El capataz y el señorito 5
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por dante1802.
Era una noche calurosa en aquella casa vieja ubicada en el medio del campo.
dentro en una de las habitaciones, Braulio se movía en su cama sin poder dormir, pese a que sólo estaba en calzoncillos, el calor era tan intenso que decidió levantarse para ir por un vaso de agua.
El agua podía calmar su sed pero no podía apagar su fuego, Braulio era un hombre fogoso y fue en el silencio de la noche cuando escuchó esos gemidos que lo enloquecían los últimos días.
sigilosamente, el hombre caminó hacia donde provenían los ruidos al tiempo que se hacían más fuertes, ah ah ah ah ah.
Braulio llegó hasta la habitación de su hermano mayor y al notar que la puerta estaba entreabierta decidió asomarse para espiar y con solo la luna iluminando aquel cuarto, Braulio pudo observar el cuerpo de dos hombres fundidos en uno solo danzando el más antiguo arte amatorio, el mayor de los dos penetraba salvajemente al menor que se quejaba con una mezcla de dolor y placer.
era Bruno que embestía en posición de "perrito" a Ricardo.
Ricardo: ah ah ah ah.
para por favor, me duele.
Bruno: no sé por qué te quejas tanto si tu culo ya tiene mi horma, ya deberías estar acostumbrado o ¿te quejas solo para excitarme más?
Los brazos de Ricardo no soportaron más y cayó boca abajo en la cama.
el macho se dejó caer sobre él hundiendo aún más su boa de carne en el culo del señorito.
Braulio observaba la candente escena y el sudor se apoderaba de su frente por lo que sintiendo la erección en su entrepierna decidió liberar a su verga y con su mano comenzó a masturbarse.
Paf, paf, paf era el sonido que se escuchaba cada que Bruno arremetía contra el trasero del rubio que se aferraba a las sábanas sabiendo que no podía huir de su violador.
Ricardo: más despacio ah ah ah.
Bruno: me encanta que tu culo sea tan estrecho, me produces mucho placer.
Braulio agitaba su verga con cada embestida que su hermano le daba al joven rubio, en su interior deseaba ser él quien poseyera a ese chico delicado que Bruno tenía solo para disfrute personal.
Ricardo casi a punto de desfallecer por el placer: ya no ah ah ah ya no aguanto más.
Bruno le dijo al oído: córrete que yo estoy a punto de preñarte.
Ricardo mordió la almohada al sentir que la verga de Bruno estaba más hinchada a punto de explotar en su interior y él no pudo evitar pensar en Juancho, el chico que lo amaba sinceramente, pero ahora más que nunca él le pertenecía a quien salvajemente lo poseía.
Y como si de un semental se tratara, Bruno gruñó inyectando su simiente en el culo de la yegua a la cual había domado y marcado.
Ricardo sentía ese líquido inundar sus entrañas sabiendo que restos se quedarían para siempre en su cuerpo.
Y mientras Bruno se deslechaba dentro del señorito, Braulio también eyaculaba manchando su mano de sus propios fluídos y agitado veía a su hermano mayor resoplar en el oído de su amante, por lo que decidió regresar a su habitación con su alma llena de envidia.
En la cama, Bruno seguía dentro de Ricardo mientras su verga disminuía de tamaño.
el señorito intentó zafarse de él pero este lo atrajo hacia sí.
Bruno: tranquila chiquita, a dónde te quieres ir, no ves que me gusta tenerte así.
Ricardo: ya déjame.
ya te quitaste las ganas, ahora suéltame.
Bruno: yo nunca estoy satisfecho, ya deberías saberlo y tú como mi mujer tienes que satisfacerme cuando yo quiera.
Ricardo: yo no soy.
Y Bruno le tapó la boca a Ricardo y lo restregó a su cuerpo: no digas que no eres mío Ricardito, no te mientas más, mírate, mírate cómo estás desnudo y sometido a mí.
yo puedo hacer contigo lo que quiera, me perteneces.
