EL COMERCIANTE DE ROPA (Humbost)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Una vez más con ustedes amigos, ahora para salir en defensa de los hombres que tienen un pene no tan grande ya que con conocimiento de causa les puedo decir que algunos saben hacer maravillas con lo que tienen y dejan un recuerdo inolvidable en el cuerpo y en la memoria.
Tal es el caso de Byron, un hombre casado, padre de familia, de unos 30 años que un día llegó a mi casa ofreciéndome unos pantalones de marca para que le comprara y ante su insistencia me medí algunos que no eran de mi talla y me quedaron demasiado grandes.
– Amigo, pero le puedo traer otros de talla menor para que se los mida
– Necesito que sean de talla 32
– Ah, pero mire este que ando puesto es talla 32, si quiere se lo mide a ver como le queda y le traigo luego otros, así estamos más seguros
Cabe agregar que me pareció un poco extraña la opción pero acepté. Cerré la puerta principal de mi casa, le invité a pasar a mi habitación y él se quitó su pantalón quedando en unos bóxer verde claro y camiseta y yo me quité mis pantalones cortos quedándome también en bóxer y también en camiseta. Empecé a medirme el pantalón que me ofrecía y observé a Byron en su ropa interior, se veía chistoso intentando taparse con la camiseta su bulto
– ¿Por qué se tapa su bulto? Entre hombres no necesitamos de eso ya ve que yo no lo hago
– Es que no sabía cómo usted lo tomaría – y dejó de bajar su camiseta ante lo que pude ver marcado en su bóxer semi transparente un pene que estaba acomodado hacia abajo, y que podía ser pequeño y eso si, un tanto grueso –
– Así está mejor y se le ve muy bien ese bóxer, – le dije –
– Gracias, a usted se le ve mejor y lo llena muchísimo más
– No creas, a veces las apariencias pueden engañar
– No creo, puedo ver que a usted le sobra lo que a mi me falta
– Habría que ver, ¿no cree?
El asunto no pasó a mayores, esa talla me sentaba bien y fue hasta el día siguiente que llegó con varios modelos diferentes de la misma talla y me acompañó a medirme cada uno, mientras otra vez sin una gota de vergüenza me los estaba midiendo. Cuando iba por el segundo de los nuevos pantalones Byron, quizás por conversar algo me hace la anotación
– Creo que se le nota demasiado bulto adelante con ese pantalón
– Si verdad, dame otro – y me lo puse –
– Ese está mejor. Una pregunta inocente: ¿usted tiene el pene grande verdad?
– Bueno, cuando está “furioso” un poco pero tranquilo no en exceso
– Como le envidio eso, el mío es bastante pequeño
– Amigo, el tamaño no es lo más importante, sino el uso que se le dé
– ¿usted cree?
– Y ¿es que lo tienes demasiado pequeño?
– Creo que si
– ¿y qué dicen las mujeres?
– Pues mi esposa no se queja, eso creo
– Entonces es que lo utilizas bien
– Pero me habría gustado tenerlo más grande
– Enseñelo para ver y asi puedo dar mi opinión masculina
– Me da vergüenza y es que somos dos hombres y eso puede parecer que somos maricones
– Byron no le veo ninguna “mariconada” a que conversemos de esto y nos enseñemos los penes, siempre que quede entre los dos. Si quieres empiezo yo para que tu veas ¿bien?
– Está bien
Como tenía puesto el pantalón, suelto el botón, bajo la cremallera, bajo el bóxer y mi pene queda a la vista.
– Manuel, usted si que está dotado, imagino lo que será cuando su pene se excite, si es así aún dormido
– Byron, enseña lo que tienes a ver si es cierto lo que dices de tu tamaño
Empieza lentamente a quitarse la ropa hasta que presenta el pene aún dormido, circuncidado. La verdad se veía un poco pequeño, quizás más por la gran cantidad de vellos púbicos y en sus testículos y porque no estaba erecto
– Si quieres un consejo, creo que podría verse un poco más grande si te depilas o cortas el exceso de velllo que tienes por tu miembro y en las bolas
– ¿Usted cree?
– Si, ¿te gustaría hacerlo?, yo tengo tijeras y una cortadora eléctrica de pelos que te puedo prestar. Yo me rasuro cada semana para que se me vea más grande el pene
– Y de veras que se le ve grande pero es que usted tiene un pene enorme. Bien, ¿puede ser que me depile ya?
– Claro que si, déjame buscarte los implementos
Busqué los materiales para que empezara el trabajo pero ante su ineptitud le pregunté
– ¿necesitas que te ayude?
– No se, pero en realidad si, si no le molesta
Empecé a ayudarle pero como obviamente era necesario tocar su pene y testículos para afeitarle, comenzó a tener una erección y a mi esto comenzó a excitarme. Byron estaba sonrojado pero no decía nada, solo miraba como yo hacía el trabajo, todavía sin percatarse de que yo también estaba ya en erección. Su pene empezaba a presentar gotas de líquido preseminal y esto me estaba poniendo más excitado. Byron se atrevió a decirme
– Disculpe Manuel, es que no puedo contener mi erección y es que usted tiene que tocar mis partes para quitar el vello
– Ya veo que estás muy excitado y hasta estás pre eyaculando, ¿quieres que siga?
