EL CARIÑO DE UN ABUELO 3
Adán intenta seducir a su padre después de haberle confesado sus preferencias sexuales pero en su intento termina sintiéndose avergonzado por su intento fallido..
EL CARIÑO DE UN ABUELO 3
Seduciendo a mi padre
A los dos días que regresamos de vacaciones, me quedé solo con mi madre, mi padre y mis dos hermanos se fueron al cine, en ese momento aproveché para contarle a mi madre sobre mis preferencias sexuales, al principio mi madre reaccionó, asustada confundida, me empezó a cuestionar el porqué de mis preferencia y todo eso, se veía asustada e impresionada pero después de un rato de haber platicado, se empezó a tranquilizar y después de todo me entendió, me aconsejó y me dijo que era algo nuevo para ella y deseaba aprender a mi lado y así seguir confiando en ella.
Solo me faltaba contárselo a mi padre, que para mí sería lo más difícil contarle todo a él, pero igual ya tenía planeado decirle a toda mi familia, los días pasaron y no había encontrado el momento para contarle a mi padre sobre mis preferencias, hasta que un día que el pasó a recogerme en el colegio y aproveché para contarle, pues él inicio platicando conmigo.
-Alfredo: Como te fue hoy en tus clases ¿todo bien espero?
-Adán: Pues todo normal tranquilo, fue un día bastante normal, a ti ¿qué tal te fue hoy?
-Alfredo: Todo bien, cuéntame, Adán ¿ya tienes alguna noviecita o varias?
-Adán: No, nada de eso padre, aun no tengo nada de novia. – me sentía avergonzado de responderle, pero era la oportunidad de decirle a mi padre sobre mis preferencias sexuales.
-Alfredo: Pues no sabes de lo que te pierdes hijo, me imagino que ya has de a ver besado a varias chicas y has tenido sexo con alguna de tus amiguitas. – mi intención era saber y comprobar mis sospechas sobre mi hijo, al cuestionarlo de esa manera.
-Adán: padre sobre eso es que quiero hablarte, sobre mi sexualidad y espero que con lo que te diga no cambies la forma de verme o tratarme. – era el momento adecuado para decirle a mi padre de mis preferencias sexuales, pero mi padre me interrumpió.
-Alfredo: Vamos hijos sabes que cuentas conmigo en lo que sea. – quería que mi hijo me dijera todo, pero aún no sabía cuál sería mi reacción, si él me lo decía.
-Adán: Padre no me gustan las mujeres, me gustan los hombres. Soy GAY. – todo quedó en silencio, solo escuchábamos el sonido del motor del auto, mi padre no dijo nada por un buen rato y antes de llegar a casa paró el auto.
-Alfredo: Sabes Adán, nada cambiará entre nosotros, la verdad es que yo ya sospechaba de tus preferencias sexuales, ya tus tíos me lo han comentado y yo lo sospechaba, pero quería confirmarlo, por ello es el motivo de esta conversación. – ya desde hace tiempo que veía a mi hijo diferente pero no me atrevía a ser directo con él, como él no se atrevía a confesarme por temor, pero las cosas estaban hechas, seguiría tratando a mi hijo igual que antes de saberlo al final él es mi hijo y eso nada lo cambiara, aparte con esta confesión mi hijo y yo nos podremos tener más confianza.
Después de confesarle la verdad a mi padre, este me seguía tratando como antes, sin hacer diferencia alguna entre mis hermanos y yo, en esos días mi abuelo Armando se tuvo que regresar a donde vivía antes para ver lo de unas propiedades que tenía, antes de marcharse vino a casa a despedirse de todos, las relaciones familiares mejoraron pero él estaría fuera más de un mes, antes de ir de vacaciones tenía sexo de dos a tres veces por semana con mi abuelo paterno, en vacaciones estuve disfrutando de tener sexo diario, durante todas las vacaciones, ahora vería como le haría sin tener sexo por más de un mes.
La primera semana fue bastante tranquila pero en la semana entrante ya tenía deseos de tener sexo, desde que le dije a mi padre lo de mis preferencias, comencé a sentir deseos por estar con mi padre, lo empecé a ver diferente, con el paso de los días y mi falta de sexo, mi padre no está nada mal, es un hombre alto moreno aunque no tiene ni barba ni bigotes, es de pecho y abdomen con vellos, ojos cafés claro, no es flaco ni gordo yo diría que está en equilibrio, su peso con su altura, no es musculado ni marcado pero tiene todo en su lugar, pues lo he visto solo sin camisa y se ve muy bien.
