El Cazador – Parte 6
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por johna.2012.
Parte 6 – La Subasta
?La subasta de hoy es todo un tesoro ?exclamó Fabi, usando un tono de voz exagerado, como el de los anunciadores de las luchas libres.
La gente se había reunido alrededor de Fabián, formando un círculo y dejando un espacio entre ellos como de 5 metros de diámetro.
Todos mantenían su completa atención en lo que mi compañero de clases decía, con sus ojos rojos de excitación.
?Su nombre es Mateo y tiene 14 añitos ?continuó y un suspiro de excitación invadió a la multitud, incluso podía escuchar gemidos que se perdían entre la gente ?.
Es un muchachito virgen, deseoso de tener su primera vez con un hombre fuerte y vigoroso que le enseñe lo que es el buen sexo… ¿Quieren conocerlo?
La respuesta extasiada de la gente no se hizo esperar.
Aquellos hombres parecían una jauría de perros salvajes esperando su almuerzo.
Entonces Fabi hizo una señal con su mano y dos enormes hombres vestidos únicamente con trusas diminutas, trajeron cargando un mueble largo de cuero y sobre él se podía observar el cuerpo de alguien, cubierto por sabanas de seda blancas.
Aquel era todo un espectáculo… Era increíble como presentaban a los pasivos como si fueran carne en el mercado.
Ese era un mundo al que había estado completamente ajeno hasta ahora.
Luego de esperar unos segundos prudentes para incrementar la excitación y la ansiedad de su público, Fabián retiró la sabana de un solo tirón y dejó al descubierto el cuerpo blanco y delicado de un muchacho, recostado sensualmente sobre el mueble de cuero negro, usando sólo unos calzoncillos blancos que parecían ser casi transparentes, dejando apenas algo a la imaginación.
Entonces el muchacho levantó su rostro para observar a su público y lo reconocí de inmediato.
Esos ojos marrones claros, ese cabello castaño… y en especial esas pequitas adornando su regordete rostro me resultaron familiares enseguida… su nombre no era Mateo, era Santiago y no era verdad que fuera virgen, ya que me lo había tirado hace poco en su propia casa.
¿A qué venía todo eso? Tal vez era tonto sorprenderme de que Fabián estuviera mintiendo, no debía olvidar que aquello era todo un espectáculo, le decían al público lo que querían escuchar.
La mirada de Santi recorrió tímida el rostro de todos aquellos hombres que lo observaban con lujuria, hasta que sus ojos se posaron en los míos y pude ver que me reconoció, ya que su rostro cambió de inmediato de expresión.
?La subasta empezará en 500 por su primera vez… sólo 500 y podrás desflorar este culo tierno y redondo.
Disimuladamente Santi me hizo un gesto con su mano para que guardara silencio, pidiéndome que no les echara abajo su mentira, lo cual me pareció bastante razonable.
Seguramente el chiquillo sacaría una buena tajada de la subasta y no quería echarle a perder su negocio.
?No sabía que subastaban chibolos aquí ?comentó Pablo, susurrando en mi oído.
?Estoy tan sorprendido como tú ?contesté.
?Hay uno nuevo cada semana ?intervino Tabo, parándose entre Pablo y yo?.
El que ofrezca más dinero se tira al chibolo sobre el mueble, frente a todos los demás… Se podría decir que es el evento principal de la noche, entre otros, claro.
La tranquilidad y normalidad con la que Tabo nos explicaba aquel espectáculo era atemorizante.
No parecían existir límites en aquel depravado lugar.
?Creo que ya es hora de retirarme ?empecé a decir pero una voz gruesa y retumbante acalló mi voz y la de todos los demás en la sala.
?Yo doy Mil ?dijo la voz, haciendo que todos nos volviéramos hacia él, sorprendidos.
Se trataba de un hombre mayor, grande, de aproximadamente 1.
80cm, ancho, moreno, con brazos enormes y piernas como muros de concreto.
Mientras caminaba hacia el escenario, su enorme miembro se balanceaba como péndulo entre sus piernas, dejando hipnotizados a todos, incluyendo a Santi, quien lo miraba con algo de miedo.
?Mil… Tenemos mil… ¿Alguien da más? ?preguntó Fabián, con una sonrisa.
?2 Mil ?exclamó de pronto un hombre con cabellos blancos, no tan alto como el anterior, pero igual de fuerte.
Su miembro también se veía de buen tamaño aunque no superaba al anterior.
