El colegial y el vagabundo, parte 2, trío con un Senegalés
Luego de ese desvirgue en la vieja casa abandonada, por parte del muchacho vagabundo al colegial en su primer día de clases de uniforme nuevo, a la semana volvió a pasar, pero esta vez eran 22 en la casa, se agregó un muchacho Senegalés afro..
A la semana siguiente de aquel lunes, primer día de clases y primera vez que me cogieron de colegial por ese vagabundo Ramón que moraba una casa abandonada, pase otra vez volviendo a casa del colegio, temprano otra vez, porque se había suspendido el turno tarde, por enfermedad de la profe.
Venía de mi colegio privado con mi uniforme casi nuevo, estrenado la semana anterior, y que estreno! (ver parte 1, … «El colegial y el vagabundo, Debut y desvirgue»), era primera hora de la tarde, tipo 13.30, y pase por esa casa abandonada adonde la semana anterior este muchacho vagabundo de 28 años me había desflorado y roto el culo por primera vez.
Ya me había recuperado del dolor de cola por la penetrada sufrida por la enorme verga negra de Ramón, ya estaba mejor y solo sentía una leve picazón en la zona anal, pero con una pomada específica se calmaba y curaba.
Mi uniforme lucía como nuevo otra vez, lo había lavado bien varias veces, y el finde mi madre me lo planchó prolijamente, así que lucía de nuevo impecable. Además los zapatitos Kickers nuevos no los había vuelto a usar esa semana pasada para preservarlos como nuevos, puro fetichismo, y hoy me los puse otra vez, segundo uso, los había lustrado con esponja siliconada y brillaban como nuevos otra vez luego de las pisadas de bautizo de Ramón ese día de estreno en la casa vieja con sus All Star de lona reventadas…
Al pasar por la casa sentí de nuevo chistidos y miré hacia adentro, estaba Ramón en la puerta, como aquella vez primera, me llamó y entré, primero controlando que nadie mire y me vea entrar, como los pastos estaban muy altos en la vereda, eso evitaba curiosos indeseables…
Ramón, para mi gusto y atractivo, vestía tal cual la semana anterior, es decir la remera negra desteñida, rota y manchada del trabajo de pintura y albañilería, los jeans desflecados y sucios, rotos en las rodillas, y las converse all star de lona, cada vez mas sucias y rotas porque las usaba en sus changas de pintura y albañilería por el barrio.
Me invitó a pasar elogiando de nuevo mi uniforme y zapatos nuevos como el lunes anterior, al pasar a su lado me manoseó y me tocó la cola, me rodeó el hombro con su brazo atrayéndome contra su cuerpo, y me dijo…
«Hola lindo, volviste a seguir con lo que empezamos no?… pero hoy te tengo una sorpresa, hay un amigo conmigo que quiere probarte también, le conté todo y está deseoso de conocerte y probarte también, querés dale?… pasa dale lindo colegial rubiecito…»
Y entrando a la galería que seguía al traspasar la vieja puerta de chapa oxidada, noté que había un muchacho sentado a la mesita de madera vieja que estaba en medio de la galería, era un hermoso muchacho negro africano, negro ébano de verdad, sería un poco más joven que Ramón, difícil de saber por su raza para mí, pero tenía cara de pendejo, con unos enormes y gruesos labios negros que llamaban la atención, me lo presentó Ramón…
«Andresito, te presento a mi amigo Nelson, es un joven adolescente de 19 años, inmigrante de Senegal, refugiado por la pobreza de su país, y me ayuda en algunas changas ahora, y lo invité a vivir acá conmigo…»
Le di la mano y estudié su cuerpo con mucha curiosidad y asombro, ya que nunca había estado tan cerca de un afro de verdad, era muy fornido y musculoso, pero flaco, más alto que Ramón, calculo que medía 1,80 m. o más, y vestía como Ramon ropa vieja rota y sucia, propia de la usada para trabajos sucios, se conoce que la usaba para pintar, una remera azul desteñida y ajada con manchas de pintura blanca, jeans desflecados que dejaban ver sus rodillas color azabache, y unas zapatillas «John Foos» de lona azul, de esas rockeras con gruesas suelas de goma blancas (alguna vez de nuevas, ahora grises y marrones), de base suela roja, muy gastadas y sucias, con manchas de pintura y la lona rota en su unión con las suelas de goma… yo las conocía y me gustaban mucho, yo tenía un par negro que usaba en casa y para andar en bici, eran la mejor imitación nacional de las converse all star chuck´s, pero más blandas y suaves… así que lucía tan fálico como Ramón, o más aún por su asombroso color de piel azabache… sexy al máximo diría hoy…
