El Diácono 2
Las tardes de los domingos, se habían convertido en una doctrina sexual entre el diácono y Pedrito, y aquellos maizales escondidos de aquel lejano pueblo serian el refugio para satisfacer el mutuo deseo de ambos..
Por su parte el diácono deseaba a Pedrito para satisfacer su hombría reprimida por el celibato y por su parte Pedrito deseaba a el diácono para explorar aún más el despertar sexual a tan temprana edad, Pedrito sentía deseo por la guapura angelical y bondadosa de el diácono que a su vez era todo lo contrario a la manera tan obscena de follarlo.
Ellos tenían ya un vínculo que era prácticamente inquebrantable después de su primer encuentro, ambos esperaban con ansias viajar a aquel pueblo cada domingo para darse placer después de el servicio religioso que ofrecían a los feligreses, se refugiaban en su escondite y se apareaban sin temor a ser descubiertos pues estaban tan adentrados a los maizales que era casi imposible que alguien los descubriera, cada domingo el diácono educaba a Pedrito para mejorar su rol como pequeño pasivo, mientras follaban el diácono le enseñó diferentes posiciones para mejorar el placer de ambos y sobretodo a mejorar su manera de mamarle aquel buen trozo de carne que el diácono escondía bajo su sotana.
A continuación relataré esta Segunda entrega tal y como Pedro lo relataría. Para mayor entendimiento de todos ustedes.
Como todos los domingos después de cada servicio, el diácono y yo nos reuníamos para entregarnos al placer, nunca nadie cuestionó mi cercanía con el diácono pues todos veían a el cómo un hombre de bondad y de Fe en especial mi madre que confiaba en El plenamente, yo me sentía feliz cuando estábamos juntos, pues sexualmente ya sentía muy poco dolor al ser penetrado por el diácono que poseía una enorme y gruesa verga, la continuidad con la que lo hacíamos ayudó a que mi culo se amoldara al tamaño de su miembro y eso ayudado a que el diácono siempre procuró no lastimarme, El diácono al sentir que ya había domado mi culito, tenía la confianza de cogerme con más rudeza y más euforia, el necesitaba hacerlo así para poder satisfacer su necesidad de hombre.
Sin embargo el clima pronto estropearía nuestros encuentros pues llegarían la temporada de lluvias y con ella vendrían tormentas muy severas que dañarían los caminos y sobretodo los maizales, por ese motivo sería imposible viajar a aquel pueblo y se deberían suspender los servicios religiosos, cuando el diácono me informó eso, me llene de tristeza y deserción que disimule para que el diácono no lo notase.
Era imposible que tuviéramos nuestros encuentros en nuestro pueblo, pues la iglesia era muy grande y muy visitada, la casa parroquial siempre estaba llena de gente, los días y semanas pasaban y no teníamos tiempo para estar juntos, yo no dejaba de ir a la iglesia y de asistir al padre y al diácono, porque me conformaba con verlo, estar cerca de El, hablarle, y a El también le hacía falta estar conmigo, me lo demostró en una ocasión, cuando en un descuido de el Padre y aprovechando que estábamos sin nadie alrededor, el diácono aprovechó ese momento para meter su mano por mi short y mi calzoncillo para dedear mi culito, ambos nos miramos mientras el me dedeaba el culito y yo abrí un poco más mis piernas para que el alcanzara mejor mi interior, yo jadeaba despacito, y el dedeaba mi culo sin dejar de mirarnos, saco sus dedos y se los llevo a la nariz para olerlos.
D- Mmmm Ayyyyy Pedrito que rico te huele ese culito quiero cogerte como antes
P- Yo también quiero!!! Cuando lo vamos hacer?
D- No lo sé Pedrito, aún no podemos viajar al pueblo.
Pero después de unos días el diácono ya no aguantaba las ganas de ir un poco más allá que de dedearme el culo, así que un día se acercaba la hora de dar la última misa y el diácono me pidió que lo acompañe a subir al campanario para anunciar la misa con las campanadas, el diácono le advirtió al padre que me llevaría con el para enseñarme cómo se dan las campanadas, a lo que el padre no puso obstáculos, el campanario era muy alto, siendo yo un niño se me hacía interminable las escaleras para llegar a la cima y ver la campana, cuando al fin llegamos pude ver lo alto que estábamos se veía gran parte del pueblo y las casas alrededor de veían pequeñitas, mientras yo veía y contemplaba la vista, El diácono daba las campanadas y al terminar…
D- Pedrito ven acá acércate!!
