El comienzo de mi matrimonio como cornudo (3)
El inicio oficial de mi vida en matrimonio como cornudo .
Días después de lo acontecido en el carro, Saúl se encontraba trabajando en el despacho con Alberto, cuando me llamó, yo estaba editando en la sala, me dirigí al despacho todavía con la laptop en las manos
—Amor, hoy terminaremos de trabajar más tarde y cenaremos aquí, quisiera que nos prepares lasaña, le platique a Betito lo buena que te queda— me dijo, sentí celos de que le dijera “Betito” y encima ahora iba a prepararles la cena, parecía que se volvían más cercanos, Alberto me miró y sonrío, lo miré unos segundos y pensé en lo mucho que esos labios le habían mamado la verga prodigiosamente a mi marido
—Claro, pero no tenemos todos los ingredientes, me tomará al menos 30 minutos ir y regresar del super — le dije, sabiendo que seguramente me montarían los cuernos mientras no estaba, Saúl me miró con su cara tierna de súplica, —por favor amor, hace mucho que no me consientes— me dijo
Claro, el consentirlo ahora era tarea de Alberto, pensé…
—Ok, está bien — acepté con ansiedad imaginando lo que harían estos dos teniendo la casa sola, solo me preocupé porque esta vez no los vería y de pronto me vino a la mente una idea…
—solo déjame enviar un correo y voy a comprar lo necesario— le dije, Saúl sonrío y me dijo —gracias amor— al tiempo que me daba un beso en la mejilla, mientras abrí mi app de mensajería y desde la laptop me hice una videollamada a mi teléfono de trabajo, la contesté discretamente y bajé el brillo de la lap al mínimo de tal forma que no se notara que estaba encendida y pegué una notita adhesiva en el led de la cámara, la dejé abierta en una mesa que estaba junto a la puerta, no tuve oportunidad de ajustar el ángulo de la cámara pero por lo menos apuntaba hacía el frente y se vería gran parte de la habitación, me dispuse a salir —regreso en un momento— les dije y salí rápidamente, subí a mi coche y me dirigí al supermercado, puse mi teléfono de trabajo en el soporte del tablero y me temblaban las manos, abrí la app de videollamada y pude ver los dos escritorios con mi marido y Alberto trabajando silenciosamente, por un momento mis nervios se calmaron, 15 minutos después casi llegaba al super sin novedades en el despacho cuando de pronto Saúl se levantó y se colocó detrás de Alberto mientras ambos miraban el monitor, hablaban de algún tipo de contrato, yo esperaba en el último semáforo antes de llegar a mi destino cuando Saúl deslizó su mano sobre los hombros de su asistente y comenzó a darle un masaje mientras hablaban, el semáforo cambió a verde y me apresuré a llegar, me estacioné rápidamente en un lugar apartado y me concentré en lo que sucedía en casa, Saúl seguía tocando al chico y ya se notaba una creciente erección en sus pantalones de vestir color beige, sin dejar de hablar restregó su bulto en el brazo de Alberto, quien sonrió al sentirlo, entonces Saúl desabrochó dos botones de la camisa de Alberto y metió sus manos masajeando sus pechos, el chico se reclinó en su silla y se relajó, acto seguido mi marido abrió dos botones más y la mitad de su torso quedó expuesto, mi respiración se aceleró, entonces Saúl giró la silla para quedar frente a frente y se inclinó para mamarle los pezones, el puto de Alberto solo gemía y le acariciaba el cabello a mi esposo mientras le entregaba su pecho —te crecieron las tetas Betito— dijo mi marido aún con el pezón de Alberto entre los dientes, los mordía, los lamía y los jalaba con sus labios frenéticamente al tiempo que se sobaba el paquete por encima del pantalón, algunos minutos después Saúl le desabrochó el pantalón a Alberto para liberar su verga y empezó a masturbarlo sin dejar de succionar sus tetillas, Alberto comenzó a dar gemidos más acelerados —si papi, que rico! Me vas a hacer venir— dijo entre jadeos, entonces mi esposo se incorporó y su paquete quedó a pocos centímetros de la cara del chico, lo tomó del cabello y empezó a restregarle el bulto en la cara, el cabrón hambriento lo olía y lo mordía aun con ropa—sé que te encanta Betito— le dijo Saúl, para Alberto esto fue una señal y desabrochó el cinturón de Saúl, bajándole el pantalón hasta las rodillas, quedando mi esposo solo en bóxer, usaba unos nuevos de color rojo que yo no le había visto, su verga llegaba hasta el muslo estirando mucho la tela de la prenda y en ellos se notaba una gota de precum, el chico comenzó a olfatearlo con deseo, le olfateó el paquete durante algunos segundos antes de bajarle el bóxer y liberar su verga, ni corto ni perezoso empezó a mamarla, subía y bajaba por el tronco sin poder engullirla por completo debido al tamaño, pero el cabrón lo intentaba, se atragantaba de polla mientras le masajeaba los huevos, Saúl gemía y lo tomó del cabello bruscamente para empujarle la verga en la boca lo más que podía, produciéndole arcadas y lágrimas en los ojos, pero él se aferraba a ese trozo de carne como un becerro hambriento, de pronto Saúl lo levantó y lo acostó sobre el escritorio, le bajó los pantalones hasta las rodillas y levanto sus piernas, sosteniéndolas en el aire, dejando ver su culo que admiró durante unos segundos —voy a extrañar este culito bebé— le dijo Saúl y se inclinó para besarlo en la boca sin soltar sus piernas, en ese momento me sentí nuevamente traicionado, ya que hasta ese momento mi marido había reservado sus labios solo para mí, a pesar de todo era lo único que no había compartido con otro y ahora ya nada de él era exclusivo para mí.
