El cumple de Diego en la playa.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capicapicapicapi.
Con la confianza que me tenía Doña conchita y su hija, la mamá de Diego, lo llevé a Puerto Peñasco durante 5 días.
Fue un largo viaje de más de 12 horas conduciendo pero valió la pena.
Tenía tantas ganas de estar con él, salimos en la madrugada rumbo a Agua Prieta, Sonora y decidí parar a la orilla de la carretera para que Diego me hiciera un oral.
Le encanta mi leche.
Él quería que lo penetrara pero no podíamos distraernos tanto.
Después de eso se fue dormido y paramos para desayunar y comer, ya por la tarde estábamos en Puerto Peñasco.
Renté una casa usando la aplicación Airbnb con la finalidad de estar tranquilamente frente al mar y sin turistas en un hotel.
La casa era grande, 3 habitaciones, cocina y una pequeña sala frente al mar.
Tan pronto llegamos y bajamos las maletas.
Diego quería ir ya al mar, había unos cuantos turistas a los lados.
Pusimos los shorts para entrar al mar, un poco de bloqueador y fuimos a la playa como padre e hijo (al menos así nos veía la poca gente que caminaba por la zona).
Para mí era como una luna de miel.
Diego quiso jugar un poco en la arena, yo fui directo al mar.
Era Diciembre y la temperatura estaba a unos 18-21 grados bastante rico a comparación de la que teníamos en Chihuahua.
Al poco tiempo lo llame para que se metiera conmigo al mar.
Vino y estuvimos nadando un poco.
— Papi el agua está un poco fría — me dijo Diego
— Pero yo te voy a calentar mijo ¿o no venimos a eso? —
— ¡Sí! Estuve extrañándote mientras te fuiste a trabajar —
— Pero ya ves tan pronto pude tomar descanzo y vine —
— ¿Y por qué la otra vez no me hablaste ? —
— Estuve un poco ocupado a finales de Octubre pero ya no hablemos de eso, mira — le dije a Diego mientras me sacaba mi verga dura.
— Wow papi ya estás ganoso —
— Sabes bien que siempre ando caliente Diego —
Diego se acercó a mí y comenzó a masturbarme, luego yo comencé a frotarle su culito.
– Papi yo tengo ganas de ti —
– Vamos a la casa Diego ¡ya no puedo esperar más! —
Salimos del mar, yo cubrí un poco la erección que tenía y nos enjuagamos en la regadera afuera de la casa.
Al entrar a la casa cerramos la puerta y nos quitamos la ropa, ya no podía esperar más.
Ahí mismo en la sala lo acosté en el sofá, le levanté sus piernas, abrí sus nalguitas y le empecé a mamar el culito tan rico que tiene.
Diego gemía de placer, me jalaa del cabello conra su culo para que no parara de mamarselo, me encanta cando le meto el primer dedo y ver su carita regozante de placer.
Me puse de pie y el aún en el sofá comenzo a mamarme la verga, le pedí me mamara los huevos porque eso me encanta y después lo agarré y me lo use en el hombro, subimos las escaleras para ir al piso de arriba, no sin antes agarrar una mochila donde llevaba lubricante y otras cosas, totalmente desnudos salimos al balcón, era poca gente la que había en la playa por esa zona y subimos a la terraza, desde arriba hay muy buena vista y nadie se enteraría, en caso de pasar, de que estabamos desnudos y lo que hacíamos.
Me acosté en un camastro y le dije a Dieguito que siguiera mamandomé la verga pero el decía que ya quería que se la metiera así que le insistí en que me la mamara un poquito más y después lo penetraría.
No se negó, se puso a mamarme la verga y me encanta como lo hace, sin pedirle me mamó los huevos y estabamos en un éxtasis total.
Me puse lubricante, mucho lubricante, en mi verga y Diego fue sentandose en ella hasta que sentí como sus nalguitas pegaban en mis huevos, la tenía toda adentro, lo dejé que el tomara las riendas y se diera placer a su gusto que ya después vendría mi parte dominante así Diego se montaba suavemente en mi verga de arriba abajo mientras yo me acariciaba los huevos pasaron unos 8 minutos así lento cuando lo tomé de la cintura y lo agarré ahora a mi modo, lo hice sentarse rapidamente en toda mi verga y lo movi muy fuerte de arriba abajo, ya nada lento, duro es como deseaba darle, bajamos a la recamara y ahí lo acosté boca abajo, me puse más lubricante y se la dejé caer toda, él pegó un pequeño grito, puse todo mi cuerpo sobre él y le dije
–Ahora sí te daré muy duro y serás como mi putita hijo mío, sabes que papi te quiere–
Puse mi mano derecha sobre su cuello y con la izquierda en su cabello jalandolo y empecé a bombearlo con frenesí, se la dejaba caer toda y le dama movimientos muy duros, Diego gemía de placer
–Soy tu putita papi y siempre lo seré pero tu leche nada más debe ser mía–
me decía Diego mientras lo cogía duro y de pronto se los eché adentro quedamos todos sudados.
Después de una ducha comimos, paseamos un poco y volvimos a casa, no iba a dejar pasar el tiempo, durante esos días cogimos por todas las partes de la casa y en muchas posiciones, todas las veces se los eché adentro.
En el penúltimo día tenía ganas de hacerlo al aire libre así que desperté a Diego muy temprano, lo puse a mamarme la verga frente a la casa donde nos estabamos hospedando y después nos fuimos a Bahía de Choya, a las orillas de ahí es más solitario así que ahí pudismos hacerlo al aire libre y sin que nos cacharan en plena acción.
Totalmente desnudos pusimos unas enormes toallas en la arena y ahí hicimos el amor.
Acosté a Diego boca abajo y me puse detrás de él, le abrí sus nalguitas y le comencé a mamar ese culito tan apretado que tiene y que tanto le gusta que me lo coma, después hcimos un rico 69, nuestros cuerpos calientes y sudorosos y la leve brisa del mar hasta que Diego decidió montarse en mi verga, está vez no se puso lubricante, agarró un poco del que salía de mi verga para mojarla toda y se fue bajando, se sentía tan apretado que cuando llegó hasta abajo nos quedamos quietos un rato, le dí la libertad de que se meneara a su ritmo y así lo hizo, después de unos 13 minutos, lo tomé de su espalda y lo bajé hasta mi pecho, nos besamos tiernamente y le di lento, el roce de mi verga se sentía muy rico entrando y saliendo de su pequeño culito, cuando me iba a venir le dije que quería que se los comiera, él hincado y yo de pié lo tomé del cabello y lo hice cmerse cada gota de mi leche calientita que salió.
Nadamos un poco, caminamos en la arena, hicimos castillos, dejé que me enterrara en la arena y más tarde fuimos a comer.
Por la noche teníamos que hacer nuestra despedida del mar, hicimos una fogata con unos troncos que habíamos recolectado en la bahía, igual habíamos comprado bombones y salchichas, de vez en cuando pasaban algunos turistas por lo que sólo podíamos tocarnos en breves monetos hasta que dejo de ser transitada la arena del mar, ya salían algunos cangrejos y un poco más relajados hicimos de nuevo el amor ahí de igual manera se los comió esta vez, al siguiente día debíamos regresar a Chihuahua, ya un poco bronceados y muy satisfechos nos fuimos, Diego mi pequeño hijo fue tan feliz como yo.
Al fin habia recibido todo el sexo que había pedido a gritos desde antes y si nos hubieramos podido quedar más días lo seguiríamos haciendo apasionadamente pero hay que trabajar y estudiar…
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