En esos días más de una ocasión que entré a bañarme después de que él se bañara, colocaba sus calzoncillos en mi cara y me masturbaba pensando en mi padre, tenía que hacer algo con estas ganas que traía y una de mis ideas era seducir a mi padre, pero no sabía cómo hacerlo pues tenía pocas oportunidades, pero fue hasta el domingo que mi madre se iría a comer con mi abuelo y su hermana, mi madre me dijo que si deseaba ir a comer con el abuelo, aunque vi una oportunidad de poder quitarme las ganas, preferí no ir ya que nada era seguro, pues estaríamos varios en casa de mi abuelo y por otra parte que no me gustó la forma en que mi abuelo materno y yo tuvimos sexo.
Ese día antes de que mi madre se marchase a ver a mi abuelo me dejó instrucciones, como lo hacen la mayoría de las madres, me despedí de ella y me dispuse a hacer mis tareas de las clases que tenía pendientes para el lunes, no me podía concentrar solo de pensar que estaba a solas con mi padre, me apresuré a terminar y escuché que mi padre estaba viendo tv en la sala, me metí a darme un baño y salí solo con un short de licra, con la intención de provocar a mi padre, me fui a donde estaba mi padre pasé frente a él y me senté a su lado.
-Adán: ¿Qué es lo que ves papi? – sabía lo que veía, pero me estaba haciendo el tonto, puse mi mano sobre la pierna de mi padre para ver su reacción y de ahí sabría si continuar o parar a mi juego.
-Alfredo: Solo la prendí y estaba en ese canal, así que ahí le dejé, creo que una película y hoy porque ese atuendo – algo raro había en mi hijo pues por lo regular no lo veía vestido de esa forma y su mano sobre mi pierna era algo nuevo, sin embargo, en ese momento no le di importancia.
-Adán: Pues es que hace algo de calor y decidí solo ponerme esta ropa. – mi padre no dijo nada sobre mi mano, solo sobre mi ropa, así que recorrí más mi mano por la pierna de mi padre.
-Alfredo: ¿Qué es lo que te pasa Adán? Si seguimos platicando, tu mano llegará hasta mi verga ¿te sucede algo dime que pasa? – Adán de inmediato quitó su mano de mi pierna y se la llevó a su cara y me pidió perdón y se fue corriendo a su habitación.
Corrí hasta mi habitación avergonzado de haber hecho eso con mi padre, me tiré a la cama a llorar de la vergüenza que tenía, estuve pensando que todo había sido un error y por mis acciones alejaría a mi padre de mí y él se portaría diferente y sus muestras de afecto a mi persona terminarían, estaba sumido en mis pensamientos cuando escuché a mi padre tocar a mi puerta.
-Alfredo: Hijo ¿estás bien? ¿puedo entrar?
-Adán: Si padre entra.
-Alfredo: ¿Qué es lo que te pasa, cuéntame qué sucede? no me dejes fuera de tus problemas, puedes confiar en mí y contarme lo que te pasa. – de alguna manera sabía lo que le ocurrió a mi hijo y quería ayudarle, poner de mi parte para poder ayudarlo con sus problemas o necesidades, pero soy su padre y acción que se realiza sin pensarlo sería un daño así que lo que tenía que hacer era ayudar a mi hijo.
-Adán: Perdóname, padre, no quería que esto fuera de esta manera, quería que fuera diferente, y lo que pasa es que desde que te conté, lo que me pasa he sentido una atracción sexual a tu persona y me llevó a quererte seducir con la finalidad de tener sexo contigo, la falta de sexo me está afectando ya que llevo días sin hacer nada con nadie. – me sentí en la necesidad de contarle lo ocurrido con el fin de excusarme y no sentirme tan mal o peor de lo que ya me sentía.
-Alfredo: No tienes por qué avergonzarte y es normal que por falta de sexo sientas atracción por un hombre, en este caso por mí, pero de seguro solo es algo pasajero por la falta de sexo, verás como padre e hijo no debemos faltarnos al respeto, haré lo que pueda para poder complacerte, te propongo que vallamos a un sex-shop a cómprate un juguete y de esta manera podrás dar un respiro a tus deseos y a la vez sacarte esos pensamientos sobre mí de tu cabeza ¿Qué dices? – es lo que se me ocurría para apoyar a mi hijo y quitar ese deseo que tenía por mí.