Se besaron con deseo durante largo rato mientras Saúl le metía un dedo en el culo, luego dos y después 3… el chico gemía sin dejar de besar a mi marido, quien al poco tiempo levantó el culo de Alberto y escupió en él, se acomodó sosteniendo sus piernas y empezó a restregarle la verga en el hoyo, ni siquiera se molestaron en usar condón, poco a poco Saúl empujó su verga en el orificio de Alberto y este pareció engullirle el rabo con su culo, mi esposo al notarlo empezó a cogerlo con rabia, ¡Alberto dijo entre fuertes gritos y gemidos —ay ay! Si papi, la siento hasta adentro—mi marido se comportaba como un animal consumido por la lujuria dándole fuertes embestidas sin parar, sus huevos chocaban con las nalgas del chico frenéticamente, tanto que las tenía rojas y el escritorio tambaleaba tirando todas las cosas que había encima —esto era lo que querías ¿no perrita? ¡cómetela toda! — le decía mi esposo y sin dejar de cogerlo se inclinó para mamarle las tetas, Alberto se retorcía de placer, tirando el monitor al suelo, pero ni siquiera les importó, entonces mi esposo le sacó la verga y le dijo a su amante —hay que cambiar de posición bebé, no tenemos mucho tiempo, el pendejo de Luis ya no debe de tardar—
Alberto se incorporó y se puso de espaldas a Saúl subiendo una de sus piernas al escritorio, levantando el culo mientras se aferraba con los brazos a los costados del mueble, —dame papi— le dijo a Saúl, quien no tardó en introducirle nuevamente la verga y darle fuertes embestidas, mintiéndolo hasta el fondo en esta posición, los vellos púbicos de Saúl quedaban en las nalgas de su amante, el chico a estas alturas gritaba con una mezcla de placer y dolor —Aaay sii amor, dámela toda— Saúl aceleró la cogida y el sudor corrida por su frente, de pronto la nota adhesiva que había dejado sobre el led se movió y tapó la cámara, dejándome sin imagen pero aún podía escuchar lo que ocurría, mi esposo dio fuertes gemidos cada vez mas acelerados —me vengo bebé, ahí viene la lechita, ¿dónde la quieres?—
—adentro papi, quiero sentir tu leche dentro de mi— dijo Alberto, —¡pues toma putito! — contestó Saúl dando fuertes gemidos, casi al mismo tiempo escuché los gemidos del chico que seguramente también eyaculaba, al poco tiempo solo pareció que se incorporaban
—tiraste el monitor nene— dijo mi esposo
—lo siento, no pude evitarlo, pero el inútil de tu esposo puede comprar otro— contestó el cabron de Alberto, ambos se rieron y de pronto se cortó la video llamada, entonces recordé que la lap no tenía suficiente batería cuando la deje en el despacho de Saúl, ¡puta madre! Maldije aventando el celular en el asiento del copiloto.
