El chico que vi si era gay
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hace algún tiempo llegué a la ciudad de Bogotá a la casa de mis padres, pues me encontraba de vacaciones allí. Un día cualquiera después de haber hecho una siesta salí a la calle, pero todo mi semblante cambiaría cuando pude vislumbrar la esbelta figura de un sexi hombre que bajaba en dirección contraria a la que yo venía, no pude disimular querer verlo, pero fui lo más prudente que pude pues sentí que él se dio cuenta de mi forma de verle. Pero pensé al instante que no me podría ilusionar pues ingenuamente pensé de inmediato que era uno de los tantos heterosexuales que nos deseccionaban.
Permítanme describírselo: era un hombre alto de aproximadamente 1.83 o 1.85 de altura, venía vestido algo deportivo, con una camisa pegada a su pecho, que le quedaba perfecta pues era algo acuerpado, traía puesto un jean que mostraba que tenía grandes nalgas, y bueno fui detallista en ver que tenía un gran paquete en su entrepierna, si lo sé, fue inevitable verle esa protuberancia que me excitó de sobremanera; tenía pelo castaño, con una barba que me encantó, era de tez morena, pelo algo corto, pero con un peinado que le hacía ver muy masculino, y lo que más me gustó fue su cara sexi y dulce, sus labios, y su forma de caminar de macho, eso no podría ser nada gratuito.
Pero como había dicho anteriormente, ya había quitado toda esperanza sobre él, pero todo cambió cuando le vi entrar a una casa cercana a la de mis padres, eso me motivó mucho, aunque fuera verle varias veces durante mis vacaciones.
Días después, tuve que ir temprano en la mañana a una cita médica al norte de la ciudad, fui a la estación de buses, pero tomar uno fue toda una odisea porque era hora pico, al fin pude entrar en uno, algo apretado por la cantidad de gente que venía en él, pero sin pensarlo subí y pude ver que corriendo subió un chico que para mi sorpresa era el que había visto antes cerca de mi casa. Él subió al bus y quedó atrás de mi, al cerrarse las puertas del bus quedamos aun mas apretados y pude sentir su cuerpo, lo más curioso es que el empujar de la gente queriéndose acomodar en un espacio inexistente hizo que él quedara frotando su cuerpo contra el mío, yo me encontraba dándole la espalda a él, así que se me aceleró el corazón y la respiración, pues me encontraba tremendamente excitado, y pues gracias a mi chaqueta larga pude disimular un poco mi erección. De igual manera yo era alto, yo medía casi lo mismo que él pues yo mido 1.83, por ello pude sentir su paquete frotando mis nalgas, eso me estaba enloqueciendo, pero viendo la situación, el no impedía que nada de eso sucediera, pues tal parecía que seguía en esa misma posición y no lucía incómodo, y bueno, lo comprobé cuando empecé a sentir algo más duro en mi trasero, sentí que algo crecía y claramente que este guapo hombre estaba muy excitado, hasta un “hetero” pensé yo, podría excitarse con dicha situación que para mí no era nada embarazosa. Era grandioso sentir un pene erecto que rosa tus nalgas, y bueno, sentir que se apoya con presión detrás de ti, por ello volteé un poco queriendo disimular la situación, le vi a sus ojos y para mi sorpresa me miró muy seriamente, como siempre él lucía, pero su erección no se fue durante todo el trayecto de casi media hora hasta mi destino. Llegué así a la estación en la cual debía bajarme y me sorprendí mucho que él se fuera bajado en la misma y que se fuera puesto su bolso para también disimular su tamaña erección.
Lo más increíble es que se me acercó algo tímido y me dijo hola! Soy Brayan, y yo le respondí hola! Soy Andrés Felipe. Inmediatamente me invitó al apartamento de su amigo, el cual este le dejó cuidando porque se encontraba de viaje. Yo no dudé en aceptar y perder mi cita médica; así que salí con él de la estación y empezamos a hablar, y me dijo que me había visto cerca de su casa, por lo que le dije que quizás vivíamos muy cerca, sin embargo él dijo que en realidad ya lo sabía por lo que me eso me sorprendió. Y Así durante el camino seguimos preguntándonos cosas de nuestras vidas hasta llegar al apartamento de su amigo. Entramos y me hizo sentar en la sala, fue a servirme algo de tomar a la cocina, pero yo me paré del sofá y le seguí hasta allí, y le pregunté: en qué te puedo servir? sonrió muy pícaramente y me agarró de mi cintura me trajo hacia él y me besó muy apasionadamente. Ohhhhh, eso me había encantando, pues él había tomado la iniciativa.
En el momento en que me estaba besando aproveché para agarrar su paquete en donde sentí una enorme erección, a él le encantó, por lo que me llevó al cuarto del fondo e hizo que me pusiera de rodillas frente a él, yo desabroché el botón de su pantalón (debo admitir que amo ver a un hombre en bóxer, y más aun cuando son blancos o negros) y traía puesto un bóxer corto ajustado de color blanco, lo cual me hizo enloquecer de pasión, mordí así su bulto erecto y luego bajé su bóxer y pude ver su verga, medía como 18 o 19 cms, era muy gruesa y estaba muy lubricado, por lo que sin pensarlo dos veces empecé a chupar su verga como si de un helado se tratara, el gemía de placer y me pedía insistentemente que no parara.
Después de cinco minutos me puso en pie, y me tiró a la cama, y se acostó sobre mí, y empezó a besarme muy bruscamente, estaba Miguel verdaderamente lleno de placer, y sentir de ese modo el peso de su cuerpo sobre mí me encantaba. Luego él me dio media vuelta y bajó rápidamente mi jean y luego mi bóxer, empezó a poner su saliva en mi ano y metió dos de sus dedos, yo estaba que moría de la excitación. Luego me dijo permanece así, vi hacia un lado que se paró se quitó su camisa, y el resto de su ropa, luego tomó su pantalón para buscar dentro de su billetera un condón, se lo puso, y luego tomó un lubricante que estaba en una mesita cerca de la cama, puso algo de este aceite en mi ano, luego me quitó totalmente el jean y el bóxer, se acostó sobre mí y me penetró muy bruscamente, me dolió mucho, y le grité que sacara su pene rápido pues me dolía, el no obedeció, sino que al contrario empezó a moverse lentamente de arriba hacia abajo sobre mí, empecé a sentirme poseído por él, y sentía después de unos minutos mucho placer, me dijo: ya no te duele cierto? Y le respondí: no. Por lo que empezó a darme muy duro, luego me puso en cuatro, hizo así caer su cuerpo contra el mío y se vino.
Yo grité mucho de placer y eso al parecer le encantó, creo que se vino muy pronto, por lo que de beso en beso volvió a excitarse e hice que me penetrara sin condón, así lo hizo y experimentamos con muchas posiciones. Le dije que paráramos. Nos vestimos y nos despedimos, el había quedado encantado. Y así nos seguimos encontrando varias veces. Él era mí más deseado macho hecho realidad.
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