El confesionario II
Luego de ser cogido por el cura, a luisito le toca atender al profesor de matemáticas..
Luisito entró a su habitación y lo primero que hizo fue correr al baño porque sentía que aun no había cagado lo suficiente. Se sentó en el inodoro y entre pedos dejó salir la leche del cura.
Luisito tenía 6 años, casi siete, pero en el internado había aprendido a ser independiente de manera que ingresó a la ducha y se bañó, metiendo los dedos en el agujero que le había dejado la verga del viejo.
Salió apurado y encontró al profesor de matemáticas sentado en su cama.
Parecía esperarlo, tenía la camisa con la corbata puesta pero de la cintura para abajo estaba desnudo.
El profesor de matemáticas era tan desagradable como el cura: tenía panza cervecera, una polla cortita pero gorda y dos huevos enormes que le colgaban.
-Luisito, chupame el orto -le ordenó mientras se tiraba hacia atrás en el colchón y levantaba las piernas para abrirse el culo con ambas manos. -Pero chupámelo bien, meteme bien la lenguita. Dale! apurate que te quiero culiar antes que se te cierre del todo el ojete. Te han culiado lindo?
Luisito caminó con pasitos decidido y apoyó la carita en el culo abierto, el profesor de matemáticas lo tomó por la cabeza y le hundió toda la cara. Podía sentir que la nariz y la boca le entraban en el ojete del viejo. Sacó la lengua e intentó lamer pero el viejo le agarraba del pelo y le hacía refregar toda la cara en el agujero.
-Ay, que lindo Luisito! chupame bien el ojete. Dejámelo bien mojadito!!! Ahora los huevos, comelos. Dale, abrí grande la boca para que te entre uno -jadeaba. Había bajado las piernas y ahora ponía los ojos en blanco cuando lo escuchaba atragantarse al pobre crío. -Chupame la polla, chupala bien porque te voy a culiar un ratito así te acuestas a dormir contento. Dejámela bien babosita, a ver como tienes el orto??? Uuuuhhh bien culiadito estás!!! todavía lo tienes como olla de tan abierto!! Acostate y levantá las patitas, como a hembrita te quiero culiar -le dijo y a Luisito no le quedó otra que obedecer. Se acostó, separó las piernas, elevó los pies y contuvo el aire cuando vio al viejo gordo que se le tiraba encima.
A Luisito le faltaba el aire, no solo por tenerlo encima sino porque al viejo le gustaba meterle toda la lengua en la boca hasta la garganta y lamerle la cara.
-Decime: papi rompeme el orto. Dale! decime!
-Papi rompeme el orto -susurró y abrió los ojos inmensos cuando la verga gorda le agrandó aun más el agujero -Ayyyyy!!! ay ay ay ay ay -se quejaba cuando el viejo le taladraba el culito.
-Me haces acordar a mi hijito. Ahora ya está grande y anda dándole el culo a otros, pero cuando tenía tu edad, el también se bancaba lindo mi verga en el orto. Aaaaahhhh!!! que hermoso -jadeó escupiéndole la cara y pasándole la lengua después mientras se encorvaba para poder seguir abriéndole el orto por la diferencia de tamaños.
Se puso de pie, elevó al crío de un brazo, lo alzó sin problemas porque Luisito era chiquito, delgadito pero con el agujero bien aguantador, y parado, lo empaló.
-Ayyyyyyyy -gemía luisito y el viejo le puso un pezón peludo en la boca y le susurró.
-Chupame mientras te culio lindo. Te gusta cuando te culio?
-Me duele el culo!
-No bebé!!ya no te debe doler, lo tienes bien abierto. Mirá, si te entra un dedo con mi verga.
-AAAAyyyyyy noooooo
-Me encanta cuando gritas. Pedime que te abra más el agujero, dale pedime -le decía mientras lo hacía saltar sobre la verga metiéndosela hasta la base.
-Abrame más el agujero -dijo y el viejo se fue hasta el escritorio, lo dejó colgando sobre él, con el pecho apoyado y el culo al aire y procedió a culiarlo con ganas.
-Ay ay ay ay ay -se quejaba cuando el viejo lo hacía rebotar y por ratos perdía el conocimiento, ya llevaba como diez minutos siendo culiado y no veía la hora de que el viejo lo llenara de leche.
-AAAAAAAhhhhhh que lindo ortoooooooooooooooo -rugió y acabó dentro, llenándole las tripitas de su leche.
Luisito no volvió a bañarse. Con la última metida de verga había perdido el conocimiento y el profesor lo llevó a la cama, lo acostó boca abajo y lo dejó destapadito para que el agujero se le cerrara solo durante la noche.
Lo malo es que a las dos horas se le había parado de nuevo recordando la cogida y tuvo que volver al cuarto.
Luisito aguanto la tercera cogida de la noche en medio de las sábanas, con las patitas de nuevo al aire.
Luisito tenía un culo aguantador.
Delicioso relato. Tienes que seguir pero que se quejen mas los niños. Más tortura jejeje
Espero una tercera parte de como educan a ese niño 😋
coo sigue
uqe siga la saga, que sea mas puerca cada vez