El colegio, el auxiliar, mi entrenador y profesor de comunicación I
Muy buenas a todos, mi nombre es Sebastián y actualmente tengo 25 años, hoy les narro mi primer acercamiento al mundo homosexual, que sucedió cuando yo estaba en la secundaria.
En un relato algo extenso, pues cuenta el inicio de mi vida sexual y creo necesario leerlo completo para comprender el cómo fueron pasando las cosas en mi vida, y como una cosa llevo a la otra.
Como ya había dicho, yo estaba en la secundaria, específicamente en el 2° año, y como todo adolescente tenía las hormonas encima y fácilmente tenía pensamientos cargados de morbo y otras fantasías, sin embargo, nunca se me había pasado por la cabeza alguna fuera del ámbito heterosexual.
Por aquel entonces yo era un chico delgado, que apenas desarrollaba su cuerpo y despertaba a la vida sexual, aunque ya había tenido novia, lo máximo que había hecho era unos besos y algún que otro chupetón.
Como cualquier otro adolescente de mi edad, siempre nos hacíamos bromas pesadas, como empujar con la pelvis a algún compañero o fingir pajas; todo ello por las hormonas.
Hasta ahí todo era broma, y yo las tomaba como tales; pero entonces, a mitad de año entro un nuevo auxiliar a la institución, alto (1.
76 m), moreno, cabello negro y ojos cafés, cuerpo atlético, de 29 o 30 años y sonrisa seductora.
Se llamaba Martin, y tenía una cura bastante atractiva, pues si bien no era muy agraciado de rostro, casi todas mis compañeras del otro turno suspiraban por él, incluso mis profesoras (algunas jóvenes y otras no) babeaban por él.
Lo cierto es que EL tenía algo, quizá era su actitud, su personalidad, su forma sencilla pero sexy de vestir, en ese entonces no sabía; pero hoy sé que sencillamente él era el clásico «MACHO» con el que cualquier mujer y hombre quisiera pasar un muy buen rato (si saben a qué me refiero).
Tales cambios de comportamiento llamaron mi atención, y al ver el efecto que Martin ejercía en los demás, yo decidí observarlo, estudiarlo y, con el tiempo, imitarlo; pues mi intención era yo también excitar de tal forma a las chicas.
Paso el tiempo, y mis observaciones continuaban a la par que varios rumores se volvieron la comidilla del colegio, la mayoría en torno al nuevo auxiliar, los cuales iban desde quien era su interés romántico, hasta quien se tiraba en el colegio (pues el, al ser auxiliar, siempre salía en la noche, y generalmente era el último).
Lo cierto es que a Martin no le molestaba, de hecho, se reía de ellos y simplemente decía: «hay chicos, si supieran.
»
A mediados de octubre, el colegio solía entrenar a los chicos pues en noviembre se realizaban torneos de distintos deportes, en los cuales yo si bien tenía aptitudes, no era bueno (irónico porque hoy soy entrenador personal) pero esta vez decidí esforzarme, pues ya había asimilado que a la mayoría de las chicas les gustaba el auxiliar solo su cuerpo.
A mis padres le pareció de maravilla que repentinamente me interesara tanto en los deportes, pues el cambio fue tan rápido que pensaron por fin se les había cumplido el milagro que tanto habían pedido; incluso mi profesor de educación física, un hombre fornido de unos 34 años, se alegró por ello, ya que vio en mi esfuerzo y disciplina a un futuro atleta.
Por ello comencé a entrenar no solo en el colegio, sino también en casa o en el parque; como consecuencia, mi profesor de ed.
física decidió guiarme y entrenarme después de clases en atletismo.
Comenzó un día viernes, recuerdo que yo, junto a otros 7 chicos de mi edad, entrenábamos bajo supervisión del profesor y del auxiliar, el cual de echo también era maestro de educación física, muchas veces ayudaba al entrenador tomando tiempos, registrando marcas o simplemente conversando con nosotros de temas varios.
Luego de una hora más o menos terminamos el entrenamiento, pues al ser la primera vez no querían matarnos, sin embargo, acabamos todos con el cuerpo adolorido debido al intenso ejercicio realizado, pero yo ya le había agarrado el gusto al ejercicio.
Luego de cambiarnos, ya por retinarnos el entrenador nos llamó para decirnos nuestras marcas y revelarnos el plan que tenía para con nosotros, así que no reunimos todos en su oficina, la cual estaba conformada por 2 ambientes separados de las aulas y un almacén donde guardaban las colchonetas, ligas, balones y demás.