?2 Mil… ¿Alguien ofrece…
?¡3 MIL! ?interrumpió el moreno, mirando con cara amenazante al otro.
El hombre de cabellos blancos dudó por un segundo y luego asintió con la cabeza, dándose por vencido, más por miedo que por falta de dinero.
?Muy bien, parece que tenemos un ganador ?exclamó Fabián y todos empezaron a aplaudir.
El hombre moreno se acercó entonces a Santi y le acarició la cabeza con sus enormes manos, haciendo temblar al muchacho, quien lo observaba con los ojos bien abiertos por la sorpresa y el miedo.
Al parecer aquel niño no tenía ni idea en lo que se había metido.
Luego de que aquel hombre moreno, quien luego dijo llamarse Ben, arreglara los asuntos de dinero con la gente de Fabián, regresó hacia el escenario, ante la atenta mirada de todos los presentes.
?Es todo tuyo ?dijo Fabián y luego se alejó.
Entonces Ben tomó con sus enormes manos el pequeño rostro de Santi y le plantó un beso en los labios, metiendo su lengua en la boca del muchacho y mordiéndole los labios hasta hacerlo gemir de dolor, luego lo soltó y de un solo jalón le dio vuelta, dejando sus nalgas al aire, protegidas sólo por la pequeña trusa blanca.
?Pobre chico, ese enorme pene lo va a destrozar ?suspiré más fuerte de lo que quise.
?Yo si me he comido uno así ?dijo Pablo, sonriendo divertido.
Entonces un sonido de desgarro volvió mi atención hacia el escenario.
Al parecer Ben había hecho trizas la trusa de Santi y ahora le comía el culo como poseso, mordiéndole y lamiéndole por todas partes como desesperado, haciendo que el pobre muchacho gimiera y gritara de vez en cuando, no sé si por dolor o placer.
De un solo jalón, Ben puso a Santi en cuatro patas sobre el mueble y enterró su rostro entre sus nalgas, lamiendo y mordiendo todo su agujero.
La gente que observaba, aplaudía y aullaba, animando a aquel enorme hombre a que se comiera bien el culo de aquel pequeño, dándole ánimos, deseando estar ellos en su lugar.
Motivado por los gritos de los presentes, Ben sacó su cara del culo de Santi y empezó a restregarle el pene sobre sus nalgas, luego empezó a darle de nalgadas, primero despacio y luego más y más fuertes, hasta dejar rojas las nachas del muchacho, quien sólo enterraba su cara sobre la almohada, tratando de aguantar el dolor.
?Lo está lastimando ?dije, empezando a sentirme incómodo con todo aquel espectáculo.
Mi idea del sexo siempre fue de placer, un placer mutuo, nunca dolor.
Era evidente que Santi no estaba disfrutando ser nalgueado de esa forma, eso ya no era excitante para mí.
Entonces Ben jaló del brazo a Santi hasta traerlo frente a él y luego con sus manos guió su cabeza hasta su miembro y empezó a darle de cachetadas con su enorme pene, embarrando su rostro con su líquido pre seminal.
?¡Chúpamela putita! ¡Chúpamela! ?le ordenó y el pobre de Santi accedió sumiso, metiéndose como pudo los 19 cm de aquel enorme tubo moreno, duro como piedra.
Un simple cálculo de diámetros era suficiente para darse cuenta que era imposible que Santiago se tragara todo el pene de aquel hombre, pero al parecer éste no pensaba lo mismo y empezó a empujar, sosteniendo la cabeza del muchacho para poder penetrarlo más y más por la boca.
Los gritos extasiados de la gente ocultaban las quejas que apenas podían salir de la boca de Santiago, mientras luchaba por respirar con aquel enorme trozo de carne atorado en la garganta.
Pero Ben parecía no importarle para nada que el muchacho no pudiera respirar, ya que seguía metiendo y sacando su miembro de la boca de Santi, sin ninguna piedad.
? ¿Disfrutas el show? ?escuché de pronto la voz de Fabián junto a mí.
? ¿Cómo puedes permitir eso? Lo está lastimando ?me quejé de inmediato, indignado.
?Él sabía a qué se metía, además le estoy pagando bien.
Sólo tiene que aguantar un poco… estará bien
Su fría respuesta no hizo más que incrementar mi indignación y mis ganas de detener aquel espectáculo.
?¡Fóllalo! ¡Fóllalo! ?empezó a gritar la gente ? ¡Rómpele el culo! ? ¡Llénalo de leche!