Me sentía impotente y frustrado sabiendo que ellos lo estaban gozando en grande y yo aquí como el idiota cornudo, aunque también estaba muy caliente, noté que había mojado mi pantalón con precum, había estado lubricando casi desde que salí de casa y tenía la verga durísima, me la saque y también intenté masturbarme, pero una familia que estacionó su camioneta cerca no me permitió terminar, molesto bajé de mi carro azotando la puerta y realicé las compras lo más rápido que pude, subí las bolsas al maletero y me apresuré a llegar a casa, había tardado casi 40 minutos por la distracción de la videollamada, cuando llegué a casa entré y me temblaba el cuerpo de ansiedad e impotencia, cuando pasé por el despacho a recoger mi laptop saludé con desanimo, Saúl parecía un poco tenso pero sonreía gustosamente y noté el cesto de basura lleno de pañuelos que antes no estaban además de un discreto olor a sexo en el aire, Alberto usaba un suéter negro sobre su camisa pero pude notar humedad en el cuello de la prenda, el monitor yacía estrellado sobre el escritorio y el parecía inmutable, tranquilo y desinteresado con mi presencia.
Nervioso y excitado me retiré a preparar la cena, 1 hora después ya anocheciendo empezamos a cenar, cuando estábamos por terminar Saúl dijo —hoy fue el último día de Alberto amor, renuncia para irse a vivir con su pareja a Monterrey— la muy puta tenía novio y eso no le impidió meterse con Saúl no una sino varias veces, solo Dios sabe cuántas más —ah que bien, felicidades— comenté con una sonrisa fingida
—muchas gracias Luis por tus atenciones, espero que esta no sea la última vez que los vea— dijo Alberto sínicamente dirigiéndose a mi marido, a mí no me miró ni un solo momento, este cabron era una puta come verga peor que una prostituta callejera, pensé…
nos despedimos y en la entrada estaba el novio de Alberto, esperando con recargado en una motocicleta, el chico era de su edad, aproximadamente unos 22 años y en realidad era muy lindo, se llamaba Antonio y ni siquiera se imaginaba lo que había hecho su novio en mi casa, quise decirle todo y mostrarle el video del carro, confesarle que iba corriendo a sus brazos con el culo lleno de la leche de mi marido… pero no me atreví, pensé que sería muy caótico si lo hacía en ese momento, tal vez tendría que buscar la forma de hacerlo después, al menos ahora tendría oportunidad de vengarme.
Cuando mi esposo y yo estuvimos solos sentados en la sala bebiendo una copa de vino, se acercó a mí, me abrazó y me preguntó si estaba todo bien, hacía mucho que no era tan tierno conmigo, lo amaba pero al mismo tiempo quería decirle que sabía todo, aún así algo me detenía, empezó a besarme el cuello, ambos estábamos algo borrachos y yo estaba tan caliente por no haber terminado en el estacionamiento que no me opuse a pesar de saber que había cogido con otro, Saúl se bajó los pantalones dejando ver que tenía la verga dura como piedra, inmediatamente percibí olor a sexo, sin decir nada se acomodó en el sofá abriendo las piernas y me bajó la cabeza hacía su verga, cuando estuve a punto de chuparla me apartó, me tomó del cuello y comenzó a restregarme la verga y sus huevos peludos en la cara, sus huevos estaban húmedos de sudor y me mojaban la cara, — a que huele mi amor? — me preguntó
Lo miré extrañado —¿huele a culito papi? — me preguntó y siguió restregando su verga en mi cara, en verdad si olía a culo, a semen, a sexo… y su actitud empezaba a ponerme nervioso
—de que hablas amor? — contesté
—sé que me viste cogiendo con Alberto, no soy pendejo, Alberto notó que el led de la cámara de tu laptop estaba encendido y después de finalizar la llamada hemos visto tu historial de búsqueda—me dijo
No supe que decir, me había descubierto —parece que te gusta que coja con otro amorcito, por mí no hay problema ya que tu no me la aguantas— dijo mientras metía su verga en mi boca, la misma que hace unas horas había estado en el culo de Alberto, tenía un sabor salado a semen, a sudor y si, a culo…
—quiero que me la dejes limpia cabrón, sé que de ahora en adelante te gustará mamarla después de cogerme a otros, será tu premio— me sentí humillado y con la verga de Saúl en la boca no podía decir nada, la metía y sacaba bruscamente y sensación de vergüenza y deseo me consumían