El diácono se hizo a una orilla para ocultarse en un muro del campanario y no estar a la vista del pueblo.
D- Ven arrodíllate!!
Yo obedecía a sus órdenes sabía que era lo que el diácono querría y yo con el corazón acelerado por la emoción, acató sus órdenes.
Al tenerme ante el arrodillado, el diácono levanta su sotana para cubrirme con ella, dejándome dentro de ella con el zipper de su pantalón a la altura de mi boca, el zipper de su pantalón estaba estirado por la clara ereccion que se le marcaba, con mis manos baje el zipper y desbotone el pantalón para que esa ereccion descansara de la presión que pantalón ejercía, baje su ropa interior expulsando ante mi el tronco que deseaba ser comido por mi boca, la grande y venosa verga de el diácono golpeteó mi rostro al salir expulsado y sin perder tiempo me lo lleve a la boca.
Aquellas de tantas tardes que el diácono y yo nos apareamos en los maizales habían dado frutos, pues esta vez me comía y mamaba esa verga con gran maestría, a pesar de ser un niño, el diácono me había enseñado cómo satisfacerlo con mi boca y esa tarde en el campanario lo comprobé al escuchar como el diácono gemía de placer.
D- Aaaay Pedrito asiiii chupaaa asiiii!!! Que rica tu boquita Pedrito. Que bien lo haces!!!!
D- Vamos Pedrito vacíameeee rápido, no tenemos mucho tiempo!!!
El diácono deseaba terminar rápido pues sabía que debía bajar a misa y asistir al Padre, pero debía aprovechar esa oportunidad de satisfacer sus necesidades.
Mientras yo bajo la sotana de mi abusador acataba sus súplicas de mamar con más rapidez, mi quijada comenzaba a doler pero aún así no paraba, sabía que tenía un propósito que cumplir, mientras lo mamaba mi culo deseaba ser clavado por semejante fierro, pero sabía que no había tiempo, y me conformaba con deleitarme con su sabor y olor a macho y sobretodo a disfrutar de la melodía de sus gemidos, la rapidez con la que lo mamaba provocaron que pronto me sofocara de calor pues la sotana del diácono me privaba de la brisa del viento que soplaba en las alturas del campanario, pero yo insistía en seguir y no parar deseaba tener entre mi boca la leche de su verga y así hasta conseguirlo.
D- Aaaaaaaaggggghhh asiiii Pedrito asiiii!!!
el diácono empujó mi nuca hacia el provocando mi asfixia e impidiendo que escupiera la leche que salía de su verga a borbotones.
D- Bébela bébela toda Pedrito Uuuufff!!!
El diácono terminó satisfecho y rápidamente me saco debajo de su sotana y con ella me limpio el sudor y la boca.
D- andando Pedrito vayamos a misa y esta noche nos veremos aquí mismo habla con tu mamá y dile que vendrás a ayudarme con cualquier cosa De la Iglesia.
Y así lo hice esa noche le dije a mi mamá que ayudaría al diácono después de la misa, mi madre confiaba ciegamente en el diácono y no tuvo ningún problema, por su parte el diácono después de terminar la misa y de cenar con el padre, se las ingenio para subir al campanario unas cobijas y cojines para poder aparearnos en las alturas y tirarnos el deseo con la mayor comodidad posible.
Nos encontramos en la puerta de la casa parroquial y con cuidado de que no nos viesen el diácono y yo nos fuimos hacia la iglesia que conectaba con la casa parroquial rápidamente subimos el campanario, al llegar a la cima el viento soplaba delicioso en las alturas y las pequeñas luces del pueblo iluminaban un poco el entorno oscuro de la noche y ahí en el suelo el diácono improvisó una cama con la cobija y los cojines que había subido, el diácono se acercó a mi y comenzaba a desnudarme para tirarme después en la cobija y ordenarme que me pusiera en cuatro.
Mientras yo esperaba en cuatro el diácono se despojaba de la ropa y yo giraba mi cabeza para admirar de nuevo su desnudez, al terminar de quitarse la ropa el diácono se arrodilla para abrir mis nalgas y comenzar a devorar con hambre mi culo que por ya tiempo no probaba, su lengua comenzaba a lubricar mi culo y sus dientes a mordisquear mis nalgas mientras yo sollozaba y jadeaba en cuatro lleno de placer, un ardor excitante comenzaba a recorrer mi cuerpecito mientras el diácono no paraba de comerme el culo y a balbucear de gusto ante el manjar que se comía, por mi parte sentía como mi culo se hinchaba ante las mamadas que el diácono me propiciaba, era la señal de que mi culo estaba listo para ser embestido nuevamente, el diácono me tomó de las caderas y me giro para acostarme boca arriba, el tomó su inseparable frasco de vaselina y comenzó a untársela por todo su trozo mientras yo me retorcía de ansiedad y desespero por ser poseído nuevamente por El.
