El Chico de La Motora
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fui un chico, de piel blanca, pelo negro, ojos color miel. Siempre fui fuerte, o sea no era delgado, ni gordo, sino ancho de espaldas, de muslos y piernas bien torneadas. Mi trasero sobresalía en mis pantalones y llamaba la atención a más de uno. Quizás por esa razón desde hacía par de años, ya había conocido el sexo gay y sabía el placer que se siente entre dos varones, cuando ambos están de acuerdo, en gozarse. Más siempre esas primeras y espóradicas relaciones habían sido con amigos de dónde vivía y un primo…que apenas uno que otro, ni se venían aun.
Sucede que cerca de mi casa, vivía una pareja de esposos, a la cual frecuentaba un joven que siempre llegaba en una lujosa motora, con su casco, vestido en apretados jeans, y estrechas camisas, que dejaban ver su musculatura. Se le marcaba un sugestivo bulto o paquete entre sus piernas y definido cuerpo. Desde que yo me di cuenta de lo bueno que estaba aquel muchacho, no dejaba de perder oportunidad de verlo, y hasta fantasiaba con él, cuando me bañaba y me tocaba mis partes, ustedes entienden a lo que me refiero. Llegó un momento, en que no entendía que me sucedía con aquel joven, al que nunca le había hablado, ni él a mi, por que de repente cuando estaba en mi casa o cerca jugando con los vecinos, y escuchaba el sonido de la motora llegar, mi corazón se me quería salir del pecho!
Un día estaba yo en casa de esos vecinos, ayudando a la señora a mover un mueble de la sala, cuando él llegó. Ya yo había escuchado el ruido de su motora al llegar, y volví a sentir aquella sensación de temblor en mi cuerpo y mi corazón lo sentía en mis oídos. Inocente al fin no entendía esa mi reación, pues yo no lo conocía. Cuando entró por la puerta saludó a la vecina diciéndole, -Tía bendición!- Así supe que era sobrino de ella, me miró y me sonrió…sentí que el calor subía por mi rostro y me martillaba más fuerte el corazón en los oídos! Yo sonreí nerviosamente y Doña Marta mi vecina, le dijo: Eric él es Harrito, vive aquí al lado. Inesperadamente el chico se me acercó y me tocó los cabellos lacios, revolcando mi pelo y dijo: -Sí tía, ya yo he visto este nene por aquí- Querido léctor, si alguno ha pasado una situación similar, sabe lo que yo sentía, como temblaba de emoción…que la voz no me salía. (Que tonto yo!)
Esa tarde lo conocí, era muy simpático, amable, cariñoso y reía a carcajadas. Sí noté que se sobaba mucho su paquete, al su tía no estar viendo, me miraba y sonreía. Pero ahora entiendo, que es que yo no le quitaba la vista de aquel montón que se levantaba en su entrepierna, por eso me daba cuenta… de como se lo tocaba y él, también notó como yo me lo devoraba con la mirada. No encontraba como irme de allí, es entonces cuando Eric me dice; que si quiero dar una vuelta en la motora con él, para que sienta que bueno es. Le dije que tenía primero que pedir permiso, casi ahogandome al hablar. Fui a casa, era dos casas luego y pedí permiso. Mi madre protestó por los accidentes, que si me caía, pero al fin la convencí y me dijo que sí.
Eric me dió otro casco extra que llevaba en su motora, me ayudó a ponermelo, se montó y yo detras de él…arrancamos. No lo podía creer!!! Yo abrazado a la cintura y espalda, de aquel joven que me tenía extásíado! Sentía miedo, por que nunca me había montado en una motora, pero a la vez estaba feliz. Luego da dar varias vueltas, Eric me llevó a un descampado en un cerro alto de mi ciudad, dónde la vista al mar lejano, es afrodisíaca, bella. Allí nos bajamos y noté que Eric tenía el bulto más prominente que antes, o sea asumí que tenía la verga erécta y lo miré con descaro. Entonces él habló: -Harrito te gusta este motón, que tengo aquí? (Agarrandose el paquete) Yo sentí que el mundo se me venía encima, estaba neviosisímo…y baje mi cabeza. -Papito, no te asustes, al contrario, me encanta que me veas, como a mi me gusta ese culazo, que se ve tan apetitoso en ese pantaloncito- Y acto seguido, se me acercó y comenzó a tocarme las nalgas. Por instinto yo me viré de espaldas a él, sin decir nada, nada y me apoyé en el asiento de la motora. Eric entonces se pegó a mi trasero, refregando su paquete entre mis nalgas, la cuales yo paré más, para hacerle más fácil sus embestidas, por encima de mi ropa. -Nene que rico culo tienes, yo sabía que te gustaba esto, por que no dejabas de mirarme la verga, en casa de mi tía y si quieres es toda tuya, para ti solito- Así me decía con voz entrecortada, y su respiración tan junto a mi nuca, me tenía loco. Me decidí y le dije algo, que todavía nunca yo, había dicho a nadie, le contesté: Sí Eric, quiero verte la verga, quiero tocarla.
