El chico de piscina: Parte 1
Asistiendo a un curso en la piscina municipal encontraría un amigo y algo más.
Cuando era adolescente, me toco participar en un curso de natación en la piscina municipal cerca de mi casa. Yo tenia unos 15 años cuando me inscribí y quise hacer este deporte, ya que en invierno la piscina era temperada. En ese tiempo era algo más delgado que hoy en día pero igual de vergon con mis 19 cm, ancha y bien cabezona. Fue en unas de las clases que me tope con un chico blanquito, muy flaco, igual de alto que yo pero sabía que era menor en edad que yo. Después supe que era Ariel de 13 años. Tenía un cuerpo atlético, trabajado por sus ya 2 años en el club de natación.
Todo comenzó en una clase por la tarde en pleno invierno. Estábamos juntos en la práctica de las 7 de la tarde, donde habían mucho más adultos que jóvenes. Terminada la clase nos íbamos a camarines cuando lo veo salir del agua y me mira sonriendo y mirando algo coqueto. Yo era hetero, me gustaba una chica del grupo de natación, pero captaba que este chico andaba con intenciones de algo. Luego vi salir a Cindy, la chica que me gusta, de gran culo, por lo que se me erecto mucho en el sunga (bañador) y se notaba de lejos mi verga parada.
Me salí avergonzado y corrí a los vestidores a ducharme. No había nadie excepto Ariel. Estaba aún con la toalla puesta tal como salió de la piscina ordenando unas cosas en su bolso.
– Por casualidad traes shampoo amigo? – me dijo Ariel mirándome fijamente.
– Si, acá tengo, me bañare y te lo paso – le dije algo nervioso.
Me metí a la ducha y empezó a correr el agua cuando veo de reojo que a la par mía en la otra ducha estaba Ariel desnudo. Yo estaba con el bañador puesto aún y me sorprendió verlo así. No tenía un solo pelo en el cuerpo y tenía buen culo producto de tanto ejercicio, y verlo me hizo ponerme duro no pudiendo disimular. Todo iba normal hasta que él decidió romper el hielo:
– Por que te duchas con el bañador si acá es el vestidor de hombres, todos tenemos lo mismo? – me preguntó mirándome abajo.
– Es que no todos lo tenemos igual y por eso me da vergüenza – le dije evitando que siguiera el tema.
– Acaso lo tienes muy chico que te da vergüenza o tienes muchos pelos – me dijo el chico mostrándome los pocos pelos algo rubios que tenía en su pubis.
– Al contrario – le dije sonriendo, pero algo me impulsó a quitarme el bañador y me lo agarre duro y firme desde la base – así de grande la tengo.
El muchacho me quedo mirando sorprendido con un ojos saltones. Me seguí bañando y me eche shampoo en el pelo y mientras me lavaba el cabello y me caía la espuma en la cara sentí como una mano me tocaba la verga dura. Yo no atine a nada, solo dejaba caer el agua sobre mi mientras sentía la paja que aquel chico me hacía. Primera vez que un hombre me tocaba y no me molestaba, sino que me provoco un morbo muy sucio. Estábamos solos y nadie interrumpiria el momento.
– Oye pero que onda, eres gay o que? – le dije
– No, no soy gay, solo que tu pene me llamo la atención porque es más grande que el mío y no había visto uno así – me respondió.
– Teni las manos suaves igual, como de mina – le dije mientras seguía haciéndome la paja.
– Te gusta alguna mina de aquí del curso? – me preguntó mordiéndose los labios.
– Me gusta Cindy – le dije.
– Cierra los ojos y piensa que Cindy te está masturbando – me dijo.
Me imaginé eso, que Cindy era quien me masturbaba. Soñaba con verle esas tetas no tan grandes pero firmes y ese gran culo que se le marcaba en su traje de baño, además se le marcaba muy rico adelante su vulvita lampiña.
– Voy acabar loco, cuidado saca la mano – dije mientras le lanzaba los chorros de semen en la mano a ese pendejo, que no quiso sacarla incluso terminando de eyacular. Después se enjuagó las manos con el agua que corría de la ducha.
– Nunca había visto saltar eso – me dijo mirándome inocentemente.
– Estuvo bueno compañero – le dije mientras me lavaba el pene con jabón.
– Ya, me voy a vestir que mi mamá me vendrá a buscar pronto – me dijo mientras se secaba.
– Ya, nos vemos entonces, igual seguirás viniendo en el último curso? – le pregunté.
– Obvio, así que nos veremos más seguido acá en el camarín – me dijo mirándome hacia atrás mientras le miraba el culo.
– Entonces seguiré viniendo a esta hora amigo nuevo – le dije esperando que en otra ocasión ver si se repetía o pasaria algo más, pero eso es para la siguiente parte.
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