EL CHICO DEL CABELLO ROJO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Aléx02.
Hubo una ocasión en la que me tocó ir a un concurso de conocimiento para representar a mi colegio (siempre me he de los respectivos planteles), tanta era mi distracción que choqué con una persona y cuándo recapacité m considerado una persona estudiosa, a veces hasta "matadito", pero no soy amargado, siempre que salgo con mis amistades, hago buenos relajos), ese día, el colegio cede no suspendió las clases ya que sólo se ocuparían dos salones para llevar a cabo la actividad.
El concurso finalizó exactamente a la hora del recreo y cuándo me dirigía a la salida para regresar a mi casa, iba pensando en los resultados de ese concurso (ya que se los entregarían semanas después por correo electrónico a los directorese encontré cara a cara con un chico de cabello rojo (tenía buen cuerpo, se veía que iba al gym, sus ojos eran color cafés oscuros y era de color casi blanco), sinceramente me pareció muy guapo, pero en ese momento sólo le pedí disculpas y seguí caminando muy nervioso.
Días después, cuando navegaba por las redes sociales, me apareció en la barra de "personas que quizás conozcas" la cuenta del tipo.
Dudé en mandarle la solicitud de amistad pero al final terminé haciéndolo.
Días después de eso me llegó la notificación de que había aceptado mi solicitud, hasta ahí llegó la cosa con esa persona porque no hablamos sólo revisaba de vez en cuando su perfil para ver sus fotos.
(Debo reconocer que empecé a sentir algo por ese tipo).
Un domingo cualquiera mi familia y yo decidimos ir a la iglesia y ya estando ahí, me llevé la grata sorpresa de que Aldo (así se llama el tipo), también asistía con su familia.
La verdad me sentía muy nervioso y de vez en cuando lo veía y lo devoraba con la mirada, trataba de disimular lo más que podía pero no sé si se dio cuenta a cerca de mis sentimientos.
Así transcurrieron los días y cada domingo que iba con mi familia me lo encontraba, me estaba volviendo loco y no me podía explicar el motivo.
Creo que jamás se dio cuenta de lo que yo sentía hacia él.
Pasaron algunos meses y poco a poco comencé a olvidarme de él y lo que sentía (entendí que a lo mejor era un "crush" pasajero y que mis testosteronas tuvieron algo que ver ahí).
???? ????
Llegaba a la iglesia cada domingo pero ya no le tomaba importancia sobre su presencia.
Hasta que un día me tocó sentarme en la misma columna pero en diferente fila y desde que llegué el tipo no dejaba de verme y sonreír como baboso.
???? Me sentía incómodo con aquella situación (incluso llegué a pensar que tenía algo en la cara y yo no dejaba de revisarme, por lo cuál el tipo se reía más y más).
Eso provocó que inexplicablemente de nuevo resurgiera aquel gusto hacia él.
Cada que yo llegaba a la iglesia me podía percatar sobre como Aldo me miraba, a pesar de que yo soy moreno claro, lograba que me pusiera rojo casi como un tomate, parecía que a él le gustaba eso.
Luego me enteré que tenía novia y me sentí algo triste (nunca me esperaba aquello), y así continuaron las cosas, cada que nos encontrábamos comenzaba aquel peculiar juego de miradas en el que yo jamás fui participe porque nunca le correspondí con ninguna sonrisa ni con ningún gesto, siempre lo evadía.
Yo se lo platiqué a una amiga a la que le tenía muchísima confianza e iba en la misma iglesia que yo y me dijo que tal vez él era bisexual y quería algo conmigo.
Me negué rotundamente a creer aquello.
Ese asunto simplemente no dejaba de darme vueltas por la cabeza, casi siempre pensaba en él y aquello que me estaba ocurriendo.
Hasta que en un mes de agosto la iglesia organizó un viaje a un congreso para jóvenes y el también iba.
Llegó el día del viaje, subí al autobús y me tocó viajar en el asiento 19, no tardé en localizarlo, me puse los audífonos y cerré los ojos.
Tal fue mi sorpresa sobre lo que ocurrió después, instintivamente abrí los ojos para buscar algo en mi maleta y cuándo alcé la vista me encontré con el de nuevo.
Había subido al autobús y solo veía que caminaba mirando el número de los asientos y decía:
Aldo: 15, 16, 17, 18, 19 y 20.
(En cuanto me vio se sentó al lado de mi sin decir nada).
El viaje comenzaba y yo estaba ansioso porque terminara (me sentía incómodo con aquello que estaba pasando).
Él fue el primero que habló y me dijo:
Aldo: ¡Hola! Parece que viajaré contigo, mi nombre es Aldo.
(Obviamente ya sabía su nombre).
Yo: Hola me llamo Álex.
(Respondí seco).
Él se dio cuenta y creo que se molestó, ya no volvimos a hablar durante todo lo que faltaba.
Llegamos al hotel como a las 8:00 p.
m.
Bajé rápidamente del autobús con mis maletas y pasé a la recepción por mis llaves.
Ya instalado en la habitación vi entrar a dos amigos míos y sus nombres eran Mario y Ángel.