Era increíble observar el grado de depravación que demostraban todos en aquel lugar.
La lujuria parecía dominarlos a todos.
El deseo por el sexo era tan fuerte que los convertía en bestias que por instinto sólo querían satisfacer sus deseos básicos.
Movido por la multitud de gente, Ben sacó de un golpe el pene de la boca de Santi, dejando al muchacho sin aire sobre el mueble, tosiendo y tratando de recuperar el aliento.
Su cuerpo se contraía tratando de recuperar su ritmo normal de respiración.
Su piel estaba roja y erizada, señal de que estaba muerto de miedo.
?Ves… ya pronto acabará ?continuó Fabián, sin mirarme.
Entonces Ben colocó a Santi en cuatro patas y le escupió un par de veces en su agujero.
Podía ver el miedo en los ojos del muchacho, pero por alguna razón no se quejaba, no pedía que se detuviera.
?¿No piensa usar lubricante? ¡Lo hará sangrar! ?me quejé, volviéndome a Fabián.
?Es el cliente, pagó buen dinero por su putito, puede hacer lo que se le antoje con él.
Entonces Ben tomó de la cintura al muchacho y puso sus nalgas frente al público y las abrió de par en par, de forma exagerada y brusca, dejando ante la vista de todos el ano rosado y apretado de Santi.
De inmediato la gente empezó a gritar y a hacer ruidos de gemidos y jadeos.
Todos morían por penetrar ese culo rosado y cerrado, todos morían por estar en el lugar de Ben.
Luego de mostrarles el culo de Santi por un rato, para que murieran de envidia, le volvió a dar vuelta, hacia él y puso su miembro entre las nalgas de Santiago, escupiendo un poco de saliva que cayó justo en la enorme cabeza de su miembro.
Luego sujetó al muchacho firmemente de la cintura y empezó a empujar sin contemplaciones, sin detenerse, hundiendo su miembro entre las nalgas de Santi.
?Ahhhhh ?gritó Santi y su grito silenció por un segundo a todos los presentes, quienes al ver su rostro de dolor sólo atinaron a gritar y aplaudir para que aquel hombre siguiera rompiéndole el culo a aquel adolescente.
?¿Te gusta, putita? ¿La quieres toda? ?preguntaba Ben mientras continuaba presionando y presionando, penetrando a la fuerza aquel culo inocente.
Los gritos de Santi no cesaban, las lágrimas empezaron a salir a borbotones de sus ojos pero no pedía que se detuviera, seguía aguantando mientras aquel monstruo le abría el ano a la fuerza.
Luego de luchar por unos momentos con la fricción y la resistencia que ofrecía el ano cerrado de Santiago, el pene de Ben entró por completo dentro del muchacho y la gente empezó a aplaudir su triunfo, ignorando el llanto y los gritos de Santi.
La visión era algo perturbante.
El culo de Santiago se veía pequeño pegado a la pelvis de aquel enorme moreno.
El gigantesco pene incrustado entre sus nalgas se veía más como un brazo que como un pene.
Entonces Ben, de un solo tirón, sacó todo su pene del culo de Santi y este soltó un terrible alarido y luego cayó sobre el mueble, respirando agitadamente.
El pene de aquel hombre se encontraba manchado por la sangre del muchacho, pero en lugar de causar horror entre los invitados, todos aplaudieron y le animaron a seguir penetrándolo.
Entonces Ben volvió a tomar de la cintura a Santi y lo giró hacia el público.
Luego abrió sus nalgas ensangrentadas todo lo que pudo, dejando a la vista de todos el ano abierto del muchacho.
El enorme pene había dejado el agujero de Santi como una boca que parecía no querer cerrarse.
La gente volvió a volverse loca al ver aquel espectáculo, y continuaron animándolo a seguir.
?¡Follalo! ¡Follalo! ?siguieron gritando ? ¡Métesela de nuevo!
Entonces Ben le dio vuelta al cuerpo de Santi, como si se tratara de un muñeco, lo recostó sobre su espalda en el mueble y colocó las piernas del muchacho sobre sus hombros.
El rostro de Santi lucía demacrado, pálido.
?¡Es suficiente! ¡Detén esto ahora! ?le ordené a Fabián, pero este sólo sonrió, sin hacerme caso.
Entonces di un paso hacia el frente, con dirección al escenario, decidido a acabar con ese abuso, pero dos pares de brazos fuertes me sujetaron de mis brazos y me obligaron a quedarme quieto.
