El chico malo de la escuela.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por krakenboy.
Soy originario de Tabasco México, en un pueblo donde todo mudo se conoce.
Había regresado a estudiar a la escuela pública a cursar el último año de primaria ya que en mi otra escuela tuve problemas de conducta.
Siempre he sido aplicado en la escuela, pero en ese entonces comencé a tener un carácter más rebelde ya que mi familia es muy conservadora y cristiana.
Me cagaba que me dijeran qué hacer y qué no.
El primer día de escuela todos se formaban para los honores a la bandera, todos me conocían pues ya había estudiado ahí y hasta tenia primos.
Salude a muchos y fue grato tener esa bienvenida tan jairosa que distingue a los del sur.
Todos nos formamos por estaturas y a mi lado estaba un chavillo que recordaba por ser el chico malo del salón cuando estudiaba ahí, se llamaba Francisco, era moreno, delgado y de mi estatura, siempre haciendo bromas a todo mundo.
Había cambiado mucho pues estaba más desarrollado que los demás al igual que yo, lo único diferente es que yo soy apiñonado.
Cuando estábamos en la fila su primer contacto fue hacerme burla de mi pelo, ya que a mi madre le encantaba dejarme el pelo relamido, lo cual odiaba, desde ese día no me volví a peinar XD.
Los días iban pasando y yo solo me llevaba con amigos que había dejado y sus amigos de ellos, solo no me juntaba con los que eran muy introvertidos y tampoco con los que se dedicaban a hacer desmadre que eran estos últimos con los que se juntaba Francisco.
Me di cuenta que me gustaba por su forma de ser, bromista y algo fantoche, pero igual lo veía diferente, ya que cuando jugaban Fut bol se quitaba la camisa y según él corría mejor descalzo.
A esa edad yo ya me masturbaba y en esos días lo hacía pensando cómo sería ver que se venía y probar su semen.
Me estaban comenzando a gustar los niños, y el primero en el que me fijaba era en Francisco.
Un día al regresar del receso vi que me faltaban unas libretas y lo primero que pensé es que me habían robado, pregunte a todo mundo pero nadie sabía nada.
Me preocupe y lo clásico de ir con la maestra.
Lo peor fue que ella me dijo que eso me pasaba por descuidado y eso me enojo, deje el asunto y decidí dejarlo así.
En la salida de la escuela me llamo Francisco, cuando voltee a verlo yo tenía el ceño fruncido pues me extraño que ese niño me hablara, aunque mi cara siempre tiene esa expresión jaja.
Me dijo que no me enojara, que él tenia mis libretas, que me las iba a pedir pero no me encontró y le dio miedo que lo tacharan de ratero porque yo empecé a preguntar por ellas y además le dije a la profesora por lo que ya no dijo nada.
Solo quería pasar mis apuntes pues yo anotaba todo y él por andar en el desmadre no tenía casi nada.
Yo a esas alturas sabía que me gustaba, y le dije que no tenía problema, que si quería le ayudaba y él me dijo que si lo necesitaba pues las matemáticas no eran lo suyo.
Quedamos de vernos en las tardes para que le ayudara y el repasaría en su casa.
Ese día aprendí a no pensar mal de las situaciones ni de la gente, pues ese niño siendo como fuera si le importaba la escuela.
En los primeros días comenzamos a conocernos y le platique que me expulsaron de mi anterior escuela por contestarle al maestro y por hacerle bronca a otro wey (persona) que le caía mal.
Ni siquiera le partí su madre (golpear), solo lo encare porque él había rallado una pintura que hice para la clase.
Muy machito me dijo que él se la partia por puto.
Yo me reía y le decía que luego le lanzábamos piedras a su casa XD.
El me conto que si quería estudiar porque su familia es muy humilde y que no quería que le faltara nada a su mamá.
Eso me conmovió y le dije que yo le ayudaría en lo que pudiera que si estudiábamos no solo iba a pasar las materias, sino que le iría mejor que la matadita del salón que nos caía gorda por presumida y chocante.
Él empezó sentarse con migo y los demás veían raro que el más desmadroso se juntara con el más aplicado.
A mí me daba igual porque me caía bien y aparte me gustaba, además nunca me faltó al respeto, al menos no en clases jaja.
