El Chico Metalero 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por piesgay.
Estaba sumergido en mis sueños, aun cansado por la follada de ayer. Pero un cosquilleo en la boca me fue sacando de mis sueños. Sentí como algo caliente y suave pasaba por mis labios y fui despertando poco a poco. Tenía un olor que yo reconocía muy bien. Abrí los ojos, el cuarto estaba alumbrado por apenas una luz tenue de la mañana pero pude distinguir al chico que estaba parado a lado de mí. Un chico moreno y alto que me miraba con una sonrisa lujuriosa y con los bóxers a media pierna; su mano izquierda estaba apoyada en la pared y la otra tomaba firmemente su verga dura, que aun frotaba en mis labios.
Jorge: Que bueno que ya despertaste, putito. Mi “amiguito” madrugó hoy y necesita una boquita como la tuya, así que empieza a chupar puto.
Jorge apretó su verga hacia mí metiendo la punta a mi boca. Adentro, mi lengua pasaba de un lado a otro ensalivando su glande. Después fue metiendo más y más hasta que mis labios pegaron con su mano que aun sostenía su pene. Apreté los labios mientras Jorge sacaba su tronco sin dejar salir la punta. Volvió a metérmela; agarro ritmo y repitió la metida, follando mi boca. Podía sentir la textura de su piel y su sabor salado de su pene. Mi pito empezaba a crecer con cada metida. Un rato más tarde, quitó la mano de su pito y lo dejó ir todo hasta sentir sus vellos en la nariz. Me quede unos instantes así, impregnándome de olor a sebo de sus vellos mientras me daban pequeñas arcadas. Jorge gemía suave, como si estuviera enchilado, había cerrado sus ojos y su mano recorría su pecho dándose placer. Metiendo su pene a mi boca con más fuerza.
Jorge: Ohh ohh! Así, chúpamela toda! Oh cabrón, que pinche boca tienes. Sigue. (Después de unos minutos, salió de mí y fue hacia sus pantalones. Del bolsillo sacó una tira de condones. Tomo solo un sobre y fue hacia mí.) Voltéate, que te voy a coger.
Obedecí, y me puse en 4 en el sillón, y Jorge se hincó atrás de mí. Se puso el condón. Me tomo de las caderas y la metió lento hasta el fondo. Una vez adentro comenzó con las embestidas. Era delicioso sentir como su verga salía y entraba por mi ano. No puede evitar gemir. Jorge se inclinó y puso su mano tapándome la boca.
Jorge: Shhh, cállate o despertarás a Ian y quiero divertirme con tu cola yo solito.
Ian seguía dormido en bóxers, parecía inconsciente el muchacho. Jorge siguió cogiéndome con su mano tapando mi boca. En un rato su dedo índice y anular hicieron fuerza para entrar a mi boca, hasta que lograron entrar. Me dedeaba la boca y me puse a chupar sus dedos. Una vez bien ensalivados, los pasó directo a sus pezones mulatos, poniéndolos duros y brillosos, mientras se los pellizcaba. Sus embestidas empezaron a ser más duras. Jorge me tomo de mis nalgas empujándome, su pito salió de mi de un tirón.
Jorge: Pon tu cara. (Ya se había quitado el condón, arrojándolo al suelo, cuando me puse frente a su miembro.) Mírame! (Se comenzó a pajear fuertemente. Soltó un gruñido y seguido se corrió en mi cara manchándomela toda, incluso hasta el cabello.)
AAAAAARRRGGGGGHHHHHH!!! (Me escurría semen caliente y espeso de un adolescente que follaba delicioso. Saque la lengua para probar el delicioso sabor agrio de su leche.) No te limpies, me gusta verte así. Ahora ven que no hemos terminado.
Se arrojó al sillón, abrió de nuevo un sobre de condón. Lo deslizó lentamente por su verga. Se notaba que era un experto ya. Escupió al condón y lo untó por todo el miembro protegido. Después cruzó sus manos detrás de la cabeza, acomodándose, y enseñando sus axilas peludas.
Jorge: Te toca hacerme feliz, puto. Y ponte de espaldas que quiero ver tu cola.
Me acerqué a él y acomodé su verga en mi ano para sentarme en ella. Fue profunda la penetración. Mis nalgas presionaban sus huevos por cada sentón que daba. Podía oír a Jorge que gemía sin parar y de vez en cuando arqueaba su espalda.
