El cabroncete de 12 años.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No se exactamente en que momento pasó pero mientras pasaba por delante de la recepción se quedó mirándome mientras se sonreía, se había dado cuenta de que le miraba el paquete. Me dio un poco de miedo que fuera a ponerme en algún aprieto, pero simplemente desapareció en el ascensor hacia su habitación.
Me quedé un tanto perturbado ante lo que había pasado, no podía quitármelo de la cabeza. Poco rato después volvió a bajar, iban a dar otra vuelta por la ciudad, y el cabroncete seguía mirándome de vez en cuando mientras sonreía, ya lo hacía descaradamente el cabrón. Hubo un rato en el que incluso su madre estaba entre los dos y el se asomaba desde detrás de ella mientras me miraba cada vez más pícaramente. Joder no me lo podía quitar de la cabeza.
Estuve media tarde intentando averiguar en que habitación estaban alojados, para intentar saber algo más de él. Por fin encontré su reserva, habitación 209, en las observaciones pedían un supletorio para un niño de 12 años. Para ser tan joven se le veía muy despierto…
Al día siguiente estuve trabajando de turno de noches, no era muy tarde, pero ya no quedaba nadie en la recepción. Entraron nuevamente hacia su habitación, él acompañado de sus padres, ésta vez llevaba una camiseta blanca con estampados que le marcaba algo de tripita y un pantalón rojo corto. Le hacía un cuerpo muy sexy. Esta vez no me corté en revisarlo de arriba abajo mientras él me veía. Quería que se diera cuenta de que me atraía. Por fin se metieron en el ascensor y desaparecieron. Yo me quedé caliente, pensando en irme a dedicarle una buena paja, cuando de repente se abrió la puerta del ascensor de nuevo y apareció él solito directo hacia la recepción. La verdad es que me puse nervioso.
-¡Hola! -Tenía una dulce voz de niño.
-Hola buenas tardes, ¿como puedo ayudarte? -El cabrón no dejaba de sonreír y mirarme fijamente.
-Si, el… wifi no me funciona muy bien… A lo mejor podrías ayudarme de alguna manera… -Mientras decía eso se rascó levemente el paquete… muy levemente casi imperceptible, seguía sonriéndome, joder este chavalín iba fuerte.
-Vaya, el wifi… Si, intentaré reiniciar el router a ver si funciona… A saber lo que quieres buscar eh jejeje? -La verdad me estaba poniendo muy nervioso.
-Jaja, si, ya sabes, aunque estoy un poco cansado de tanto porno, tengo ganas ya de que me la chupe alguien de una vez. -Esta vez se apretó fuerte el paquete, no podía apartar la mirada de su entrepierna. Cuando lo volví a mirar me sonreía con chulería, orgulloso de estar provocándome de esa manera. No pude aguantar más.
-Sí, a lo mejor te falla la cobertura en tu habitación, si quieres vamos a probar que tal te funciona en una habitación de esta planta, seguro que allí consigues lo que quieres.
Sus ojos se llenaron de brillo. -¡Claro!-
Ven sígueme, vamos a la habitación 101.
Cogí la llave de la habitación, el teléfono inalámbrico, y me dirigí hacia la habitación con las piernas temblando, llegamos abrí la puerta, le indiqué que pasara, pasé detrás de él y cerré la puerta.
Nos quedamos mirando fijamente un par de segundos, hasta que no pude más, caí de rodillas frente a él y le empecé a sobar por encima del pantalón. Él al contacto de mi mano con su entrepierna suspiró fuerte y empezó a empujar con sus caderas contra mi mano, estuve un rato así y le bajé la cremallera metiendo mi mano por dentro de ella, jugueteando por dentro de su pantalón. Ahí ya pude notar lo dura que la tenía el cabroncete.
Por fin le desabroché el pantalón y le bajé pantalones y calzoncillos hasta las rodillas. disfruté unos segundos de la vista que tenía delante mío, una polla sin circuncidar, de unos 12 centímetros, dura como una piedra, ligeramente curvada hacia arriba, con el prepucio cubriendo totalmente el glande y algo más gruesa de lo que esperaba para un crío de esta edad. Los huevos bien apretados, como cuando hace frío, igualmente bastante gordos para lo que me esperaba, y sin un solo vello, solo alguno incipiente por encima de la polla. Empecé a salivar como el que ve un plato suculento tras dos días de ayuno.
-Venga chúpamela!
No necesité pensarlo dos veces, le descapullé el glande con una mano y empecé a mamar de ese delicioso manjar que se me ofrecía.
-Ahhhh joder….- sus piernas flaquearon en cuanto su polla entró en mi boca, puso sus dos manitas en mi cabeza y me la hundió de un fuerte golpe de caderas hasta la campanilla, sujetándome fuerte así. Poco a poco comenzó un errático mete-saca en el que retiraba más o menos la mitad de su miembro y lo volvía a hundir con decisión hasta que sus huevos chocaban con la comisura de mis labios y ahí apretaba con fuerza, queriendo llegar un poco más allá. No duramos mucho tiempo así, tal vez un par de minutos, el chico venía con ganas y por lo que supe después esa fue su primera mamada. Finalmente abrazó fuertemente mi cabeza y comenzó unos fuertes y profundos movimientos de cadera que me apretaban contra su pelvis y huevos. Noté como su glande palpitaba en mi boca, sus rodillas volvieron a fallar.
Ohhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh… Suspiraba y gemía con voz aún infantil mientras noté como 2 o 3 gotitas aguadas salpicaban el fondo de mi boca. Ese fue mi detonante, allí mismo, sin apenas tocarme me corrí, el solo de tener a ese imberbe chavalín jadeando de placer me hizo venirme.
Poco a poco fue soltando mi cabeza, yo jugué un poco más con su glande mientras sus piernas flaqueaban por la sobreestimulación en su miembro. Saqué su polla de mi boca y antes de despedirme de ese delicioso caramelo le di unos cuantos besos más en los huevos y en el tronco mientras le miraba sonreírme con satisfacción.
Por fin me levanté del suelo, él se subió los calzoncillos y los pantalones y salimos de la habitación y fuimos hacia la recepción, que seguía vacía.
-Tengo que volver arriba, mis padres se estarán preguntando ya donde estoy.
-Espera, ¿Aún os quedáis un par de días más verdad?
-Sí, estamos hasta el jueves.
-Mañana estaré aquí otra vez por la noche… ¿Me dejarás chupártela mañana también?
Volvió a sonreírme picaramente. -Vaya, si que te ha gustado chupármela ¿eh? -Se volvió a agarrar el paquete con malicia- Intentaré ponerle alguna excusa a mis padres para bajar mañana otra vez.
Sin más se subió a su habitación, y yo me quedé pensando fríamente lo que había pasado. Esa noche perdí la cuenta de las veces que me masturbé pensando en ese crío, que a sus 12 años, ya era todo un machito.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!