Y en un viejo espejo situado frente a la cama, Ricardo se observó a sí mismo, desnudo lleno de marcas hechas por Bruno y estando unido aún a él, quien como un macho mantenía sujeta a su hembra a través de su miembro viril.
Ricardo solo calló pensando que ya no podía hacer nada para liberarse de Bruno, solo podía resignarse a ser suyo.
Sin saberlo, esa noche Ricardo había deslechado a dos machos, Bruno, con quien había tenido sexo y Braulio que se había masturbado pensando en él y aún en su cama, no dejaba de pensar en el culo del señorito incrementando sus deseos por tenerlo.
Al día siguiente, Braulio desayunaba cuando Bruno salió de su cuarto y le preguntó qué había de comer.
Con tono molesto, Braulio le respondió: pues yo ya desayuné, si tú quieres ahí hay huevos, prepárate algo o dile a tu mujercita que te haga algo.
Bruno: ¿qué te pasa Braulio? ¿por qué andas encabronado o qué?
Braulio: pasa que ya estoy harto.
me dijiste que con el secuestro de ese "señorito" sacaríamos mucha lana y nos iríamos de aquí y nomás no veo claro.
Bruno: pues ya tenemos una parte de la lana.
Braulio: sí pero es muy poca más cuando tú te quedaste con la mayor parte.
Bruno: y qué querías.
si fue mi idea.
Braulio: sí, pero si no fuera por mí ahorita estarías tragando tierra o ya se te olvidó que gracias a mí estás vivo.
Flashback
Habían pasado meses desde que Braulio había decidido pedir trabajo en la hacienda donde su hermano mayor era el capataz.
fumaba un cigarrillo cuando se detuvo frente al río y escuchó como un caballo se acercaba, en el caballo iba un joven, que tras descender del animal bajó un cuerpo envuelto en una sábana.
el joven dejó el cuerpo a la orilla del río esperando que este se lo llevara con la fuerza de la corriente, el joven subió a su caballo y se fue.
Braulio pensó a quién pertenecía ese cuerpo y como si la sangre lo llamara se acercó lentamente solo para descubrir que era Bruno, su hermano mayor que con una herida en el pecho sangraba, pero aún había un soplo de vida y sin esperar más se lo llevó al lugar más cercano donde una vieja hierbera le dio los primeros auxilios al excapataz.
Bruno estuvo al borde de la muerte pero como si el diablo fuera su amigo, lo libró de la muerte y logró salir de aquella funesta experiencia.
Fin del flashback
Bruno: cómo crees que se me ha olvidado.
ya sé que te debo la vida y por eso de esta segunda rebanada del pastel te va tocar más.
Braulio: pero cuándo vamos a recibirla.
teniendo a Ricardo aquí quién nos va dar su dinero.
Bruno: tranquilo, todo lo tengo planeado, todos deben estar buscando a Ricardo y hoy mismo iré a la Hacienda para dejar un anónimo con la dirección donde nos entregarán otra buena cantidad de dinero, pediré que quien vaya a dejar la lana sea el estúpido de Juancho, así no solo tendré el dinero sino me vengaré de ese cabrón que intentó matarme.
Braulio: ¿qué piensas hacerle?
Bruno: ya lo sabrás a su tiempo hermanito, pero te aseguro que ese perro va pagar por lo que me hizo.
Atado a la cama, Ricardo intentaba zafarse sin poder hacerlo cuando Bruno entró.
Ricardo: por favor Bruno déjame ir, te daré lo que me pidas pero déjame libre.
Bruno respondió con tono burlón: lo que más quiero de ti ya lo tengo.
Ricardo: te lo suplico, yo.
Bruno: mira chiquito, tengo que salir hacer un negocio, tú descansa porque esta noche te voy a dar hasta para llevar, me entiendes.
Ricardo: Bruno por lo menos suéltame, las muñecas de mis manos me duelen.
Bruno se acercó vio que efectivamente las muñecas de las manos de Ricardo estaban muy rojas, por lo que tras pensarlo dijo: ta bueno te voy a dejar suelto pero Braulio estará afuera vigilándote así que será mejor que no intentes nada.
