El Cazador – Parte 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por johna.2012.
Parte 4 – Old Spice
A pesar de que mis parpados seguían cerrados, podía ver luz iluminando mis ojos.
Al principio mi cuerpo no quiso responderme, por más que le ordené que abriera los ojos no me hizo caso por un largo segundo…
Cuando por fin lo hizo, pude ver luz por todas partes.
Tuve que parpadear muchas veces hasta que mis ojos se acostumbraron a tal intensidad.
Mi cabeza me dolía, pero mi cuerpo parecía estar más fuerte que antes…
Luego de dar una rápida mirada a todo el lugar, me di cuenta de algo importante… ¡No tenía idea de donde me encontraba! No reconocía aquella habitación, ni aquella cama donde me encontraba echado.
Mi primer instinto fue revisar si seguía vestido y por suerte si lo estaba, lo que quería decir que nada había pasado, o al menos eso quería creer.
Mi segunda reacción fue buscar mi celular y ver la hora.
De pronto una de las puertas de la habitación se abrió y un hombre apareció, con el torso desnudo y una toalla amarrada a la cintura.
Su piel era trigueña, su pecho lampiño y algo formado.
No tenía músculos pero su piel se veía firme y tersa, incluso la pequeña barriga que le salía se veía firme… No pude ver claramente su rostro ya que se dio vuelta para dirigirse hacia el espejo que tenía sobre la cómoda.
Lo único que pude observar bien fue su cuerpo y las nalgas duras y formadas que se encontraban escondidas detrás de aquella toalla.
?Pensé que no despertarías ?dijo de pronto, al darse cuenta que lo miraba.
?¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy? ?pregunté de inmediato, casi por instinto.
?Te encontré tirado en el pasadizo de mi edificio, y como vi que no reaccionabas te traje a mi departamento ?explicó, acercándose hacia la cama donde me encontraba, con una sonrisa amistosa en su rostro.
Dos cosas saltaron a la vista cuando se acercó.
La primera fue su rostro, ya había visto antes a aquel hombre en algún lugar, pero no podía recordarlo claramente, y la segunda fue el enorme bulto que se formaba en su entrepierna y que la pequeña toalla estaba sufriendo por esconder.
?Ya te he visto antes, ¿verdad? ?pregunté y de pronto llegó hasta mí ese intenso aroma a old spice y de inmediato pude recordar de donde lo conocía.
?Sí, nos topamos en la universidad ayer, literalmente ?dijo y su rostro se iluminó con su sonrisa.
Era algo extraña la actitud de aquel sujeto.
Su rostro tranquilo y su sonrisa amistosa me hacían sentir extraño, como si tuviera un mal presentimiento de algún tipo… Tal vez era sólo mi imaginación, por la situación en la que me encontraba, tal vez era sólo miedo, o tal vez era porque no estaba acostumbrado a tratar con gente mayor que yo, ni siquiera con mi padre me llevaba bien.
?Sí, es verdad ?contesté, aun mirándolo sospechosamente.
?Me llamo Armando ?dijo y me extendió su mano, amigablemente.
Entonces mi mente empezó a debatir entre si dar mi nombre verdadero o mi nombre de batalla… pero luego me di cuenta de que no había nada sexual ni gay en aquel encuentro, a pesar de que me encontraba en su cama y él se encontraba semi desnudo.
No había necesidad de usar mi nombre falso.
?Yo soy Samuel, mucho gusto ?dije estrechándole su mano, y devolviéndole la sonrisa.
Su rostro volvió a iluminarse con una sonrisa y fue entonces cuando me fijé más en sus facciones.
A pesar de que era un hombre mayor, de unos 40 y tantos, según mis cálculos, la piel de su rostro se veía suave, bien cuidada, y la barbita ligera que llevaba en su mentón le hacía verse muy bien.
Era un hombre bastante atractivo.
?Bueno, Samuel, ya pasa de medio día, ¿No deberías llamar a tus padres? ¿Seguramente estarán preocupados por ti?
?No vivo con mis padres ?contesté, mientras me desperezaba y salía de la cama?.
Soy de provincia y ellos se quedaron allá.
Yo comparto depa con un amigo.
?Eres bastante joven para vivir sólo, ¿Cuántos años tienes? ¿19 o 20?
?Tengo 22… ya estoy en mi último año de la universidad ?dije y luego le señalé el baño, preguntándole con un gesto si podía usarlo.
?Adelante ?dijo con una sonrisa y luego se volvió hacia su ropero para continuar cambiándose.
