El Cazador – Parte 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por johna.2012.
Darme un buen baño siempre ha sido parte de mi rutina diaria, por higiene y buena presencia, y también porque nunca se sabe cuándo puede caer algo de acción.
Muchas veces tuve que actuar rápido y levantarme a un pasivo en el lugar menos esperado, sin tener tiempo para refrescarme en mi casa o en la suya.
A veces un buen culito aparece cuando menos te lo esperas y no puedes dejar que se te escape.
Siempre es bueno estar limpio y perfumado, listo para todo tipo de situaciones… Esa es mi regla número 10…
?Hey Karlita ¿Ya están saliendo? ¿Nos vemos de frente en la disco? ?pregunté con el teléfono en mano, al salir de la ducha.
?En la disco, Sami… Nos vemos allá… Ya estamos saliendo ?contestó y luego cortó.
Sin perder tiempo me puse mi mejor ropa, me perfumé bien y salí de mi habitación, emocionado por la posibilidad de encontrarme con Max en la disco.
No quise ser tan obvio, por eso no le pregunté a Karlita si había logrado comunicarse con él, pero esperaba que sí.
?¿En verdad no quieres ir con nosotros? ?pregunté a Martin, cuando lo vi tirado sobre el mueble, con un pan en una mano y el control remoto en la otra.
? ¿Disco de heteros? Nahh… Paso ?dijo haciendo un gesto de fastidio, luego su expresión cambió como por arte de magia.
? ¿Irá tu amigo Mati? ?preguntó con los ojos bien abiertos.
No pude evitar sonreír divertido por su reacción.
?Sí, irá… con su flaca…
De inmediato la emoción en el rostro de Martin desapareció y volvió a poner el gesto de fastidio que tenía antes.
?Lastima… ese tio está bien guapo y tiene un culo riquísimo… De verdad que es un desperdicio que un hetero tenga semejante culo y no lo use para cosas ricas ?dijo con desgano y luego volvió a poner atención a la televisión.
Debo indicar que no podía estar más de acuerdo con lo que Martin decía.
Como ya lo había mencionado antes, Mati era un chico muy guapo y por si eso fuera poco, tenía uno de los traseros más perfectos que había visto.
No había pantalón que pudiera ocultar la redondez de sus nalgas y la firmeza con la que se movían cuando caminaba.
Debo admitir que cuando lo conocí lo único que quería hacer era enterrar mi cara entre sus nalgas y cogérmelo todo el día, pero gracias a mis reglas pude controlarme y no hice nada para intentar algo con él, pero me tomó varios meses poder dominar mis instintos… Fue una época muy difícil…
?Nos vemos luego, entonces ?dije despidiéndome de Martin y luego salí por la puerta de mi depa.
Todo el camino a la disco me la pasé nervioso, pensando en cómo reaccionaría con Max cerca… Me preocupaba que sólo con verlo de pie en clases me haya excitado tanto… ¿Cómo iba a reaccionar al verlo bailar y de repente hasta chocarme con su cuerpo de vez en cuando? Mi erección no sería nada fácil de ocultar si lo veía mover su cuerpo al ritmo de la música…
Me tomó varios minutos encontrar a mi grupo de amigos en medio de la oscuridad y ruido de la discoteca.
El lugar parecía más grande de lo que recordaba.
Parecía haber pasado una eternidad desde la última vez que salí de juerga.
Nunca fui mucho de la vida nocturna, ya que prefería ocupar mi tiempo en actividades mucho más placenteras y hogareñas.
Luego de saludar a Karlita, Mati y Marco, y de buscar con la mirada por todos los alrededores en busca de Max, me volví hacia Karlita de nuevo, incapaz de contener mi curiosidad.
?¿Qué fue de Max? ?pregunté, tratando de lucir lo más casual posible ? ¿No pudo venir?
?No, nada… Tenía una clase mañana temprano, dijo que para la próxima ?contestó Karla y no pude evitar que mi rostro decayera por la decepción.
Realmente me gustaba ese muchacho.
?Lastima ?sólo atiné a decir, bajando la mirada.
Luego, al darme cuenta de que estaba siendo demasiado obvio, cambié mi expresión de golpe?… Bueno ¿Qué esperamos? ¡Vamos a celebrar!
No sé si fue por el despecho o porque realmente no había salido de fiesta hace mucho tiempo, pero en las siguientes dos horas me dediqué a tomar y tomar.
Las botellas de cerveza llegaban de a montones.
