El barbón calenturiento y mi maestro coqueto. Parte I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por EduardoDz.
Pero, la escuela me mantenía ocupado.
Ya iba a graduar de la preparatoria pronto, así que había mucho que pensar para mi futuro y las clases eran de mayor dificultad cada semana.
A veces estaba en plena clase cuando recibía mensajes en mi celular del negro que me había penetrado en el taller… Estaba como loco casi todos los días me pedía verme, para usarme como perra.
“Te voy a bombear ese hoyo como nunca te lo han hecho, perra buenota.
Contestame cabrón… no quieres mas verga?”
Pero a pesar de que era tentador, encontrarme con ese hombre, que claramente era un pervertido más bravucón que el mecánico, me daba algo de inseguridad.
Además, lo último que me había dicho el barbón, y como había actuado conmigo al final del encuentro en el que fui la perra de todos me había confundido y no sabía si quería verlo de nuevo.
Estaba en clase cuando el negro me mandó mensajes….
En esa clase tenía un maestro que particularmente no era mi favorito pero… ESTABA HERMOSO… no sé cómo podría describirlo.
Parecía salido de una telenovela, de esos galanes de revista.
Era muuuy varonil, cuerpo bien proporcionado.
Un culazo para morirse, sus nalgas se veían tan preciosas cada vez que se giraba para escribir algo en el pizarron.
Además tenía buen gusto en ropa y todo podría indicar que era gay.
Cabello oscuro, barba y lentes.
Pero estaba recientemente casado.
Ese día en su clase, que recibí los mensajes del negro y que el celular sonó con fuerza, él dejó de hablar y luego nos puso a trabajar en algo, pero noté que él me miraba mientras yo leía los mensajes.
Sentía que de hecho que ese maestro cada vez me ponía más atención, creí que antes que era más chico, él no me hacía mucho caso en nada, pero ahora que ya casi cumplía 18 años, el maestro me miraba y sonreía más y yo fantaseaba con él.
Ese día se acercó a mí y me pidió mi celular.
Le dije que ya lo iba a guardar, pero él insistió en que se lo entregara.
Lo hice.
Cuando finalizó la clase él me lo regresó cuando todos salían y me dijo:
––Eres el mejor alumno que tengo y no quería que te distrajeras.
––Soy su mejor alumno? –dije incredulo.
––Sí, no creo que haya nadie mas como tú….
Cuando dijo eso nos quedamos en silencio muy incomodo.
El me miraba fijamente y yo me sonrojé.
Bajé mi mirada inevitablemente a sus pantalones, luego lo miré y él seguía viéndome a los ojos.
Me dio una sonrisa y se dio la vuelta hacia su escritorio, dejandome ver su HERMOSO CULO de macho.
Salí suspirando del salón y por primera vez no me imaginé en mis fantasías a él sobre mí, dandome duro, sino yo sobre él, usando esas nalgas de los dioses.
Después de eso cada vez que veía al maestro, él parecía cada vez más interesado en mí.
Me saludaba mucho, a veces lo descubría mirandome de lejos cuando yo jugaba futbol en el campo o caminaba a mis clases.
Empecé a fantasear que él también me deseaba, deseaba mi cuerpo y mi compañía.
Pero no quería meterme en problemas y tampoco quería meterlo en problemas, así que cada vez que él me hacia un cumplido en la clase, me hacia el inocente.
A veces me decía: “muy bien, muy bieeeen.
qué trabajo tan bien hecho.
” Y me daba palmaditas en mi espalda, pero casi encima de mi culo.
Pasaron los días y a pesar de que yo no quería fiesta por mi cumpleaños, mis padres quisiieron hacer una comida en el patio grande de nuestra casa.
Invitaron a muchas personas y muchos de sus amigos.
Yo no invité a los míos porque no me gustaba nada de eso.
sólo saldría con ellos en la noche.
Entonces llegaron las personas y entre ellas llegó en mecánico y su esposa, el barbón y una chica desconocida .
Durante la comida esos dos no dejaban de lanzarme miradas.
Mientras me servía en la mesa donde estaban los platillos, el barbón llegó por mi espalda y tomó la cuchara con la que me servía comida y el comenzó a servirme en silencio.
Le dije gracias y él me contestó: “quiero follarte ahora”
En eso se acercaron señores conocidos, todos me saludaron.
El barbón regresó a su mesa con su chica.
Pero nuestras miradas eran constantes.
Se me ocurrió ir al baño a la casa y cuando caminaba miré que el barbón se levantaba y me seguía.
Cuando llegué a la casa, cerré la puerta con seguro y fui al baño.
Cuando fui a la puerta lo vi ahí parado afuera.
entonces fui a mi cuarto que estaba en el segundo piso.
me asomé por la ventana.
El apareció bajo mi ventana y me dijo con señas: abre la puerta.
Le dije que no con la cabeza, pero su insistencia me comenzó a poner caliente.
––Voy a subir entonces –dijo amenazando.
––Si puedes –le contesté.
El fue a una parte de la pared donde teniamos una escalera, asi que la puso en la parte de al lado de la casa, donde nadie se daba cuenta porque estaba del lado contrario a la reunión, subio hasta mi otra ventana y tocó .
Cuando abrí me dijo:
––Ahora sí chiquito, vas a ser mío.
––No –le dije haciendome para atrás,
El brincó a mi cuarto y caminó por mi como un animal en celo.
Me tomó por la cintura y me comenzó a manosear
––Tan rico que estas Eduardo, estas bien bueno, mira estas nalgotas que te cargas.
Se arrodilló y comenzó a lamer mis nalgas sobre mi pantalón.