Los saludé y ellos me correspondieron, después se instalaron en sus camas y comenzamos a platicar animada mente, creía que éramos todos, cuando de repente se abre la puerta y veo que era el otra vez, hice un gesto de resignación al verlo, o sea, sabía que me gustaba, pero no estaba seguro a cerca de si era bueno estar en el mismo cuarto que él.
No tardé en despedirme de Mario y de Ángel y me acosté a dormir.
Escuchaba como charlaban con Aldo y me di cuenta que ya se conocían y que también se llevaban (eso me daba cierto coraje).
Al día siguiente, me levanté muy temprano, me bañé y me alisté para asistir al primer día de congreso (ellos aún estaban durmiendo).
No les di importancia y bajé al restaurante del hotel a comer algo.
Vi que había bufete y me alegré, tomé un plato y me serví.
Justamente cuando iba a comenzar a desayunar ellos bajaron, me saludaron y se sirvieron, Mario y Ángel se sentaron en la misma mesa que yo, pero Aldo se sentó con otras personas de mi iglesia, mis amigos lo llamaban para que se sentara con nosotros mientras yo rogaba en mi mente que dijera que no (y así fue).
El primer día de congreso transcurrió normal, calmado.
Ya de noche, cenamos y regresamos a nuestra habitación, dormimos y cuándo amaneció me di cuenta que Mario y Ángel ya no estaban, debo confesar que me sorprendí mucho cuándo vi que la puerta del baño se abría (por un momento llegué a pensar que eran ellos, pero para mi sorpresa, era Aldo), salía envuelto con una toalla desde la cintura para abajo, acababa de bañarse, debo confesar que el verlo así me despertó completamente, mis ojos se abrieron como dos platos.
Las gotas de agua resbalaban por su torso y no pude evitar fijarme en su abdomen ligeramente marcado, él sólo me saludó con una sonrisa (era la sonrisa más perfecta que había visto), mi corazón latía a mil por hora y mi pene comenzó a endurecerse (no comprendía por qué).
Tomé una toalla y me tapé, me dirigí al baño sin decirle nada y tomé una ducha, no pude evitar masturbarme, los gemidos se agudizaban cada vez más y más.
Cuando salí ya más relajado, noté que ya no había nadie, estaba completamente solo.
Con calma me vestí y bajé al restaurante, ordené y me senté a desayunar, esta vez con unas amigas.
Subimos al autobús, el cual nos llevó de nuevo al congreso.
Así transcurrió el día en calma, al regresar al hotel, bajé del autobús a toda prisa y subí a mi habitación sin cenar.
Llegué al cuarto, me cambié y me acosté a dormir.
A la mañana siguiente desperté y tampoco había nadie, estaba ansioso por regresar a casa (era el último día en el que íbamos a estar en ese lugar).
Me cambié y bajé, se me había hecho tarde, así que sólo tome un yogur y medio mordí una barra de avena.
Subí al autobús, yo era el último.
Ya no hice nada interesante ese día, ya como a las 5:00 p.m.
regresamos al hotel y nos avisaron que nos pusiéramos guapos porque saldríamos a conocer la ciudad.
Yo la verdad no tenía ánimos para salir, así que hablé con la persona que nos trajo para decirle que me sentía mal, que me dolía la cabeza y que prefería quedarme a descansar, él accedió sin ningún problema.
Subí a la habitación y me cambié de ropa (me puse una playera de tirantes y un short pegadito), tomé un libro y pasé al balcón (algo que no les había contado es que me encanta leer).
Me senté en un camastro que estaba en el balcón y hacía algo de frío pero era soportable.
En eso escucho voces y me percato de que Mario, Ángel y Aldo estaban sentados en la cama y decían:
Ángel: Aldo.
¿Por qué no quieres ir?
Mario: Vamos Aldo, estará divertido.
Aldo: No, me siento cansado y no tengo ganas de salir.
Ángel: ¿Estás seguro?
Aldo: Sí, en serio no quiero salir.
Mario: Bueno, está bien, no insistimos.
Nos vamos porque ya nos están esperando.
Veo que Mario y Ángel salen a toda prisa y Aldo se queda tendido en la cama.
Quién se iba a imaginar lo que iba a suceder después.
Transcurridos aproximadamente 20 minutos después de que los chicos se fueron veo que Aldo se levanta de la cama y me sonríe, obviamente yo no le correspondí.
Cuando veo que se dirige hacia a mi, simplemente me tapo con el libro, él toma una silla que estaba ahí y se sienta, en eso comenzamos a platicar:
Aldo: Hola.
¿Se puede saber que lees? O es que a caso te enojas si te hablo.
(Dice irónicamente).
En eso me di cuenta que le estaba sonriendo y el me corresponde.
Yo: Estoy leyendo "Hush Hush".
Aldo: Vaya.
Yo: Sí.
La verdad es que ya no quería seguir platicando, en eso me pregunta.
Aldo: Álex.
¿Tienes novia?
Yo no entendía a que se refería pero inmediatamente le respondí con un NO.
Yo: Me tengo que ir.
Me levanté sin decir nada más y abrí la puerta, justo cuando me iba oí que dijo algo que me dejó helado.