No recuerdo haber bebido tanto en mi vida como aquella noche y no sólo yo… todos parecíamos vikingos sedientos después de regresar de una batalla.
Pero a pesar de estar bastante tomado, aún conservaba completamente la conciencia y la capacidad de recordar… fue por ello que un rostro familiar entre la multitud de gente llamó mi atención y me hizo separarme de mi grupo mientras caminaba detrás de él, cruzando el mar de gente sin haber reconocido plenamente de quien se trataba.
Una vez estuvimos bastante lejos y apartados de todos los demás, en una pequeña esquina olvidada en ese oscuro lugar, por fin pude reconocerlo.
?Parece que es nuestro destino encontrarnos de casualidad, ya son dos veces este día ?dijo con voz sensual y algo exagerada, al parecer no era el único que se había pasado de copas.
Sus mechas rubias apenas si se podían distinguir en la poca luz, a diferencia de sus bellos ojos claros que brillaban como los de un gato.
La expresión en su rostro era muy diferente a la que tenía en la mañana, luego de que lo encontrara tirando con su profesor.
Esta vez no había nada de timidez o miedo en sus ojos, sólo deseo.
?Al menos esta vez no te encontré con los pantalones abajo ?contesté sonriendo y luego caminé un paso hacia él?… me quedé esperando tu llamada.
?Iba a hacerlo mañana, pero parece que no fue necesario ?contestó el muchacho, mientras daba un paso hacia atrás, hacia un pequeño cuarto oscuro que se encontraba justo detrás de él, uno de esos lugares donde guardaban escobas y trapeadores.
?Nunca me dijiste tu nombre ?dije, tratando de sonar lo más sensual posible, aunque no creo haber hecho un buen trabajo con todo el alcohol que traía encima.
?Cris ?contestó el muchacho, dando otro paso hacia atrás, ya casi dentro del pequeño cuarto.
?Me llamo… ?dije y mi mente de inmediato recordó la primera regla, de forma automática ?… Alex.
?Un placer ?dijo y en un rápido movimiento me tomó del polo y me jaló dentro del pequeño cuarto, plantándome un rico y jugoso beso apenas nos cubrió la oscuridad.
Sus manos, nada perezosas, empezaron a recorrer mi cuerpo con rapidez, bajando por mi pecho, mi abdomen y luego hacia mi entrepierna.
Sus caricias eran expertas y precisas, sabía perfectamente como tocar, que partes apretar y acariciar.
En un par de segundos ya me encontraba duro como piedra.
Sin querer quedarme atrás, empecé a recorrer con mis manos su cuerpo en la oscuridad, recordando cómo se veía en la mañana.
Sus nalgas se sentían tan bien bajo mis manos, tan duras y bien formadas.
Me sentía algo frustrado por no poder ver su rostro de placer o ver su cuerpo, el color de su piel, pero no me quedaba otra, era eso o nada.
Como ya lo había dicho antes, a veces la acción se dan en los lugares menos pensados.
?¿Cómo sigue tu agujerito? ?pregunté en su oído, mientras pasaba uno de mis dedos por sobre su pantalón, justo entre sus nalgas.
Luego de que aquel profesor lo dejara sangrando después de la furiosa cogida que le había dado, su ano aún no debía estar listo para la acción.
?Aun duele, pero está sanando ?dijo en un susurro y luego le dio un pequeño mordisco a mi oreja?, pero no lo necesito para hacer esto… ?continuó diciendo y luego empezó a bajar hasta quedarse de rodillas frente a mi entrepierna.
Luego, como todo un experto, sacó en segundos mi pene de mi pantalón y empezó a acariciarlo a ciegas, tocando con la yema de sus dedos cada centímetro, desde la base hasta la cabecita, mojándolo completamente con sus propios líquidos.
Cris se manejaba como todo un experto, lo que me hacía dudar de que haya sido el profesor quien lo sedujo a él, por la forma en la que actuaba no me hubiera sorprendido de que fuera lo contrario.
Luego de haber hecho el reconocimiento con sus dedos, Cris tiró de mis pantalones hasta dejarlos en el suelo y luego se metió de golpe mi pene en su boca haciéndome dar un salto por la sorpresa.
Su lengua parecía un remolino envolviendo mi glande.
Sus labios parecían querer tragarse hasta mis testículos.
Había visto a pocos chupar de esa manera y no mostrar esfuerzo alguno.
Mi pene no era el más grande, pero tampoco era pequeño.
Ver como entraba y salía entero de su boca con tanta facilidad era algo que no veía seguido.