Jorge: No mames! Ohhh ohhh! Ahhh Ahhh!!! Sí, sigue. Aprieta el culo!! Apriétalo… Así!!!! Ohhh cabrón, no mames! Brinca! Brinca! Mmmm… Te diviertes pendejo? Eres un maldito pervertido…mm
No sabía lo que Jorge decía hasta que giré la cabeza y vi a Ian mirándonos. Disfrutando la escena que Jorge y yo dábamos. Estaba sentado en la cama, con el resorte del bóxer debajo de sus huevos y su mano ya jugaba con su verga dura. Su cabello seguía tieso pero despeinado y se veía tan guapo. Ya había más luz en la habitación y resaltaba la piel dorada y bronceada de Ian.
Ian: Jajaja El pervertido eres tú, wey. Cogiendo a las 7:30 de la mañana y de ti ni se diga, Carlitos, eres toda una puta.
Jorge: Cuando desperté la tenía bien parada, wey. Carlitos se ofreció para ayudarme a cambio de leche recién hecha. Quieres ayudar a mi carnal también, putito?
Ya n me importaban los insultos, Incluso me calentaban más. Miré a los ojos a Ian y le sonreí pasando mi lengua por mis labios, provocándole, y aun saltando en Jorge. Ian se echó a reír. Se quitó los bóxers y saco su celular; batería, guitarra y gritos graves empezaron sonar.
Ian: esta rola está chida para coger.
Jorge: A huevo, cabrón. Mmm. Tú sigue moviéndote puto.
Continúe dándome de sentones en Jorge que gemía fuertemente con su grave voz. Ian camino hacia mí con su cuerpo marcado y con esos abdominales bien esculpidos para un chico de 15 y que me volvían loco. Inclino mi cabeza hacia su verga que apuntaba tiesa directo a mí.
Ian: Cómetela entera Carlitos.
Me la clavó directo a la garanta, haciéndome atragantar un poco. Sostenía mi cabeza mientras metía y sacaba su miembro. Salado, con sabor a semen seco de la corrida de ayer. Volvía estar ensartado en los dos chicos.
Disfrutaba las dos vergas entrando en mí y el coro de gemidos que los adolescentes recitaban, me encantaba. Yo estaba durísimo, sin poder masturbarme porque mis manos se apoyaban en las piernas de Jorge, para poder cabalgarlo a gusto
Salieron de mí, coreando la canción y jadeando.
Ian: Mmm No mames, wey. Estoy bien caliente.
Jorge: Yo igual, cabrón.
Ian: Vente Carlitos.
Nos pasamos a la cama. Jorge se sentó en la esquina, descubriendo su pene del condón. Ian estaba detrás de mí. Me agache para comer la verga de Jorge, que tenía el sabor del plástico y el lubricante en ella. Podía sentir a Ian escupiéndome en la entrada de mi ano.
Ian: No mames, puta. Cada vez te abrimos más. Un día de estos te la voy a meter sin necesidad de lubricar. (Se burló Ian, u mano se apoyó en mi nalga y empezó a meter su verga a pelo. Solté un gemido ahogado, por la verga de Jorge en mi boca.) Ahhhhh, que culo tienes! Puta madre!!
Ian me penetraba duro. Su verga se abría paso en mis entrañas. Podía sentir la verga de Ian caliente y dura como fierro. Era un deleite ser cogido por estos dos chicos tan calientes. En mi vida me habían follado asi. Me tomó de la cintura y me jalo hacia él, guiando las penetraciones.
El sonido de sus huevos chocando en mis nalgas se escuchaba claramente. Mientras Jorge hundía su verga en el fondo de mi garganta. Los dos tenían un ritmo impresionante.
Ian gritó fuertemente, un gemido bestial. Se estaba corriendo dentro de mí. Aún seguía penetrándome mientras salían chorros calientes de semen que me llenaban mi culo. Pude sentir como salían por las orillas de mi ano.
Ian: Espérate wey, no te corras todavía. (Le dijo a Jorge, sacando su pene de mi ano, embarrado de semen.) Terminemos juntos cabrón. Ven Carlitos, híncate frente a nosotros.
Hice lo que Ian me pidió. Los dos chicos se pusieron frente a mí. Era una vista agradable tener a dos muchachos varoniles y guapos. Los miré desde abajo, parecían más altos, aun jadeaban y sus pectorales crecían con cada respiración. Desnudos, corriéndoles gotas de sudor por su cuerpo. Jorge pasó su brazo derecho por el cuello de Ian abrazándolo, juntaron sus vergas, una mulata y la otra blanca.