Aldo: Me gustas Álex.
Volteé sorprendido y lo miré fijamente.
Yo: ¡¿Qué?!
Aldo: Me gustas.
Yo: ¡Estás confundido! No tiene sentido lo que me estás diciendo.
Aldo: ¿Por qué?
Yo: Porque tienes novia.
Aldo: ¿Y qué?
Yo: Que es ilógico lo que estás diciendo.
Aldo: Álex.
Soy bisexual.
Yo: ¿Desde cuándo sientes eso por mi?
Aldo: ¿Acaso no te dabas cuenta las veces en las que te sonreía?
Fue entonces cuándo recordé todo.
Yo: ¡Estás mal!
Aldo: Sí, estoy mal por ti.
Tu maldita personalidad fue la que hizo que me volviera así.
Jamás había sentido esto por un chico.
¡Mira cómo me tienes!
Y en eso, toma mi mano y la coloca en su pecho, pude sentir sus latidos a toda velocidad.
La aparté rápido.
En eso, se acerca a mí y me dice:
Aldo: Sé que tú sientes lo mismo por mi.
Yo: ¡Claro que no! Si no la controlas, no la fumes cabrón.
Aldo: ¿Entonces por qué me mirabas de esa forma? ¿Por qué inesperadamente me mandas la solicitud de amistad?
Y sin darme cuenta me planta un beso, traté de apartarme pero el esfuerzo fue en vano, me sujetó con fuerza y fue entonces cuando cedí.
No entendía cómo pero sentía un calor inmenso, o sea, hacía frío pero a pesar de eso sentía calor.
Sé que él igual se sentía así.
Después de eso beso tan largo nos separamos y los dos estábamos exhaustos, jadeábamos, nos faltaba la respiración.
Y sin pensarlo, él abrió la puerta y con fuerza me aventó hacia el colchón, después se aventó hacia a mi y comenzó a besarme de nuevo.
No sé cómo pero me quitó el sport de tirantes que llevaba y dejó al descubierto mi pecho.
Yo no sabía que decir, quería parar pero no podía, algo me lo impedía.
Hasta que pude empujarlo y le dije:
Yo: No puedo.
Aldo: ¿Por qué? Si tu y yo queremos lo mismo.
Yo: Tú eres un chico y yo otro chico, es raro.
Aldo: ¿Eres virgen?
Yo: ¡Sí!
Aldo: Yo también, serás el primer chico con el que tendré sexo.
Yo: No estoy seguro cabrón.
Aldo: Álex, si no eres tú, no quiero que sea nadie más.
Y sin decir más comenzó a besarme el cuello, yo sólo gemía como una puta.
Cuándo me di cuenta, ya estábamos lo dos desnudos.
Y no pude evitar ver su enorme miembro.
Era hermoso, grande para su edad, blanco y con una cabeza muy roja, comencé a hacerle sexo oral, primero lento y después fui subiendo la intensidad.
Aldo sólo gemía cada vez más y más.
De repente me volteó y comenzó a darme un beso negro, yo sólo jadeaba.
En eso me pregunta:
Aldo: ¿Ya quieres que te la meta?
Yo: Ya amor, hazme tuyo.
Aldo: ¡Quiero hacerlo al natural, o sea sin condón!
Yo: ¡Cómo quieres pero ya métemela!
Él estaba muy excitado, así que me clavó el pene de un jalón, yo solté un grito desgarrador y unas lagrimas.
Él me calmó con unos besos en los labios.
Al cabo de un rato se corrió dentro de mi y comenzamos a besarnos.
Repentinamente me dijo:
Aldo: ¿Te animarías a meterme la? ¡No seas egoísta, yo también quiero sentirte!
Yo no dije nada y sin pensarlo le metí mi pene y el sólo me decía más rápido y de una sólo vez, se la clavé tan fuerte que dio un gemido muy fuerte.
Con el vaivén de nuestros cuerpos desnudos y sudados, después de un buen rato me vine también dentro de él y al sacar mi pene me di cuenta que había sangrado un poco, así que con mi lengua recogí un poco de sus jugos y nos besamos compartiéndolo.
Al terminar me dio las gracias por esa experiencia y decidimos tomar un baño juntos.
Regresamos al balcón y platicamos como si nada hubiera pasado.
De la nada me pidió que fuera su novio y acepté muy feliz.
Era algo con lo que siempre había soñado y había fantaseado muchas veces.
Mientras éramos novios, seguíamos teniendo sexo muy seguido.
A decir verdad, me quería mucho, era muy lindo conmigo y sobre todo muy detallista.
Sólo duramos unos meses por un mal entendido que hubo con su ex.
Pero aún así nos hicimos buenos amigos y ya no volvió a pasar nada más entre nosotros.
Actualmente estoy estudiando la universidad y él se fue a otro lugar (lejos de dónde yo estoy).
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MIS QUERIDOS LECTORES Y LES AGRADEZCO EL HABERSE TOMADO EL TIEMPO PARA LEER MI EXPERIENCIA.
ESPERO PODER SUBIR MÁS ANÉCDOTAS.
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