El chico de los jugos.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Megustannenes.
El chico de los jugos.
En el relato pasado me había descrito como una persona atlética, se debe a que asisto con frecuencia a un gimnasio cercano a mi casa; a unas cuantas cuadras, entre mi casa y el gimnasio abrieron un local donde se venden jugos y licuados con proteína y esas cosas, comencé a ir tanto que ya hasta me había hecho buen amigo de doña Marí, la señora que atiende ese lugar.
Cierto día al salir del gimnasio me dispuse a pasar por mi ya cotidiano licuado, vestía un short negro pegado, una playera de resaque negra y una sudadera gris, al llegar, saludé levantando un poco la voz:
– Buenos días doña Marí.
!! Para mí sorpresa, un chavo de facciones finas me contestó!
– Buenos días señor, que se le ofrece?
Lo sutil de su voz inmediatamente me atrapó, su rostro suave, nariz perfilada, labios gruesos y ojos grandes me cautivaron, su piel era morena y aparentaba unos 20 años, delgado, 1.
70 aproximadamente, me quedé perplejo admirando aquel muchachito que me cautivó, el volvió a preguntar:
– Que se le ofrece señor?
Titubeante le contesté!
– Perdón, no está doña Marí?
– Está enferma y mi mamá me mandó a cubrirla.
– Umm, espero se recupere pronto, me puedes preparar un licuado por favor?
– Si claro.
Mientras lo preparaba, no dejaba de mirarlo, vestía un pans y sudadera gris con una camiseta blanca, se le veían unas nalgas pequeñas pero redonditas y me imaginaba tocándolas y apretándolas, ahí estaba yo como pendejo admirando ese culito que se contoneaba de un lado a otro mientras preparaba licuados.
– Y que es de ti doña Marí?
– Es mi tía.
– Eres un chico muy amable al apoyarla, cómo te llamas?
– Gracias, me llamo Manuel – Me dijo dándome el licuado, me regaló una hermosa sonrisa, nuevamente quedé pasmado, todo lo que hacía, sus gestos, su risa, su rostro, cuerpo, forma de caminar me apendejaba y estoy seguro que se dio cuenta de eso.
– Mañana nos vemos, ok? – Su voz cambio de tono y de una forma pícara, casi con un poco de lujuria me contestó.
– Aquí lo espero para darle su licuado! – Me dijo, lanzando una mirada a mi entre pierna
Pinche mocoso pensé! No podía creer la forma en que me ponía nervioso, estaba tan fuera de mí, que no me di cuenta de la erección que me provocó, se marcaba tanto en el short pegado que traía puesto, que rápidamente me cubrí con la mochila donde cargo todo lo necesario para el gym, el solo soltó una pequeña risa, di las gracias y me fui apenado, en el camino no podía dejar de pensar en él y nuevemante una erección aparecía.
Llegue a mi casa y lo primero que hice fue hacerme una puñeta a salud de ese pinche mocoso, me lo imaginaba mamandome la verga y hundiéndosela hasta el fondo de su interior, en instantes descargue chorros de Lefa caliente, quedé satisfecho y seguí con mis labores cotidianas.
El día se me hizo largo, ya quería que fuera de mañana para volver a ver a ese chavo que me tenía tan loco, realice la rutina los más rápido que pude y literalmente salí corriendo del gimnasio, llegué al local, saludé y otro chico salió del fondo del local, se despidió de Manuel, una sensación extraña me invadió, no podía creerlo, estaba sintiendo celos de un pinche mocoso al cual apenas acababa de conocer, mi molestia fue evidente, le hablé toscamente a Manuel.
– Me preparas mi licuado!!
– Claro señor, pero que tiene, que le hice?
– Nada, porque?
– Me está hablando como si estuviera molesto por alguna razón conmigo.
– Para nada o que tengo que hablarte con amor??
– Jajaja como quiera, ya sé que lo pongo al cien para que se hace buey!!
Se convirtió en otra persona cuando comenzó a hablarme así, el chavito tierno e inocente se había ido para dar paso a otro completamente diferente.
– La neta me gustó verle la verga parada y apretada dentro de su short, se le marcaba bien rico, con ganas de darle una mordida, no quiere pasarle para acá?
Su proposición me saco de onda.
– Y si llega tu tía o alguien?
– No llega nadie! Si le da miedo ahorita cierro un rato!
– Miedo de que o que? Jaja envalentonado le contesté, no podía permitir que me intimidara, me pase detrás de la barra y me indico que lo esperara en la parte trasera, había un muro que separaba la barra y tenia un cristal traslúcido desde el cual podías ver hacia afuera pero no al contrario, había un camastro y un pequeño baño, yo me sentía incómodo, tal vez nervioso por la situación que se me estaba saliendo de las manos!
