El conejito blanco (parte 8) (7)y(18)
-estos me los quedo yo como prueba de lealtad para tú alfa «David»- dijo guardando las truzas manchadas en un cajón donde había otro par guardado.
Estaba ahí sentado con el conejito medio dormido en las piernas bien acurrucado en mi pecho, la verdad por más que lo Intentaba no podía entender como es que sentía cosas por éste niño, yo siempre supe que me atraían otros chicos de mi edad, pero un niño, eso era otra cosa, será que solo bastó la calentura para abrir en mi deseos prohibidos o había algo más, acaso éste pequeño representaba algo de mí que no había visto.
Estaba ahí sentado cuando el vaquero llegó para darme un papel.
-luego hablamos, terminó mi turno- me dijo y se fue, abrí el papel y era su número de teléfono con su nombre «David» no se que habrá pasado, pero su nombre me causó una especie de cosquillas en el estómago, éste día parecía muy confuso tenía un montón de sensaciones que no podía lograr comprender, acaso todo estaba conectada o será que eran cosas independientes, todo ésto era confuso y me daban ganas de gritar pero solo sabía algo con seguridad; eso era que sin importar que, nada me hiba a separar de mi conejito, pero aún así ¿que eran todas éstas sensaciones?
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Y el señor lobo no se equivocaba todas éstas sensaciones estaban conectadas, Hola soy el escritor y hoy les contaré la historia de la historia.
Está transcurre cuando el señor lobo era solo un pequeño cachorrito de 7 años. El pequeño lobito creció en las afueras de su ciudad natal en un núcleo familiar algo grande con hermanos y dos padres que lo querían pero todos eran bastante fríos, debido al trabajo de los padres el pequeño lobo era cuidado por una familia de granjeros amigos de la familia del cachorro está familia solo estaba conformada por un amigo de siempre del joven lobo su hermano de algunos 18 y los padres, pero la madre se encargaba de todo ya que el padre tenía un pequeño negocio y el hijo se encargaba de la granja.
-ahh ¿estás seguro que tú madre no nos atrapará?-
-si, fue al súper y está a media hora de aquí, andá bájate el pantalón-
-y que hay de tu hermano mayor-
– está muy ocupado con los animales-
-ok, está bien pero solo está vez y yá-
-si te va a gustar-
Entonces el joven lobito se bajó el pantalón, ahí estaba frotandose con su amigo se besaban y se lamían todo, sólo dos pequeños descubriendo su sexualidad, pero en eso se abrió la puerta de golpe
-¿que creen que están haciendo?- era el hermano mayor del amigo, el lobito estaba muy confundido se subió el pantalón y quería llorar, apesar de que aquél adolescente no lucía molesto -no llores, ven conmigo y tú quédate ahí- dijo el adolescente llevándose al conejito a los corrales de los animales, era extraño para el pero la vibra del hermano no era molesto sino más bien ¿Emocionado o agitado? El lobito no entendía pero la mirada dominante, los brazos fuertes, los dorados rizos y ése estilo vaquero del joven le hacía sentir sumicion, algo muy raro no se oponia a qué lo llevará arrastras por el contrario sí no fuera por qué no sabía a dónde hiban tal vez iría por delante. Finalmente se detuvo frente a una jaula muy grande -¿sabes que son éstos?- pregunto el joven de cabellera rizada -pe-pe-perros señor- (señor, ¿Por qué le dije señor) pensó el lobito
-no, son lobos- corrigió el joven
-estoy seguro que són perros- replicó el señor lobo
-!no me contradigas¡- gritó el joven espantando un poco al pequeño
-ahhh, está bien si son perros, pero a lo que me refiero es que los perros vienen de los lobos, ¿vez a esos dos?-
-s-si-
-¿Que cres que están haciendo?-
-pues hacen el amor-
-te eqivocas, los dos son machos, para los perros igual que los lobos la jerarquia es muy importante, por lo que lo que el macho alfa monta a los otros para demostrar dominio-
-¿ah sí?- pregunto el cachorrillo muy confundido.
-si, en está familia yo soy el alfa, pues mi padre no está nunca y no voy a dejar que un imbécil como tú venga a montar a mi putita-
-te prometo que no lo volveré a hacer, el me convenció- la verdad es que el pequeño cachorro no temia a lo que hiba a pasar sino que el pensaba que sus padres se enterarían.
-no te preocupes ésto nos va a gustar a los dos- el pequeño no entendía, pero no tubo tiempo de pensarlo mucho pues el joven ya tenía su lengua en en su boca y ya lo llevaba cargando al pequeño cuarto que utilizaban para guardar la paja, el pequeño no entendía nada pero le encantaba su penesito se puso duró y su ano sentía que punsaba.
-¿Estás listo?-
-¿Para que?-
-te voy a montar para que entiendas quién es el alfa aquí, yo soy tu lobo alfa-
-espera, no estoy…- el pequeño no pudo ni terminar su oración cuando la fuerza del joven ya lo tenía en cuatro sobre un cubo de paja, era imposible resistirse a la fuerza de ése «Macho alfa» aunque el pequeño no estaba ejerciendo ninguna oposición, aunque estaba nervioso deseaba continuar.