Nelson hablaba raro, con un acento extranjero, tipo Francés, claro que Senegal era ex colonia Francesa. Era muy amable y aparentemente educado, me tiró unos piropos «onda gay», diciendo como emocionado con su medio idioma Español y voz gruesa…
«Mucho gusto Andrés, veo que Ramón te describió muy bien, pero creo que eres más lindo y fino que lo que él me dijo, y con tu uniforme del colegio privado, que es hermoso y nuevo no? cuídalo!, que este vago no te lo ensucie otra vez, ya me contó lo que te hizo la semana pasada cuando lo estrenabas el primer día del colegio y te hizo entrar, el muy chancho…»
Y entonces Ramon se me arrimó, y pasando un brazo por mi hombro me apretó atrayéndome hacia él, y le dijo a Nelson…
«Viste que lindo mi alemancito rubio colegial? te dije que era un principito, quieres probarlo Nel? se deja y le gusta, vas a ver, le hacemos un trío dale?…»
A lo que Nelson se ruborizó, y se tomaba la entrepierna bajo el sucio jean, no pude evitar fijar mi vista ahí, porque la marca del bulto que se notaba bajo el jean era enorme y muy larga, como que le llegaba al borde del muslo, no sé cuánto mediría, pero enseguida lo sabría para mi asombro…
Y entonces Ramón me sacó la mochila colegial azul de mi espalda, y la dejó sobre una silla, me metió una mano en mi cola y empezó a besarme el cuello y orejas desde atrás, mientras empezaba a refregarme el bulto duro en mi pantalón gris del uniforme, se escuchaba el roce del jean rotoso en mi uniforme y eso me dio una erección instantánea, mis hormonas a los 14 estaban en «tsunami adolescente», obviamente, y claramente gay desde esta experiencia con los muchachos trabajadores y vagabundos muy sucios, lo que marcó mi gusto de pendejo por los peor (o mejor…) vestidos, fálicos y atractivos a mi gusto temprano…
Nelson se paró y dijo…
«Ya vengo, me voy a lavar los dientes y manos, y otros lados…», riendo y mostrando una hermosa dentadura blanca como la nieve, que le llegaba como de oreja a oreja….
Ramón dijo lo mismo y agregó… «Si, mejor que estemos algo limpitos para no darte «asco» lindo Andresito, vos tan pulcro y perfumadito, y estos dos negros tan sucios, ja ja!…»
Y ambos fueron para el baño que daba a esa galería, adonde yo me había lavado la semana pasada luego de la cogida que me había pegado Ramón montándome sobre el colchón viejo de la pieza contigua…
Volvieron secándose las manos y me rodearon, Ramón se volvió a colocar detrás mío y me abrazó apoyándome el bulto en mi raya, mientras me chupaba la nuca, el cuello y me mordía mi pelo rubio chupando detrás de mis orejas jadeando… y le dijo a Nelson…
«Dale Nel, hagamos un sandwich «oreo»… de tapas negras y relleno blanquito… Arrimate dale…»
Y Nel se agarraba la entrepierna al bulto que ya lo tenía como para romper el jean rotoso. se mostraba indeciso y me tomó una mano y la llevó a su bulto diciendo…
«Dale Andy, agarramela y sentí que dura me la ponés… tu perfume me excita, y ese uniforme cheto más todavía…»
Y me tomó de la corbata y se pegó a mí de frente, rodeando mis Kickers con sus sucias Foos como atrapándome inmóvil… a lo que siguió olfateándome como un perrito y jadeando, me comenzó a chupar el cuello y la cara, se sentía limpio por suerte recién aseado, su aliento caliente inundaba mi cara… me besó con esos enormes labios gruesos, lo que me puso a mil porque sentía como que se me pegaba tipo sopapa con cada chupón que terminaba en un sonoro «chuic» muy excitante…
Yo lo abracé con ambos brazos y lo pegué a mi cuerpo, por mi altura le llegaba con mi boca al cuello, y entonces me besó en la boca metiendo una enorme lengua jugosa adentro, y a la vez su bulto se pegó al mío y comenzó a moverse a los lados y adelante y atrás, refregando mi uniforme con su rotoso jean de trabajo, su olor era a macho, medio raro a transpiración fuerte, pero en lugar de desagradarme curiosamente me calentó más pensando la mezcla y contraste de mi piel blanca y perfumada con su piel negra y sudada, más fálico aún!!!