Ya perfectamente lubricado el y yo, el diácono alza mis piernitas para exponer mi culo ante su viril miembro que se mostraba erguido ante la noche, y ahí lo empuñó con su mano derecha mientras que con la otra sujetaba mis piernas y comenzó a adentrarse en mi, el grosor de su verga provocó mi primer gemido esa noche que en las alturas solo ambos escucharíamos, el diácono empujaba y empujaba para adentrase a mi y ya al conseguirlo comenzó a embestirme de misionero mientras ambos nos uníamos en un beso apasionado y salvaje, que recalcaba las ganas que nos teníamos ambos, ya bien acoplado el diácono tomó mis tobillos con sus manos y comenzaba a caderar con furia hasta lograr golpetear sus huevos en mi culo, mi cuerpecito se movía con el ritmo de sus embestidas como si fuese un muñeco de trapo, y el diácono alzaba la mirada hacia la campana que estaba encima de nosotros en señal de gozo por el placer que mi culo le daba.
D- Aaaaay Pedrito que ganas tenia de tu culito!!!
P- Aaaay siiii que ricooo!!! asiii asiiii
D- te gusta mi niño, te gusta como te cojo cierto?
P- Aaaaahhhh siiii mucho! Me gusta muchooo!!!
Ambos estábamos ahí gozando de nuestros cuerpos únicamente con la luna de testigo, el diácono sacó su verga y alzó más mis piernas llevándolas hacia mi cabeza para poder apreciar el boquete que su gruesa verga dejaba en mi culito.
D- Aaaaahhhh Pedrito que bonito huequito tienes,
Escupiéndolo así, para que la saliva se adentrara por el boquete y así me pide que sostenga mis piernas para volver a culearme, la verga entraba y salía dentro de mi mientras yo admiraba la bien definida silueta del diácono que caderaraba sin cansancio.
Después de un rato el diácono me pone de perrito y me ordena que me de solo para que el pudiese tomar aliento, eso era algo que también me había enseñado, cadereaba con movimientos circulares su verga mientras el recobraba energía sin yo parar de darle placer.
D- Aaaaahhhh Sigueee, Sigueeee así date solo Pedrito uuuuffffff, no pares lo estás lograndoooo!!!
Mis pequeñas caderas lograban su cometido satisfacer a ese macho y deslechando así su verga dentro de miiiiii
D- Aaaaaagggghhh que ricooooo Pedrito, muy bien mi niño!!!!!
terminamos echándonos por un rato ahí a disfrutar del viento y que soplaba, después de un rato, nos vestimos y comenzamos a bajar en uno de los pisos el diácono escondió en un rincón la cobija y los cojines para un próximo encuentro, el campanario sería nuestro nuevo escondite.
Sin embargo no todo podía salir bien pues después de un tiempo le llegaría una orden al diácono que lo obligaría a ser transferido de iglesia y de pueblo, orden que era irrevocable, mi vida se llenaría nuevamente de decepción, pues se llegó el día en que el diácono partió, dejándome a mi sin consuelo, nunca nadie supo lo que hubo entre el diácono y yo, ni mi madre ni el Padre De la Iglesia, nadie lo supo, sin embargo los rumores tiempo después llegarían, supimos que el diácono decidió dejar la sotana y no convertirse en sacerdote, pues había conocido a una mujer que se convertiría en su esposa.
Hoy en día ya como un adulto puedo decir que el diácono fue mi primer amor, en ocasiones lo recuerdo, me masturbo recordando su cuerpo, su verga dentro de mi, el olor de su colonia, la belleza de su cara y también me pregunto si el me recordara como yo lo recuerdo a El…
De ante mano gracias nuevamente por todos sus mensajes acerca de este relato y otros en mi instagram (mando_gg) recuerden se aceptan todo tipo de sugerencias, hasta la próxima
Delicia de relato. Qué lástima que ya no pudo continuar.
Excelente relato me lleno de morbo que rico seria ser ese niño de verdad lo envidio
Hermoso 😍