?¿Qué hacen? ¡Suéltenme! ?ordené, pero ambos me sostenían con fuerza, haciéndome imposible soltarme.
?Te dije que el cliente puede hacer lo que se le plazca.
No puedes intervenir.
?¿Dejarás que siga lastimando a ese niño? ¿Acaso estás loco?
?Él sabía a lo que se metía ?dijo fríamente.
El ruido de la gente aclamando aquella violación ocultó mis gritos y mis esfuerzos por zafarme, por lo que el show continuó a pesar de mis quejas.
Ben escupió un par de veces sobre el agujero abierto de Santi y luego le metió de un solo golpe sus 19 cm de pene duro, haciendo que el rostro del muchacho se contrajera y soltara nuevamente un grito desgarrador que fue de nuevo ignorado por todos.
Sin compasión alguna, Ben empezó a penetrarlo, a moverse violentamente dentro del muchacho, sin importarle sus gritos de dolor.
Aquel enorme pene entraba y salía de Santiago con rapidez, provocando que más y más hilitos de sangre escurrieran de su adolorido ano.
?¡Ya no por favor! ¡DETENTE! ¡DENTENE! ¡POR FAVOR! ?gritó Santi por primera vez y empezó a intentar zafarse de las manos de Ben, empujando su cuerpo para librarse de aquel enorme pene, pero sus esfuerzos eran en vano.
Aquel moreno enorme lo tenía bien agarrado y era mucho más fuerte que él, no tenía ninguna oportunidad de escapar.
?¡Ya noo! ¡Por favor! ¡Sacalaaa! ¡Por favor! ?continuó rogando sin detenerse, con una angustia y desesperación que me rompían el corazón.
¿Cómo podían permitir tal abuso? ¿Acaso nadie pensaba intervenir?
Entonces, cansado de los intentos de escape de Santi y de escuchar sus quejas, aquel enorme hombre le propinó un puñetazo en el rostro que lo dejó semi inconsciente y en silencio, mientras él continuaba violándolo.
?¡Déjenme ir! ¡Lo va a matar! ¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ?gritaba pero por más que luchaba no podía zafarme.
?Detengan esto, por favor ?intervino Pablo, pero también fue ignorado.
?Me decepcionas ?dijo entonces Fabián, mirándome con frialdad ?, pensé que serías más avezado.
Las palabras de Fabián me indignaron más de lo que ya estaba, haciendo hervir mi sangre.
¿Qué clase de persona era?
Entonces los hombres que me sostenían me soltaron de pronto y casi caigo al suelo.
?Te dije que terminaría pronto ?dijo Fabián y luego se volvió hacia el escenario, donde aquel hombre moreno se encontraba con el pene al aire, cubierto de leche blanca y espesa.
La gente no dejaba de aplaudir y gritar animando a su héroe, mientras este sonreía triunfante y satisfecho, sin darle ni siquiera una mirada al cuerpo de Santi que yacía inmóvil sobre el mueble, cubierto por su semen.
Sin esperar un segundo más, corrí hacia donde se encontraba el muchacho y empecé a revisar si continuaba consciente y sorprendentemente aún lo estaba.
?No te muevas ?le dije y no supe que más hacer.
?Hazte a un lado ?ordenó Fabián ?, mi médico lo revisará.
De inmediato me puse a un lado, pero no perdí de vista al muchacho ni un segundo, temiendo que aquel supuesto médico le hiciera algo.
?Iré a traer nuestra ropa ?le escuché decir a Pablo.
?Casillero 32 ?le dije, sin volverme a mirarlo para no perder de vista a Santi.
Luego de revisarlo, el medico se volvió hacia Fabián y asintió con la cabeza.
?Se pondrá bien ?dijo tranquilamente.
?Igual me lo llevaré ?dije con firmeza, esperando alguna reacción de su parte, pero no hubo ninguna.
Sin esperar a decir algo más levanté al muchacho y me lo llevé hacia los casilleros, donde había dejado mi ropa, encontrándome con Pablo saliendo del lugar.
?Toma ?dijo entonces uno de los hombres de Fabián, entregándome una bolsa con ropa dentro y un pequeño sobre ?, la ropa de Mateo ?continuó, mirándome con cara de pocos amigos.
En tiempo record, los tres nos vestimos y salimos de aquel horrendo lugar lo más rápido que pudimos, suspirando aliviados cuando por fin estuvimos en la calle.