Ramón seguía pegado de atrás a mi cola y espalda, y decía cosas muy excitantes como incitando a Nel a darme duro…
«Dale Nel, apretalo a mi alemancito tierno, apretalo duro y hacétela chupar dale, vamos a enseñarle a tomar la meme negra al bebé colegial blanquito dale?…»
Y apartándose de mí, me ordenó ponerme de rodillas ante Nel, que se corrió un paso atrás mientras se bajaba el cierre del jean y sacaba una anaconda negra enorme que me asustó, debería medir como 25 a 30 cm erecta, no muy gruesa pero larga, curvada a un lado cual banana… y jugosa por el lubricante que ya estaba segregando por la punta y que Nel se esparció por todo el glande con su mano…
Entonces se arrimó a mí y ubicó la punta en mi cara, primero me la refregó por el pelo y la cara, me la pasó por el cuello de la camisa blanca, y tomando mi corbata colegial la envolvió y la ubicó en mi boca tomándome la cabeza por la nuca, me ordenó abrir la boca, se sentía algo fuerte pero estaba recién lavada ya que tenía algún perfume a jabón… conforme abrí mi boca la fue metiendo primero despacio y luego me la empujó a fondo sosteniéndome de la nuca y cabeza con sus dos manazas negras, y me dijo…
«dale chúpala lindo, chúpala como una paleta de chocolate, pásale la lengua por la cabeza, dale salívala y lubrícala bien lindo rubiecito, cómeme la verga negra alemancito , daleeehhhh, te voy a llenar esa boquita de carne negra nene colegial, aaahhhh que lindooooohh…»
Y ahí se la chupé con mi lengua llenándola de saliva dulce, y cuando estuvo bien jugosa, me la mandó a fondo de golpe, haciéndome hacer una arcada porque me tocó la garganta, no entraba toda en mi pequeña boca, creo que apenas la mitad, y ahí comenzó a ponerla y casi sacarla moviendo la pelvis atrás y adelante al ritmo, mientras gemía y decía cosas en un idioma raro que no entendí, supuse que algún idioma original de su tribu en África, no sé pero sonaba más salvaje y excitante, gruñía como perro en celo mientras con cada embestida la mandaba más adentro, hasta que logró pasar mis amígdalas y penetró mi garganta profundamente, ahí casi me ahoga y sentí que su vello púbico se pegaba a mi naricita, indicando que la tenía toda adentro, comencé a hacer arcadas y toser y lo empujé como pude para sacarla.
Mientras Ramón estaba detrás mío recaliente con la escena y me ponía su verga en mi nuca y la pasaba de oreja a oreja empujándola contra la parte de atrás de cada oreja como queriendo meterla ahí, sus rodillas estaban sobre mis hombros, y sus pies trababan los míos que al estar arrodillado quedaban hacia atrás, otra vez abusados los Kickers nuevos por sus rotosas Converse… las sentía refregarme la goma contra el cuero… o sea estaba abusado de adelante por el hermoso senegalés, y de atrás por mi vagabundo Ramón caliente…
Nel volvió a penetrarme la boca con su boa negra, esta vez sin ir a fondo, solo estimulando lo que vendría… ya que me dijo entre jadeos y gemidos…
«Aaaahhhh lindo, querés tragarte mi leche? dale que me vengo adentro de tu boquita y te la tragás toda!!! querés lindo alemancito rubio colegial tomarte tu primer leche negra de estreno?… ahí va, ahí va, ahí vaaaahhhhh la lecheeeeeee!!!… y entre gruñidos y gemidos me sujetó fuerte la nuca y descargó todo su semen en mi garganta en varios golpes de verga, me ahogaba, tosía y tenía arcadas fuertes, y lo empujé otra vez para separarlo, imposible, me quise retirar hacia atrás, pero Ramón me tenía trabado de atrás, así que solo pude tragar toda la leche, y tratar de respirar por la nariz, ya que tenía la boquita llena de carne negra de Nel descargando toda su leche retenida, vaya a saber de cuantos días sin ponerla… sabía entre salada y dulce, sabor extraño pero nada desagradable, otra vez excitante y fálico de ver tremendo pibe afro cogerme la boquita por primera vez de colegial pulcro en esa casa vieja y sucia…
Terminado este desvirgue oral, se apartaron ambos jadeando y riendo, yo arrodillado entre ellos como su esclavo sexual, lleno de leche en mi garganta y barriga, y semen por toda la camisa y corbata, ya que mientras Nel acababa, Ramón también terminaba y regaba mi cabeza, cuello y camisa de su leche, limpiando el exceso de semen de su verga con mi corbata escocesa como testamento en mi uniforme de esa desvirgada, ahora oral y externa, entre dos muchachos negros, rústicos, sucios y viriles, abusando del colegial rubio en su uniforme escolar fino y perfumado…
Luego de relajarse y reír un rato, me levantaron y, manoseando frenéticamente mi colita, me ordenaron pasar a la pieza y acostarme boca abajo en el colchón, bajarme solo un poco el pantalón del uniforme y esperar a que Nel vaya a montarme de lleno y terminar su estreno, una vez que sus hormonas afro salvajes le repongan la erección…
Pero eso va en la parte 3…
Parte 1 ver: «El colegial y el vagabundo, debut y desvirgue», publicado 21-oct-2021.
Parte 3 a seguir: El colegial y el vagabundo, cogido por el senegalés.
Uffff, hermoso relato