Pero un día en clases se agarró la verga y me dijo:
Francisco: La traigo bien tiesa.
Yo: Seguro no te la has jalado.
F: A cada rato, pero anoche no pude.
Yo: Pensé que era el único.
F: Yo creo que la mayoría del salón pero no dicen nada.
Así nos dijimos que los dos ya nos masturbábamos y eso hizo que tuviéramos más confianza y desde luego creció la amistad.
Por varios días le ayudaba con las materias después de clases o el fin de semana y a veces en su casa que quedaba cerca de la escuela.
Nunca pensé que se volvería mi amigo, porque éramos diferentes en algunas cosas, pero a mí me trataba de otra manera a sus amigos, era pesado cuando jugábamos pero a mí me gustaba porque me abrazaba por atrás y me cargaba o luchábamos y me dejaba su olor, y eso me empezó a gustar (hormonas de pubertos XD).
A veces mi mamá me decía en broma que con quien me había revolcado porque olía a macho, le decía porque jugar con mis compañeros y me mandaba a bañar.
Un fin de semana lo vi en su casa para estudiar pero teníamos flojera y me dijo que mejor mañana, que fueramos al monte a dar la vuelta que quedaba cerca de donde vivía.
Así nos fuimos platicando y jugando por lo que ya estábamos sudados por el calor.
Se quitó la camisa y me la aventó a la cara, la verdad me gustaba como olía pero le dije que la cargara él y se la aventé, me dijo que la agarrara porque iba a subir a una palmera de coco por algo.
Cuando vi el árbol entendí que iba a revisar un hueco (nido) en lo alto.
Otra vez había pensado mal y tome su camisa (la camisa que usaba para la ecuelas), era blanca de botones pero algo percudida.
F: Igual quítate la camisa que hace mucho calor.
Yo: Si, pero no te vayas a caer.
F: Siempre lo hago, además estoy fuerte.
Se agarró el conejo del brazo y luego los huevos sobre el pantalón, supongo que para decirme que era macho.
La verdad me excitó ver como se agarró el bulto y se le marcaban los músculos porque estaba fibrado a pesar de esta delgado.
Él se quitó los zapatos y yo la camisa, veía como subía por el árbol fácilmente, yo nunca me había subido a una mata de coco.
Me gustaba verlo subir y yo aproveche a oler su camisa sudada.
Ahí pensé que ese niño me gustaba mucho.
Cuando bajo traía un lorito con pocas plumas, hoy día pienso que no está bien pero en ese entonces éramos niños.
Me lo enseño y la verdad me emocione, nunca había visto un loro así de pequeño.
F: En estos días hay varios que empiezan a nacer, pero veo que el tuyo también quiere salir.
Baje la mirada y me di cuenta que tenía una tremenda erección.
Yo me reí nervioso y le dije que quería orinar.
Reímos y solo me baje la bragueta, saque mi pene tieso y como pude orine.
No me daba pena porque entre compañeros nos veíamos cuando íbamos al baño y con mis primos nos bañábamos juntos.
Yo note que me veía el pene y lo miré, se dio cuenta y nevioso me dijo que la tenía con más pelos que la de él y la tenía más rosada.
Yo: Tú la has de tener más chula jaja
F: Pues nada más prieta (morena), me ayudas a sacármela? También quiero miar.
Yo estaba con mi verga en la mano y me reía nervioso, la verdad si quería agarrársela.
F: – Échame una mano, sácame la verga – me pidió en tono de súplica.
Me lo quede viendo y le dije que no había bronca, que lo hacía porque éramos amigos y que veía que ya no aguantaba porque veía su bulto.
Yo sabía que solo era su plan para que se la agarrara porque también la tenía parada y bien pudo dejar al ave en el suelo o dármelo a mí.
Me pare a su lado, baje su bragueta y metí mi mano para tomar su pene, cuando lo encontré sentí que estaba muy duro para sacársela así, entonces baje su pantalón, no usaba ropa interior.
Su pene pego un brinco cuando le desabroche el pantalón y se pegó a su pansa.
Con mi mano le di dirección a su pene para que orinara, poco a poco se la agarre con toda la mano.
Francisco también ya tenía pelos pero menos que yo y su pene era muy moreno con una cabeza roja.