—el solo pensarlo te excita ¿verdad? —preguntó mientras me agarraba la verga, yo no lo había notado hasta ese momento, pero tenía una erección de campeonato, no pude negar que, aunque me dolían sus palabras, también me ponían muy caliente, decidí entregarme al deseo y la lujuria sin más prejuicios de lo que debía ser un matrimonio…
entonces mi marido se quitó los zapatos y me llegó el olor de sus pies, me empujo en el sillón y quedé recostado, también se recostó del lado contrario y empezó a restregarme sus pies en la cara, estaban un poco húmedos pero el olor en realidad no me desagradó, nunca había sentido fetichismo por los pies, pero en ese momento teniéndolos tan cerca, sabiendo que había sudado cogiendo con Alberto, habiéndolo visto tan sensual, tan viril dándole verga a otro, me pareció casi un delirio poder disfrutar de ese hombre tan varonil al menos de esa forma, hacía meses que no había tenido intimidad con mi propio esposo y ahora quería por lo menos tener una parte suya…
Le quité los calcetines y empecé a lamerle los pies, nunca lo había hecho, pero me acoplé rápidamente, le chupé los dedos, las plantas que sabían a sudor salado mientras él se masturbaba, cuando estuvo a punto de terminar se puso de rodillas frente a mí y metió su verga en mi boca para disparar apenas dos chorritos de semen —ni modo mi amor, es lo que te dejó Alberto, casi me dejó seco el cabrón, me lo cogí en el escritorio y después no lo viste pero quiso que le diera más verga en este mismo sillón en el que estamos, tiene un culito de nena insaciable que come verga sin parar y me vuelve loco que sea adicto a mi leche— me dijo, mientras se exprimía el miembro para sacar las ultimas gotas de esperma, esas palabras me hicieron eyacular en segundos, manchando mi camisa con 4 grandes chorros de semen, que a diferencia de Saúl yo traía acumulado desde hace días.
—¡vaya mi amor! Si que te encanta compartirme, mira que desastre hiciste, pero ya no pasará con Alberto, pero no te preocupes amor— continuó, —ya encontraré otro putito pasivo y tragón que sea mi asistente y a quien darle verga y tú serás el cornudo consentido que vea como le doy en primera fila y por cierto tienes que comprar un monitor— dijo mientras sonreía burlonamente
—Tienes razón, me excita verte cogiendo, al principio no lo entendía pero ahora sé que quiero más, solo tengo una condición— le dije, —no quiero que los beses, al menos tus labios deberían ser solo míos—
Saúl pareció pensarlo unos instantes y finalmente me dijo —intentaré no hacerlo, pero no porque tú me lo pides, sino porque no quisiera que algún putito se enamore, además prefiero besar otras partes antes que los labios y por ti no te preocupes, estarás ahí para limpiarme el rifle y los pies cuando termine de follar culos y podrás preparar algo de comer para recuperar fuerzas, es lo que un cornudo debe hacer para tener a su hombre contento, ese es tu lugar— sonrió y me dio dos palmaditas en la cara, me besó y no me dejó decir ni una palabra más, retirándose para bañarse, esa noche dormí como un bebé y mi esposo también.
Debo reconocer que sentí alivio de que por fin lo supiera y de que no me hubiera dejado, toda la tensión y el estrés que sentía se habían ido y ahora que Saúl lo sabía, estaba más cariñoso conmigo, más atento y más alegre, ya no me ignoraba durante el día, todo era como cuando comenzamos a vivir juntos hacía 6 años… solo quedaba en mí el deseo de ir por más y la deliciosa emoción de celos combinados con lujuria recorriendo mi estómago y poniéndome la verga dura como piedra, mi matrimonio como cornudo oficinalmente había comenzado.
Me da algo de asco el que te sientas cómodo con que te hayan puesto el cuerno, y que la otra puta tenga novio, no se si es verdadero este relato pero aún así, me pongo en el lugar y ni lujuria me da que MI marido esté con otra persona, y si, puede que sean «tabues» pero creo que hay límites
Depende los fetiches de la persona, a mí me encanta que mi novio me ponga el cuerno, felizmente digo que soy su cornudo y el se burla de mi por eso, esa humillación en mi caso llega a ser muy excitante
Dios que delicia, cómo amaría que así fuera mi novio conmigo, sería la relación perfecta, el disfruta y yo lo atiendo, tus 3 relatos fueron una delicia
Me alegra que los disfrutaras! ojalá pronto encuentres una pareja que te monte los cuernos a diario y te trate como el sumiso obediente que eres.
Cuando publicaras otra parte 👀👀👀
Ya la estoy preparando, he tenido poco tiempo por el trabajo, pero pronto tendrán la siguiente parte, saludos