Entonces sus manos empezaron a recorrer mis piernas, acariciándolas firmemente, y luego subieron hasta llegar a mis nalgas y de inmediato mi cuerpo se puso tenso, mucho más cuando sus dedos empezaron a avanzar hacia la división entre ellas.
No me molestaban pequeñas caricias sobre mis nalgas de vez en cuando, algunos pasivos disfrutan acariciándolas, pero nada más.
No me gustaba que me manosearan mucho esa parte de mi cuerpo, simplemente no era lo mío.
De inmediato y casi por instinto, me zafé de sus manos y lo levanté de sus brazos para que se pusiera en pie, luego le di vuelta y al sentir el calor de sus nalgas contra mi pene mi cuerpo se relajó nuevamente.
Las ganas de penetrarlo me consumían por dentro, pero sabía que se encontraba lastimado y no disfrutaría del sexo, así que lo único que hice fue restregar mi pene entre sus nalgas y besar su cuello como vampiro sediento de sangre.
Entonces un sonidito familiar empezó a retumbar en mis oídos de forma perseverante.
Me tomó casi un minuto entero darme cuenta de que se trataba del timbre de mi celular.
Con un torpe movimiento, y de mala gana, me separé un momento de las nalgas de Cris y saqué mi teléfono de los pantalones que se encontraban sobre mis tobillos y cuando presioné el botón de encendido todo aquel pequeño lugar se iluminó con la potente luz de la pequeña pantalla, dejando ver el rostro encendido de Cris, que me miraba impaciente.
?Tengo tres llamadas pérdidas de mi amigo ?dije, al ver el nombre de Mati y el número 3 en la pantalla.
Entonces caí en cuenta de lo que estaba haciendo… Estaba en una discoteca hetero, en un cuarto oscuro con un chico y con los pantalones en las rodillas, a sólo un par de metros de un mar de gente… y al parecer mis amigos me andaban buscando.
?Será mejor que nos vayamos ?le susurré y luego empecé a subirme los pantalones, a lo que Cris respondió con un suspiró desganado ?.
No te preocupes, lo volveremos a intentar cuando estés mejor y no estemos en medio de una discoteca con docenas de personas alrededor.
Cris soltó una risita por mi comentario y luego escuché como se subía los pantalones también.
?Te llamaré ?dijo y luego de plantarme un último y jugoso beso, salió del cuarto oscuro y se perdió entre la gente.
No pude evitar sentirme frustrado por no haber podido concretar las cosas con Cris.
Era la segunda vez en un día que se me escapaba un culito como ese, pero no importaba cuanto tiempo me tome… lograría hacerlo mío.
Luego de terminar de vestirme y respirar profundo un par de veces para tratar de bajar la erección, salí del cuarto oscuro y empecé a caminar entre la gente, tratando de recordar donde había dejado a mis amigos.
Debo decir que me tomó menos tiempo del que pensé para encontrarlos, considerando lo excitado y borracho que me encontraba.
?¿Qué pasó? ¿Dónde está Karla? ?pregunté al llegar y notar que mi amiga no se encontraba con ellos.
?Se fue… se enojó con Mati y salió como fiera ?dijo Marco, señalando con la mirada a mi amigo, quien lucía más tomado que antes y bastante desencajado.
?¿Qué pasó, Mati? ?pregunté, sabiendo que tenía suficiente confianza con él como para preguntarle algo así en ese momento.
?Nos encontramos con Magali… y pues se nos cayó la mentira ?explicó medio avergonzado pero tranquilo ?.
Ya no importa, no dejemos que se arruine la noche.
?Me pasaron el dato de una fiesta con la gente de la U en un depa cerca de aquí… ¿Vamos? ?interrumpió Marco, tratando de cambiar de tema.
La idea de irnos de ese lugar me caía muy bien en ese momento, ya que no quería volver a encontrarme con Cris y que la mentira de mi nombre salga a flote.
Era muy peligroso tener a uno de mis puntos cerca a mis amigos de la U.
Ambos mundos no debían juntarse.
? ¡Vamos! ?dije y de inmediato los tres empezamos a caminar tambaleando hasta la salida, ellos más que yo.
Todo el camino Mati se la pasó hablando de su problema con Karla, tratando de dejar siempre en claro lo poco que le importaba que se hubiera enojado, sonando lo más convincente que pudo.
El departamento al que fuimos era de un amigo del salón, Antonio, que siempre organizaba reuniones con la gente, para aprovechar que vivía sólo.