Me sentía nervioso mientras me lavaba al imaginar que aquel hombre se encontraba desnudo, cambiándose a unos metros de mí, pero no estaba seguro de que fuera por causa de excitación, nunca antes me habían atraído los hombres mayores, tal vez era sólo debido a que me sentía incómodo.
Cuando me puse a orinar y sentí mi pene algo raro y rojo recordé de inmediato a Mati y todo lo que habíamos hecho la noche anterior… ¿Cómo pude haberlo olvidado?
De inmediato cerré mi pantalón y salí corriendo del baño y para variar me encontré cara a cara nuevamente con Armando, chocándome nuevamente con él.
?Hey… ¿Dónde es el incendio? ?dijo, sujetándome de los hombros para que pudiera recuperar el equilibrio.
Siempre que me chocaba contra él, el que terminaba perdiendo el equilibrio era yo.
?Lo siento, lo siento ?me disculpé y no pude continuar hablando ya que el aroma que salía de su cuerpo me dejó algo confundido.
Era una mezcla de jabón, old spice y un aroma cálido que no pude reconocer pero que me invadió por completo.
?Debes mirar mejor por dónde corres ?dijo con una sonrisa y luego una de sus manos acarició mi mejilla suavemente, como lo hace un adulto cuando quiere mostrar cariño hacia un niño pequeño.
Mi mente empezó a volar en ese momento.
Aquel aroma embriagador, sus manos grandes y fuertes sosteniendo mi cuerpo y su calor y aliento cerca de mi rostro hicieron que mi cuerpo se estremeciera de una forma extraña, algo que nunca me había pasado y menos con alguien de su edad.
?Lo siento… debo irme ?dijo y luego sonreí torpemente, sin saber porque lo hacía.
?Te veo luego entonces ?contestó y luego me soltó.
Aún cansado y con dolor de cabeza, salí del departamento de Armando y fui directo hacia el de Antonio, dando un par de respiros profundos antes de tocar la puerta.
?¿Samuel? ¿Qué haces aquí? ?preguntó Antonio al abrir la puerta, con el rostro somnoliento.
?Hey, Antonio… perdona por despertarte… Anoche me tuve que ir rápido y creo que perdí mis llaves aquí, ¿Puedo entrar a revisar? ?pregunté, inventando la primera excusa que se me vino a la mente.
?Sí, claro ?contestó Antonio entre bostezos y luego abrió completamente la puerta para que pudiera pasar.
Mis pasos se dirigieron de inmediato a la habitación donde había estado con Mati la noche anterior, dándole un rápido vistazo a los muebles donde habían quedado regados los cuerpos de mis compañeros la noche anterior, pero no había rastro de nadie.
? ¿A qué hora se fueron todos? ?pregunté tratando de hacer conversación.
?La mayoría hace un par de horas, Mati recién se fue hace un momento ?contestó Antonio, desganado.
Al entrar en la habitación mi corazón empezó a latir con fuerza, al recordar las escenas intensas que había vivido con Mati hacia sólo unas horas.
La cama estaba tendida, sin rastros de las sabanas manchadas con el semen de Mati, ni ningúna otra pista de que se hubiera tenido alguna clase de acción sobre esa cama.
Todo parecía normal, Mati había ocultado bien sus rastros.
Luego de hacerme el que buscaba bajo la cama y otros rincones, me puse de pie y solté un suspiro de decepción para seguir con mi mentira.
?No está, debo haberlo perdido en algún otro lado ?dije, resignado.
?No te preocupes, si las veo te las haré llegar ?contestó Antonio, mirando con mucho cansancio.
Sin querer hacer más larga la visita, me despedí y salí del departamento de mi amigo, un poco aliviado.
Todo el viaje de regreso a casa me la pasé reviviendo todo lo que había pasado en las últimas 24 horas, como había logrado algo que quería hacer hace mucho y como por primera vez había roto una de mis reglas, poniendo en peligro la buena imagen que tenía en la universidad.
Por más que Mati había limpiado la escena y no dejado huellas, aun así sentía que no había pasado el peligro y que tendría que pagar las consecuencias por haber roto mis reglas.
Al llegar al departamento me di un largo baño y luego me acosté a descansar, exhausto por todo lo que había vivido, pero de alguna forma satisfecho.
?Hey, Samuel… ?escuché la voz de Martin entre sueños, pero me rehusé a despertar.
Luego pude sentir que alguien me sacudía de los pies y no me quedó de otra que abrir los ojos.
