El Cartero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cieloverde.
El Cartero
Primeramente aclaro que esta historia, no es mía, es el relato de un amigo, quién me pidió que escribiera su historia.
ya que lo de él no es escribir.
Carlos es un chico muy extrovertido, vivaracho y siempre hambriento de verga.
Un joven de mediana estatura, blanco de hermosas facciones, ojos claros, pelo lacio y color castaño.
En nada se le nota que es gay.
Su vientre plano y unas nalgas de infarto, según me cuenta desde niño fue así, un chico de un extraordinario trasero, que jóvenes y adultos deseaban.
Su niñez fue tranquila como la de cualquier niño de un clima tropical, siempre jugando con amigos y primos.
En muchas ocasiones al jugar al esconder, sus amiguitos o primos, les gustaba esconderse con él, pero detrás de él de manera que disimuladamente, le frotaban sus vergas en la hendidura de sus nalgas, sintiendo Carlos la dureza de sus penes, sobre su trasero.
Más aún, no tenía malicia alguna y no se molestaba.
Cuando estaba entre los nueve y diez años, se mudaron al lado de su casa un matrimonio de recién casados, un joven muy apuesto de unos 25 años que era cartero en las oficinas del correo de su ciudad y su esposa una hermosa joven, empleada bancaria.
Al paso de los días estos hicieron amistad con sus padres y él los conoció, siendo la primera vez que sintió algo difícil de describir al conocer a Raúl el cartero, quién llamó su atención por su guapura de hombre y un notable bulto entre sus piernas, que nunca él se había fijado en eso en ningún otro varón.
Notó que también Raúl no fue indiferente a él, y lo desvestía con la mirada de arriba a abajo!
Un día jugando Carlos en el patio de su hogar, Raúl pidió permiso a esta para llevarlo a su casa, para enseñarle unos juegos electrónicos que compró, la madre le dijo que no había problema.
Carlos se fue muy contento con Raúl.
Este inmediatamente lo llevó al gran sofá de su sala y encendió el televisor y conectó la consola de juegos.
Carlos preguntó por la esposa de Raúl y este le contestó que ella trabajaba todo el día, mientras él trabajaba de hasta medio día.
Carlos sintió como un presentimiento, pero no le dió miedo, al contrario se sintió con alegría al pensar que estaba solo con ese joven que tanto le gustaba y ni él mismo entendía el por que.
Luego de un rato de jugar, Raúl le pidió a Carlos que se sentara entre sus piernas, para enseñarle mejor como "controlar" el juego.
Inocentemente Carlos, se sentó entre las piernas de Raúl, quedando su raja sobre la verga de Raúl.
la cual se fue poniendo cada vez más dura.
Jugaban pero no se concentraban, Carlos pensando como sería de grande y gruesa la verga que lo rosaba y Raúl caliente, loco por cogerse aquel chico de un culazo de respeto.
Ya descontrolado por la calentura, Raúl dejó de jugar y con sus dos manos, agarró por la cintura a Carlos, comenzando a darle con su pelvis como si se lo estuviera metiendo, pero por encima de la ropa.
Carlos a su vez, se dejaba hacer y recuerda que sentía aquella verga tan dura entre sus nalgas, que comenzó a sentir unas ricas cosquillas en su virgen ano, que lo hicieron a comenzar a gemir; ummmm, ahhhhhh, ummmmm.
cuando Raúl entendió que ya lo tenía rendido al placer, se lo llevó cargando a su habitación dónde procedió a desnudarlo completamente y él hizo lo propio.
Carlos se tapó sus genitales, por que fuera de sus padres, nadie lo había visto desnudo, pero sus ojos desorbitados no dejaban de ver la grande y gorda que era la hermosa verga de Raúl, cuyas azulosas venas sobresalían de su cilíndrica piel.
Él le dijo que no le diera vergüenza, que ambos eran varones y que nunca dijera nada de lo harían, por que se burlarían de ellos y les llamarían "patos", como le dicen en mi país a los gays.
Raúl fue besando centímetro a centímetro el cuerpo de Carlos, lo besaba, chupaba sus tetillas, lo manuceaba y Carlos respondía con quejidos de placer y lujuria.
Lo saboreó todo entre sus genitales, y cuando se apoderó de sus nalgas fuertes, redondas y duras, la abrió, procediendo a lamer su ano, con su lengua lo penetraba y logró introducir la punta de esta en tan virginal recinto.
Carlos por naturaleza empinaba el culo, lo restregaba sobre la cara de aquel joven cartero, que le estaba enseñando por vez primera, lo que era gozar sexualmente con otro macho.
Fue preparándolo para la penetración, sin que Carlos se imaginara la verguiza que iba a recibir de aquel macho caliente y deseoso de romper aquel cerrado ano.
Antes de ello, le dió cantazos con su verga en la cara a Carlos, se la hizo lamer, chupar y tragarse parte del precum que babeaba.
Carlos no se quedó atrás y la apretaba, la agarraba, la mamaba, toqueteaba sus bolas y las chupeteaba sin asco ninguno, pues estaba fascinado con aquel pene, sin saber que en breve, rompería su anillo virginal.
Boca abajo y en cuatro, le separó las piernas, le puso vaselina y fue introduciéndole par de sus dedos, los entraba, los sacaba y cuando Carlos se quejaba, lo tranquilizaba amorosamente.
"Ya mi amor, ya no te dolerá, vas a ver que rico será" Cuando lo creyó prudente le paso la gruesa y gran verga en todo la raja del culo, apretando con sus manos las nalgas sobre esta, arrancando gemidos de placer a Carlos y de repente zaz! Le enterró la cabeza, Carlos gritó, pidió que se la sacara que le dolía mucho, pero no le hizo caso, solo se quedó quieto y esperó que el dolor le cediera al chico.
Luego comenzó a entrar y a sacar la cabeza del desvirgado hueco, lentamente, sin prisa, mientras abría más las nalgas de Carlos, y funcionó! Ante tal delicia Carlos comenzó a gemir, a jadear y a menear su culo y a ensartarse más él mismo en aquella divinidad de carne dura y gruesa, que lo estaba llevando a mismo paraíso del placer.
Raúl se lo fue metiendo poco a poco hasta metersela completa, hasta la bolas, ya no se escuchaban reproches, solo gemidos de placer y gozo.
Carlos aguantó como todo un buen hombresito aquella enorme verga, y con sus movimientos exigía a Raúl que que la clavara más fuerte! Así estuvieron un buen rato, hasta que Raúl no pudo resistir más e inundó de semen, las paredes de aquel recién inaugurado culo.
Luego que descansaron y se lavaron sus partes en el baño, aún adolorido, fue Carlos quién quiso que Raúl le echara otro polvo, quería más y Raúl no se lo iba a negar, pues quedó prendido de aquel chiquillo, que lo calentaba más que su mujer.
Desde aquel día el joven cartero, se convirtió en su amante y él en un fogoso pasivo que le pedía más y más.
Adoptó personalmente el lema: "Lo que importa es gozar" y ya siendo de unos 19 años yo lo conocí y luego de darle su racción de verga y quedar maravillado, de como este chico hace gozar a uno con su maravilloso culo y su magistral boca, me contó esta historia, que hoy les comparto.
Acostado boca abajo, parece una guitara humana, sus nalgas son un sueño, blancas, paradas, ricas y ahora soy yo él que se lo come y como gozamos
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