El conejito blanco (parte 6) (7) y (18)
Un día había pasado de la orgía gay intergeneracional que había tenido lugar en la habitación de Kevin, el conejito estaba muy emocionado por ir a la fiesta de su amigo, yo aún seguía cansado del día anterior, aveces es sorprendente la condición físi.
Un día había pasado de la orgía gay intergeneracional que había tenido lugar en la habitación de Kevin, el conejito estaba muy emocionado por ir a la fiesta de su amigo, yo aún seguía cansado del día anterior, aveces es sorprendente la condición física de los niños.
Cómo cualquier sábado me levanté tarde para encontrarme a Brayan cocinando, a mi bebé bañadito, arreglado y hasta bien perfumado, la habitación tenía un deliciosamente aromático olor a chorizo que me hacía retumbar mi panza, debo admitir que el repentino apegó fraterno de Brayan hacía su hasta hacé poco víctima me era extraño ó posiblemente hasta un poco abrumador, pero el cómo se le enfrentó a Kevin para defender mi decisión de no compartir al conejito me tranquilizaba.
-ya les tengo sus huevos con chorizo- dijo Kevin mientras se sacaba el pito semi erecto de el short de dormir que llevaba puesto.
-que rico, pero antes de servir me tienen que sacar la leche para poder desayunar- le respondí mientras señalaba a mi erección matutina.
Mientras bromeábamos el conejito nos miró con expresión de angustia con un poco de terror y mientras se bajaba el pantalón nos dijo – no se pasen, es muy temprano y ya tengo hambre, debemos establecer un horario- ambos reímos al oír su inocente comentario (aveces solia olvidar que los niños se toman todo muy literal) lo tomé por la cintura y lo senté en mis piernas de modo que sus nalgas masajearan mi aún erecto pene
– solo son bromitas- exclamó Brayan mientras le restregaba los huevos en la cara al infante, el sólo se limitó a mostrarse un poco disgustado, cosa que talvez le provocó una buena contracción anal que lo hizo masajear mi pene que momentos antes había empezado a disminuir la erección, pero con ésa acción lo despertó tanto que su dureza sonrojó al conejito.
El resto de la mañana ocurrió con normalidad; nos arreglamos, le ayudamos al conejito con su tarea (cada vez que terminaba un renglón de sus planas, se ganaba un beso francés de cada uno), etc
Cuando llegó la hora de ir a la fiesta salimos a la acera para esperar el taxi nos encontramos a Clarisa, que tenía un par de horas para cambiarse de ropa y desayunar antes de volver al trabajo, la saludé, aunque no tuvimos tiempo de platicar por qué llegó el taxi.
Finalmente llegamos a la fiesta, pensé que sería un local normal, pero no, sé trataba de una granja donde los niños podían jugar con algunos animales, montar en poni y ésas cosas.
Entramos al lugar y el conejito se fué con su amigo a jugar, yo me fui a la mesa mientras Brayan nos buscaba algo de comer. un mensaje entró a mi buzón, era de Clarisa:
«¿Que es esto? 😮😮😮
📷 Foto»
Cuando lo abrí, miré que eran la diadema y el suspensorio de conejito que le encargue a mi pequeñin, me quedé congelado, pero tenía que responder algo, rápidamente se me ocurrió algo: – era una sorpresa para ti 😏😏😏- dije -pero ésto parece bastante pequeño, no te quedará- respondió probablemente muy confundida, pero eso ya lo había previsto, por lo que solo le contesté – ¿Enserio? Debi confundir las tallas, lo llevaré mañana a la tienda- debió creerlo porque ya no me respondió.
Estube un rato sentado en mi mesa, un sexy vaquero me sonrió (creo que era uno de los empleados), pero en eso llegó Brayan con la comida, comíamos mientras platicamos de cosas, Brayan era un chico muy inteligente además de apuesto, eso lo hacía popular con las chicas, que solían invitarlo a bailar o a «charlar en otro lado» le sugerí que fuera con ellas.
Una vez más estaba sólo y note que de tanto en tanto el apuesto vaquero me observaba, apuesto que no soporto mas la tentación por qué unos segundos después lo tenía junto a mí -hola, ¿Me puedo sentar?- me dijo
-seguro, toma asiento- respondí , con tono amigable.
-parece que te dejaron solo- dijo mientras se acomodaba en la silla, asentí y cuando baje la mirada noté que una enorme erección se hacía evidente en su pantalón de gruesa mezclilla.
– vienes con el pequeño albino ¿cierto? Es un pequeño muy lindo- dijo tratando de hacer conversación
– ah-a si-ii *ejem* si, es como un pequeño conejito ¿no?- respondí (que idiota, éso pudo sonar inapropiado) pensé.
– ¿un pequeño conejito?- dijo mientras pensó unos segundos y después se carcajeo – jajajaja jajajaja un pequeño conejito jajaja jajaja-
-¿que pasá?- pregunté nervioso
-¿Sabes por qué amó éste empleo?- me dijo -¿Por qué?- pregunté
– amó a los animales, y quiero mucho a los niños, pero lo que más me gusta es escuchar a los padres alagar a sus hijos- respondió – ¿a sí? Po…- y antes de poder preguntar de nuevo mi pequeño conejito vino corriendo
– quiero ir al baño, y está lleno- observé la larga fila y en efecto estaban atiborrados
– no se preocupen, en los establos hay un baño, nadie va ahí, así que pueden usarlo, sólo vallan por el camino ése- respondió el vaquero mientras señalaba un camino
– muchas gracias señor- respondió el conejito yo le sonreí, mientras salíamos corriendo al establo.
