El cliente de la carnicería.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía 15 años cuando trabajaba en la carnicería de mi tío, a unas cuántas cuadras de mi casa, hacia labores varias, durante mi tiempo de trabajo conocí a Esteban,un chavito de 10 años, que me volvía loco con solo mirarlo, su cara tan fina, educado, lindo, más nunca pensé hacer algo con él.
Pasado el tiempo, en cierta ocasión miraba los perfiles en grindr, lo encontré por casualidad pero no estaba seguro de que fuese él, contactamos y platicamos un poco, fue grata mi sorpresa al confirmar que se trataba de Esteban, mi pequeño cliente quién ya era todo un joven esbelto, alto, barba cerrada y con unos labios carnosos, que desde pequeño me antojaba morderlos, quedamos de vernos en un parque cercano a donde vivo, llegue 15 minutos antes y me senté en una banca a esperarlo.
El tiempo pasaba y no aparecía por ningún lado, pensé que no vendría, por la espalda apareció Esteban, de mejor apariencia que en las fotos, se veía fibroso, un poco más alto que yo, varonil y se le notaban unas nalgotas que se me hacía agua la boca por probarlas, ahora ya tenía 20 años, el tiempo le había favorecido y mucho.
Nos saludamos y se sentó a mi lado, platicamos un poco, me comentó que trabajaba en una pequeña empresa propiedad de su padre, yo no le quitaba la vista de esos labios, imaginaba tantas cosas, lo invite a mi departamento para estar más cómodos, caminamos un poco, abrí la puerta:
– Siéntate Esteban estás en tu casa.
Tímidamente entro a la sala, le ofrecí agua y me senté a su lado, mientras platicábamos, le tome de la mano y me acerque lentamente a él, moría por besarlo, su olor era riquísimo, me invitaba a besarlo con intensidad, me respondió el beso rápidamente sin oponerse, nos tocábamos todo el cuerpo, yo me concentre en sus nalgas y él me manoseaba el pene por encima, mismo que ya estaba a reventar, torpemente nos levantamos sin separarnos del erótico beso, comencé a desabrochar su pantalón mientras el me quitaba la camiseta, ayude quitándome la bermuda, ambos quedamos en ropa interior y mi entrepierna parecía una carpa, me dolía de la erección, nuevamente me senté y Esteban fue deslizándose hacia abajo besándome el cuello, pezones, pecho, abdomen para detenerse un poco en mi ombligo, mis manos hacían presión en su cabeza para que bajase un poco más, quería sentir sus labios rodeandome la verga, me la mordió encima del boxer y mi cuerpo dio un salto involuntario.
Me quite el boxer completamente, mi verga estaba tan erecta, jamás había sentido una erección tan fuerte, sentía entre dolor y placer, su mano aprisionaba fuertemente el tronco de mi pene, senti un lengüetazo y mis manos apretaban los cojines que tenía a los lados, metió el glande en su boca y su lengua giraba alrededor, succionaba fuerte al mismo tiempo que su mano le apretaba cada vez más, era una sensación indescriptible, mi cuerpo temblaba descontrolado, quito su mano y se la metió hasta el fondo, pegaba en su garganta fue una sensación nueva, se la sacaba y se la volvía a meter hasta el fondo, cada vez que hacía eso mi cuerpo se volvía loco, al parecer eso le excitaba más porque lo hacía varias veces, sentía que a ese paso pronto le llenaría la boca de semen.
– Aaaahhhh espera un poco Esteban!
– Que se no te gusta?
– Me gusta de más pero aún no quiero terminar!!
– Ok que quieres hacer?
– Es mi turno de hacerte gozar.
Lo levanté y lo inque sobre el sofá, dándome la espalda, le pedí que posará sus manos sobre el respaldo y se inclinara un poco, le puse mi verga entre sus nalgas y se la repegaba mientras le mordía la nuca, oídos, espalda, su cuerpo se erizó y se inclinaba aún más, estábamos sudando, era un momento tan excitante, bese su espalda y uno de mis dedos comenzó a jugar con su ano cerrado, solo se escuchaban sus gemidos ahogados, mis manos separaron sus nalgas, quería comerme ese culito, baje mi rostro y lo puse entre sus nalgas, ese olor a limpio me calentaba aún más, comencé a lamerle tiernamente, y aumente la intensidad poco a poco, sus gemidos eran cada vez más fuertes, una de sus manos me empujaba y yo hacía lo posible por meter mi lengua hasta el fondo.
– Cógeme ya por favor.
Me dijo casi suplicando.
Estire mi mano y de un pequeño buró saqué un preservativo y lubricante, después de ponerme el condón me unte lubricante y un poco más en su culo, no quería lastimarlo, un dedo lo lubricaba por dentro, poco tiempo después se unió otro dedo más y después un tercero, ya entraban y salían con facilidad, Esteban seguía suplicándole que lo cogiera, apunte mi verga a su entrada en hice un poco de presión, entró fácilmente ya estaba bastante dilatado, comencé con el mete y saca!.
– Te gusta nene?
– Si papito cógeme cómo te plazca.
El ritmo aumentaba en cada embestida, en ocasiones se la sacaba completamente y se la volvía a enterrar hasta el fondo, sudabamos tanto, parecíamos dos bestias entregándose al placer, era verdadero sexo entre machos, nuestros gemidos eran bruscos y fuertes, lo nalgueaba mientras veía como mi verga entraba y salía cada vez más rápido; lo gire y eleve sus piernas para ponerlo en posición fetal, le metí la verga nuevamente y de su boca se escapó un grito y de su cuerpo un pequeño salto, seguía penetrándolo con frenesí, era el clímax del momento, sudabamos y el espacio olía tanto a sexo, en momentos me agachaba para besarle, nuestras lenguas jugaban, mis piernas comenzaron a cansarse en esa posición, le propuse montarme y así lo hizo, me recosté, él se subió y apunto mi verga nuevamente a su interior, sus movimientos eran cada vez más rápidos, mi mano lo masturbaba mientras el subía y bajaba, era una locura, se sentía tan bien, su esfínter mostraba pequeños espasmos, sabía que pronto eyacularia, se la jale con más intensidad y comenzó a expulsar varios chorros de semen que cayeron sobre mi pecho y el suyo, su esfínter se contraía fuertemente pero él seguía subiendo y bajando cada vez más rápido, le avise que pronto terminaría.
– Espera un poco, quiero que me llenes la boca de mecos.
Nos separamos y se inco de nuevo, me retiró el preservativo y como si fuera un dulce volvió a metérsela hasta el fondo de la garganta, se sentía también pero ya no podía soportarlo, comencé a temblar, era una sensación indescriptible, mis piernas temblaban y sentía un cosquilleo en mi estómago, huevos y glande, abundantes chorros de lefa le llenaban la garganta, no dejo de chuparla intensamente, siguió con fuerza hasta dejarla limpia, se levantó y se puso a mi lado, nuevamente nos fundimos en un largo beso y por primera vez probé mis propios jugos, era un sabor raro, espeso, algo dulce más no incomodo, nuestras respiraciones eran fuertes y estábamos bañados en sudor, hacía mucho que no cogía de esa manera con alguien, fue realmente espectacular, nos metimos a bañar, nos cambiamos y lo invite a quedarse, en la noche volvimos a tener sexo, mucho mejor, pero esa es otra historia.
Espero les haya gustado y si tienen alguna sugerencia para mejorar los relatos agradecería si me la dejan en la sección de comentarios, saludos desde Guadalajara Jalisco.
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