?¿Qué? ¿Qué paso? ?pregunté confundido.
?Tu teléfono ha estado sonando por horas, debe ser importante… ¿No piensas contestar?
?Sí, sí… ahora lo hago, gracias ?contesté y luego de dar un par de vueltas más en mi cama tomé el celular y empecé a revisarlo.
Tenía varios mensajes y llamadas de un mismo número, un número que no conocía, así que fui directo a los mensajes, para ver de quien se trataba…
Era Cris y todos los mensajes decían básicamente lo mismo… que qué hacía… si quería verlo… cuando estaba libre, etc… Al parecer el muchacho estaba tan deseoso como yo de que se concretaran las cosas entre los dos.
Pero para ser honesto, luego de todo lo que había pasado la noche anterior, no tenía realmente muchas ganas de tener sexo en ese preciso momento, me sentía algo inapetente para comerme un culito, luego de todas las emociones y sentimientos encontrados que había tenido en las últimas horas.
Luego de escribirle un saludo cordial e inventarle una excusa para no tener que verlo esa tarde, seguí revisando mi celular, perdiendo el aliento al encontrar un mensaje y una llamada perdida de Mati.
El mensaje decía: “Llámame, tenemos que hablar” y fue lo más aterrador que había leído en mucho tiempo.
¿Qué reacción podía esperar de Mati? Lo que paso esa noche fue claramente un evento aislado, una locura de borrachos… ¿Lo tomaría Mati de esa forma? ¿Qué me diría? ¿Cómo podría mirarlo a la cara y continuar con nuestra amistad como si nada hubiera pasado luego de haberme comido su culo y haberlo penetrado como lo hice? Tenía miedo de lo que pasaría con él.
Aún con la mente dando vueltas en el asunto de Mati, me dirigí a mi baño a lavarme la cara.
Realmente no estaba seguro de que decirle o cómo actuar, pero sabía que lo mejor era hablar con él antes de vernos en la universidad, al menos tenía que asegurarme de que no le contaría de eso a nadie y que mi secreto seguiría a salvo.
Luego de secarme la cara con la toalla, salí del baño y luego fui hasta mi puerta, con la intensión de ir en busca de comida a la cocina, pero apenas abrí la puerta mis ojos detectaron un cuerpo desnudo caminando por la sala y de inmediato junté la puerta lo suficiente para poder mirar de quien se trataba sin ser visto.
A pesar de haber vivido con Martin por ya varios años nunca lo había visto desnudo.
Conocía su fama de follador y bien dotado, pero nunca había podido verlo con mis propios ojos.
Esa parecía ser una buena oportunidad.
Pero el cuerpo desnudo que caminaba por la sala no era el de Martin.
Se trata de un hombre mayor, con pelo corto y canoso, de unos 40 o 45, pero a pesar de que su rostro aparentaba esa edad, su cuerpo desnudo no se veía como el de un hombre de 40 o 45 años.
Su piel blanca y lampiña se veía firme y hasta musculosa.
Sus piernas gruesas, sus caderas anchas y sus nalgas duras y grandes lo hacían ver muy sexy, tanto que empezaron a levantar un bulto en mis pantalones.
No puedo negar que ver a aquel hombre desnudo, caminando por mi sala, me excitó bastante, algo que no pensé que era posible.
Siempre me habían atraído los chicos de mi edad o menores, nunca tan mayores… pero al parecer los maduritos también tenían su atractivo.
Entonces de inmediato el rostro de Armando apareció en mi mente para afianzar mi descubrimiento de que los maduritos también lograban atraerme.
Cuando estaba a punto de cerrar la puerta de mi cuarto, Martí apareció en escena y también desnudo.
Su cuerpo moreno y formado brillaba bajo la luz por el sudor que lo cubría.
Luego de darle una rápida mirada a su cuerpo, mis ojos fueron de inmediato a su entrepierna para ver si podía confirmar los rumores que había escuchado de él.
No podía negar que la tenía bastante larga… y ancha.
Era de un buen tamaño, lo suficiente para impresionar a varios pasivos.
Obviamente los rumores eran ciertos.
Entonces mi mente entró en conflicto… ¿Debía cerrar la puerta o continuar viendo?
?Aquí están ?escuché decir al madurito, en voz baja, y luego lo vi inclinarse sobre el mueble que se encontraba frente a mi cuarto, dándome una excelente vista de sus nalgas y un poco de su agujero, resolviendo por si solo mis dudas de si cerrar la puerta o no.