No tenía opción pues el joven vaquero ya le había desnudado el trasero y con una maestría impresionante le estaba comiendo el culo, su lengua recorría sus nalgas pequeñas pero que para su edad eran enormes, el pequeño tenía una figura delgada, por lo que al jóven vaquero le bastaba con una mano para mantener su cuerpo inmobil puesto.
El lobito estaba sin pronunciar palabra alguna pero jadeaba de placer sentía la lengua separar su esfinter el cuál poco a poco se abría para dar la bienvenida. El sonido de algo abriéndose sorprendió al lobito pero apenas intento voltear una mano evitó que girará la cabeza, sintió un líquido frío y después un desgarrador dolor, pero una especie de instinto le hizo ahogar su grito en lo único que le brindaba apoyo aquél fardo de paja
Finalmente pudo darse cuenta que dicho dolor no era más que uno de los enormes dedos de su amante, pero apenas logro sentir que el dolor disminuía esté volvió pero se fue más rápido, para luego volver, finalmente se encontraba ahí en cuatro con tres enormes dedos que apesar de aún dolerle sentía un extraño placer, no podia pronunciar palabra alguna, estaba en una especie de transe a basé de dolor y éxtasis.
-es hora- escuchó susurrar al jóven, que procedió a untar ése frío líquido en el ano del pequeño, lo tomó de la sintura y empujó su pene hacía el estrecho orificio de el infante metiendo la punta de su pene, lágrimas rodaron por las mejillas del pequeño pero había algo en el que no quería que se detuviera, el joven estuvo quieto unos segundos, hasta que el pequeño disminuyó sus sollozos entonces decidió empujar un poco más logrando hacer que su pene entrará a la mitad el pequeño que ya casi no sollozaba estaba de nuevo gimiendo pero está vez no era de dolor sino de placer -parece que soportas más de lo que creí, tal vez algún día seas un alfa como yo, pero ahora serás mi lobito y yo seré tu alfa, ¿Oíste?-
-si, yo seré tu lobito para siempre-
-muy bien, pues ahora vas demostrar que tanta madera de alfa tienes- dijo el joven para de un momento a otro comenzar a bombear al pequeño, el cuál envés de llorar comenzó a gemir, primero lo bombeaba lento pero empezó a comenzar a subir el ritmo, de tanto en tanto y debido a la velocidad se le hiba un poco de más la verga, haciendo que el pequeño gritará pero nunca pidió que párese, sino todo lo contrario, cuando menos lo pensó ya se la había dejado ir toda, el pequeño ya estaba muy sudado y talvez agitado, pero su cara chorreada por el llanto tenía una sonrisa, el joven cuyo ritmo era tan alto que el golpeteo de su pubis con las nalgas del cachorro ocasionaba un sonido de aplausos finalmente se vino y las nalgotas del niño empezaron a escurrir el blanco líquido varonil del joven que pronto comenzó a manchar la ropa interior del niño que ya estaba llena de sangre y heces.
El pequeño no aguanto más el agotamiento calló dormido. Cuándo despertó estaba en una cama con la ropa interior cambiada, un dolor punsante en el ano que le recordaba lo que había sucedido y su alfa a un lado masturbándose mientras olía su ropa interior manchada.
-estos me los quedo yo como prueba de lealtad para tú alfa «David»- dijo guardando las truzas manchadas en un cajón donde había otro par guardado, cuando se vino tomó el blanco líquido y se lo introdujo en la boca al lobito que no hizo ningún esfuerzo por evitarlo pues ahora todo lo que viniera de ese chico era delicioso.
Los meses pasaron y el lobito siempre volvía a la granja con gusto, todos los días era montado, todos lo días vivía en paz, pero los problemas en casa empezaron.
Los padres del pequeño comenzaban a pelear al principio leve pero después terminaban arrojándose cosas y el terminaba en medio de todo, la madre ya no lo dejó volver con su amigo y por consiguiente con su alfa, pues el padre siempre le hechaba en cara que ella no lo cuidaba, esa inestabilidad termino en el divorcio y su madre se tubo que mudar, la vida del pequeño en esos momentos se volvió traumática haciendo que bloqueará todos los recuerdos de ésos años olvidando hasta a su alfa a quién le prometió lealtad eterna.
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La fiesta estaba en su momento más bullicioso, los niños corrían por todos lados, pero el conejito estaba dormido en mi pecho bien aferrado, por lo que no tuvimos más opción que irme, me despedí de Kevin y Karen, recogí nuestras cosas y nos dirigimos al taxi.
llegamos a casa, estábamos solos recosté a mi bebé en nuestra cama, me senté en el sillón y envié un mensaje al número de aquel vaquero.
-Hola, no me vas a creer, pero siento como que ya te conocía-
-¿acaso ya no recuerdas a tu alfa?-
Muchas gracias por leer, espero que lo estén disfrutando mucho. No olviden dejar su voto, éso me motiva a seguir escribiendo.
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Muchas gracias por leer, espero le haya gustado esta pequeña precuela, y como ven es importante a futuro no olviden dejar su voto éso me motiva mucho.
Les dejo mi tg: @LunaG08 respondo lo mas que puedo
Y les dejo mi Wattpad: @GatoBlancoYNegro
Ahí subo primero mis relatos y al finalizar la saga ahí subiré una historia bonus, los amo adiós.
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