El lugar era bastante grande y amoblado acogedoramente, con cuadros y maceteros, adornos y espejos por todos lados.
No parecía el departamento de un muchacho universitario.
No tardamos en encontrarnos con algunos amigos del aula y de unirnos a la chupadera.
Una hora después ya estábamos bien mareados y sin intenciones de dejar de tomar.
A medida que el tiempo pasaba, las personas iban abandonando el lugar y nos empezábamos a quedar solos.
No estaba seguro de la hora que era pero debía ser bastante tarde ya que los más fiesteros del salón empezaban a retirarse a sus casas.
Cuando ya Marco no pudo más y cayó sobre el último lugar disponible en el mueble, entonces me di cuenta de que era hora de buscar un lugar para descansar, sólo había un problema… Mati aún seguía tomando y se encontraba más borracho que yo, no podía dejarlo así como estaba y no parecía buena idea llevarlo a su casa en ese estado.
?Pueden usar la habitación de al fondo, si quieren dormir ?escuché decir a Antonio, quien aún permanecía de pie y bastante sobrio a mi parecer.
Al escuchar su ofrecimiento sólo asentí con la mirada y luego me volví hacia Mati.
?Mati, es hora de dormir ?le dije y luego le pasé mi brazo sobre su cuello y lo jalé hacia mí, casi arrastrándolo para que dejara de tomar.
Mi amigo estaba tan borracho que apenas si podía caminar, lo que me hacía mucho más difícil el trabajo de guiarlo a la habitación, ya que yo también me encontraba en el mismo estado.
?Gracias, Sami, por estar siempre conmigo ?me decía mientras lo arrastraba a la habitación?, eres un buen amigo… mi mejor amigo…
?Tu también eres un buen amigo ?le contesté, tratando de darle por su lado.
?Las mujeres son malas ?continuó diciendo?, nos provocan… y luego se enojan… no entiendo a las mujeres ?se quejaba mientras entrabamos en la habitación.
Luego de una rápida mirada dentro, ubiqué la cama y llevé a mi amigo casi cargándolo.
?Mejor debería ser gay… así me ahorro problemas ?continuó balbuceando, mientras me abrazaba con más y más fuerza?… debe ser más fácil estar con un hombre, ¿no lo crees? No habría dramas ni lloriqueos… sólo sexo y sexo.
?Sí, sí… mucho sexo ?susurré, siguiéndole la corriente.
?No creo que tenga problemas para conseguir un hombre ?dijo y luego se volvió hacia mí y sentí su aliento de alcohol a unos centímetros de mi rostro?… soy guapo ¿no? Y tengo un buen trasero… no digas que no, todos lo dicen ?continuó balbuceando y dándose pequeñas palmadas en su poto.
No pude evitar que se me pusiera dura cuando habló de su trasero, ese culito rico con el que había fantaseado por mucho tiempo.
?Sí, Mati, tienes un buen trasero ?dije, incapaz de negarlo.
?¿Te gusta? ?preguntó y me quedó mirando ?… Sé que te gusta… te he visto como lo miras… Tú no me harías sufrir como las mujeres, ¿No Sami? Bueno tal vez si, si me la vas a meter seguro dolerá… la debes tener bastante grande… ¿Será mucho el dolor? Tal vez ni duele… siempre me he preguntado como hacen los gays para recibir por el poto y poder sentarse luego… Yo creo que no debe doler tanto como todos piensan, sino los gays no lo harían, ¿No crees?
Todo aquel monologo de mi amigo estaba empezando a encenderme más y más, imaginando todo lo que podía hacer con ese enorme culote, si me diera la oportunidad… Mi encuentro con Cris hace unas horas me había dejado muy arrecho y ahora Mati estaba encendiéndome nuevamente.
?No lo sé, Mati ?contesté y luego arrojé a mi amigo a la cama, pero este se aferró a mi cuello y me arrastró con él hasta el colchón.
Luego de la caída quedé echado sobre él, a unos centímetros de su rostro.
?¿No te gustaría probar? ?dijo y mis ojos se abrieron grandes?… Vamos Sami, di que sí… tengo curiosidad de saber si duele como dicen… eres mi pata, que quede entre patas ?continuó balbuceando.
Mi excitación estaba al límite… ¿Cómo había llegado hasta eso? Mi amigo, al que le tuve ganas por tanto tiempo ahora me estaba rogando que lo penetrara, que me comiera ese culazo con el que tanto había fantaseado… ¿Acaso estaba soñando? ¿O el alcohol me estaba jugando una mala pasada?