?Que culote tienes ?le dijo Martin y le dio una nalgada muy sonora, pero al madurito pareció gustarle ya que sólo se puso rojo y sonrió.
Entonces Martin se acercó por detrás y lo abrazó, restregándole su enorme pene contra sus nalgas y lamiéndole la nuca, haciendo que el madurito empezara a gemir.
?Espera… espera… aquí no ?le suplicaba entre jadeos, mientras hacía unos intentos torpes por soltarse.
?Te la voy a meter aquí y ahora ?le anunció Martin y pude ver como el rostro de aquel hombre se puso rojo.
Las palabras de mi amigo lo habían encendido.
El cuerpo de Martin se movía ligeramente contra el de aquel hombre, como si estuviera penetrándolo, mojándolo con su sudor y acariciándolo por todos lados.
Entonces aquel hombre se dio vuelta y le plantó un desesperado beso a Martin, con una ansiedad que me pareció bastante exagerada.
Sus manos recorrían el cuerpo de mi amigo como si buscaran algo, apretándolo y acariciándolo por todos lados.
Luego con su boca empezó a bajar por su pecho hasta quedar de rodillas frente a su pene, dándome una espectacular vista de su culito flexionado y semi abierto.
Martin al verlo de rodillas, tomó su pene y empezó a restregárselo por la cara, luego lo tomó de la base y empezó a golpearle el rostro con su miembro, como si le diera de latigazos, lo que parecía excitar más al madurito.
Sin previo aviso, Martin tomó a aquel hombre de sus cabellos y le metió en la boca su pene hasta el fondo, de uno sólo, dándole arcadas de inmediato y dejándolo sin respiración.
Pero el hombre no dijo nada, no se quejó para nada, sólo aceptaba y gozaba.
El pene de mi amigo parecía un delicioso chupetín para aquel señor, un rico helado que nunca se acababa, que nunca se derretía, no importaba cuanto lo chupaba.
Su pene entraba y salía de su boca sin ningún problema.
Por un largo rato aquel hombre le chupó el pene, las bolas y todo lo que tuvo a su alcance.
Su lengua mojó cada rincón de la entrepierna de Martin, sin olvidar ningún espacio.
Entonces mi amigo lo levantó de los hombros, le dio vuelta y lo inclinó sobre el mueble, con el culo blanco al aire.
Luego con ambas manos abrió sus nalgas y por un segundo pude ver su agujero, sólo por un segundo, porque luego Martin enterró su rostro entre ellas y le comió el culo con violencia, como si lo estuviera taladrando con su lengua.
El hombre sólo gemía y gritaba, pero sus gritos no eran nada afeminados y eso me excitaba.
Era un hombre, maduro, hecho y derecho, varonil y fuerte, que estaba gozando mientras le comían el culo… aquella escena era excitante.
No me cansaba de escuchar gemir a aquel hombre, era excitante verlo retorcerse con cada lengüetazo que Martin le propinaba, cada mordida, cada nalgueada que le daba.
Realmente lo estaba disfrutando.
Luego de unos minutos, Martin lo dejó libre y regresó corriendo a su cuarto, dándome nuevamente una buena vista de ese culo blanco, ahora húmedo y dilatado.
Para ser un hombre maduro, ese agujero se veía bastante estrecho y conservado, lo que me excitaba aún más.
Unos segundos después Martin regresó con un condón ya puesto y un frasco de lubricante.
Entonces el hombre levantó la cabeza y pude ver su rostro rojo y sudando.
En sus ojos había lujuria pero también un poco de miedo.
?Despacio… no me penetran hace mucho ?le susurró entre jadeos ?… despacio por favor.
Pero Martin no parecía andarse con rodeos y luego de embadurnarse el pene con lubricante, de un solo empujón se la enterró hasta la mitad, haciendo que el madurito lanzara un grito de dolor que pareció retumbar el departamento.
?Ahhhh… noooo noo por favor… sacalaaa… me dueleee ?gritaba, y con sus manos intentaba empujar a Martin, sin mucho éxito.
?Shh silencio ?le respondía mi amigo y luego de darle una sonora nalgada, de otro golpe se la terminó de meter.
Nuevamente aquel hombre lanzó un grito de dolor desgarrador.
Su rostro estaba rojo como un tomate y hasta parecía que le salían lágrimas por los ojos, mientras intentaba empujar a Martin para que se la sacara.
?Ahhhh… mierdaaa… sacalaaaa… aaaay nooo por favor… sacalaaaa ?le gritaba pero Martin parecía no escucharlo y sólo lo mandaba a callar dándole de nalgadas.