-Adán: Está bien papá, hagamos eso, quizás si solo sea la falta de sexo y una vez más perdóname por favor no quiero que las cosas cambien entre nosotros. – me sentía avergonzado y triste por lo ocurrido.
Esa tarde mi padre me llevó al sex-shop y él me compró un pequeño pene de hule, un dilatador y lubricante, cuando estuvimos de regreso en casa, mi padre me dejó solo para que usara mis juguetes, cuando mi padre salió fui al baño a buscar la ropa interior de mi padre, me la puse en la cara, llené el consolador con lubricante y empecé a jugarlo en mi ano mientras con una mano intentaba meterme el pene de hule de 15 centímetros, con la otra me masturbaba, el pene de huele comenzó a entrar en mi culo poco a poco se fue metiendo hasta que lo metí por completo, me lo dejé clavado en el culo y me empecé a masturbar y a acariciar mis pezones ya muy duros.
Presionaba el pene de hule con mi culo mientras me masturbaba con frenesí, aspiraba fuerte el olor de los calzoncillos de mi padre sintiendo como su aroma me embriagaba y me ponía más caliente, pensando que el pene que tenía dentro de mí era el de mi padre y no uno de juguete, me retorcía en la cama inundando mi cabeza con pensamientos “impropios” sobre mi padre, pensaba que él era el que me estaba metiendo su verga, aun sin conocerla ni textura ni tamaño, solo el olor que me llenaba los pulmones era lo único que conocía hasta ese momento, luego de varios minutos comencé a soltar chorros de mi semen sobre mi pecho y abdomen.
Aún después de esa auto satisfacción, no me sentía completo, me hacía falta el calor de un hombre, así pasé los siguientes días y en los primeros días que llegó mi abuelo paterno me fui a verlo, quería tener a un hombre y de esta manera sacaría a mi padre de mis pensamientos, pero no fue así, mi padre seguía en mi mente y continuamente pensaba en que era él quien me metía la verga y no mi abuelo, aunque seguía teniendo sexo con mi abuelo no logré sacar a mi padre de mi mente, pero nunca se lo dije a mi padre ya que me sentía avergonzado.
El tiempo pasó, llegué a mis 17 años y las fantasías con mi padre aún seguían en mi mente, aún tomaba sus calzoncillos para masturbarme sin que él se diera cuenta, mi padre un hombre joven apuesto amable y cariñoso de 32 años me parecía muy atractivo y sus muestras de afecto no ayudaban en nada para que dejara de fantasear con él, así que pensé en alejarme de él y de toda mi familia, le pediría a mi padre que me dejara ir a vivir con mi abuelo.
El día que me decidí a contarle a mi padre mis planes, pero mi padre tenía planes para ese fin de semana, ya que no tendríamos clases el viernes, mi tío Felipe invito a mi padre a acampar en un rio, solo seríamos padres e hijos, los 3 hermanos de mi padre y sus hijos, mi padre y sus hijos, justo a la hora de la comida mi padre nos dio la noticia.
-Alfredo: Hijos el jueves por la tarde nos iremos los tres junto con mis hermanos y sus hijos a acampar por tres días, así que hoy iremos a comprar lo que necesitaremos para esos días.
-Adán: Padre eso es estupendo pero la verdad es que yo no podré acompañarlos, me gustaría, pero tengo trabajo que hacer, vayan tú y mis hermanos.
-Alfredo: Quiero que vayamos los cuatro, irán Ignacio, Elías, sus tíos, vamos también tienes que ir tu Adán.
-Adán: Lo pensaré padre. Además, me gustaría hablar de algo muy serio contigo.
-Alfredo: Pues aprovechemos este fin de semana y hablamos, vamos hijo te la pasarás bien te lo aseguro.
Esa noche estuve pensando en la propuesta de mi padre y al día siguiente desperté con la respuesta para mi padre, a la hora de la comida le dije que, si los acompañaría al famoso campamento, al día siguiente mi padre y mis hermanos Martín y Vicente se fueron a comprar algunas cosas y las casas de campaña para poder acampar, mi padre me invitó, pero me negué a ir ya que quería adelantar trabajo y no dejar pendientes.
El jueves por la tarde salimos rumbo a la casa de mi tío Felipe para que fuera él quien nos guiara por el camino, ya que mi padre no recordaba por dónde ir, pero antes de llegar a la casa de mi tío, nos desviamos un poco a recoger a dos amigos de mis hermanos, en ese momento me arrepentí de mi decisión de acompañarlos, pero ya era tarde para cambiar de opinión, pensé que era lo peor, pero al llegar a la casa de mi tío Felipe, Ignacio también llevaba a un amigo.