?Di que si, Sami… No se lo diremos a nadie… métemela… ¿Sí?
Tener su aliento tan cerca y escuchar sus palabras rogándome que lo penetrara hicieron que me descontrolara, pero mi mente de inmediato recordó la regla numero 12… No involucrarme con alguien de la universidad… Entonces de un salto me puse de pie y que quedé quieto junto a la cama.
?No, no puedo ?le dije, tratando de mantener el control de mis acciones.
Entonces Mati se dio vuelta y se puso boca abajo, dejándome a la vista su enorme y delicioso trasero.
?Vamos Sami, ¿No tienes curiosidad? ?dijo y luego en un rápido movimiento se desabotonó el pantalón y se bajó a la mitad su pantalón y su bóxer, dejando a la vista gran parte de sus nalgas y su raja…
¿Qué debía hacer? Era Mati… cogerme a Mati era algo que había deseado desde hace mucho y ahora se me estaba ofreciendo en bandeja de plata… ¿debía rechazarlo por mis reglas?
Entonces, súbitamente perdí el control y el raciocinio, y mis reglas dejaron de tener importancia.
?Está bien ?dije y me lancé sobre aquel culo blanco y redondo.
El cuerpo de Mati se tensó cuando puse mis manos sobre sus nalgas por primera vez, y lo sentí soltar jadeos.
Su cuerpo tembló como una hoja cuando de un tirón le terminé de sacar el pantalón y dejé sus nalgas al aire libre.
Eran hermosas, todo un espectáculo.
Blancas y redondas, duras y de piel suave, con una ligera capa de vellos castaños que rodeaba la raja y coloreaba sus pálidos cachetes.
Sin poder controlarme empecé a sobarlas, a besarlas y morderlas.
Su piel estaba húmeda y caliente, olía a sudor y a ese aroma especial que siempre había tenido Mati y que tanto me atraía.
Los jadeos de mi amigo eran cada vez más intensos, parecía estar disfrutando todo lo que le hacía.
Luego de unos segundos más, le terminé de sacar por completo los pantalones y con ambas manos le abrí el culo y enterré mi cara entre sus nalgas, haciéndolo dar un salto por la sensación que le produjo tener mi lengua rosando su agujero rosado y estrecho.
Comer ese culo fue toda una delicia… sabía a triunfo, a recompensa por una larga espera…
Por un buen rato lamí y lamí su agujero y sus nalgas, tratando de dilatarlo con mi lengua y mojarlo lo suficiente para poder penetrarlo luego, sin que tuviera problemas, ya que no había traído conmigo un lubricante, sólo tenía el condón de emergencia que siempre cargaba en mi billetera.
?Te la voy a meter ?anuncié y luego me puse el condón.
?Sí, métemela ?contestó mi amigo y empezó levantar su culito más para que pudiera alcanzarlo mejor, moviéndolo de un lado a otro.
No dejaba de sorprenderme las ganas que mostraba de que se la metiera.
Con sumo cuidado coloqué mi pene a la entrada de su ano, caliente y húmedo, y empecé a empujar hasta que aquel estrecho agujero cedió y la cabecita ingresó apretada dentro de mi amigo.
?Ahh.
ahh… despacio… si duele ?suplicó jadeante, con la cabeza enterrada sobre la almohada.
?Tranquilo ?le dije y me detuve por un minuto para que se acostumbrara, luego seguí empujando y esta vez la cabeza entró entera.
?Ahhh… no nooo… espera… me duele… sacala… ahh… nooo…nooo ?suplicaba, pero luego de haber roto mi propia regla, yo ya no tenía control sobre mis actos y continué presionando a pesar de sus quejas y jadeos.
Poco a poco mi pene fue entrando y entrando, y sus suplicas iban aumentando con cada centímetro que introducía.
Pronto sus nalgas grandes y gordas chocaron contra mi pelvis y ya no fui capaz de meterlo más, dejando aún un par de centímetros afuera.
?Ahhhh… despacio… me duele… ahhh ?continuaba quejándose a pesar de que ya había dejado de moverme.
?Ya está ?le dije y sus quejas se detuvieron y se volvió a mirarme.
?¿Entró todo? ?preguntó entre jadeos, con su rostro húmedo de sudor.
?No, aún falta un poco, pero tus nalgas son grandes, no dejan que entre más ?le expliqué, sonriendo.
Entonces Mati soltó la almohada a la que estaba aferrado y se agarró las nalgas, una con cada mano y las abrió lo más que pudo, dejando el camino abierto para que mi pene pudiera entrar los pocos centímetros que le faltaban.
