi eyacular sin ni siquiera tocar su pene. Yo no quise quedarme atrás y con las cánicas con que jugaba con mis amigos también experimenté introduciendomelas por mi ano. Claro que no había cordel para jalar sino que despues de introducir algo más de una docena, con la fuerza de mis intestinos las expulsaba. Desde enntonces siempre me ponía cachondo cuando jugaba a las bolitas.
También a veces jugábamos con vegetales y salchichas que endurecíamos en el congelador de la heladera. Nos gustaba hacer el 69 pero le agregabamos el placer anal. Cada uno tenía el pene del otro en la boca y con las manos nos introducíamos una zanahoria por el trasero. Claro que las mías eran más pequeñas. De a poco mi deseo de ser penetrado se incrementaba. Pero eso iba a suceder unos meses después.
No todo era sexo entre nosotros, cuando llegó el invierno y las vacaciones, logramos que mi mamá nos diera permiso para ir juntos. El trato era ir los 3 en el auto de Marcos y dejaríamos a mi madre en una ciudad de la provincia de Buenos Aires donde vivía nuestra única pariente, mi tía o sea su hermana. Despues continuaríamos el y yo durante 10 días, para de regreso recoger a mi madre. Asi sucedió y vivimos 2 semanas maravillosas. El primer día de estar solos nos quedamos en Junín, una ciudad cercana a la capital. Fue muy extraño lo que sentí al registrarnos en un hotel como padre e hijo. Por supuesto que hubo una fiesta sexual esa noche. Al día siguiente rumbeamos hacia la capital federal y en 2 días conocí el bello parque de Temayken, un parque tematico maravilloso, al día siguiente conocimos el Parque de la Ciudad, un gigantesco parque de diversiones en donde entramos a las 10 de la mañana y salimos de noche. Recién entonces nos dirigimos a nuestro destino una ciudad sobre la costa atlántica, turística en verano, pero desolada y tranquila en esa época. Alquilamos una cabaña a cien metros del mar, era un único ambiente con una gran cama matrimonial, una cocina tipo anafe y un baño con bañera. Lo mejor era que tenía un calefactor con u termostato que podía regular la temperatura hasta 35 grados, claro que con la actividad que había la temperatura llegaba a niveles muy superiores 😉
Fue en ese lugar un día que estabamos en la bañera y yo le practicaba sexo oral, estábamos ambos a mil ya que llevábamos bastante tiempo de transa. Entonces el me avisó que estaba por terminar para que yo retire mi boca ( el nunca acababa en mi boca) y yo llevado por el momento lejos de abandonar mi tarea la introduje mucho más en la boca hasta sentir que rozaba mi garganta y me producía arcadas. Hasta que de proto sentí como su pene cobraba vida y empezaba a latir y en cada latido un chorro de su semen impactaba en mi campanilla. Las arcadas se intensificaron pero me animaba a seguir por los gemidos que brotaban de la boca de él.
Fue el viaje más fantástico tambien hubieron paseos en bicicleta y excursiones de pesca. Lo bueno pasa rápido y pronto estábamos nuevamente en nuestro lugar selvático.
Continuará…
comos igue