Eric entonces me dijo, que fueramos a unos arbustos, muy frondosos que había en el interior dónde estabamos y allí nos dirigimos en la motora. Tan pronto llegamos Eric, se quitó la ropa, la camisa, los pantalones y el boxer… wow que tremenda pinga salió de allí! Era grande, gorda y cabezona… de solo él echar el cuero hacía atrás, salió aquella cabezota que invitaba a mamarla urgentemente. Su cuerpo un espectaculo, y yo un simple chiquillo… mirando aquel monumento desnudo! Me dijo que aquel sitio era seguro, que nadie iba a ese lugar de día, que solo de noche; a veces iban parejas a hacer el amor. Que me calmara, al notar que yo estaba bien nervioso. Tomó mi mano y la puso en su verga que apuntaba al cielo, de lo dura que estaba, comenzé a bajarla y a subirla. Eric me dijo que le escupiera la cabeza, para que resbalara y no le molestara…perdí el miedo y en vez de escupirla, me metí a la boca la cabeza, la mojé toda y chupé fuerte aquel manjar. Eric, suspiró un -ahhhhhhhhh que rico, que rico- Y yo seguí mamando. -Espera papito me dijo Eric, y con su ropa hizo como una cama en el cespéd, y se acostó ahí. -Quitate la ropa- me pidió. Yo dudé pero quería estar con aquel hombre joven, que era mi desvelo. Me desvestí dándole la espalda…y Eric, gritó -Ave María, que clase de culo me voy a comer hoy!- Yo no quería que él viera mi pinga, que era más pequeña que la de él, por mi edad. -No te tapes papi, que somos uno para el otro- me dijo el chico y yo me tiré al suelo con él y comenzé a tragarme aquella verga con verdadero gozo, le masajaba las bolas grandes y bajaba y subía con mi boca, por todo el tronco de su verga. Eric gemía, y me decia que que caliente yo lo ponía, que mamaba mejor que una mujer, que si seguía así, se iba a venir más rápido.
Comenzó a mojarme mi oyito con saliva, a tratar de meterteme los dedos, yo gemí de verdad cuando uno de sus dedos, penetró mi esfinter…-Ahhhhhhhh, Eric, dale suave, suave…le dije-. Me preguntó que si ya me habían cogido y yo sin temor, le dije que si, pero que con amigos que las vergas eran como la mía, no una vergota como la de él; de grande y gorda. -Ah me contestó Eric, por eso sabes ya mamar tan divino-, mientras se ahogaba en gemidos, según yo le metía la puntita de mi lengua, por su ranurita de orinar… No se me encanta, hacerle eso a las vergas! Degustarlas, gozarlas desde muy chico.
Eric siguó trabajando mi culo y dilatándolo para lo que venía. Me puso en cuatro y me pidió que me abriera bien de piernas y con mi culo al aire, me lo comenzó a mamar, su lengua hacía delicias en mi dilatado ano, haciendome chillar de placer. Le comenzé a menear el culo, que él se volvió loco de deseos, -Nene rico no puedo más, te voy a clavar!!! Y con el pene bien ensalivado, comenzó a metermela, la cabeza se fue fácil, pero cuando el grosor empezó a entrar, sentía dolor y lo aguanté con mi mano hacía atrás, -Sacála, sacála Eric, que me duele, me duele mucho….- -Harrito yo me quedo quieto, cuando te pase el dolor, me avisas y yo sigo entrando- Así seguimos y entre descansos y quejas mías, me la enterró completita, -Ayyyyy Eric, no te muevas, ahhhhhh- Pero mi amante ya no escuchaba nada, lo embargaba el placer y comenzó primero suave el mete y saca….luego fuerte, duro y yo cuando me acostumbre aquel enorme pene, mi primer verga de hombre joven, fue que se me quitó el pudor completamente y comenzé a gozar también.
Ayyyy Eric, que rico, me gusta, me gusta…gemía yo, aunque sentía como que me dolía hasta el estómago, según me taladraba aquel macho tan ardiente. Sudabamos copiosamente ambos, y nuestros cuerpos emitían un chas, chas, chas, al encontrarse. Eric me besaba la nuca, las orejas y de repente gritó, Harrito, mi vida coge toda mi leche, cogéla toda y me penetró hasta el alma, viniéndose dentro de mi culo! Sus fuertes manos, me apretaban y se aferraban a mi cogiéndome por mis muslos. Que rico sentí! Me sentí deseado, querido. Palpé que hize disfrutar a un hombre mayor que yo, que parecia un dios griego, de lo bueno que estaba, y fue mio! Yo me la jalé y comenzé a botar, mucha babita, más espeza… aun yo no me venía bien. por la edad. Como la verga de Eric aun estaba en mi interior, al yo apretar el culo, Eric deliraba de placer, diciendo que le exprimía la pinga. Cuando terminamos, nos limpiamos y juramos que nadie sabría nada de eso, que era nuestro secreto.
Eric me dijo que me necesitaba, que como hacíamos para seguir saliendo. Yo no sabía que decir, solo le contesté que cuando él quisera, que me llamara en mi casa, que mi madre era buena gente y yo pedía permiso. Wow, que dolor tenía en mi culo, pero que gustazo me dí con aquel macho tan rico. Esa fue mi primera de muchas veces con Eric. Fue el primer hombre echo y derecho, que me enseñó todos los placeres, entre dos varones. Con él aprendí a besar y amar! Una de mis historias muy reales, nada de fantasía ni ficción. Esto lo viví en mi carne.
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