– Si, siga, siga – lo dijo con un tono de gusto –
Pero ahora que ya terminaba el trabajo no pude contenerme y le tome el pene completo entre mi mano izquierda. El me miró muy sonrojado y entendí cuánto quería que siguiera, empecé a masajearle los testículos y su pene mientras Byron cerraba sus ojos y su respiración se hacía más fuerte ante lo que aproveché para meter su pene en mi boca y él tomo mi cabeza para moverla más y que su miembro entrara completo. No fue necesario mucho esfuerzo para tener la boca llena de su miembro (le medía de 6 a 7 cms. y tenía bastante grosor).
– Byron ¿quieres que pare?
– No, por favor, siga, siga, estoy sintiendo delicioso. Me hace sentir que le está gustando lo que tengo y ofrezco, y lo hace mejor que mi mujer, ahhhh, que delicia, asi, asi
– Me gusta, tienes un pene que encanta
– ¿si? ¿de verdad le gusta? – preguntaba muy contento –
– Si, si, es bien rico y me sabe delicioso
– Chúpelo asi, es usted un experto
Byron estaba disfrutando tanto que no quería sacar su pene de mi boca pero como ya veía venir el momento de su eyaculación, me centré en chupar sus testículos cuando siento sus manos intentando tocar mi pene
– Manuel, su pene es el más grande que he visto, es enorme
– Es grande pero no tanto
– Vaya, si es como 3 veces el mío. ¿cuánto le mide?
– No te preocupes por el tamaño, tranquilo. Entiende que ofreces un maravilloso pene
– Con usted no tengo problemas, me ha demostrado que mi pene le gusta mucho
– Muchísimo, más de lo que crees
– ¿En serio?
– En serio
– Manuel, ¿me dejaría hacerle el amor?
– Si – fue mi respuesta ante la pregunta tan dulce que me hizo
– ¿y se lo han hecho antes?
– Si, ya te podrás dar cuenta
– ¿muchas veces?
– Solo me lo han hecho 2 hombres antes que tu, pero ninguno me ha hecho el amor
– Entonces yo voy a ser el primero que le haga el amor, ya verá
– Eso espero
– Y ¿me dejaría chuparle el culito antes de cualquier cosa?
– Claro que si
Ante mi respuesta Byron me dio vueltas, abrió mis nalgas con sus manos y empezó a pasar suavemente su lengua por mi hoyito, lo hizo de tal manera que me estaba haciendo derretir, es más, ya me estaba haciendo el amor con su lengua, de la manera más tierna que se pueda, me pidió ponerme boca arriba para seguir haciéndolo y todo eso duró casi media hora hasta que de dijo
– Quiero penetrarlo, hacerlo mío, todo mío
– Hazlo, deseo que lo hagas
Y empezó a pasarme su pene por mi hoyito, de arriba abajo y cuando yo pensaba que iba a entrar en mi, me lo ponía hacia arriba que rozara mis testículos. Ya estaba volviéndome loco de deseo por el pene de Byron pero me daba cuenta de que él esperaba con ansias que yo le rogara que me penetrara, se lo dije a la manera de él
– Byron, por favor, hazme el amor ya, quiero que dejes que tu delicioso miembro entre en mi, por favor
Y no me equivoqué ya que no bien había terminado la frase cuando Byron introdujo su pene completo de un solo empujón en mi ano, no me dolió por la excitación que tenía pero lo que si logró fue que tuviera una eyaculación, me hizo salir un rio de semen de mi pene. No podía creer que ese hombre de pene casi pequeño estaba logrando lo que nadie había podido hacer jamás, sin masturbarme, sin tocarme testículos, había logrado que tuviera el mayor disfrute de toda mi vida que un rio de semen saliera de mi.
Pero faltaba él y al sentirse completo dentro de mi y verme eyacular se posó sobre mi, tomó mis labios y empezó a besarme tan apasionadamente que mi pene no tuvo tiempo de descansar porque volvió a quedar en pie en segundos entre nosotros dos. Mientras Byron me besaba y me penetraba a su manera un poco tosca pero deliciosa a la vez, haciendo valer lo que él ofrecía ya que si bien no había largura había un bastante grosor y lo hacía maravillosamente.
Amigos, en esa posición me hizo eyacular a montones una vez más ya que su cuerpo al moverse sobre el mío mientras me penetraba me estaba dando disfrute a montones pero esta vez yo quería que fuera mutua la eyaculación así que antes de que yo lograra mi segundo éxtasis le pedí
– Byron deme su leche, démela toda ya
– Es toda suya, todita, tómela toda, es mi regalo para usted ahhhhhhh, ahhhhhhh
Y mientras yo eyaculaba el estaba derramando su néctar dentro de mi, me estaba llenando y lo estaba disfrutando como yo.
Minutos después nuestras respiraciones ya calmadas pero aún dentro de mi aunque su pene ya no estaba en erección se acostó boca arriba y me preguntó
– ¿Le gustó Manuel? Dígamelo con sinceridad plena
– No me gustó
– ¿en serio? – su cara de decepción era muy notoria –
– No es cierto Byron, fue más que gustarme, me encantó; quiero que me hagas el amor cada vez que puedas, cuando quieras. Eres sencillamente inmejorable y hoy me has enseñado a HACER EL AMOR.
El tamaño del pene no es lo que importa si se sabe utilizar bien lo que se tiene y con Byron lo vivo, aunque yo solo soy su amante y su esposa lo tiene siempre con ella pero él sabe llenarme completamente cada vez que puede y como él lo dice: nos queremos en silencio.
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