El asalto. Su primera vez.
Era la mañana de un sábado, casi las 10 de la mañana y Juan un hombre de 31 años aun dormía, un día antes había salido a una fiesta con sus viejos compañeros de la universidad. Todo era silencio en su departamento en el tercer y ultimo piso del depar…..
Cerca de las 11 de la mañana finalmente despertó, aun con un poco de sueño y con ligero dolor de cabeza por la juerga de la noche anterior, Juan despertó, se sentó en la orilla de la cama y se quedó allí un rato hasta despertar bien, vistiendo una playera blanca y su bóxer negro salió de su habitación para dirigirse al baño. Mojo su rostro un poco para después dirigirse a la cocina y servirse un vaso de jugo de naranja. Juan no se imaginaba la experiencia que estaba apunto de vivir.
Unos minutos después sonó el timbre y se fue hacia la puerta, se preguntaba quién podría ser, tal vez el vecino del departamento de abajo que necesitaba algo. Juan abrió la puerta e inmediatamente fue sorprendido por un par de hombres enmascarados. Lo empujaron hacia dentro del departamento y cerraron la puerta, aquello hombres armados lo amenazaron de inmediato, Juan muy sorprendido y asustado estaba atónito, sin embargo, de inmediato comprendió que se trataba de un asalto. De alguna manera esos hombres habían tenido acceso a su departamento y ahora estaba a merced de ellos.
Amenazándolo con las armas y con tono de mando los hombres le indicaron que se trataba de un asalto, que lo único que podía hacer era cooperar con ellos, acto seguido uno de ellos saco una soga de su mochila y le amarro las manos colocándolas en su espalda, lo llevo a la sala y le ordeno sentarse en el sillón mas grande. Juan obedeció mientras les decía que tomaran lo que quisieran y se fueran. El ladrón que lo vigilaba le dijo que se callara mientras lo amenazaba con el arma, su compañero se comenzó a revisar por todo el departamento en busca de pertenecías de valor.
Después de algunos minutos, el ladrón que buscaba en el departamento guardo varias cosas de valor en su mochila, como relojes y objetos de la casa, así como un poco de dinero en efectivo que Juan tenia en su casa. Regreso a la sala donde su cómplice para indicarle que ya tenia todo lo que buscaban. Noto que s compañero miraba fijamente a Juan, era un hombre de buen cuerpo, sin llegar a ser muy musculoso se encontraba en buena forma, apuesto, moreno claro.
- Ya está todo, vámonos.
- Espera un poco, que tal si pasamos un buen rato con nuestro huésped.
A pesar de que los dos tenían mascaras pasamontañas y no se les veía el rostro, al escuchar aquello su compañero hizo un gesto pícaro, como entendiendo lo que su cómplice le daba a entender.
- Ahora que lo dices, podría ser, si, podríamos pasar un buen rato con nuestro huésped.
Juan intrigado sobre lo que los ladrones decían miraba solo espantado. De pronto y sin decir más, el ladrón que lo había estado vigilando dio un par de pasos y quedo parado justo enfrente de Juan. Mientras le apuntaba con el arma llevo su mano hacia su pantalón y se bajo el cierre, saco su verga y comenzó a acariciársela, Juan no podía creer aquello, que rayos esta haciendo este hombre de preguntaba. El ladrón riendo un poco comenzó a fritar su miembro en la cara de Juan, quien no daba crédito a lo que sucedía. Juan trataba de mover su cabeza, pero el ladrón lo amenazo.
- Quédate quieto, coopera, te ira mejor si lo haces, además vas a disfrutar mucho esto.
- Haz lo que te dice mi compañero, exclamo el otro ladrón quién al mismo tiempo se acerco a Juan y sacando su verga del pantalón por el cierre comenzó también en frotarla en la cara de juan quien no podía creer que tenia dos vergas en su cara.
Los ladrones siguieron haciendo aquello hasta tener sus vergas bien duras.
- Ahora chúpalas, dijo uno de los ladrones.
Juan lo miro incrédulo y asustado.
- Vamos chúpalas y hazlo muy rico. Dijo el otro ladrón.
Juan temeroso de lo que le pudiera pasar si no obedecía, no tuvo mas remedio. Dios mío que repugnante, pensó, al ser un hombre hetero, jama pensó llegar a hacer algo así, sin embargo, abrió su boca y comenzó a lamerlas, con cierto asco, pero no tenia otra opción. Lo ladrones sujetaban sus vergas con una mano y la frotaba contra la cara y lengua de juan, comenzaban a gemir y reían.
