El día de las primeras veces. Parte 1. Primer trío.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me habían hecho correr sin correrse ellos, Yo estaba desmadejado de placer, pero ver el morbo que me daba ver ese par de machos, repletos de pelos, con unas vergas deliciosas y que transpiraban virilidad, sobra decir que fue cuestión que estuviera como una roca de nuevo.
No esperé mas, sabía que tenía que retribuirles el placer que me habían dado, no iba a dejar que mi ego quedara por el piso, "si me dieron sopa, yo les doy sopa y seco…"
Caí de rodillas y agarré la verga del primer sujeto, que era quien no se estaba masturbando y me la tragué de golpe, mi mente andaba en modo automático, escuché un rugido que salía desde su pecho y se filtraba por su boca con la que mordía el labio inferior del segundo sujeto, este, inmediatamente quitó su mano de su pene, tampoco me hice rogar, era quien mas dilataba y un hilillo de precum salía de su uretra, lo tomé en mi lengua y no paré hasta que sus vellos púbicos picaban en mi nariz. me daban arcadas, mi boca destilaba una baba espesa pero no dejaba de darles a ambos un deepthroat de campeonato.
Si bien tenía el control eso no iba a durar mucho, un macho alfa no permite que lo usurpen por mucho tiempo, así que uno tomó mi cabeza y la sostuvo con una mano, mientras el segundo sujeto me tapó la nariz, esto me hacía respirar por la boca, para lo cual debía abrirla, el primer sujeto comenzó a follarme con ganas; su líquido seminal se mezclava con mi saliva, parte de ello se deslizaba con mi garganta, otro salía de mi boca y chorreaba por mi pecho. Los papeles se cambiaron pero el mecanismo no, bueno, no al menos por otros minutos mas, ambos les gustaba andar justo cerca del precipicio, tan pronto alguno sentía correrse, era el turno que agarrara mi cabeza y que el compañero, quien llevaba unos minutos de descanso se acercara de nuevo al precipicio del orgasmo.
Habían pasado unos cuantos minutos de garganta profunda, cuando miré mi verga y estaba morada de la cantidad de sangre acumulada, el suelo estaba lleno de líquidos que bajaban por mi pecho, con solo una mirada cómplice entre ellos decidieron darme un tanto de placer, así que retomaron uno mi delantera, donde hacía un oral con total maestría, sus labios gruesos, su boca tibia, cero contacto con los dientes, era el cielo, es como si te hicieran un masaje muy leve, como si algo tibio, pero con la suavidad de una pluma se envolviera en mi verga. Quién decidió por la parte de atrás no estuvo para nada mal, su lengua esa suave cuando daba lengüetadas, pero rígida cuando entraba en mi ano, el no desperdiciaba, la metía hasta el fondo, luego la multitudinaria lengua optaba por seguir rígida y darme picones alrededor del ano, siempre acompañada de escupitajos, un roce suave de un dedo, salvajismo con delicadeza, pero esa delicadeza solo era con el fin de torturarme.
Les dije que si no paraban de una buena vez me iba a venir de nuevo, ambos asintieron y me dijeron:
-Estás listo para comenzar la faena…
Pero por el mismísimo Apolo, dios de la virilidad! Comenzar la faena, para mí ya era como la mitad, pero aún así me dejé hacer… Un sobre rasgarse y un cuerpo detrás de mi, sabía lo que venía, iban a penetrarme, mi culo palpitaba casi al mismo ritmo de mi corazón, sentiría ese gran pedazo de carne dentro de mi, pero no, no era cuando yo dijera, era cuando el macho quisiera, yo solo era su cena y el decidía cuando daba los mordiscos. Su glande subía y bajaba por mi raja, nunca me pidió que le rogara, pero yo no aguantaba más, con los ojos cerrados me incliné hacia adelenta puse mis manos en la pared, pare mi culo y con voz de súplica dije:
-Por favor rómpame parce!
Eso era lo que esperaba, su plan se desmantelaba, me hicieron ver el cielo para doblegarme,a hora me usarían a su antojo, pero eso me excitaba más, de una estocada me enterró los 19 cm, mi gemido resonó en el cuarto y ambos dieron vítores cuando lo escucharon, para ellos fue como la más selecta música. El otro sujeto sostenía los cachetes de mi culo y veía como la verga de su compañero se perdía en mi interior, de no haber sido me hubiera estrellado contra la pared, pero este oso macizo sabía como hacerlo todo y me sirvió de apoyo, mientras su verga se bamboleaba a mi lado, por iniciativa propia la tomé y comencé a chuparla, era comprobado, yo estaba en modo automático, hacía lo que debía, me dejaba hacer lo que querían sin siquiera yo analizarlo.
Las estocadas tenían diferentes ritmos, que si a veces rápidas a veces lentas, lo sacaba por completo y la metía de golpe, a veces la sacaba u escupía, otras la sacaba miraba mi dilatado ano y lo lamía, eso debería estar prohibido, no se imaginan el placer que te alternen la lengua con la verga, no sabía si era el séptimo círculo del cielo o del infierno y me valía madres lo que fuera, gemía con una verga en mi boca.
Y decidieron cambiar, ahora eran 21 cm que me enterraron de golpe, sentí como me llenaba, este no me quiso que me inclinara hacia adelante sino que pasándome su brazo por el cuello me lamía las orejas mientras me daba duro, cada vez mas duro, el hombre que me penetraba comenzó a lamer y morder mis pezones y con sus manos se masturbaba y me masturbaba, a mi me masturbaba tan lento que comencé a sentir como mi segundo orgasmo subía por mis pies, le pedí que acelerara, pero con una mirada traviesa seguía acariciándome lento, intenté masturbarme yo, pero el penetrador pasó sus manos por mis axilas aprisionandome mientras bombeaba con fuerza.
La fuerza de mi penetrados aumentaba, mi orgasmo venía en cámara lenta, era como una ola que venía hacia el dique, gemía fuerte, todo me dolía sentía que era mucha la tensión que debía relajar, pero estaba a merced de estos osos gigantes, decidieron que era hora que el cachorro que tenían por cena se corriera, solo bastó que mi penetrador apretara mis pezones, diera dos estocadas y quien me masturbara acelerara dos o tres veces la mano y sentí como se rompió el dique, perdí el control de mi cuerpo, todos mis músculos se agarrotaron luego se soltaron. Justo en ese momento caí al piso, el penetrador se quitó el condón y acompañado de bufidos y rugidos comenzaron a caer lefazos en mi cara, cada uno soltó unos 5 chorros, mi cara se sentía tibia, abrí los ojos y ambos me miraban como si fuera hermoso (algo que naturalmente no lo soy) bajaron y me limpiaron la boca con sus lenguas, luego cada uno por separado me besó. Nos pusimos de pie y me dice el segundo penetrador:
-Eso estuvo fuerte, te sientes bien?
Yo – Un cigarro y una cerveza y estoy de pelea…..
Continuará, espero que les guste, al parecer el pasado no les gustó tanto, pero espero mejorar, críticas y correcciones, las acepto.
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