Ricardo solo asintió mientras que el rudo hombre lo liberaba.
antes de salir tomó al señorito por la cintura y le dio un apasionado beso y tras decirle "portéseme bien" le dio una nalgada y salió cerrando la puerta con llave.
El señorito empezó a buscar alguna ventana o lugar desde donde pudiera escapar pero no había nada por lo que a su mente llegó una idea.
Más tarde, Braulio se dirigió a la habitación de Ricardo y llamó a la puerta sin escuchar respuesta, Braulio tocó a la puerta con fuerza y al no obtener respuesta decidió abrir y entrar para ver qué pasaba con Ricardo.
entró y no vio a nadie en la cama cuando de pronto sintió un fuerte golpe en la cabeza, era el señorito que lo había golpeado con un palo de escoba, al ver caer a su raptor, el rubio corrió hacia la sala para escapar, pero al llegar a la puerta de la salida se dio cuenta que estaba cerrada con llave y no podía abrirla.
Con el corazón agitado, Ricardo vio un mueble en donde podría haber una llave y se puso a buscarla pero no la encontraba por lo que tomó un cuchillo para intentar forzar la cerradura sin lograrlo, estaba tan nervioso que no se dio cuenta que Braulio ya había reaccionado y como un lobo se acercó a él y tomándolo de la cintura le dijo "eres un hijo de puta, que madrazo me diste, pero no te vas a escapar"
Ricardo dejó caer el cuchillo y forcejeando gritó: suéltame, déjame ir, te lo suplico
Braulio: ni madres, tú vales mucha lana y mi hermano se va encargar de sacarle hasta el último centavo a tu familia
Pataleando, Braulio llevó a Ricardo de vuelta a su habitación y lo arrojó a la cama.
Braulio: el bruto de mi hermano te dejó suelto, no sé cómo lo convenciste, bueno sí lo sé, pero te voy atar de nuevo.
Ricardo: no por favor, déjame ir, déjame.
Y el señorito dio una bofetada a Braulio que hizo que este se enfureciera y lo tomara de los brazos mirándolo fijamente a los ojos.
en ese momento a la mente de Braulio vinieron las imágenes de cómo su hermano violaba al rubio y cómo gemía por el placer de ser penetrado.
Braulio observó al señorito y notó por qué su hermano lo deseaba tanto, era el placer de domar a esa yegua salvaje que vivía dentro de Ricardo.
Los ojos de Braulio brillaron y le dio una bofetada a Ricardo que hizo que cayera en la cama.
Braulio: eres una fiera a la que hay que domar y yo te voy a enseñar cómo se trata a alguien como tú.
La poca ropa que el señorito tenía puesta fue desgarrada con salvajismo por Braulio que cegado por el deseo sentía su miembro latir dentro de sus pantalones.
Ricardo pataleaba intentando detener al bruto que lo tocaba con total descaro.
Ricardo: no lo hagas Braulio, sí Bruno se entera.
Braulio: ja ahora piensas en mi hermano, yo soy igual de macho que él y te voy hacer gozar como la perra que eres.
Braulio vio el cuerpo totalmente desnudo de Ricardo y aunque ya lo había visto así ahora estaba listo para disfrutarlo, comenzó a masajear cada centímetro de esa piel que se sentía caliente, por lo que inició con los besos llenos de pasión intentando marcar esos espacios que no estaban moreteados por los chupetes de su hermano mayor.
Ricardo solo pudo rasguñar el rostro de Braulio provocando que este le diera dos bofetadas más dejándolo quieto en el colchón.
acto seguido Braulio se desnudó rápidamente dejando salir esa boa de carne que ya estaba con líquido preseminal por la excitación.
Braulio no iba perder el tiempo en caricias, él sentía una pasión animal y solo volteó a Ricardo dejándolo en posición de perrito y con los ojos llenos de lágrimas, el señorito sintió la punta de esa verga que estaba por entrar en su intimidad.