Al llegar no encontramos con el auxiliar llenando una tabla en la pizarra, donde nos explicó que debíamos mejorar nuestros tiempos ya que la escuela tenía planeado entrenar atletas para competir a nivel local y regional, así pues, nos fue entrevistando uno por uno para tener datos completos y determinar en qué pruebas podríamos destacarnos, y a medida que los chicos iban pasando se iban yendo, hasta que al final solo que de yo.
Debo admitir que me puse nervioso, pues estaba solo frente a una persona que sin querer había convertido en mi ídolo, y eso se notó, pues me dijo que me tranquilizara porque sabía lo que pensaba de él y se sentía halagado de que alguien como yo lo tomara como modelo a seguir; me mostro que de todos yo no había sido el que peor había rendido ese día, al contrario, era uno de los mejores y me aseguro que entrenarme como más que a los demás sería muy provechoso para mi (palabra proféticas).
La entrevista siguió con normalidad y una vez concluida dijo que desde ahora ya no pensara en el cómo un auxiliar, sino como un guía, como un hermano mayor.
Dicho esto, me retire de la oficina y por culpa de los nervios, deje mi casaca en uno de los asientos del fondo del lugar.
Apenas salí, el apago las luces y también se fue luego de cerrar; yo me dirigí al baño pues al ser el último en pasar la entrevista me dieron ganas de orinar, luego de ello me di cuenta de que no traía la casaca puesta, y que la había olvidado en la oficina, pensé en buscar al auxiliar pues sin duda se encontraría cerrando las aulas.
Pero para mi sorpresa, al salir del baño vi que la oficina del entrenador tenía las luces encendidas y la puerta semiabierta, yo pensé que quizás el profesor Marcos, que así se llamaba el entrenador, estaba ahí, de modo que camine tranquilo hacia ahí.
Pero a medida que me acercaba escuche ruidos extraños, que me era algo familiares, así que con cautela me detuve a analizar los sonidos.
Parecían gritos ahogados, bufidos acallados o suspiros exagerados; de inmediato supe que eran, pues a esa edad ya había visto el porno suficiente para saber lo que estaba pasando dentro.
De modo que me acerque a la puerta y mire el interior, pero no había nadie, así que inferí que estaban en el almacén de la oficina, así que entre despacio y observe desde un ángulo que me permitía mirar el interior como el profe Marcos empujaba la cabeza de mi profesor de comunicación, un hombre 35 años, contra su pelvis.
Me quedé en shock, pues yo pensé que mi profe de comunicación, Luciano, era heterosexual, ya que al ser guapo mujeres no le faltaban; pero ahí estaba, devorando la pija de mi entrenador con ansia y premura mientras este empujaba con sus manos su cabeza en un ritmo que solo había visto en los videos.
Al cabo de unos segundos, Marcos soltó la cabeza de mi profesor para quitarse su camiseta y Luciano terminaba de quitarle los pantalones hasta dejarlo totalmente desnudo.
Fue el primer hombre que vi sin nada de ropa.
Cabe decir que toda aquella situación me había excitado como ningún otro video o chica había conseguido hacer, tenía unas ganas enormes de masturbarme, pero no lo hice, pues sabía que si lo hacía me descubrirían, de modo que seguí viendo.
Observe, como los gruesos brazos de me entrenador ponían de pie a mi profe Luciano y enterraba su lengua en la boca del otro en un beso que me enloqueció hasta a mí, mientras que con su mano derecha dedeaba el culo de mi profe para dilatarlo, este dio gritos de placer, sin duda pensaban que ya todos se habían ido.
Luego de aquello, mi entrenador bajo una colchoneta la tiro en el piso, de inmediato Luciano se puso en 4, mostrándole todo su culo a mi entrenador, el cual yo también pude ver como se contraía y dilataba como invitando a que llenaran con una buena verga, pero Marcos no lo hizo, él también se puso en 4 y enterró su cara entre las nalgas de mi profe de comunicación, el cual boto un grito de placer y con su mano, empujaba la cabeza de mi entrenador para que entrara toda su lengua y lo abriera como si no hubiera mañana.