Me gustaba tener en mi mano su pene tieso, le olía a pito porque le subí el prepucio y eso me hizo sentir calor y excitación porque era el pene del niño que me gustaba.
Cuando termino me arrodille para subir su pantalón y su pene erecto estaba frente a mí, él no me veía ya que observaba los alrededores, entonces al volver a pararme aproveche para pasar mi lengua a la pinta de su pene donde había restos de orina.
El suspiro al sentirlo pero no vio lo que había hecho con mi lengua y como yo estaba serio supongo que no supo lo que hice.
Me gusto su sabor a verga y orina, y me excitaba saber que ese sabor era de él.
Recuerdo muy bien que fue la primera vez que hice algo así y nunca me había sentido así con alguien.
Yo todavía tenía la verga de fuera y como no queriendo la cosa la roce con la de Francisco.
F: -Juguemos a las espadas! – y comenzamos a mover nuestros miembros tiesos.
Yo: – Quien la meta entre los huevos gana! –
F: -Entonces deja dejo al loro y bájate el pantalón.
–
Así estábamos intentando meter la verga en lo huevos sudados del otro cuando Francisco me la metió entre mis pelotas y se pegó a mí.
Yo sentía rico como nuestros cuerpos delgados y sudados se tocaban, olía su nuca y oreja.
Él me tomo de la cadera, se separó un poco sin sacar su verga y veíamos como me la tenía metida.
F: Si fueras mujer te la hubiese metido
Yo: – Capaz me dejas preñado y nos casan – y comenzamos a reír.
F: – Se siente rico – Él hacia como si me la metiera.
Él saco su pene baboso y comenzamos a juntar el glande de nuestros penes mesclando nuestro liquido preseminal, empecé a subir mi prepucio sobre su cabeza y Francisco empezó a meter su glande entre el mio y mi prepucio.
Así, se lo envolví por completo y comenzamos a frotar nuestros glandes.
Estábamos muy cerca y sudábamos, podía oler su cuerpo y su aliento.
Los dos veíamos nuestros penes y disfrutábamos de frotarnos así.
F: Se siente muy rico, es como si te lo metiera.
Yo: – También me gusta mucho, hasta me gusta como hueles – no sé porque le dije esto y me dio algo de pena.
F: – Me voy a venir! -, me dijo agitado, yo le conteste lo mismo y comencé a sentir como su semen caliente tocaba todo mi glande, eso me hizo eyacular con mucha fuerza.
Francisco rápido puso su mano debajo de nuestros penes para que no callera el semen al suelo, dejé que saliera mi pene y unos de mis lechazos salieron disparados y cayeron en su abdomen.
El empezó ver el semen de su mano y pasó su lengua sobre estos y los saboreo.
Luego los puso en mi boca y también los lamí.
Yo: Saben saldos y algo dulces.
F: A mí me gusta cómemelos.
Yo: Igual a mí, a veces me como los míos.
Francisco lamio su mano y yo con la mi mano recogí los que estaban en su abdomen y pene.
Él se me acerco con su sonrisa pícara, me abrazo y se me quedo viendo a los ojos, yo sentía calor y no sabía lo que haría Francisco, me beso y luego me dijo que lo hizo porque nunca había besado a un hombre.
El me veía a los ojos todavía con esa sonrisa, entonces lo bese tomando su cabeza y con la otra mano lo tome de la cintura para jalarlo hacia mí.
Me pregunto – ¿Y eso? -, le dije que tampoco yo había besado a un hombre.
Se empezó a reír por lo infantil de la situación y también empecé a reír, yo había visto como besaban en las películas jajaja.
Nos subimos el pantalón con las vergas todavía llenas de mecos (semen), tome al lorito, comenzamos a caminar de regreso y el paso unos de sus brazos atrás de mi cuello, por un rato no hablamos pero después íbamos platicando de lo rico que habíamos sentido.
Francisco bajo su mano a mis nalgas y comenzó a tocarme, a mí me gustaba lo que hacía y entonces se paró frente a mí y me dijo:
F: Quieres ser mi novia?
Yo: Mejor seamos novios.
Nos volvimos a besar y a tocar.
Así empezamos a tener una relación de niños a escondidas con mucho sexo, lo cual les cuento en el siguiente relato.
gran relato como sigue