? ¿En qué estabas pensando? ?le resondré a Santi apenas recuperé el aliento.
?No lo sé… Estaba caliente y necesitaba dinero, no pensé bien las cosas ?dijo, con rostro adolorido.
?Pudiste haber muerto… ¿Lo sabes? ?continué, mirándolo ásperamente.
?Ya no seas tan duro con él, creo que se siente ya bastante mal ?intervino Pablo.
El rostro magullado y adolorido de Santi terminó por ablandarme y me tranquilicé un poco, aunque aún no estaba seguro de que iba a suceder ahora entre Fabián y yo.
Luego de ver su verdadero rostro, no podría estar tranquilo.
?Por favor, no puedo regresar a mi casa así, mi mamá se preocuparía y llamaría a la policía.
¿Puedo quedarme en la tuya? ?me preguntó
?Puedes quedarte con nosotros ?intervino Pablo con una sonrisa?, el departamento de mi amigo es grande y está a sólo unas cuadras de aquí.
No creo que le moleste.
La idea de Pablo parecía la más lógica, especialmente porque mi departamento estaba bastante más lejos y además tenía un compañero de depa muy preguntón y para ser sincero no quería contarle sobre el lugar en donde había estado.
Lo único que quería era olvidar que alguna vez fui allí.
? ¿Está bien? ?le preguntamos a Santi y él accedió.
En unos minutos, a bordo de un taxi, llegamos al mencionado apartamento.
Un par de minutos después estábamos ya tocando la puerta.
? ¿Pablo? ¿Qué pasó? ?preguntó un joven blanco y simpático que me hizo desconcentrarme por un momento de lo que estaba pasando.
?Ahora te cuento todo ?dijo Pablo mientras nos invitaba a todos a entrar?.
Chicos, él es Adrián.
Adrián, ellos son Santiago y Alex.
Nos presentó de forma rápida, tanto que no me dio tiempo para estrechar la mano de Adrián, a quien moría por tocar en ese momento.
Mientras Pablo le relataba lo sucedido, dándole explícitos detalles que me parecieron innecesarios y me hicieron sentir algo avergonzado, yo me la pasé observando el bello rostro de Adrián, fijándome en cada una de sus expresiones al escuchar la historia.
Era un muchacho muy guapo y tenía un cuerpo muy rico.
No fue hasta que se puso de pie para invitarnos algo de tomar que pude ver el par de nalgas que se cargaba… Llevaba puesto un buzo plomo ceñido a su cuerpo que dejaban claramente ver que tenía un culo perfecto, redondo y firme.
No había duda que aquel era un espécimen hermoso en todo sentido.
?Claro que puedes quedarte aquí ?dijo Adrián al final de la historia, mirando con pena a Santi?.
A Cristian no le importará en absoluto.
De pronto la puerta del departamento se abrió y un joven alto, moreno y muy guapo apareció por la puerta, lanzándonos una mirada de confusión que se vio muy cómica.
? ¿Qué sucede? ?preguntó el recién llegado y de inmediato Adrián se puso de pie y fue hacia él.
?Ahora te lo explico ?dijo y luego le plantó un tierno beso en los labios que acabó por completo con las ilusiones que me estaba haciendo de comerme aquel culito.
Luego de una rápida explicación y una más rápida presentación, me enteré que aquel moreno guapo era Cristian, el novio de Adrián, y que ambos llevaban viviendo juntos en ese departamento por ya un buen tiempo.
Al parecer el padre de Cristian los apañó para que pudieran vivir juntos, algo que me sorprendió bastante y me dio algo de envidia también, no sólo por la suerte que tenía Cristian de tener un padre así de openmind, sino también por tener un culito como el de Adrián a su disposición día y noche.
?Hacen una linda pareja ?comentó Santi, con los ojos brillando de emoción y no podía culparlo, era raro ver una pareja feliz y estable en estos días; al menos yo no conocía ninguna, todo lo que conocía era sexo al paso, satisfacción momentaria, ni siquiera yo había estado cerca de tener una pareja, todas las personas que me habían gustado lo suficiente para intentar algo habían resultado ser una decepción.
?Bueno ya es hora de irme ?dije, sintiéndome cansado por todo lo que había pasado esa tarde.
?No te preocupes, Santi estará bien con nosotros hasta mañana ?dijo Adrián, con una sonrisa que me cautivó.
?Regresaré por la mañana a ver como sigues ?le dije, acariciando el rostro de Santi.