Solo cuando el ruido que hacían se volvió fuerte, me di cuenta que era imposible que alguien no se diera cuenta de lo que pasaba aquí dentro, fue entonces que caí en cuenta de que no era así, al contrario, lo más probable era que el auxiliar Martin estuviese perfectamente enterado de lo que ocurría, lo que me llego a pensar en si el también había hecho alguna vez tales cosas, si se había metido en un salón y al igual que mi profe de ed.
física, había enterrado su verga en la boca de alguien, si le había destrozado la vagina a alguna profesora o compañera, o quizá, al igual que a mi profe Marcos, el también se había follado a mi profe de comunicación.
Estaba inmerso en esas fantasías hasta que un grito me devolvió a la realidad.
Siiiiiiiiiii CARAJO SIIIIIII, ROMPEME EL CULO
Era mi profe Luciano que gritaba extasiado mientras mi entrenador le metía su verga de golpe.
M: ¿Te gusta puta? ¿Te gusta esta polla?
Dijo con un tono lleno de lujuria.
L: Si entrenador, quiero que su mejor pupilo
Respondió mientras movía su trasero en círculos.
M: mmmmm, si, sin duda hoy también tendrás tu premio
L: ¿Sí? Quiero mi lechita para ser las fuerte poder hacer esto.
Apenas lo dijo, mi profe Luciano hizo algo que me dejo loco, pues apenas termino de decirlo mi entrenador bufo como un toro y tiro cabe hacia atrás mientras extendía sus brazos y gozaba del culo de mi profe.
M: ¿Quieres leche? Pues te va a costar
de inmediato de empezó a dar de forma violenta mientras le nalgueaba con brutalidad y ambos cogían sin descanso.
L: DAME, DAME, DAME FUERTE
M: CALLATE PUTA, y le nalgueaba otra vez.
Entonces mi entrenador salió de él y se tiro en la colchoneta, ahí vi que no estaba usando condón, se lo estaba cogiendo a pelo.
No pasaron ni 2 segundo, y mi profe de comunicación ya se estaba insertando su verga para darse unos sentones de vértigo.
M; mmmmm, HA, SI, DALE.
QUE RICO CULO
Luciano no respondía, pero por la forma en que seguía brincando sin descanso ni quejan, era evidente que lo estaba disfrutando tanto o más que Marcos
Entonces se dio la vuelta y besando a mi entrenador, ambos hicieron unos movimientos tan rápidos que gritaron a la vez, gritos que se ahogaron en sus bocas que se devoraban mutuamente.
Luego de ello ambos de separaron y fueron a una esquina, donde ayudándose en la pared, Marcos cargo a mi profe se le penetro con ritmo frenético e hipnótico.
Ha Ha Ha, era lo único que oía en aquel lugar, ya no había palabras ni golpes, solo la deliciosa penetración de mi entrenador, penetración que yo miraba con lujuria y envidia, pues quería ser yo quien reventara el culo a mi profe.
Entonces en medio de tantos splash y splash, mi entrenador empezó darle más duro y daba gritos cada vez más fuertes.
M: OH SI, AHI TE VA TU PREMIO PUTA, TOMALA TODA
DIOS, QUE RICO CULO MIERDA.
L: SI DAMELA TODA, SI SI
M: OH, AHI TE VA, SI OH HA HA HAAAAAAAAAAA
Se la enterró lo más que pudo, mientras ambos chillaban y emitían sonidos cargados de deseo y satisfacción.
Entonces yo también sentí una sesión completamente ajena a mi control, todos mis músculos se tensaron, todas mis venas se contrajeron, la presión en mi pene y toda esa zona creció exponencialmente.
Sabía que estaba pasando, pero no sabía porque estaba pasando, ya que no me había tocado en ningún momento y tampoco me atraían los hombres.
No lo pude contener, alcance a taparme la boca y contener mis propias exclamaciones a la par que eyaculaba sin control alguno mientras miraba, embelesado, como el semen de mi entrenador chorreaba del ano de mi profesor de comunicación aun con una verga atorada dentro.
Apenas recobre la compostura, me aleje sin hacer ruido y recogía mi casaca junto con el resto de mis cosas.
Ya fuera de la oficina me aleje vigilando que nadie me viera hasta salir de la institución.
Una vez llegue a la calle, camine hasta mi casa mientras recordaba los que había visto y me replanteaba mí, hasta hace poco, heterosexualidad; tenía muchas preguntas, mis padres no entenderían la situación y peor aún, me repudiarían completamente.
Afortunadamente había alguien que si estaba dispuesto a escucharme.
no hay segunda prte?