Luego de esperar un tiempo prudente, mi amigo empezó nuevamente a moverse, a meter y sacar su enorme pene de aquel rojo trasero y el madurito empezó a gritar de nuevo.
Después de varios minutos en esa misma faena, me di cuenta que aquella era una dinámica que yo no conocía.
El maduro se quejaba y gritaba, pero no hacia esfuerzos reales por liberarse, al parecer esa era la forma que le gustaba ser penetrado, disfrutaba siendo dominado y tratado como una puta… y estaba seguro de que Martin lo sabía perfectamente y le daba lo que le gustaba… Además de tener un pene enorme y de moverse bien, Martin tenía buena experiencia a la hora de tirarse a los pasivos… había que reconocerle eso.
En un rápido movimiento, Martin le hizo levantar su pierna izquierda sobre el mueble, y sus nalgas se abrieron más, dejándole un mejor ángulo a su pene para entrar y a mí para mirar.
Era embriagante ver ese enorme pene desaparecer entre esas nalgas gordas.
Su agujero se lo tragaba entero.
Mi cuerpo se estremecía de excitación al ver a su ano abriéndose de esa manera para dejar entrar a ese tremendo pene.
Al ver aquello me di cuenta de que los gritos del madurito estaban completamente justificados.
Luego de un rato en esa posición, Martin se la sacó de uno solo, haciéndolo lanzar un grito ahogado muy divertido.
Luego mi amigo lo jaló del brazo, tomó unos cojines del mueble y los arrojó en el suelo, después le indicó que se recostara boca arriba.
De inmediato y muy obediente, el señor se recostó sobre los cojines y levantó sus piernas, dejando su ano disponible para que Martin lo volviera a llenar.
Por un largo rato escuché gritar a aquel madurito y lo vi comerse el pene de mi amigo en varias poses más, hasta que ambos terminaron exhaustos y completamente mojados, entonces cerré la puerta y me quedé con la oreja pegada, para escuchar lo que decían.
?Eres lo máximo ?le escuché decir al madurito mientras se alejaban y el sonido de una nalgada fue todo lo que escuché como respuesta.
Luego de que no hubo más ruido afuera, corrí hacia el baño y me di una buena masturbada para sacarme toda la calentura que llevaba encima, después me recosté en mi cama de nuevo y mi mente volvió a enfocarse en los problemas que traía encima.
Debía afrontar las cosas, no quedaba de otra.
?Hey Mati… ¿Cómo estás? ?pregunté apenas mi amigo contestó mi llamada.
?Hola, bien ¿y tú? ?preguntó de frente, casi automáticamente.
?Bien ?respondí y ambos nos quedamos callados por unos eternos 4 segundos.
? ¿Puede ir a verte para hablar? ?preguntó entonces, rompiendo el silencio.
?Sí, claro ?contesté nervioso, pero entendía bien el porqué de su pedido.
Mati vivía con su madre y su abuela, y seguramente se sentía nervioso o incómodo de hablar de ese tema en su casa.
? ¿Puedo ir ahora? ?preguntó nervioso y suplicante, pero no podía recibirlo en ese momento, ya que Martin aún se encontraba con su madurito.
?Ven en una hora, estoy a punto de cenar ?dije.
?Está bien, te veo en una hora ?dijo y luego colgó.
La siguiente media hora me la pasé mirando a mi techo, pensando en que le diría y esperando a que el maduro se fuera.
Por fin, luego de una larga espera escuché la puerta del departamento cerrarse.
?¿Ya se fue? ?pregunté a Martin al salir de mi cuarto.
?Sí ?contestó él con una sonrisa grande ?, lamento el ruido.
?No te preocupes ?contesté devolviéndole la sonrisa.
Martin y yo intercambiamos historias de nuestro día mientras comíamos algo en la cocina, claro que evité mencionar detalles importantes como que me había tirado a Mati o que lo había visto cogerse a ese madurito.
?¿Mati vendrá? ?preguntó con sus ojos grandes cuando se lo comenté.
?Sí ?contesté con una sonrisa.
Siempre me causaba gracia las ganas que Martin le tenía a Mati.
Desde el momento en que lo vio se quedó prendado de ese culote que tenía mi amigo, lo que hacía mucho más difícil el contarle que ya me lo había comido.
?¿Van a estudiar o algo así?
?Sí, tenemos mucho que repasar ?mentí, tratando de no entrar mucho en el tema.