El camino para llegar al rio es largo y para mí se hacía eterno al soportar a mis hermanos y a sus amigos durante el trayecto, obviamente mi padre se dio cuenta ya que solo me observaba atento esperando algún reproche de mi parte, más no hice comentario alguno y así no incomodar a mi padre, cuando al fin llegamos al dichoso rio, bajé de la camioneta y comencé a bajar todo lo que traíamos en silencio, cuando logramos bajar todo, mi tío Genaro dijo que necesitábamos leña para la fogata, de inmediato me apunté a ir en busca de leña y mi tío Felipe también se apuntó a buscar leña, nos internamos en las arboledas para ir a buscar la dichosa leña.
-Felipe: Que te pasa te vez muy molesto desde que venía en el camino ¿te pasa algo?
-Adán: La verdad sí, muchas cosas me pasan, de hecho, no quería venir a este campamento, pero al final decidí venir y ya de camino venía arrepentido de mi decisión, para empezar, soportar a mis hermanos y a sus amigos durante todo el camino no es nada placentero.
-Felipe: Dímelo a mí que me vine aguantando las pláticas y comentarios de mi hijo y de su amigo, solo hablan puras pendejadas, nada bueno sale de sus bocas ¿Cómo te va con tu padre? Nos ha contado de tus preferencias a Genaro, Enrique y a mí, me ha contado tu padre que desde hace algunos días te ha notado diferente distante, está preocupado por ti.
-Adán: De hecho, es de lo que quiero hablar con él pues ya desde hace tiempo que las cosas han cambiado y es necesario que hablemos, es lo que me pasa y que me ha distanciado de mi padre un poco.
-Felipe: Te daré un consejo, aunque no me lo pediste, te lo daré, si hablas con tu padre cuéntale todo no te limites o le ocultes cosas habla claro con él, él está aprendiendo esto de la homosexualidad y es difícil para él entenderte, me ha pedido consejos a mi sobre todo esto, aunque mi experiencia es poca he tratado de ayudarlo.
-Adán: Gracias, eso haré cuando hable con mi padre. – pensé en las palabras de mi tío, pero la que más sonaba en mi cabeza era “mi experiencia es poca” ¿a qué se refería mi tío con esa frase?
Recogimos la leña y en un par de ocasiones, caché a mi tío acomodándose la verga debajo de su ropa, no le di mucha importancia, lo que quería era hablar con mi padre lo antes posible, llegamos a donde estábamos acampando y vi a mi padre, hermanos y sus amigos armando las casas de campaña una grande y otra más pequeña, me acerqué a mi padre y mi hermano Martín, y les pregunté, donde estaba mi mochila quería ver mi celular, mi padre me indicó que estaba en la casa de campaña más pequeña, entre y vi las cosas de mi padre y las mías, esto no sería fácil de soportar por el deseo que tenía a mi padre.
-Adán: ¿Qué pasó padre, dormiremos en la misma casa tú y yo?
-Alfredo: Sí hijo, los amigos de tus hermanos no traen casa de campaña, así que ellos 4 dormirán en la grande y tú y yo en la más pequeña, ¿Qué no te gusta como lo hemos hecho?
-Adán: No es que no me guste padre, pero creí que sería diferente todo esto.
La tarde trascurrió rápido en lo que acomodábamos el resto de las cosas, llegó la hora de dormir y yo estaba súper caliente y asustado, me acosté de lado y empecé a pegar mi trasero a las piernas de mi padre, pero cuando mi padre sintió que me pegaba a él se dio la vuelta y me dio la espalda. Me quedé quieto y una vez más, esto de dormir tres noches a un lado de mi padre sería muy incómodo para ambos, tenía que hablar con mi padre sí o sí al día siguiente, por la mañana cuando desperté, mi padre ya no estaba ahí acostado, me asomé y vi a mi padre y sus hermanos tomando café.
Me volví a acostar pues no quería salir de esa casa de campaña, ya después de varias horas mi hermano Vicente me habló para que saliera a desayunar, pero me negué, le dije que no tenía hambre, salí de la casa de campaña y camine río abajo alejándome de todos, no quería ver a nadie, me entretuve caminado y viendo los paisajes, luego me recosté en una playita a un lado del río hasta que se hicieron las 3 de la tarde, decidí regresar a donde estábamos acampando, cuando llegue vi que mi padre y mi tío Genaro se me quedaron viendo atentos, mi tío se acercó a mí.