Eso me puso muy excitado y mas de estar en mi cuarto con ese hombre mientras todos seguían ahí en el patio sin saberlo.
––Quieres que te penetre? –me preguntaba el barbón una y otra vez.
Me puso contra la pared y comenzó a lamerme el cuello y el pecho.
Nos miré por mi espejo y me puse al cien.
Dos hombres sin rastros de ser gays, manoseandose y lamiendose .
Como no le contestaba él dijo:
––Es obvio que quieres mi verga, putito
Me tomó con fuerza y me lanzó a mi cama.
––Solo tenemos dos minutos, mi novia cree que vine al baño y buscar agua.
Comencé a desabrocharme el pantalón y él el suyo, de una de sus bolsas sacó un condón, iba a ponerme boca arriba con las piernas abiertas pero él me puso boca abajo y se montó sobre mí.
––Asi te quiero, con tus lindas nalgas hacia mí, pinche putito delicioso.
Sin perder tiempo se puso el condón en su verga durisima y me la metió.
Sentí una olaa de placer y algo de dolor.
Pero mi excitación era mayor a cualquier otra cosa.
eL comenzó a meter y sacar con fuerza y yo a gemir y abrazarme de mi almohada.
––Ay que rico Eduardo, que rico estas –decía cada vez más jadeante–.
No sabes cuanto deseaba follarte ….
Estas bien rico y gimes como una puta sucia me encantas.
––Dame mas fuerte –le dije cuando se detuvo para lamerme el cuello y comencé a mover mi culo a su cuerpo.
––¡Sabía que querías mas fuerte! ¡Puta guarra calentona!
Comenzó a taladrarme el culo como macho enloquecido, los dos botabamos en mi colchón y mi cama comenzó a crujir, tirando unos libros que tenía en el borde.
––¡Así, así… que rico! –dije gozando.
––¡TOMA MI GRAN VERGA PUTA ZORRA DE MIERDA!
Los dos nos venimos al mismo tiempo.
Nos retorcimos como si noos estuviesen dado choques eléctricos.
Y él me abrazó y besó la cabeza.
Cuando el placer disminuyó, me la sacó, y rápido comenzamos a vestirnos.
El se detuvo en la puerta de mi cuarto, me miró a los ojos y dijo:
––Sólo eres mío ahora en adelante, entendiste? ;
No dije nada, pero él me lanzó un beso con los labios y salió corriendo.
Mientras me cerraba el pantalón y pensaba en su comportamiento, lo miré salir de mi casa por la ventana.
Y caminó casualemente hasta la mesa donde estaba su chica.
Ella no pareció notar mucho su ausencia se reía con unas mujeres.
Durante toda la reunión el barbón no dejó de verme, mucho más que el mecanico, ocupado con su esposa.
Por la noche iría a jugar futbol con mis amigos y después iriamos al cine, y cuando llegamos al centro deportivo me di cuenta que el carro de mi maestro, el del CULO HERMOSO estaba ahí.
Lo encontré jugando futbol con otros hombres de su edad y llevaba unos shorts que permitían ver sus piernotas y culo.
El me miró cuando yo y mis amigos nos pusimos a jugar en un campo al lado de ellos.
Mientras jugábamos, yo lo miraba a él y él me miraba a mi, pero de maneras discretas, como que no nos dabamos cuenta….
Luego, él y sus amigos terminaron de jugar, todos sus amigos comenzaron a caminar a un edificio donde vendían comida, bebidas y había musica.
Pero él regresó al campo donde yo jugaba y eso me puso un poco excitado, porque se quedó parado en un poste, mientras bebía algo.
Pero sus ojos no dejaban de verme en todo momento.
Tanto que pensé que se le ofrecía algo, así que en un momento del juego pase´ junto a él y lo saludé rápido:
–-¿Todo bien? –pregunté.
––¡Sí, todo bien! –contestó con una sonrisa linda.
E l juego siguió pero él no se iba y la pelota salió del campo por una patada muy fuerte de uno de mis amigos, yo me ofrecí a ir por ella, que había ido por un jardín con muchos arbustos y una pared que separaba las canchas de basquetbol con las de futbol.
Estaba muy oscuro por ahí, cuando encontré la pelota y me di la vuelta, mi maestro estaba ahí, atrás de mí.
––¡Hola! –dije.
Y él se acercó a mí y dijo:
––No sabía que jugabas muy bien.
––Yo tampoco sabía que usted también lo hacía muy bien.
––Deberíamos jugar juntos algún día.
–dijo quitandome la pelota de las manos.
––Sí, pero.
tengo que regresar eso.
mis amigos la están esperando.
––Quédate.
–me dijo.
Los dos estabamos solos ahí.
No saben cuantas cosas sucias y lujuriosas pasaron por mi cabeza.
––Tengo que regresar la pelota –dije, tomandola de sus manos.
––Te acompaño, me dijo poniendo una mano justo arriba de mis nalgas.
Luego me las tocó.
Lo miré a los ojos con un gesto inocente y confundido.
El me sonrió.
Y nos dimos un beso rápido en los labios, luego nos abrazamos y él tocó mis nalgas y yo las de él.
––Tengo que volver –le dije jadeando.
Y corrí al campo con mis amigos.
Esa noche ya no lo volví a ver, pero sí lo vi después, pero eso se los contaré en otro relato.
Yo, un chico atractivo que podría tener muchas novias, ahí estaba, manoseado por mi maestro casado y penetrado por un barbón mecánico que me quería solo para él….
¡Espero que les haya agradado esta parte de mis experiencias!
Comenten si les gustó.
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