El castigo de Raulito
Raulito entró a la casa frunciendo el culo. Había perdido un juguete en el jardín y ya sabía lo que pasaba cuando llevaba juguetes y los terminaba perdiendo..
Raulito entró a la casa frunciendo el culo.
Había perdido un juguete en el jardín y ya sabía lo que pasaba cuando llevaba juguetes y los terminaba perdiendo.
Su padre solía castigarlo dándole nalgadas.
Al principio eran unos fuertes parchazos que le dejaban la piel roja, luego fueron golpes y metidas de dedos.
Las metidas de dedo las sentía en segundo plano mientras lloraba por la primera paliza. Esa semana lo había castigado porque no quiso tomar toda la leche, pero tenía sabor raro y el hombre no se hizo esperar, lo castigó.
Fueron menos los parchazos y más las metidas de dedo en el culo. Lo ponía sobre sus piernas, atravesado, le bajaba el pantalón, el calzón, y luego de los golpes, le escupía el agujero, le abría bien los cachetes y le hurgaba hasta el fondo.
Raulito gritaba fuerte cuando el padre le abría el orto.
Le dejaba todo el pantalón manchado de mocos, pero el hombre lo llevaba al sótano para darle el castigo de manera que nadie escuchaba, ningún vecino se metía en el medio (su madre no opinaba, si llegaba a decir algo seguramente la golpearía y le metería cosas por el culo, lo había visto una vez haciéndolo y mandándola a cocinar con una berenjena metida entera. Esa vez la mujer les sirvió la comida llorando, caminando medio agachada. La berenjena se la sacó delante de él y la tiró a la basura porque estaba llena de mierda).
Llegó del jardín y el hombre revisó la mochila, parecía sentirse feliz de no encontrar el juguete.
-Lo perdí, perdón -chilló mientras se lo llevaba al sótano y raulito fruncía el culo y comenzaba a llorar fuerte.
Esta vez el padre le dio solo dos golpes y se dedicó a escupirle bien el orto, lo tenía chorreando baba.
El padre le escupía y parecía que con los dedos le metía el escupitajo hasta el fondo, luego jugaba haciendo círculos, le metía otro dedo y taladraba fuerte. Mientras más lloraba raulito era mejor, le sacaba los mocos y se los metía en el culo.
-Te voy a enseñar a no perder más los juguetes -le dijo agitado mientras se bajaba el bóxer hasta las rodillas, abría las piernas y metía al crío en el medio. -abrí la boca que te voy a enseñar -le gritó y Raulito en medio del llanto obedeció y el padre le metió uno de los huevos mientras lo agarraba fuerte del pelo.
-Chupame, hijo de puta, así vas a aprender a ser hombre y no llorar, chupame los huevos. hacete hombre.
Raulito chillaba y mientras más chillaba el padre aprovechaba para meterle el otro huevo peludo y gordo.
Lo levantó del pelo y cuando el crío gritó casi afónico de tanto llorar, le metió la verga hasta la garganta.
El crío hacía arcadas y ponía los ojos en blanco cuando la tenía entera en la boca. El hombre aprovechó que el crío intentaba respirar para estirarse y meterle tres dedos en el ojete. Los tres dedos entraban con dificultad pero ya entraban!
Le sacó la pija babeada y vomitada, lo alzó, lo puso con el pecho apoyado en el respaldo del sofá, le escupió bien escupido el orto y le metió la verga. Directo entró hasta la mitad. El chico pegó otro alarido y eso lo puso a mil, le empezó a bombear el culo despacito, escupiendo cuando la sacaba llena de mierda.
Cuando Raulito se cagaba mucho, sacaba la verga, se la limpiaba con un trapo, volvía a escupirsela y seguía enculándolo. Lo tuvo como 5 minutos abriéndole el orto hasta que le llenó las tripas de leche.
Le dejó medio desmayado en el sótano y fue a lavarse.
Cuando bajó a la media hora para pedirle que subiera a almorzar, lo encontró dormido, con el calzón abajo y el culo al aire.
Se le puso dura la verga cuando le vio el agujero hinchado y rojo.
Subió y bajó con una crema, le untó en el ojete para que se lo anestesiara un poco y recién lo llevó a comer.
Cuando la madre llegó, Raulito tomaba la sopa sin chistar, estaba llena de semen.
Los miró y no dijo nada, se fue directo a la cocina para cocinar algo para ella también.
El crío estaba sobre las piernas del padre y aunque no lloraba, por los movimientos de sube y baja y la cara del padre con los ojos en blanco y la baba cayéndole por la comisura de la boca, supo que estaba sentado sobre la verga y le estaba estirando bien estirado el ojete.
que buenos tus relatos llenos de morbo