-Enrique: ¿Cómo te fue, porque te apartas Adán? Tu padre se preocupó por ti, preguntaba dónde estabas, hasta que Vicente le dijo que te vio caminar río abajo, fui a buscarte y te vi recostado en la playita y le dije a tu padre, pero él estaba preocupado, cuando te alejes dile a dónde vas.
-Adán: Lo lamento tío no fue mi intención preocuparlos hablaré con mi padre, gracias, tío.
Después de comer un poco de galletas con café, pues durante todo el día, no había comido nada, mi padre se acercó a donde estaba.
-Alfredo: ¿Qué te sucede porque te apartaste de esa manera? Sé que no querías venir, te pido una disculpa por haberte traído sin que tú quisieras venir. – me sentía culpable de ver como Adán no se la estaba pasando nada bien durante todo el día se desapareció y no comió nada estaba a la fuerza ahí.
-Adán: Me gustaría hablar contigo, aclarar todo antes que se termine esto. – pensé que era el momento de contarle todo a mi padre.
-Alfredo: ¿Te parece si vamos a otro lugar y hablar más cómodos?
-Adán: Si vamos a otro lugar. – Caminamos en silencio sin decir ni una sola palabra hasta que mi padre se detuvo y comenzó a hablar.
-Alfredo: Bien aquí estamos solos, vamos a hablar que nos hace mucha falta y tal como lo dices es el momento de hacerlo.
-Adán: Verás padre, me quiero ir a vivir con mi abuelo Armando.
-Alfredo: Pero qué dices ¿Por qué te quieres ir a vivir con mi padre? ¿acaso te tratamos mal en casa? ¿te hemos hecho una mala cara o hemos dicho algo ofensivo? – no entendí porque de repente Adán se quería marchar de la casa, me dejó perplejo.
-Adán: No padre nada de eso, no me han hecho nada, pero la razón por la que me quiero ir de casa es por ti, ya no aguanto más, he hecho de todo, pero las cosas siguen igual que antes, pensé que solo sería algo pasajero, pero me he dado cuenta de que no es así, y tengo que poner tierra de por medio para evitar salir mal.
-Alfredo: ¿por mí? ¿yo qué te hice o qué te dije?
-Adán: No padre, no es que seas tú el culpable, si dije que es por ti, es lo que yo siento por ti, al principio pensé que solo era la falta de sexo lo que me hacía verte de esa manera, pero con el paso de los días me he dado cuenta que no es por eso, pues aún sigo masturbándome con tu ropa interior en mi cara, cuando tengo sexo con otro hombre pienso en ti, créeme que he intentado sacarte de mi mente pero por más que lo intento no puedo hacerlo, ayer volví a intentar seducirte y esto no es saludable para ninguno de nosotros.
-Alfredo: Hijo no sé qué decirte, la verdad que yo no sé cómo reaccionar, ante tus deseos, pero no quiero que te vallas de casa, sé que estarás con tu abuelo, pero no quiero que te vallas de casa, dame tiempo para pensar en lo que me has dicho, de ir a vivir con mi padre, vamos a pensarlo y después tomamos una decisión que ambos estemos bien.
-Adán: Te la pondré fácil padre, me gustas como hombre y deseo tener sexo contigo. Eso te dará en que pensar.
-Alfredo: (suspiro) está bien hijo vamos a pensarlo y ya estando en casa tomaremos una decisión, vamos a descansar.
Me desperté y salí de la tienda y vi que en la tienda de mi tío Felipe había una luz, me acerqué a ver qué pasaba y vi como mi tío se estaba masturbando, subía y bajaba su mano en esa enorme verga, me asomé más para ver de cerca pero en eso mi tío me cachó viéndolo, me hizo una señal para que me acercara, entré a la tienda y de inmediato tomé su verga con mis manos, la empecé a sobar lento, despacio recorriendo esa herramienta que se carga mi tío, subía y bajaba con mi mano con movimientos circulares de mi mano, luego pasé mi lengua por su glande rojo oscuro que brillaba ante mis ojos, le pasé mi lengua lentamente sin dejar de sobárselo con mi mano.