?Gracias por todo ?dijo, mirándome con ternura?, en serio.
?No hay de que, bonito.
Luego de despedirme de todos, salí del edificio y empecé a caminar calle abajo, buscando alguna avenida donde poder tomar algún tipo de transporte, pero por más que caminaba lo único que encontraba eran más calles pobremente iluminadas.
Entonces con el rabillo de mi ojo pude ver a un auto acercarse por detrás de mí, avanzando lentamente, como si estuviera siguiéndome, lo que hizo que mis pelos se pusieran de punta.
No sólo me encontraba en una zona que no conocía y casi completamente oscura, sino que no había ni un alma alrededor.
A pesar de que había la posibilidad de que no me estuvieran siguiendo y que fuera sólo paranoia mía, decidí apresurar el paso y doblar en la siguiente esquina lo más rápido posible, pero justo cuando estaba por cruzar una sombra se me atrevesó y el golpe me lanzó al suelo.
Mi piel se puso de gallina al darme cuenta que me encontraba en el piso y que estaba a la merced de quien sea que me haya estado siguiendo.
Estaba a punto de entrar en pánico cuando sentí un aroma familiar en el ambiente.
? ¿Turbinita? ¿En serio? ?La voz también me sonó familiar?.
En verdad debes empezar a prestar más atención por donde caminas.
?¿Armando? ?dije aún en el suelo ?¿Qué haces aquí?
?Salgo de visitar a mi madre… ¿Tu qué haces aquí? ?contestó ayudándome a levantarme.
?Vine a visitar a unos amigos.
?No deberías caminar solo por esta zona.
No es seguro ?dijo, luego dio un vistazo alrededor y se volvió nuevamente hacia mí ?.
Mi auto está a la vuelta, te llevaré a tu casa.
La idea de irme con él me parecía la opción más segura, especialmente porque aquel auto que me seguía continuaba estacionado a unos metros de nosotros.
Dudaba que Armando tuviera malas intenciones conmigo, ya una vez dormí en su departamento y no hizo nada.
No tendría por qué hacer algo malo ahora.
?Está bien ?contesté con una sonrisa que fue automáticamente correspondida.
Mientras caminábamos hacia su auto, mire de reojo al auto que me seguía, y este continuaba estacionado en el mismo lugar, sin moverse.
¿Habrá sido mi imaginación?
Luego de dar varias vueltas en su auto, conversando de trivialidades, por fin llegamos a una zona de la ciudad que ya reconocía, pero que estaba en la dirección contrataría de mi casa.
?¿A dónde vamos? ?pregunté?, pensé que me llevarías a mi depa.
?Y lo haré, pero primero tengo que hacer una pequeña parada… No te molesta, ¿Verdad?
?No, claro que no ?dije, sin tener mucha opción realmente.
Un par de cuadras más allá, Armando bajó del auto e ingresó a una pequeña casa en una esquina, estuvo ahí por un par de minutos y luego salió nuevamente, con una sonrisa en su rostro.
?Listo ?dijo, subiendo al auto?.
¿No quieres hacer algo ahora? La noche aún es joven.
Su propuesta me tomó desprevenido.
Nunca pensé que me hiciera una pregunta como esa, pero la idea de salir con él, para mi sorpresa, no me desagradó en lo absoluto.
? ¿Ahora mismo? No lo sé, me encuentro muy cansado y estresado.
No creo tener ánimos para ir a una disco o tomar algo.
?uhmm ?murmuró por un segundo y luego su rostro se iluminó nuevamente con una sonrisa?, conozco el lugar indicado entonces.
Y luego sin decir nada más manejó por un momento por entre pequeñas calles oscuras hasta llegar a un edificio alto con un cartel luminoso que decía: “Sauna”
?¿Un Sauna? ?exclamé entre confundido y algo excitado.
La idea de ver a Armando semidesnudo me prendía de alguna forma.
?Sí, te encantará.
El primer masaje va por mi cuenta.
Sin que pudiera negarme, y sinceramente sin querer hacerlo, ambos bajamos del auto como por instinto.
Mi corazón palpitaba rápido y fuerte mientras cruzaba la gran puerta de entrada, no sé si de miedo, nervios o excitación.
Era muy extraño lo que sentía en ese momento.
No tenía idea de porque reaccionaba de esa forma o porque aquel hombre tenía ese efecto sobre mí, de lo único que estaba seguro era de que quería ver a donde me llevaba todo eso.
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