?Está bien ?dijo luego, cambiado de expresión?, yo saldré a ver a unos amigos, así que no interrumpiré su estudio.
Luego de comer algo, me di un baño y volví a recostarme sobre mi cama hasta que el timbre del departamento sonó y me hizo dar un salto.
Lo más rápido que pude salí de mi cuarto hacia la puerta, pero Martin fue más rápido que yo.
?Hola Mati ?le escuché decir al abrir la puerta, con una voz seductora.
?Hola Martin ?contestó Mati con una sonrisa y luego ingresó al departamento, seguido por la atenta mirada de Martin, quien no perdía detalle del trasero de Mati mientras entraba.
?Bueno yo estaba de salida ?dijo y luego salió.
Mati me saludó con la mano y yo le devolví el saludo de la misma manera, luego nos quedamos en silencio un buen rato.
?Toma asiento, ¿quieres algo de beber? ?pregunté, tratando de romper el hielo.
?No, no… creo que ya bebí suficiente ?dijo, mirándome algo avergonzado.
Luego nos volvimos a quedar en silencio por un momento más.
Era realmente incomoda esa situación.
No quería que las cosas cambiaran con Mati, era uno de mis mejores amigos y no quería perder su amistad.
Debía disculparme con él por lo que pasó y pedirle que olvidemos todo eso.
?Mati, yo… ?empecé a decir pero él me interrumpió.
?Lamento lo de anoche ?dijo de frente, soltándolo como si fuera una bomba?.
Estaba muy borracho y te obligué a hacer algo que no debimos hacer.
Lo siento mucho de verdad, no quise forzarte a nada, debes estar pensando lo peor de mí.
¿Forzarme? ¿Obligarme? Tal vez la borrachera de Mati le había hecho olvidar lo mucho que disfruté penetrarlo o comerme su culito, de repente estando sobrio hubiera sido obvio para él que si yo fuera un heterosexual normal, no le hubiera lamido y mordido el poto de la forma en que lo hice.
?No, no… claro que no ?dije y vi la oportunidad de salvarme y protegerme con su borrachera ?, nunca pensaría mal de ti.
Te acepto como eres y no te juzgo para nada.
?Ese es el problema… No soy gay, o al menos no creo serlo… o no sé ?dijo y bajó la mirada.
?¿Entonces por qué quisiste que te penetrara? ?pregunté, tratando de seguirle la corriente y que terminara de convencerse de que yo era el inocente en todo ese asunto.
?No lo sé, era una curiosidad que tengo hace mucho ?dijo y lo vi ponerse nervioso?.
Desde que era chico mis amigos me molestaban por ser potón.
Siempre me metían mano o me punteaban en forma de broma y nunca lo tomé en serio, me reía con ellos y trataba de no hacerla larga, pero toda esa atención que le daban a mi… cuerpo… me creaba cierta curiosidad.
?Pues sí ?afirmé con una sonrisa?, tienes un trasero bastante bueno.
?Sí… y ?continuó y luego dudó si seguir hablando o no, pero lo hizo ?… cuando tenía 15, una noche me quedé a dormir con un primo mío.
Un primo hermano que en ese tiempo tenía unos 18… y bueno él empezó a tocarme cuando pensó que estaba dormido.
Me acarició las nalgas por debajo de mi bóxer y hasta metió un dedo entre ellas.
No supe cómo reaccionar en ese momento así que sólo me hice el dormido…
Mati se quedó en silencio luego de revelarme esa parte de su historia, pero no se veía afectado, sino algo excitado.
?Desde entonces he tenido la duda de que se sentiría ser penetrado… Vi algo de porno gay una vez y se veía doloroso y pues siempre tuve miedo de intentarlo o de buscar hacerlo con alguien… Además también me gustan las chicas y he tenido sexo con muchas… y me gusta… pero esa curiosidad nunca se me fue…
?Entiendo, es normal tener curiosidad ?dije, tratando de hacerlo sentir mejor.
?Lamento haberme desquitado la curiosidad contigo… Eres mi mejor amigo, te estimo mucho y te tengo mucha confianza, esa es la razón por la que decidí pedírtelo… No quiero que nuestra amistad cambie, no quiero que dejes de ser mi amigo…
Sus palabras me conmovieron bastante.
Mati tenía el mismo miedo que yo tenía, él tampoco quería que nuestra amistad se echara a perder y eso hablaba mucho del cariño que me tenía.