Lentamente la fui metiendo a mi boca hasta donde la aguantaba y mi tío presionaba mi cabeza para que la metiera más a mi boca, luego sentía como uno de sus dedos jugaba con mi culo haciendo presión para meterlo, lo llenó de saliva y empezó a empujarlo hasta que logró meterlo casi por completo, sus dedos son largos y algo gruesos, después de estar así por un rato logró meter dos de sus dedos, yo ahogaba mis gemidos tragándome el enorme miembro de mi tío, cuando metió el tercer dedo sabía que después de ello vendría su gran verga a abrirme más el culo.
Se puso boca arriba y me monté sobre su verga, la fue metiendo despacio en mi culo poco a poco, hasta que quedé ensartado por completo en aquella enorme verga, me incliné hacia adelante, apoyé mis manos sobre el enorme pecho de mi tío y comencé a moverme lentamente, dejando entrar y salir ese trozo enorme de carne morena, mi tío me tomó de las caderas y se empezó a mover más rápido, entrando y saliendo de mi culo, sentía como entraba cada centímetro y me llenaba todo mi culo de verga.
Después nos acomodamos de lado y seguía dándome más fuerte sus envestidas, me estuvo dando por un rato, yo no paraba de gemir, mis gemidos resonaban por todos lados, después de un rato estando en esa posición, me cambió de posición, me colocó boca arriba y me volvió a meter ese trozo de carne ocupando cada espacio dentro de mí, gemía cada vez más fuerte y en cada envestida sentía como su cuerpo chocaba contra el mío, cerré mis ojos y de repente escuché la vos de mi padre, “Adán despierta, Adán ya despierta estas soñando” abrí los ojos y vi a mi padre que seguía moviendo mi cuerpo, me despertó justo antes de que mi tío me llenara el culo de leche.
-Alfredo: Despierta hijo estabas soñando, pero no me gustó cuando te escuché quejarte. – más que quejidos mi hijo estaba gimiendo, lo desperté antes de que los demás lo escucharan.
-Adán: Perdóname, padre, no quería despertarte, con mis quejidos. – justo en el momento que estaba a punto de terminar mi padre me despertó y me di cuenta de que solo estaba soñando con mi tío Felipe que me metía esa verga que solo podía ver en un sueño ya que no la conozco en vivo.
Me quedé despierto un rato pues no sabía que tanto hice dormido, pero ya le preguntaría a mi padre más tarde, al amanecer salí y tomé un café y regresé a la tienda hasta que salió el sol, ya era sábado, solo me quedaba una noche de martirio por vivir, ese día le conté a mi padre de mi sueño sin dar detalles, él se echó a reír y me dijo; ahora entiendo los gemidos que estabas dando, te desperté porque cada vez eran más altos y despertarías a todos, le dirigí una sonrisa medio avergonzado.
El día pasó tranquilo ya estaba menos molesto y conviví más con todos y después de un buen día nos fuimos a descansar y me acosté de lado, después de un rato entró mi papá y se acostó a mi lado, pero sentí como su mano me tomo del hombro y se acercó a mí, me empezó a morder la espalda como lo hacía cuando era más pequeño, aunque encogía mis hombros mi padre no dejaba de darme mordidas en la espalda.
-Adán: Oye padre no hagas esto más difícil de lo que ya es. – mi papá me estaba calentando y con las ganas que le traía no me lo ponía fácil aguantarme.
-Alfredo: ¿Por qué difícil? si cuando eras niño te encantaba que jugáramos esto, te gustaba que te mordiera la espalda. – de repente se me antojó hacer eso con mi hijo como lo hacía antes, cuando era más joven.
-Adán: sí, pero ahora me estás calentando ya no es un juego normal ya es algo sexual. – mi verga ya estaba dura desde la primera mordida que me dio mi padre.
-Alfredo: Está bien ya dejaré de morderte para que no te calientes y tengas sueños húmedos, y que con tus gemidos despiertes a todos. – le sonreí a mi hijo y este me dio un pequeño golpe en las costillas.
Esa noche mi padre me dio un beso y me abrazó sin pegarme mucho su cuerpo y yo me quedé inmóvil, no me moví un solo centímetro de donde estaba, pues no quería sentirme mal una vez más ya que mi padre solo se mostró cariñoso y no debía mal interpretar sus acciones, ya por la mañana después de un ligero desayuno recogimos todo y regresamos a casa temprano para descansar en cama a gusto, antes de que entrara a casa mi padre me tomó del hombro y me dijo tenemos algo pendiente ya tendremos tiempo de hablar de ello, le respondí que sí y entramos a la casa como si nada.
CONTINUARÁ………….
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!