Después de unos metros llegamos a un bonito establo, entramos y encontramos el baño, apenas duro unos segundos en el baño salió. El pequeño conejito estaba rodeado de varios animales y como cualquier niño decidió curiosear, veía a los caballos, a los cerdos, ovejas, etc y les sonreía, los saludaba un poco o solo se limitava a observar con curiosidad así como un poco de asombro, pero sin duda alguna lo que mas atención le llamo fueron los conejos. Había una enorme jaula llena de ellos el los miraba impresionado, les llamaba y hasta bautizo a algunos -ven aquí pelusa, vamos bola de nieve- decía era muy lindo pero lo que no conté es que tenía su atención en toda la jaula -¿Por qué ese conejo está encima del otro?- preguntó
No estaba seguro que decir, así que solo le respondí – bueno pues están jugando como tú y yo jugamos aveces- el me miró pensativo -¿Podemos jugar aquí?- me quedé helado, aunque éso me calentó. Parecía un riesgo muy grande pero la calentura pudo más, después de todo la fiesta tenía música, y nadie venía por acá así que cerre la puerta por dónde entramos y lo llevé tras una pared de paja por si alguien llegaba nos diera tiempo.
Me senté en un cubo de paja y desabroche mi pantalón, besé a mi bebé y le di su zanahoria a mi conejito -vamos bb, cómetelo todo- me encantaba que se hubiera vuelto tan bueno en ésto, sus mejillas se ponían gordas, se sonrrojaba, su garganta tocaba ésa dulce melodía cuando le llegaba al fondo.
Cuando ya había agarrado un ritmo lo levanté, puse sus rodillas en mis hombros de modo que sus nalgas quedarán a mi disposición y me servi de su olla, comenze besando sus nalgas, lamiendolas un poco, pasaba mi lengua por sus huevitos y le daba toqusitos en su ano, mientras aunque con mi miembro en su boca emitía gemidos de placer, una vez que su ano se comenzó a relajar di el primer lenguetaso, metí un poco de mi lengua, eso lo tomó por sorpresa pues su ano presionó rápidamente mi lengua, después de humedecer un poco el aria comenze a pasear mi lengua por sus paredes suavemente, hacía como que tiraba de algo o simplemente giraba mi lengua. Podía sentir como nuestra respiración se hacía más agitada y el cuerpo se nos empapaba de sudor, estaba listo para lo siguiente, pero cuando hiba a cambiar de posición el conejito dijo
-señor lobo podría subirse en mi como los conejitos, quiero saber que sienten- era imposible decir que no a ésa carita de inocencia.
– está bien conejito putito pero entonces te voy a acomodar bien- respondí
Tomé unos cojines que había ahí, lo acomode en el suelo, puse los cojines en su abdomen de modo que su culito me mirará que quedará levantando hacía mí, me puse en cuatro y como un animal me fuí acercando poco a poco, le lamía su ano, lo dilataba con mis dedos, después subí por su espalda, la lami, llegue a sus orejas, las mordía un poco, jugueteaba con ellas, acariciaba su pecho – hágame suyo señor lobo, metemela- dijo mi conejito, era todo un depravado, pero quién era yo para no hacer caso, suavemente empeze a bombearlo -tsss, ahhh, dame más- me rogaba el conejito.
Estaba listo, comenze a embestirlo primero suave, después rápido y cuando menos lo espere nuestros gemidos se habían sincronizado, no sabría decirlo pero un espíritu animal me posello en ese momento, por qué yo no estaba razonando, mucho menos mi bebé, en ese momento éramos otra pareja del corral, un par de bestias dándolo todo.
Sus paredes anales palpitaban, su rostro era rojo, podía sentir todo el vapor que de él salía, no lo controle y a la vez que el dejaba caer un chorro de orina yo me vaciaba en su ano como si fuera a fertilizarlo, que con la cantidad de semen que ése niño trago pudo llegar a tener quintillizos. Una vez que me vine nos desplomamos en el suelo, el estaba muy agitado, pero yo estaba eufórico, no se que fue pero era la mejor cojida de toda mi vida, por supuesto que la de mi conejito también por qué apesar de estar sudando y bufando cómo toro, tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Tardé unos minutos en recuperarme pero apenas pude nos vestimos, llevé al conejito al baño para volver a la fiesta, al llegar de nuevo el conejito se sentó en mis piernas abrazándome, Kevin y Brayan me miraban con una mirada pícara, se venía mucho más de lo esperado.
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Muchas gracias por leer, espero que lo estén disfrutando mucho. No olviden dejar su voto, éso me motiva a seguir escribiendo.
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Ahí subo primero mis relatos y al finalizar la saga ahí subiré una historia bonus, los amo adiós.
P.D: Les pido disculpas por mí ausencia, estube muy ocupado con exámenes y el trabajo se me hacía imposible escribir, agradezco su apoyo.
Delicioso, como siempre! Espero el siguiente!
Me gustaría más parte soy transexual de caracas Venezuela