Tomé las dos vergas y las junte. Acerque mi boca y metí las dos puntas adentro. La de Ian se había puesto dura de nuevo y embarrada de semen. Sacaba la lengua y la pasaba por el tronco de las dos vergas. Les chupé los huevos, volviendo a sus troncos y metiendo otra vez sus glandes a mi boca. Ian y Jorge estaban muy excitados, no paraban de gemir, tan fuerte que ni me percataba que la música seguía sonando.
Dos gritos bestiales y graves se escucharon en la habitación. No podía creerlo, los dos se estaban corriendo al mismo tiempo. Mucho semen espeso y caliente, recién salido, recorría mi boca. Cerré los ojos disfrutando el sabor de los dos chicos. Hasta que el semen viajo a través de mi garganta directo al estómago. Sin darme cuenta yo también me había corrido embarrando el suelo.
Les termine de limpiar las verga y después los chicos se acostaron en la cama. Su respiración era agitada. Terminaron cansados y yo igual. Me quede hincado aun con el sabor en la boca y las comisuras de mi boca embarradas de semen. Me limpie con lamo para lamerla después, no quería dejar ni una gota sin beber.
Jorge: CABRÓN!!! AHHH AHHH Nunca había terminado así…
Ian: Ni yo, wey. Qué rica cogida, no mames.
Fui al baño para limpiarme y refrescarme un poco. Lavarme la cara, llena de semen seco. Por mi culo ya escurría el semen de Ian. Terminé por asearme y los chicos estaban haciendo lagartijas en el suelo. Nos vestimos en silencio los tres. Jorge hablaba con su novia y le decía cuanto la quería. Ian solo se burlaba de él. El cuarto había quedado hecho un desmadre y con un ligero olor a hombre…
Se pusieron la misma ropa de ayer y nos dispusimos a desayunar. Teníamos hambre después de semejante cogida. Seguí excitado tan solo verlos con las camisas abiertas a mitad de los botones, enseñando sus pectorales bien formados. Ian se había doblado las mangas para colocarse sus pulseras negras con estoperoles y púas.
Dejé a Jorge en su casa. Se daría un baño para ver a su novia. Solo se despidió de Ian. No me sentí tan mal por eso, Jorge sol había sido un “Bonus” para aquella noche. Llegamos al estacionamiento del departamento. Ian venía en el asiento del copiloto.
Ian: Te gustó?
Yo: Me encantó, ustedes los adolescentes tienen mucha energía.
Ian: Jajaja. No chingues, no estás tan viejo, wey. (Nos miramos un rato, Ian me sonrió y abrió su camisa completamente. Me acerqué para besarle su pecho, lo recorría entero dándole besos y después mi lengua tomó su lugar. Lamiendo tan definidos pectorales con el sabor a sudor de Ian. Recorrí sus pezones mordiéndolos y jugando con ellos.) Ohh Sí! No pares, wey. (Se abrió la bragueta del pantalón y sacó su vega que estaba dura y venosa.) Chúpamela puto, chúpame.
Bajé a su miembro, besando su glande. Mi lengua pasaba en círculos por él. No aguanté más y me la comí entera hasta desaparecerla. Ian volvía a gemir y retorcerse de placer. Su espalda se arqueaba metiendo más a fondo su verga a mi boca. Los minutos se nos fueron lentos, ambos disfrutábamos de ese momento, no puedo decir cuánto, pero se me hicieron eternos. Hasta que se dé su verga volvió a brotar semen, aún era abundante. Seguía chupándole mientras se corría. Se retorcía por cada corrida, gruñendo.
Terminó de correrse y yo de beber su elixir de hombre. Le limpié la verga y me senté recto de nuevo. Ian se guardó su miembro ensalivado. Cerrando los ojos me dijo:
Ian: Haces unas mamadas bien cabronas, deliciosas. Si fueras vieja, serias mi novia… y no te dejaría ir.
Me sonrió y me guiño el ojo. Salió del carro y se fue. Me quede en el auto recordando todo lo que había pasado con una gran punzada en mis huevos. En verdad me gustaba Ian.
Continuará… Parte Final.
Me alegra que les gusten mis relatos. Dejenme sus comentarios.
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