Braulio: puta madre, mi hermano te tiene bien abierto de tanta cogida, pero aún así me vas a sentir llegar hasta el fondo de ti.
Tras esas palabras, Braulio ensartó su gruesa verga en el culo de Ricardo que a pesar de estar dilatado sintió dolor por la intrusión y gimió aferrándose a las sábanas.
Ricardo: aghhhhhh ay ah ah ah.
Braulio: que culo tan tragón tienes.
te la comiste toda de un solo bocado, por eso tienes loco a mi hermano.
Ricardo no contestó solo sintió como Braulio sacaba su verga entera para volvérselo a clavar iniciando con el mete y saca.
el señorito solo podía pensar que un tercer hombre lo penetraba, usándolo para su desfogue y satisfacción, pensaba sí acaso él solo servía para dar placer a los machos.
Braulio: muévete, muévete como lo haces con mi hermano o es que solo a él lo reconoces como tu macho.
yo también te puedo dar mucho placer.
Y Braulio aceleró sus embestidas golpeando sus huevos con esas nalgas que lucían rojas y marcadas por las constantes violaciones de Bruno.
En ese momento, Braulio se detuvo y sacó su verga para voltear al rubio y follarlo en posición de misionero.
Braulio: ahora quiero verte esa cara mientras te cojo, quiero ver el rostro qué haces al ver que quien te está violando soy yo y no Bruno.
Con mirada suplicante, Ricardo le dijo: ya no, por favor.
Y Braulio con ojos de lobo tomó el impulso necesario para enterrar su verga en el maltrecho culo de Ricardo provocando que este gritara del dolor: ahhhhhhhggggggggggggg
La verga de Braulio se metió en lo más profundo de Ricardo que no gemía sino gritaba por las fuertes embestidas, sentía que podía romperse en lo brazos de ese bruto semental.
Para Braulio tener así a la "mujer" de su hermano era un triunfo que lo llenaba de placer.
Braulio: ahhh huevo tenía que hacerte mío.
tu culo ya recibió verga de dos hermanos, a ver con quién gozas más.
Ricardo: ah ah ah ah ah
Braulio: vamos perrita.
di quién te da más placer ¿mi hermano o yo?.
contesta o te rompo el culo a vergazos.
El señorito sentía desmayarse por el dolor y pensaba que su ano no volvería nunca a la normalidad después de semejantes embestidas.
ninguno de los dos se dio cuenta que Bruno había regresado y grande fue su sorpresa al encontrar a su hermano menor empalando a Ricardo.
Bruno gritó: pero qué puta madre está pasando aquí.
Braulio volteó a ver a su enfurecido hermano y de inmediato sacó su verga del culo de Ricardo que gimió al sentir el violento desenvaine.
Ricardo: aghhhhhh
Bruno incrédulo vio al señorito sobre la cama con las piernas abiertas y el culo enrojecido mientras que su hermano estaba de pie desnudo y con la verga manchada de sangre y semen.
el excapataz se lanzó sobre él y le dio un golpe en el rostro.
Bruno: ¿cómo te atreves pendejo? ¿quién te dio permiso de chingarte a mi vieja?
Braulio no respondió al golpe de Bruno y contestó: chinga tu madre.
no tienes por qué pegarme.
Bruno: ahhhh te parece poco que salgo un rato y te encuentro cogiéndote a mi puto.
Braulio: pos sí.
pero primero pregunta qué pasó.
fue él quien se me ofreció.
me dijo que sí lo dejaba escapar me daba el culo y pos yo soy hombre y.
Bruno volteó a ver a Ricardo y preguntó: ¿es verdad eso puta?
Llorando y sin poderse mover, Ricardo no respondió.
Braulio: ya ves.
te digo la verdad y últimadamente qué reclamas si tú siempre te tirabas a mis viejas, pues esta es una de cal por tantas de arena.
además yo te salve la vida y.
Bruno: ya ya.
deja de decir tanta pendejada.
por esta vez te lo paso pero no volverás a tocar a mi putito sin mi permiso ¿entendiste?