?Claro que no… Seguimos siendo amigos, y seguiremos siendo los mismos de siempre ?le dije y luego lo abracé, dejándome llevar por el momento.
Mati correspondió al abrazo.
?No sabes el peso que me quitas de encima ?dijo al separarnos y luego soltó un enorme suspiro de alivio.
?¿Y cómo te sientes? Tu sabes… luego de hacerlo ?pregunté, dejándome llevar ahora por mi curiosidad.
Mati no pudo evitar sonreír ante mi pregunta.
?Pues me duele un poco hasta ahora je je… y no lo sé… sólo puedo decirte que fue una experiencia rara… Me dolió, pero fue un dolor interesante, relajante… creo que lo disfruté ?contestó, rojo de la vergüenza.
?¿Entonces te gustó? ?pregunté.
?Sí, creo que sí… ?contestó, rojo como tomate? ¿y a ti? ¿Te gustó?
?Pues sí, me gustó mucho.
Eres bien apretado y se siente muy rico.
Mati sonrió y se puso aún más rojito.
?No sé qué pensar, esto me complica las cosas ?dijo y luego bajó la mirada?.
No sé si quiero ser gay… me refiero a que se supone que tengo enamorada… No sé cómo sentirme, la quiero mucho pero no dejo de pensar en esa sensación rica mientras me penetrabas, ni en las otras curiosidades que tengo aún en mi cabeza.
?¿Qué otras curiosidades? ?pregunté, empezando a excitarme.
?Pues aún no sé qué se siente penetrar a otro hombre, como tú dices debe sentirse bien, apretado… también está lo de… hacerle sexo oral a otro hombre… también es algo que me intriga.
Mi cuerpo se estremeció al escuchar sus palabras y mi pene se puso duro como piedra.
?Bueno en lo primero no puedo ayudarte, nunca me han penetrado y no tengo ningún interés en probar ?dije, siendo lo más sincero posible?, pero en lo segundo tal vez pueda, si tú quieres.
Los ojos de Mati se abrieron grandes y luego una sonrisa se dibujó en su rostro.
?¿En serio? ¿No te molestaría? Bueno, supongo que después de que fuiste tú el primero en penetrarme, no habría problema en que fueras el primero también en eso.
?Claro, no hay problema ?dije y sonreí.
?Está bien ?dijo Mati ?, pero vamos a tu cuarto, no vaya a ser que tu amigo regrese y nos encuentre.
?Bien pensado ?le dije y los dos corrimos a mi habitación.
Ambos nos quedamos parados el uno frente al otro sin saber cómo empezar.
Supongo que sin tener alcohol encima era más difícil sexear con mi amigo.
?Bueno… ¿me la enseñas? ¿O quieres que te la saque yo?
?No, yo lo hago ?contesté, algo incómodo por la situación.
Había estado con muchos chicos antes en esa situación, pero con mi amigo todo parecía extraño y nuevo.
Con un poco de vergüenza, me desabroché el pantalón, mirándolo de vez en cuando para observar su reacción.
Luego tomé tanto mi pantalón con mi bóxer y tiré de ellos hasta bajarlos completamente, dejándolos sobre mis tobillos.
Mi pene ya se encontraba erecto, así que apenas lo liberé se alzó como un mástil, con la cabeza brillante, mirando al cielo.
?La tienes de buen tamaño ?dijo, sin dejar de mirarla ?.
Con razón me dolió.
Ambos sonreímos nerviosos.
?Tócala, con confianza ?le dije, tratando de contener la excitación.
?Está bien ?dijo y se acercó lentamente, con las manos extendidas para agarrarla.
Con timidez posó sus manos suavemente sobre mi pene, tomando con su mano derecha la base y mis testículos, y con la izquierda la cabecita.
Luego empezó a bajar y subir, abrazándolo con ambas manos, de forma suave y hasta cariñosa.
?Está hirviendo ?dijo y me miró, sonrojado?.
Es la primera vez que toco un pene que no es el mío… se siente… cálido.
Entonces, sin decir nada, me dio una última mirada y luego se arrodilló frente a mi pene y lo quedó observando.
Con sus dedos empezó a acariciar la cabecita, a jugar con los líquidos que empezaban a salir de ella.
Sus ojos no dejaban de mirar mi pene, parecía hipnotizado, ido, lo cual aumentaba mi excitación.
?Tomate tu tiempo ?le dije?, cuando estés listo.
Mati me observó con una sonrisa y luego volvió su mirada a mi miembro.