Con una sonrisa di el último empujón y vi como aquel húmedo y caliente agujero se comía todo mi pene y lo abrazaba con fuerza.
Era asombroso lo apretado que Mati estaba, no cabía duda de que era virgen, que nunca nadie lo había penetrado.
Estaba incluso más apretado que el chibolo virgen que me había comido hace unos días…
?Ahhh… wow… ?lo escuché exclamar entre jadeos y quejidos.
Entonces, luego de que lo oí calmarse, empecé a moverme de nuevo, sacando y metiendo mi pene en aquel hermoso culo.
?Ohh… ahh… espera… wow… ahh ?se quejaba, mientras aumentaba el ritmo de mis penetraciones.
Su agujero poco a poco se iba acostumbrando al tamaño de mi pene y la presión iba disminuyendo, dejándome aumentar más y más la velocidad de mis embestidas.
Sin sacarle mi pene de sus nalgas, lo jalé de la cintura hasta ponerlo en cuatro patas, luego continué con las embestidas, esta vez con mayor fuerza y rapidez, haciendo que la habitación se llenara con aquel rico sonido que provocaban sus nalgas al chocar con mi pelvis.
?Wowwww… ohhhh… despacioooo, por favor… wooo….
Ahhh….
nooo nooo… despaciooo wow ?balbuceaba mi amigo, de forma continua, deteniéndose sólo para jadear o quejarse, lanzando grititos cortos, varoniles, que me ponían a mil.
Estaba tan excitado que no me importó que no estuviéramos solos en aquel departamento y empecé a darle de nalgadas a aquel culo hermoso, poniendo rojas de inmediato sus blancas nalgas.
No puedo decir exactamente cuánto tiempo lo penetré, no sé si por el alcohol o el cansancio, pero recuerdo que empecé a sentir calambres en mis piernas cuando por fin llegué al orgasmo y boté toda mi leche dentro de mi amigo, cayendo luego rendido sobre su cuerpo.
Entonces lo escuché gemir y jadear por un rato más, luego de haber terminado.
?¿Te viniste? ?le pregunté, sorprendido, ya que no le había visto tocarse el pene.
?Siiii ?suspiró?, no puedo creerlo… estuvo riquísimo… ?balbuceó y luego se quedó callado, ambos nos quedamos en silencio, agotados, borrachos y satisfechos.
Cuando volví a abrir los ojos, todo seguía oscuro.
Me tomó un par de segundos darme cuenta de donde me encontraba y que estaba pasando.
Todo regresó a mi mente cuando sentí a Mati moverse debajo de mí.
Entonces entré en pánico…
¿Qué había hecho? ¡Me había tirado a mi amigo! ¡Ahora todos se enterarían de mi opción! ¡Como pude ser tan débil! ¡Porque no respeté mis reglas!
Confundido y arrepentido, intenté ponerme de pie pero aún tenía mi pene dentro del culo de Mati, así que me costó algo de trabajo incorporarme.
Mi cabeza daba vueltas y mi cuerpo se caía del cansancio, pero no podía dejar que la gente nos encontrara de esa forma, no podía dejar que encontraran a Mati desnudo, con un condón lleno de semen en el poto… las cosas serían peores si más gente se enteraba.
Con mucho cuidado retiré el condón de su trasero, pero no pude evitar que algo de mi semen cayera sobre sus nalgas.
Luego le puse su pantalón como pude, e intenté secar el semen que había en la sabana, pero no hice un buen trabajo y quedó todo manchado…
En la desesperación, terminé de arreglar lo que pude y salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí.
Lo mejor era que desapareciera del lugar, debía regresar a casa como sea, para que nadie sospechara lo que había sucedido en aquel cuarto, pero mi cuerpo no parecía responderme, estaba aún muy mareado, mi cabeza daba vueltas y apenas si podía caminar.
Casi arrastrándome salí del departamento, pero no llegué muy lejos… En medio de mi ebriedad me tropecé con mi propio pie y caí al suelo estrepitosamente, haciendo un ruido estrepitoso que llenó todo el silencioso edificio.
Me sentía mareado, veía todo difuso y el tiempo parecía pasar muy lento.
De pronto un par de brazos aparecieron de la nada.
Uno pasó bajo mis piernas y el otro bajo mis brazos y lo próximo que supe fue que estaba en el aire y que me apretaba contra algo cálido y duro, que olía a café y old spice.
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