- Eso, lame, lame más, usa esa lengüita tuya muy rico
- Métetelas en la boca, trágalas, disfruta nuestras vergas, dijo uno de los ladrones.
De repente Juan se vio mamando ese par de grandes y gruesas vergas, venosas, casi del mismo tamaño, serían unos 20 centímetros cada una. Juan chupaba y mamada las vergas con sus manos atadas en su espalda, sentado en el sillón mientras escuchaba los gemidos y las risas de los ladrones.
- Oh si, lo haces muy bien, que delicia.
Después de unos minutos de hacer que les chupara las vergas, los ladrones comenzaron a bajarse lo pantalones, quedando desnudos de la cintura para abajo.
- Ahora te voy a desamarrar las manos, y mucho cuidado con lo que haces. No intentes nada extraño o te ira muy mal. Dijo un ladrón.
Desato las manos de Juan, y le indicaron que siguiera chupándoles las vergas ahora con mas libertad. Juan obediente y temeroso lo seguía haciendo y por alguna razón aquella situación comenzaba a resultarle excitante, jamás imagino tener sexo con hombres, pero allí estaba haciéndolo y comenzando a disfrutarlo. Juan comenzó no solo a chupar las vergas sino también a masturbarlas al mismo tiempo, chupaba una y masturbaba la otra y así sucesivamente. Los ladrones se dieron cuenta de que Juan lo empezaba a disfrutar.
- Le esta gustando
- Si, mira como se traga nuestras vergas, así, jálalas, disfrútalas, ¿te gusta eh?
- Si, si, dijo Juan sin dejar de disfrutar ese par de vergas hermosas, en ese momento estaba ya excitado y disfrutando, dispuesto a dejarse llevar por los ladrones.
Uno minutos después uno de los ladrones levanto a Juan del sillón y comenzó a fritar su gran y erecta verga en su culo sobre el bóxer, el otro comenzó a besarlo con pasión mientras le tocaba la verga y noto que la tenía erecta, señal inequívoca de que aquello había excitado a Juan.
Sin decir mas los ladrones desvistieron a Juan, despojándolo de su playera blanca y su bóxer negro, al bajarle el apretado bóxer la verga dura de Juan brindo sacudiéndose un poco en el aire. Los ladrones siguieron manoseándolo y besándolo un rato mas mientras Juan se dejaba llevar y les masturbaba las vergas comenzado a gemir de placer.
- Ven acá chiquito. Dijo uno de los ladrones mientras hacia que juan se pusiera en cuatro sobre el sillón.
Se coloco detrás de él y comenzó a comerle el culo, lamia su ano con fuerza y pasión mientras le apretaba las firmes y redondas nalgas. El otro ladrón se sentó delante y tomando con fuerza la cabeza de juan comenzó a hacerle que se tragara su verga.
- Oh si, háganme lo que quieran, exclamo Juan sumamente excitado y disfrutando el momento lleno de lujuria.
- Es justo lo que vamos a hacer dijo el ladrón que le comía el culo.
Así pasaron un buen rato.
- Hey déjame probar ese culo. Dijo el ladrón al que le chupaba la verga.
- Con gusto…
Los ladrones intercambiaron de lugar.
- Dame otra buena mamada carbón. Dijo el ladrón que le acababa de comer el culo a Juan, quien obedeció de inmediato lamiendo y chupando esa grande verga mientras la jalaba con fuerza lleno de lujuria.
- Mmm, que rico culo dijo el otro ladrón, quien después de comer como loco el culo de Juan se puso de rodillas y comenzó a introducir su verga en el orificio trasero de Juan quién no daba crédito a lo que le ocurría, estaba a punto de ser penetrado por otro hombre.
- Ohh, ohh, si si, métemela toda, gemía Juan.
- Asi, follate a este cabron, dale duro.
Y así Juan comenzó a gemir mientras sentía como era penetrado, el culo le ardía y le dolía como nunca pero el solo quería sentir toda esa gran verga dentro de él. Cuando el ladrón tenia ya toda su verga dentro del culo de Juna comenzó a martillarlo con fuerza y energía provocando grandes gemidos de placer en Juan quien chupaba aun con más pasión la verga del otro ladrón.