Braulio: pos ta bien.
pero por lo menos déjame terminar hoy.
ya casi me deslechaba.
la neta es que el putito tiene un culo bien rico.
Bruno sonrió y dijo: por qué crees que no lo dejo y ese será tu castigo cabrón.
si quieres deslecharte jalátela mientras nos ves.
Braulio: ¿qué?
En ese momento, Bruno se bajó el pantalón y la trusa y con la verga ya erecta se metió entre las piernas del señorito que con resignación vio a su excapataz.
Bruno: ah sí que querías escapar y sedujiste a mi hermano.
pues aquí va tu castigo.
Bruno elevó sus caderas y penetró salvajemente a Ricardo que gritó al sentir la intrusión: aghhhhhhhhhh
Bruno: puta madre.
mi hermano ya te aflojó de más pero aún me aprietas chingón.
Sin esperar, Bruno comenzó el mete y saca de una manera acelerada y violenta.
Braulio al ver la escena comenzó a masturbarse.
y el señorito solo gemía dentro de esa escena que jamás creyó vivir.
sentía que toda su dignidad se había ido a la basura y él ya no valía nada como ser humano.
A partir de ese momento, Ricardo ya solo gemía por inercia dejándose usar como una muñeca inflable.
como un instrumento para dar placer y solo eso.
Bruno sonreía al ver la sumisión que había logrado en aquel señorito rebelde que conoció.
Bruno mordió la oreja de Ricardo y le susurró: al fin entendiste que no puedes escapar de mí ¿verdad?.
y aún viene lo mejor.
Ricardo no entendió esas últimas palabras y el excapataz aceleró sus embestidas anunciando su corrida.
También Braulio estaba por venirse y entonces Bruno lo llamó: vente pa ca hermano.
échale tus mecos en la cara.
Braulio sonrió y se acercó para lanzar su descarga de leche en el rostro del ojiazul.
En ese mismo momento, Bruno bramó como un semental y se corrió dentro del culo del señorito.
Bruno: este culo es mío y solo mi leche te puede llenar.
Ricardo solo lloraba al sentir sus intestinos llenarse una vez más del semen de Bruno y peor aún tener su rostro empapado por el semen de otro hombre.
Bruno salió del cuerpo de Ricardo y rápidamente se subió la trusa y el pantalón y dijo: vamos afuera Braulio para que la nena descanse.
Braulio obedeció levantando su ropa y poniéndose solo el pantalón.
antes de salir vio a la cama y sonrió al ver al señorito tirado como un trapo usado con las piernas abiertas el culo sangrando y el cuerpo y rostro con leche de dos sementales.
Después en la sala de esa vieja casa, Bruno y Braulio platicaban.
Braulio: ¿hiciste lo que me dijiste? Fuiste a dejar la nota para el rescate de tu puto.
Bruno: sí.
me aseguré de que quien leyera la nota fuera Juancho.
Braulio: ¿y por qué él?
Bruno: porque ya te dije que con ese perro tengo una cuenta pendiente y antes de largarme de este pueblo me las voy a cobrar.
voy a matar a dos pájaros de un tiro.
Braulio: ¿qué tienes planeado?
Bruno sonrió cínicamente.
Más tarde, Ricardo se levantó como pudo para ir al baño y en un viejo espejo se pudo ver.
era como un muñeco lleno de marcas y en todo su cuerpo había rastros de semen.
el señorito lloró pidiéndole a Dios su muerte.
pero justo en ese momento recordó las palabras de Bruno “y aún viene lo mejor”.
La intranquilidad se apoderó de su corazón pues no sabía qué planes tenía el despiadado capataz.
El próximo capítulo será el final de esta historia… ¿cómo deberían terminar Ricardo, Bruno, Braulio y Juancho? ¿ qué final me sugieren para cada uno de ellos?.
leeré sus propuestas para finalizar esta apasionada historia…
Espero que subas pronto la parte final. Me a sorprendido mucho esta serie
Me éxito mucho esta historía, sube la última parte me tienes muy excitado