?Es grande… no puedo creer que me haya entrado todo eso ?suspiró y luego empezó a acercarse más y más, aspirando el aroma de mi pene y luego sonriendo.
Entonces los centímetros que habían entre sus labios y me pene desaparecieron en un segundo y pude sentir la calidez de sus labios envolviendo mi glande, lo cual me provocó un espasmo de placer que sacudió mi cuerpo.
Sentir sus labios sobre mi pene, su lengua jugar con mi glande y ver su rostro ahí abajo, sus ojos cerrados, su expresión de placer, todo aquello me encendía mucho.
Era increíble como habíamos pasado de ser amigos heterosexuales, a ser amigos con derecho.
Nunca imagine tener a Mati de rodillas, comiéndose mi pene.
Poco a poco, mi amigo empezó a agarrar más confianza y meter más y más mi pene en su boca.
Su lengua se movía cada vez más, jugando con mi pene, acariciándolo y meneándose contra él.
Para ser su primera vez, tenía bastante claro el concepto de una buena mamada.
Entonces Mati se sacó completamente mi pene de su boca y se inclinó un poco más, bajando por mi tronco hasta mis bolas, empezando a lamerlas y morderlas suavemente, como todo un experto.
?Parece que sabes lo que haces ?le dije, sonriendo.
?He visto mucho porno ?contestó, sacándose mis bolas de su boca por un segundo?, además sólo hago lo que me gustaría que me hagan.
Luego de decir eso, volvió a mis testículos, enterrando su nariz entre ellos, aspirando su aroma, sintiendo su textura con la punta de su lengua.
Realmente disfrutaba todo aquello, no podía negarlo.
Entonces Mati me tomó de la cintura y me hizo echarme sobre mi cama, y luego él se puso de rodillas sobre mí, como en posición de perrito, y continuó chupándomela.
La posición era perfecta, ya que justo detrás de Mati se encontraba mi espejo, donde siempre me observaba antes de salir, y el cual ahora mostraba el enorme culo de mi amigo en todo su esplendor, mientras se metía mi pene a su boca… La situación no podía ponerme más excitante.
?¿Qué miras con tanta atención? ?preguntó Mati al verme con la mirada perdida en el espejo y luego de volverse y sonreír al darse cuenta, se volvió nuevamente hacia mí? ¿Te gusta? Déjame ayudarte.
Entonces Mati se desabrochó el pantalón y de un tiro se bajó todo, dejando su culote al aire.
Ahora el espejo mostraba las hermosas nalgas de mi amigo al aire libre, y parte de su rico agujerito.
?Me encanta ?suspiré terriblemente excitado.
Mati continuaba chupándomela y de vez en cuando llevaba una de sus manos a su trasero y se abría una nalga para que yo pudiera verle mejor el agujerito…
No podía negar que mi amigo sabía muy bien como complacerme… eso me encantaba.
?Ya estoy por venirme ?le anuncié luego de un rato, tratando de contener mi eyaculación.
?Vente ?dijo entre chupadas.
?¿En tu boca? ¿Estás seguro?
?Sí ?contestó?… quiero saber a qué sabe…
Entonces ya no pude contener más mi eyaculación y solté todo mi semen en su boca…
La expresión en su rostro fue excelente… una mezcla de confusión y excitación que me encendieron más y que me hicieron perder un poco el control de mi pene, soltando unos cuantos disparos en su rostro y en sus labios.
?Lo siento ?dije, riendo.
?No te preocupes ?dijo mi amigo y luego se puso de pie y se fue al espejo, soltando una carcajada sonora?.
No puedo creer que me vea así… Con la boca y la cara llena de tu semen…
?Ni yo
?Pero… me gusta ?dijo con una sonrisa seductora y luego se fue a limpiar la cara, mientras yo me limpiaba el pene.
Luego de un rato salió del baño como nuevo.
?Como si nada hubiera pasado ?dije sonriendo?, tú sí que eres bueno cubriendo los rastros.
Aún no sé cómo hiciste para deshacerte de esa sabana llena de semen en casa de Antonio.
?¿De qué hablas? ?preguntó confundido.
?Las sabanas que manchaste con tu semen… la hiciste desaparecer…
?Yo no lo hice, pensé que lo hiciste tú… Cuando desperté ya la sabana no estaba…
Las palabras de Mati hicieron que mi corazón se acelerara de golpe.
Aquello sólo podía significar una cosa… alguien más se deshizo de esas sabanas… lo que quería decir que alguien más sabía lo que pasó aquella noche en casa de Antonio… ¿Pero quién?
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