- ¿Esta rica mi verga?
- Oh si deliciosa…
- Te gusta que te la meta verdad, dímelo.
- Si, si, métemela toda oh que rico. Rómpeme el culo.
Los ladrones intercambiaron de lugar después de un rato, pero ahora el ladrón que iba a penetrar a juan lo tomo y lo acostó sobre el sillón, puso las piernas de Juan en sus hombros y levantando ligeramente su cadera coloco su verga en el culo y comenzó follarlo. El otro ladrón se arrodillo un lado del sillón y comenzó a besar a Juan con lujuria, sus lenguas jugueteaban como locas y gemían intenso, acto seguido se levanto y se inclino para hacer que Juan le comiera la verga.
Juan disfrutaba el momento sin dar crédito, jamás hubiera creído lo que le ocurriría esa mañana y mas aun sentirse tan excitado. Después de un rato los ladrones cambiaron de posición. Uno de ellos se sentó sobre el sillón e hizo que Juan le cabalgara la verga sentándose sobre el dándole la espalda, la verga erecta de Juan se sacudía de arriba abajo con fuerza mientras cabalgaba la verga del ladrón, gemía delicioso. El otro ladrón sentado a un lado en el sillón de masturbaba jalándose su verga con fuerza contemplado en espectáculo.
Después de un rato el ladrón que se masturbaba se fue a otro sillón y se acostó.
- Ven aquí, le dijo a juan.
Este safo su culo del la verga del otro ladrón y se dirigió con el que lo llamo, le indico que lo cabalgara pero viendo hacia él, juan se subió en el sillón y tomando con su mano la verga del ladrón la coloco en su culo y comenzó a deslizarse hasta tenerla toda adentro, comenzó a cabalgarlo y el ladrón lo tomo de los hombros y lo hizo dejarse caer sobre, comenzaron a besarse como locos mienta el ladrón lo martillaba con fuerza. El otro ladrón se paro del sillón en donde estaba y camino hacia ellos, se quedo de pie enfrente jalándose su verga con furia.
Después de unos minutos el ladrón que estaba de pie se acomodó sobre el sillón atrás de Juan, tomo su verga con su mano y comenzó a penetrar a Juan, quien no podía creer que estaba a punto de tener dos vergas en su culo. El dolor era increíblemente fuerte pero la lujuria lo compensaba. Cuando las dos vergas estaba ya dentro del culo de Juan comenzaron a follarlo sin piedad haciéndolo casi gritar de placer y dolo.
- Pero que buen culo tienes carbón, mira que aguanta muy bien nuestras dos vergas.
- Oh dios mío que rico, follenme malditos perros así, rompan mi culo con sus vergas.
Los ladrones gemían mientras follaban el culo de Juan al mismo tiempo, los gemidos eran increíbles, llenaban todo el departamento, los tres cuerpos sudorosos.
Y así, pasado un rato los ladrones se salieron del culo de Juan haciéndolo arrodillase frente a ellos y comenzaron a jalarse sus vergas con fuerza parados frente a él.
- Abre la boca cabron que ahora te vamos a dar la leche.
- Oh si, la quiero toda.
Los ladrones gemían como locos mientras jalaban sus vergas con tremenda fuerza, Juan arrodillado frente a ellos esperaba con la boca abierta mientras gemía. Finalmente, ambos ladrones, dando un tremendo gemido de placer derramaron toda su leche sobre la cara y boca de juan, dos explosivos chorros de semen brotaron de ese par de hermosas y grandes vergas.
Los ladrones comenzaron a frotar su verga en la cara de juan embarrando la leche en él. Mientras este tragaba la leche que le había caído en la boca y lamia con su lengua las vergas para limpiar hasta la ultima gota.
Juan miraba a los ladrones y ellos reían y jadeaban de placer. Ya con sus vergas bien descargadas le indicaron a Juan que se sentara en el sillón mientras ellos se ponían los pantalones. Después de eso los ladrones se retiraron del departamento indicándole a Juan que no denunciara el hecho. Juan no podía creer lo que le había sucedido. Lo había disfrutado tanto siendo un hombre heterosexual y mas aun, continuaba excitado, comenzó a jalarse su verga recordando lo que había pasado, excitado y lujurioso hasta que se saco la leche. Ese día la vida de Juan cambio para siempre…
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