Escuché que bajo la cortina y en pocos minutos ya estaba de regreso, nos miramos a los ojos y un ambiente tenso inundó el espacio, ninguno sabíamos cómo comenzar, apenas nos conocíamos y la situación era rara, decidí acercarme y acariciar su mejilla con mi mano, la deslicé hacia sus labios, él abrió la boca y lamió mis dedos, metí un par de ellos y él los chupo deliciosamente, acerque mi rostro y le di un largo beso, mientras nos besabamos la intensidad aumentaba, le acariciaba las nalgas, estaban duritas, el me masajeaba la verga que ya la tenía como palo, le quite la sudadera y después la camiseta, su pecho demasiado fibroso para lo delgado que estaba, con ayuda de sus pies se quitó los tenis, le baje el pans y me ayudó a quitarlo completamente con sus pies, también me desnudó y quedé solo con el short y el con boxer, mi verga estaba como carpa y con rastro de abundante precum, me besó el cuello y me mordió el pecho, las tetillas el ombligo lo cual me provocó cosquilleo, me bajo el short con todo y boxer, mi verga salto orgullosa, la tomo con su mano derecha y la engulló completamente, con su mano izquierda me agarraba de las nalgas para aferrarse a la mamada, se la metía hasta el fondo y de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas, yo me limité a disfrutar, gemía un poco y mi respiración se entrecortada cuando él me daba pequeños mordiscos en el glande, le ayudaba empujando su cabeza para metérsela hasta el fondo, en un momento enloquecido, empujaba tanto que le provoque ruidosas arcadas, lo levanté y volvimos a besarnos mientras caminabamos hacia el camastro, lo recosté y le lamí cada parte de su cuerpo, su piel se erizó, le baje el boxer y su verga aún estaba un poco flácida pero también con bastante líquido, me inque, eleve sus piernas sobre mis hombros, le lamí los huevos, su próstata, las ingles y poco a poco me fui acercando a su ano, aque horificio rodeado por pequeños bellos delgados, su olor me volvió loco, a limpio, rico, comencé a darle pequeños lengüeteos, le rodeaba Con mi lengua el ano y trataba de meterla lo más que podía, su cuerpo se tensaba y jalaba de mi cabello, gemía como putita y me decía;
– Así papi se siente riquisimo
– Te gusta?? Así te quiero tener como mi putita!
– Si me encanta, hazme lo que quieras, soy tuyo!
Comencé a meterle un dedo, hacia movimientos circulares, para mi sorpresa su culo se amoldo rápidamente, pensé que no habría necesidad de dilatarlo más, me levanté y apuntando la cabeza de mi pene hacia su orificio presione lento, entro fácil y la presión se hizo más fuerte, sentía como el cuerpo de mi verga se deslizaba entre las paredes de su recto, sus gestos eran de dolor y gozo, sus gemidos eran ricos, se sostenía sus pies para elevarlos más y la penetración fuera más profunda, mi pelvis finalmente chocó con sus testículos, me mantuve unos minutos para después dar paso al mete-saca, con el paso de los minutos el vaivén se hizo cada vez más fuertes y con el también los gemidos, se escuchaba el choque de sus nalgas con mis piernas, era fabuloso ver como mi verga entraba y salía de su interior, cada vez me pedía más, que se la metiera hasta el fondo y más fuerte, sudabamos y gemiamos como animales, me lo cojía lo más fuerte que se podía, pensé, así cojemos los hombres! Enloquecido lo levanté, lo gire para que me diera la espalda, se inclinó posando sus manos en el piso y nuevamente lo penetre, su ano estaba bien abierto y muy rojo por la cogida que le estaba dando, no me considero muy vergon, pero al parecer lo estaba lastimando porque a cada embestida el se sacaba.
– Espérame me duele.
Hice caso omiso y continúe taladrandolo, se sacaba cada vez más, se la saqué y me recosté en el camastro, le ordené que se montará sobre mi para que el disfrutará a su antojo, se subió, se acomodó mi verga en la entrada de su ano nuevamente, se le fue como agua, subía y bajaba intensamente, en sus mejillas sonrojadas y la forma de morderse los labios se notaba la satisfacción que le provocaba la cogida, tome su pene con mi mano y comencé a masturbarlo, gemía cada vez más fuerte y en instantes un grito ahogado se escuchó para dar paso a la abundante eyaculación, su semen alcanzó mi pecho, cuello y mentón, su ano se contraía como queriéndome aprisionar, se detuvo un poco con mi verga aún adentro, movimientos circulares comenzaron de nuevo, mi verga estaba a reventar.
– Dónde quieres que termine?
– En mi cara, lléname la cara con tus mecos.
Lo dijo convencido y alocado por el clímax de la cogida, sentí que terminaría pronto, le ordené quitarse y mantenerse incado, se la metí en la boca de nuevo, su mamada era desesperada, intensa, sentía la succión violenta, como queriendo secarme los huevo, mis piernas se erizaron, le tome de la cabeza y se la enterré hasta el fondo, la eyaculación era inminente, se la saqué y su rostro comenzó a llenarse de mi Lefa, el abría la boca y un poco caía dentro de ella para volver a lamerlela, continuó mamandomela, yo se la sacaba y limpiaba el semen de su rostro para volver a meterla en su boca, fui perdiendo flacidez, me la dejo completamente limpia, lo levanté y nos fundimos en un beso apasionado, estábamos ambos ahí, en la habitación desnudos, con calor y un intenso olor a sexo, es una de las mejores cogidas que he tenido, nos vestimos, abrió nuevamente el local, nos despedimos y quedamos en vernos nuevamente, espero pronto pase ese momento.
Hasta aquí está situación inesperada con el chico de los licuados, deseo les haya gustado y espero sus opiniones de que les pareció, saludos desde el sur de Guadalajara Jalisco.
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